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El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
En discusión el proyecto.
Tiene la palabra la ministradel Trabajo y Previsión Social, señora Ximena Rincón .
La señora RINCÓN, doña Ximena (ministra del Trabajo y Previsión Social) [de pie].-
Señor Presidente, en primer lugar, por su intermedio, saludo a los dirigentes sindicales de diferentes organizaciones y a los representantes de la Central Unitaria de Trabajadores que nos acompañan en las tribunas.
(Aplausos)
Nuestro país ha avanzado mucho durante las últimas décadas en ámbitos como la superación de la pobreza, el crecimiento económico, el acceso al empleo y el desarrollo de un sistema de protección social. Sin embargo, nuestro patrón de crecimiento se ha caracterizado por una marcada desigualdad. Según las últimas mediciones de la OCDE, Chile tiene la peor distribución del ingreso entre los 34 países que la integran.
De acuerdo con nuestro diagnóstico, existen dos importantes factores que son causa de la inequidad en Chile. Por un lado, un sistema tributario regresivo, y por otro, posibilidades diferenciadas, según estrato socio-económico, para acceder a una educación de calidad. Esto ha llevado a nuestro gobierno a impulsar reformas estructurales en estas materias.
Otra de las causas estructurales de la desigualdad en Chile deriva del funcionamiento asimétrico del mercado laboral. Lo anterior es particularmente relevante, porque en el mundo del trabajo, en cuanto a las oportunidades laborales, la retribución que se recibe y la calidad del empleo, se juega el bienestar de las personas y de sus familias. En el mundo del trabajo se define el estándar de vida de una sociedad y se establecen los niveles de productividad y de competitividad de las empresas. Por eso podemos afirmar de diversas maneras que la calidad del trabajo define la calidad de una sociedad.
En los últimos años se ha ido configurando un mercado laboral cada vez más heterogéneo y con crecientes niveles de segmentación, lo que contribuye a mantener y acrecentar las desigualdades sociales.
Las desigualdades en el mercado laboral se expresan en las bajas tasas de participación laboral de determinados grupos, mujeres, jóvenes y trabajadores con poca calificación; en la creación de empleo precario, trabajo informal y sin protección social, y en las profundas brechas salariales que se producen, respecto de las cuales la gran mayoría de los trabajadores asalariados presenta una baja participación en la distribución de la renta que se obtiene en el proceso productivo, lo que demuestra una escasa valorización del trabajo.
La principal muestra de la desigualdad de ingresos que se genera en el mercado laboral se expresa en que un número importante de hogares y de personas que se encuentran en situación de pobreza corresponde a trabajadores. Aun más, se trata de trabajadores dependientes y formales, lo que implica que tienen contrato de trabajo y seguridad social. Según la encuesta Casen, el 70 por ciento de los pobres en Chile son trabajadores.
Lo anterior significa que el empleo no es una opción suficiente para que los hogares superen su condición de pobreza.
A lo señalado se suma el hecho de que las relaciones laborales se desarrollan en un entorno de desconfianza y de confrontación entre los actores sociales, unido a un marco restrictivo para el ejercicio de los derechos colectivos del trabajo.
Nuestro actual sistema de relaciones laborales limita las capacidades de las partes para negociar y para procesar el conflicto. Además, genera un severo desbalance entre los actores de la relación laboral, pues inclina la balanza en favor de los empleadores.
De igual modo, el actual modelo de organización del trabajo impone rigideces a las partes y no contempla mecanismos que permitan adecuar la regulación a los cambios que devienen de los ciclos económicos y de la nueva estructura productiva, especialmente en una economía tan abierta al mundo como la nuestra.
Sin lugar a dudas, Chile necesita dar un salto y modernizar su modelo de relaciones laborales. Si no somos capaces de enfrentar estos desafíos, nuestro potencial de desarrollo y de crecimiento se verá afectado. La desigualdad y la falta de cohesión social limitan las posibilidades de expansión y desarrollo de los países.
Superar la desigualdad no es solo un imperativo ético, social y político, sino también una exigencia para fortalecer el crecimiento económico y alcanzar el tan anhelado desarrollo.
Modernización de las relaciones laborales.
En este escenario resulta indispensable avanzar hacia un nuevo equilibrio en la posición de los actores de la relación laboral: trabajadores y empleadores; generar espacios efectivos de diálogo, de acuerdo y de colaboración, y compatibilizar las necesidades que derivan del dinamismo, la competitividad y la productividad de las empresas en la economía global, con relaciones laborales en las que exista una justa distribución de la renta.
Se trata de combinar virtuosamente aumentos en los salarios y mejoras en las condiciones laborales de los trabajadores, con incrementos sostenidos en la productividad laboral.
Para equilibrar la posición de los actores y desarrollar un diálogo social efectivo, apostamos por impulsar las relaciones colectivas de trabajo, lo que significa ampliar y mejorar la negociación colectiva y fortalecer la acción sindical.
La negociación colectiva permite hacerse cargo de los déficits de confianza que existen entre los actores sociales, promueve la capacidad de las partes para establecer acuerdos sobre la base del diálogo y la cooperación, disminuye los niveles de confrontación, anticipa y previene los conflictos, mejora la productividad de las empresas y contribuye a optimizar la distribución de los frutos del trabajo.
Nuestro país presenta una baja tasa de sindicalización, pues solo alcanza el 14,2 por ciento. Para revertir esta situación es necesario establecer un adecuado modelo de incentivos que promueva y fortalezca la sindicalización.
Estamos convencidos de que es bueno para Chile el desarrollo de un movimiento sindical moderno y de calidad, con capacidad de generar propuestas e incidir en la vida de las personas, de los trabajadores y de las empresas.
El proceso.
La modernización de nuestro sistema de relaciones laborales exigía emprender un proceso de reforma dotado de amplia legitimidad social y política, para lo cual era indispensable un intenso proceso de trabajo prelegislativo.
Durante 2014, el equipo del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, liderado por mi antecesora, la entonces ministra Javiera Blanco , y por el subsecretario aquí presente, señor Francisco Díaz , desarrolló un proceso de diálogo con todos los actores sociales y políticos relevantes. Esta reforma fue construida de cara a la ciudadanía. Nadie puede alegar sorpresa en los contenidos de ella, dado que fueron ampliamente discutidos y socializados.
En el marco del trabajo prelegislativo se desarrollaron más de cien encuentros y reuniones con actores sociales y políticos. Este proceso concluyó en diciembre de 2014, con la presentación del proyecto de ley que moderniza el sistema de relaciones laborales en nuestro país.
A partir de enero de 2015, y por más de cinco meses, la Cámara de Diputados discutió el proyecto de ley. La Comisión de Trabajo y Seguridad Social de la Cámara recibió más de sesenta audiencias, que incluyeron a organizaciones sindicales y gremiales, expertos, abogados laboralistas, académicos, exministros y diversos actores vinculados al mundo del trabajo.
Hemos tenido un debate intenso y profundo, que fue realizado con madurez y responsabilidad y que se hace cargo de los desafíos del mundo del trabajo. Esta discusión habla de la responsabilidad del Congreso Nacional y prestigia la acción política.
He sido parte de este debate en el último mes. Agradezco el nivel y ánimo que he observado en cada uno de los integrantes de la Comisión de Trabajo y Seguridad Social, presidida por el diputado Lautaro Carmona , al igual que el trabajo serio y responsable llevado a cabo por la Comisión de Hacienda de la Cámara.
Como gobierno, queremos agradecer muy profundamente la altura y la profundidad con la que la Cámara de Diputados ha desarrollado esta discusión. Independientemente de las posiciones que cada uno tenga frente a la reforma laboral y sus contenidos, nadie puede dudar de la seriedad, profundidad y dedicación con la que se ha enfrentado este debate. Esa es la mejor manera de prestigiar la actividad política.
Contenidos del proyecto de ley.
El proyecto de ley que hoy debate la honorable Cámara de Diputados reforma los aspectos clave que conforman los tres pilares de la libertad sindical.
En primer lugar, esta iniciativa legal establece la titularidad del sindicato en los procesos de negociación colectiva. Junto con ello, dispone la extensión automática de los beneficios negociados a los trabajadores que se sindicalizan con posterioridad y se regula la extensión pactada de beneficios a los trabajadores no sindicalizados.
Además, contiene instrumentos destinados a potenciar los programas de formación sindical y a promover el desarrollo de estas organizaciones a través de la creación de un fondo público de formación sindical y de relaciones laborales colaborativas.
En segundo lugar, la iniciativa busca ampliar la cobertura y las materias que se pueden negociar colectivamente, haciendo de la negociación un proceso más técnico e informado, donde las partes alcancen acuerdos de mutuo beneficio, en que se concilie mayor equidad con mayor productividad.
La propuesta legal ofrece herramientas que permiten a los trabajadores y empleadores ajustar la organización del trabajo a una nueva realidad productiva del país y del mundo, permitiendo esquemas más flexibles de organización de las jornadas de trabajo y su distribución, adaptados a los ciclos productivos y a las estacionalidades propias que existen en algunos sectores económicos, en la medida en que dicho ajuste surja como resultado de la negociación y del acuerdo entre los actores. La herramienta propuesta para estos fines son los pactos sobre condiciones especiales de trabajo.
En tercer lugar, el proyecto de ley avanza en el reconocimiento y ampliación del derecho a huelga efectiva. La figura de “reemplazo de trabajadores durante la huelga”, que actualmente existe en nuestra legislación, viola los principios de la libertad sindical consagrados en el Convenio N° 87 de la OIT, ratificado por nuestro país.
A través de esta iniciativa legal enmendamos esa anomalía, no solo por coherencia normativa, sino porque se trata de un tema de justicia, ya que una huelga con reemplazo de trabajadores tiene mínimas posibilidades de ser efectiva como elemento de contrapeso al momento de negociar.
En este punto es necesario ser claros. No es posible mantener un orden laboral que restrinja a tal nivel el ejercicio del derecho a huelga, que lo convierta en una herramienta completamente ineficaz. Un justo equilibrio de las partes en el proceso negociador implica establecer un derecho a huelga efectiva.
Nuestra convicción es que solo con sindicatos fuertes y representativos y con condiciones institucionales que permitan una negociación colectiva más equilibrada, Chile podrá corregir la inequidad que se genera en la distribución primaria del ingreso.
Muchos de estos avances son posibles como resultado de los acuerdos alcanzados en el último tiempo a través del diálogo desarrollado entre los actores sociales, representados por la Central Unitaria de Trabajadores y la Confederación de la Producción y del Comercio.
En este sentido, es importante destacar el valor que como gobierno asignamos al diálogo social tripartito. El Acuerdo de Voluntades de 2012, suscrito entre la CUT y la CPC, es una clara expresión de los resultados que se pueden alcanzar con el diálogo y el entendimiento entre los actores sociales.
Es por ello que estamos convencidos de que la negociación entre los actores del mundo del trabajo reduce la conflictividad, mejora la paz social y, como resultado de ello, se incrementa la productividad.
Tal como lo hemos expresado a lo largo del debate, como gobierno tenemos la convicción de que nuestro país necesita avanzar hacia relaciones laborales modernas, justas y equilibradas. Debemos saldar la deuda que tenemos con el mundo del trabajo, mejorando y ampliando la negociación colectiva y fortaleciendo la acción y participación sindical.
Al respecto, el proyecto de ley que moderniza el sistema de relaciones laborales es una oportunidad para crear nuevos espacios de diálogo social y construir confianza entre trabajadores y empleadores. Es también una oportunidad para fomentar el empleo y la productividad, al permitir que trabajadores y empleadores establezcan acuerdos para ajustar los ciclos productivos a su propia realidad. Finalmente, es una oportunidad para que los resultados del proceso productivo se distribuyan en forma más equitativa.
Los ejes principales de esta propuesta legislativa fueron anunciados en el programa de gobierno. Sus contenidos fueron socializados y debatidos con un amplio número de actores y han sido objeto de un profundo análisis en dos comisiones de la Cámara. Estamos convencidos de que presentamos al Congreso Nacional una propuesta seria y equilibrada.
Durante el trámite legislativo, escuchamos distintas preocupaciones e inquietudes respecto de algunas de las normas e instituciones propuestas. Nos animó el propósito de elaborar una legislación que tuviera el mayor nivel de legitimidad social y política.
En función de lo anterior, como gobierno presentamos un conjunto de indicaciones orientadas a perfeccionar esta iniciativa legal, muchas de las cuales recogieron propuestas de los propios diputados, como consta a los miembros de las comisiones. De esta forma, el gobierno demostró estar abierto a escuchar, debatir, convencer y también rectificar. El proyecto es mucho mejor hoy gracias al aporte de los diputados y diputadas que participaron activamente en este debate. Muchas gracias a todos y cada uno de ellos.
Los invito a sumarse activamente a este debate, ya que, como gobierno, tenemos la profunda certeza de que este es un buen proyecto para el país, pues logra conciliar los tres objetivos centrales mencionados por el presidente de la Comisión de Trabajo y Seguridad Social: mejor participación de la riqueza creada en común, mayor productividad y paz social.
Finalmente, por intermedio del señor Presidente, respondo a la consulta del diputado y amigo señor Patricio Melero , que hemos usado los instrumentos que la honorable Cámara de Diputados se ha dado, pues creemos que treinta y cinco años es un tiempo suficiente y que los trabajadores de Chile quieren ver este debate ahora.
He dicho.
-Aplausos.
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