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El señor OMINAMI.-
Señor Presidente, voté a favor del proyecto en las Comisiones y voy a hacer lo mismo en la Sala.
A mi juicio, el principal mérito de la iniciativa consiste en incentivar los mecanismos de capacitación y favorecer el que las empresas puedan mantener sus planillas de trabajadores no obstante las dificultades por las cuales están atravesando.
Creo que también tiene el propósito de crear condiciones para que el despido no sea la única opción para un empresario que objetivamente está enfrentando una situación adversa desde el punto de vista de la contracción de la demanda. Se trata de abrir espacios para que el trabajador pueda mejorar sus niveles de capacitación y no proceder directamente al despido, destruyendo un puesto laboral, con todo lo que ello significa para aquel y también para el propio empresario, quien ha realizado una gran inversión en él.
Me parece que estamos ante un buen proyecto.
Sin embargo, siento que todavía nos hallamos en una situación bastante crítica, desde la perspectiva económica y del empleo, y que las medidas que se han adoptado apuntan en la dirección correcta, pero son insuficientes.
Entregaré algunos datos al respecto.
El último trimestre (enero, febrero, marzo de 2009) se perdieron 130 mil empleos en Chile. ¿Qué significa eso? Que en la actualidad hay 669 mil desempleados. Y la reacción tardía del Banco Central en materia de tasas de interés -se lo señalamos a sus autoridades el miércoles pasado- agravó fuertemente esta situación.
Comparto plenamente la necesidad de aplicar una política contracíclica -y aprovecho la asistencia del señor Ministro de Hacienda para hacerlo presente-, pero creo que nuestro accionar todavía se halla por debajo de lo requerido.
El dato que entregó el Instituto Emisor, en la ocasión que mencioné, respecto de la demanda interna no puede ser más ilustrativo. Durante el primer trimestre de 2009 ella cayó casi en 5 por ciento. ¡Ahí está la explicación del crecimiento cero que se espera para este año y de la proyección en el sentido de que, probablemente, en este invierno superaremos la cifra de 800 mil desempleados!
Considero muy importante que contemos con un diagnóstico lúcido respecto de lo que ocurre, por cuanto iniciativas como la que discutimos son importantes pero modestas. Tienen algo -no lo digo en forma peyorativa- de remedio homeopático, de pequeña cápsula que ayuda aquí o allá, en circunstancias de que se requiere un gran antibiótico capaz de revertir las grandes tendencias negativas imperantes que quizás nos llevarán a un crecimiento inferior a cero, lo cual redundará en un número de cesantes superior a 800 mil personas, cosa que lamento muy profundamente.
Desde tal punto de vista, y ya que se encuentran presentes la Ministra del Trabajo y el Ministro de Hacienda , insisto en la necesidad de emprender un esfuerzo adicional, no solo cuantitativo sino también cualitativo, en materia de empleo.
Y, en ese plano, me gustaría reiterar algunas proposiciones que formulamos recientemente en conjunto con los Senadores señores Ávila, Ruiz-Esquide y Girardi.
Primero, el concepto mismo de la política macroeconómica.
En nuestro país está muy arraigada la idea de que toda la economía debe ordenarse en torno a lo que se denomina "un ancla de inflación". Y, por ende, se dice: "Mire, la inflación no debe oscilar entre un rango menor a 2 por ciento y mayor a 4 por ciento, y todas las variables deben ajustarse de acuerdo con ello".
En mi opinión, también debería existir un ancla en materia de desempleo y no considerar a este solo como un indicador de ajuste. No es admisible que nos limitemos a señalar que estamos llegando a 12 por ciento de cesantía. Me parece que socialmente ello es inaceptable.
No estoy argumentando a favor de volver a las políticas de los años treinta o cuarenta, que -bajo la influencia de Keynes- planteaban el pleno empleo. Pero reitero que tenemos que establecer un ancla en materia de desempleo; comprometernos a que la definición de la política macroeconómica no supere determinadas tasas de desocupación y ordenar todas las variables en función de ese objetivo. La inflación no es lo único que importa.
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