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El señor LARRAÍN .-
Señor Presidente , en verdad, las observaciones y comentarios realizados sobre la materia por las señoras Senadoras y los señores Senadores me representan plenamente.
Sin embargo, quiero aprovechar esta oportunidad para hacer una reflexión sobre la cuestión de fondo.
Al final de cuentas, el seguro de cesantía está pensado para la gente con trabajo y no para los desempleados. Esto puede parecer una paradoja, pero tiene una explicación. Se ha hecho sobre la base de la persona con contrato indefinido -es decir, por más de doce meses- y que, por lo tanto, se halla en condiciones de ir construyendo junto a su empleador y al Estado este Fondo Solidario.
No obstante, los cesantes, quienes no han podido ingresar al mundo laboral o llevan mucho tiempo sin trabajo, no se encuentran dentro de la lógica de esta legislación.
Por ejemplo, las temporeras -que son muchas en nuestro país- no tienen cabida en el proyecto, ni siquiera dentro de las modificaciones que ahora se han incorporado y que incluyen, en el artículo 14 y en otro, el caso del trabajador con contrato a plazo fijo o por obra, el cual registra una cuenta individual de a lo menos seis meses seguidos o parcelada en dos períodos de tres meses cada uno. Pero eso no se da. Si uno analiza la forma de las contrataciones de las temporeras, advertirá que, en general, no las toman ni siquiera por tres meses, sino por semanas, por ejemplo, por el período de la primera floración de la frambuesa y después por otro lapso. No hay un continuo que dure tres, cuatro, cinco, seis meses.
Esas asalariadas, que representan una cantidad importante en el país, más aquellos que no han logrado entrar al mundo laboral, como los jóvenes, no están dentro de la lógica del seguro de cesantía. A mi juicio, es importante recogerlos.
En tal sentido, en mi opinión, se da un paso adelante al incorporar a los trabajadores con contrato a plazo fijo o por obra, trabajo o servicio determinado, como señala la nueva letra c) del artículo 12.
Pese a lo anterior, hay una falta de consideración respecto de gran cantidad de personas que hoy día, de acuerdo a las cifras, no deben ser menos de un millón. Y si incorporamos a los cesantes, a los jóvenes, a los temporeros que durante un largo período no tienen trabajo, probablemente quedo corto. A lo mejor son dos millones. Pero no quiero exagerar en el número, sino manifestar que el seguro de cesantía es para los empleados y no para los desempleados o cesantes crónicos, por decirlo de alguna forma.
Y aquí hay algo respecto de lo cual el país debe responder. En caso contrario estaremos diciendo: "Mire, todos los trabajadores de los sectores rurales, los que realizan labores por temporadas" -el mundo de la pesca, quizás el de la minería, no lo sé exactamente- "nunca van a tener derecho a acceder a un seguro de cesantía". Es decir, el derecho a este beneficio se entrega a quienes trabajan.
En mi opinión, esa lógica no es exacta ni justa para Chile.
A mucha gente le cuesta bastante conseguir trabajo y, por lo tanto, sería razonable desarrollar algún sistema de acceso, de bonificación, algo como lo hecho con la medida planteada y que ya es habitual: subsidiar la contratación de nueva mano de obra. Me parece que ello va en esa línea.
Si no concebimos la situación del desempleo también para los sin trabajo, los seguros de cesantía solo van a estar orientados a una parte del mundo laboral y no a la totalidad. Lo digo pensando en todo el sur del territorio -soy Senador de una zona agrícola-, donde esos trabajadores nunca podrán recurrir en períodos de cesantía a este tipo de beneficios tan importantes y que vamos a aprobar con entusiasmo, pero que -repito- están concebidos con la lógica solamente de la gente que tiene empleo y que es lo normal. Pero, para más de un millón de chilenos no es así, no es lo usual, no se consideran y no hay ningún beneficio que se les pueda dar.
En consecuencia, señor Presidente , voy a apoyar el proyecto, pero dejo planteada esta reflexión, porque me parece que, al final, la sociedad le está fallando a muchos chilenos para los cuales el derecho al trabajo no existe.
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