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- rdf:value = " MODIFICACIÓN DEL CÓDIGO DEL TRABAJO EN MATERIA DE RELACIONES LABORALES (PRIMER TRÁMITE CONSTITUCIONAL. BOLETÍN N° 9835-13) [CONTINUACIÓN]El señor VALLESPÍN (Vicepresidente).-
Corresponde continuar la discusión del proyecto de ley, iniciado en mensaje, que moderniza el sistema de relaciones laborales, introduciendo modificaciones al Código del Trabajo.
Antecedentes:
-La discusión del proyecto se inicio en la sesión 36ª de la presente legislatura, en 16 de junio de 2015.
El señor VALLESPÍN (Vicepresidente).-
Damos la bienvenida a la ministra del Trabajo y Previsión Social, señora Ximena Rincón , y al subsecretario del Trabajo, señor Francisco Díaz , quienes nos acompañan en la Sala.
Asimismo, saludamos a los representantes de trabajadores, que se encuentran en las tribunas, y les damos las gracias por acompañarnos en este debate.
(Aplausos)
Hago presente a sus señorías que, de conformidad con los acuerdos de los Comités adoptados el pasado jueves 11 de junio, para la discusión de este proyecto en esta sesión se destinarán tres horas, distribuidas proporcionalmente entre las bancadas.
Por lo tanto, solicito a los jefes de las respectivas bancadas informar a la Mesa el tiempo asignado a los diputados que harán uso de la palabra en esta oportunidad.
Cito a reunión de Comités, sin suspender la sesión.
Tiene la palabra el diputado señor Ramón Barros .
El señor BARROS.-
Señor Presidente, es un agrado tener en esta Sala a nuestra estimada ministra y al señor subsecretario.
Las modificaciones planteadas en esta reforma sindical tienen como destinatario único a los trabajadores formales del sector privado, regidos por el Código del Trabajo y que presten servicios a empresas con más de ocho trabajadores, ya que si estas tienen menos de esa cantidad, ellos no pueden formar un sindicato.
Por eso consideramos que esta reforma es solo sindical.
De ese modo, el proyecto deja fuera a los funcionarios públicos; a los trabajadores que pertenecen a empresas con menos de ocho trabajadores, a los regidos bajo la modalidad a honorarios -¡maldita modalidad a honorarios!-, a los que prestan servicios por cuenta propia y, obviamente, a los desocupados.
En consecuencia, cerca del 70 por ciento de la fuerza laboral de nuestro país no está incluida en la reforma.
El proyecto presentado a tramitación solo busca privilegiar a un sector de trabajadores en desmedro del resto, porque las medidas propuestas, como el reconocimiento de la titularidad sindical, la eliminación del reemplazo en la huelga, la obligación del piso mínimo de la negociación y la extensión de beneficios de un instrumento colectivo a trabajadores solo por decisión del sindicato pueden provocar problemas serios en el mercado laboral en lo que se refiere a la creación de nuevos empleos, al acceso al trabajo formal, a la mantención de los puestos de trabajo y al surgimiento de nuevos empleadores.
Qué duda cabe de que era necesaria una reforma laboral, que era imprescindible establecer cambios en virtud de múltiples situaciones que hemos conocido como Comisión de Trabajo; pero qué lejos está este proyecto de lo que realmente requiere el país.
Respecto de la titularidad sindical cabe señalar que, actualmente, la negociación colectiva puede ser llevada a cabo por dos actores: los sindicatos y los grupos negociadores. La propuesta que ha impulsado el gobierno apunta a eliminar a este último en las empresas en que existe al menos un sindicato monopolizando la negociación colectiva en él o los sindicatos que aquellas posean.
Otro punto a destacar de la iniciativa es el cambio que genera con respecto a la extensión de los beneficios alcanzados tras la negociación colectiva. Con la norma vigente, la facultad de extender tales beneficios a trabajadores no sindicalizados radica en el empleador. Pues bien, con la modificación propuesta será solo decisión del sindicato avalar o no dicha extensión de beneficios.
Además, el proyecto establece explícitamente que la extensión unilateral de los beneficios será considerada como una práctica antisindical.
Una de las propuestas que ha generado más discusión es la prohibición del reemplazo en huelga.
Durante la discusión del proyecto, planteamos la posibilidad de elevar los costos. Me explico: a ninguna empresa le gusta trabajar a medias o incrementar sus costos por una producción mínima. Por tanto, ese es un incentivo para llegar a acuerdo. Sin embargo, el solo hecho de evitar que una empresa pueda cumplir con sus compromisos, es decir, que pueda ser paralizada totalmente, no nos parece sano.
Uno de los múltiples argumentos que se entregaron para justificar la medida propuesta fue la responsabilidad que tendrían los dirigentes en orden a paralizar o no su propia empresa. Pero eso es un decir, porque en las últimas semanas vimos el caso del Transantiago, en que en una empresa se paralizaron más de quinientos buses por la acción de “dirigentes responsables”, quienes además se tomaron las vías del Metro. Asimismo, el paro del Servicio Nacional de Aduanas, que tuvo a miles de personas sin poder regresar a Chile, otros tantos miles de camiones detenidos con mercadería, en muchos casos perdida, a consecuencia de esa misma “responsabilidad”. Además, está el paro portuario nacional, en el cual los dirigentes mostraron una tremenda “responsabilidad” para con todas las cadenas productivas del país con la paralización de los puertos.
Si había elementos interesantes en el proyecto, eran los vinculados a las sanciones a aquellos dirigentes irresponsables; pero creo que, al final, en el trámite de la comisión tales sanciones se fueron debilitando.
Entonces, en este aspecto se produce una asimetría realmente lamentable.
Además, el gobierno, que critica el reemplazo en la huelga, hizo exactamente eso. En efecto, al poner buses complementarios que reemplazaran los paralizados para normalizar un servicio, lo que hizo el gobierno fue romper su propio predicamento, el cual se halla consagrado en el proyecto. Qué buen ejemplo: el gobierno de Chile rompe su propio predicamento haciendo reemplazos en huelga respecto de quienes, a través de los sindicatos de una empresa del Transantiago, tienen paralizado a un sector de la población.
Pero no todo es malo. Al final, si bien tengo serias divergencias con este proyecto en cuanto a sus alcances, la cobertura, a quienes se aplicará, les señalo que provengo del mundo rural, en el que en muy pocos casos se empleará la referida norma.
Espero el compromiso de la ministra en orden a que pronto veamos el proyecto que establece el estatuto laboral para los trabajadores agrícolas y agropecuarios, cuya tramitación se detuvo luego de que fuera visto por la comisión respectiva. Ese sí es un tema importante para mis representados, porque uno opina desde el punto de vista general, pero también tiene que poner el énfasis respecto de las personas que representa en el Congreso Nacional.
Me parece positivo que los sindicatos puedan tener la información necesaria por parte de la empresa; que gran parte de las horas de los permisos sindicales se destinen a la formación de dirigentes; que en algunos casos se haga una distinción con las pymes respecto de numerosas situaciones. Esos aspectos son rescatables.
Pero, en el fondo, por el hecho de tratarse de una reforma sindical que deja fuera al sector público, que no dice ni una palabra sobre el trabajo de los jóvenes, que son quienes tienen el más alto nivel de desempleo en el país -el problema de barreras de acceso al trabajo hoy es tremendo-; que tampoco hace ninguna consideración respecto de las mujeres, anuncio que votaremos en contra muchos de sus artículos.
No obstante, seremos generosos en aquellos aspectos que consideramos que van en el sentido correcto. Pero no podemos dejar al arbitrio de los dirigentes lo relativo al reemplazo en huelga. Quizás a través de los “servicios mínimos” pudo haberse establecido que las empresas afectadas por la huelga pudieran funcionar con un mínimo para cumplir sus contratos. Eso tampoco fue posible.
En consecuencia, ha habido poca apertura para lograr un buen consenso respecto de hacer una buena reforma. Además, como alguien dijo en la comisión, si nuestro país estuviera cerrado al mundo, esta reforma sería fantástica, porque todos los costos que involucra se traspasarían a los consumidores. Sin embargo, como nuestra economía es abierta, lo único que resultará de esto es que las empresas que exportan perderán competitividad, y también puede que pierdan mercados, lo que va en contra de lo que queremos como país.
Así, reitero que votaremos en contra muchas de las disposiciones propuestas en el proyecto, porque nos parecen malas, consideramos que no contribuyen en la materia. Además, en virtud de los ejemplos que he dado, los dirigentes no nos han demostrado la responsabilidad que conlleva su cargo, con las características que este tiene. Sí, respaldaremos aquellos elementos de la reforma que consideremos positivos.
He dicho.
La señora PASCAL, doña Denise (Vicepresidenta).-
Tiene la palabra el diputado señor Guillermo Teillier .
El señor TEILLIER.-
Señora Presidenta, compartimos plenamente lo que se expresa en el mensaje de este proyecto: “La organización de los trabajadores en sindicatos y órganos superiores de representación es fundamental para formular propuestas destinadas al mejoramiento de sus condiciones de empleo y de vida, así como el acceso a los frutos del crecimiento económico de las empresas.”.
Se trata de poner fin a la escasa o nula capacidad de los trabajadores de incidir en la distribución de la riqueza y en las decisiones sobre sus propias condiciones de vida y de empleo.
No nos olvidamos de que las restricciones a la organización sindical impuestas mediante el terror de Estado ocurrieron bajo la dictadura con el patrocinio de personeros de derecha que hoy afirman que los trabajadores escogieron libremente el camino de no sindicalizarse. Es difícil que se sostenga tamaña falacia cuando tenemos a la vista la doctrina de José Piñera, con la que se impuso el Plan Laboral.
Qué decía José Piñera : “Creo que (Pinochet) estaba bien preparado para esta discusión. La pura represión era por sí sola una alternativa no sólo inmoral sino también ineficiente para combatir al comunismo y probadamente incapaz de derrotarlo, que era lo que interesaba. Durante los años de vigencia de la Ley de Defensa de la Democracia -la ley maldita que llaman ellos- los comunistas se parapetaron con entera comodidad en las estructuras del movimiento sindical y fortalecieron su causa con lo que tanto les sirvió durante años: el martirologio. La represión les confirió un aura heroica y les proporcionó un pasaporte inmejorable para penetrar a muchos sectores laborales. El comunismo no sólo sobrevivió en los sindicatos y federaciones obreras. Allí se robusteció y expandió, favorecido por instrumentos de lucha muy eficaces -la huelga-, por recursos nada despreciables -las “cuotas voluntarias para los fondos de huelga”- y por el respaldo involuntario de una masa cautiva, manipulada, arrastrada como rebaño a las causas del PC por la sindicalización obligatoria que existía para los obreros.”.
Nos está diciendo el señor Piñera que no bastaba con reprimir, con matar a los comunistas. ¿Y cuál es la fórmula que propone para exterminarlos? Lo que él plantea es hacer desaparecer al movimiento sindical para hacer desaparecer a los comunistas. Lo más claro es que tanto ayer como hoy se usa el anticomunismo para atomizar y reprimir al movimiento sindical.
Dichos preceptos del Plan Laboral se enmarcan en un pensamiento neoliberal, ultra neoliberal, fascista, de anticomunismo extremo, cuyas consecuencias conocemos.
Eso es lo que estamos cambiando hoy; estamos realizando una reparación histórica, moral, cultural y de justicia al movimiento sindical chileno. Vamos en la dirección contraria de la represión que cada cierto tiempo mancha con sangre nuestra democracia con decenas de matanzas de trabajadores, como la de la Escuela Santa María de Iquique, la masacre de Ránquil, la masacre ocurrida en la zona del carbón y el propio golpe de Estado, amarga experiencia de los trabajadores en su relación con el capital.
Hoy de nuevo nos amenazan con los miedos. ¿Miedo a qué?, si lo único que buscamos es devolverles los derechos a los trabajadores, entre ellos el derecho a huelga sin reemplazo, porque es impresentable que exista aún la facultad del empleador para reemplazar a los trabajadores en huelga. Así, la huelga no genera presión alguna al empleador y se vuelve inútil para los objetivos e intereses de los trabajadores, lo que le ha valido a Chile la crítica recurrente de parte de los organismos internacionales dedicados a velar por el cumplimiento de los pactos de derechos humanos y convenios internacionales que se han suscrito.
No busquen otras falacias para denigrar la reforma o para crear confusión, porque no estamos proponiendo la expropiación de nada; no estamos proponiendo el fin de la propiedad privada ni nada que se le parezca. Solo respondemos a la exigencia de “emparejar la cancha” entre empresarios y trabajadores para que exista una mejor distribución del ingreso y la riqueza, que -por muchos años- no nace de la voluntad de los empresarios, sino que tendrá que emerger de la lucha de los trabajadores organizados en sindicatos y federaciones, con las herramientas legales que la reforma les otorga.
Nadie está por destruir o hacer fracasar a una empresa. Lo que queremos es terminar con la explotación, la desigualdad y la injusticia social, que se fraguan en muchas empresas por la falta de derechos laborales.
Estoy seguro de que las organizaciones de trabajadores están dispuestas a sentarse a mesas de intercambio sobre crecimiento productivo, sobre capacitación, sobre derechos que no figuran en la ley en proyecto, siempre y cuando las reglas que relacionan el capital y el trabajo estén claras y acordes con lo que los tratados internacionales hace rato calificaron como lo más apropiado para propender al desarrollo equitativo del país.
Por último, los trabajadores son inmensamente más inteligentes y civilizados que muchos de aquellos que se esmeran en denostarlos; son la base de la economía y del crecimiento y firmes propulsores de la democracia y la justicia social.
Por ello, votaremos a favor la iniciativa, porque es su derecho y se lo merecen.
He dicho.
La señora PASCAL, doña Denise (Vicepresidenta).-
Tiene la palabra el diputado señor Sergio Ojeda .
El señor OJEDA.-
Señora Presidenta, las desigualdades sociales no existen porque sí, sino que surgen por las carencias, la ausencia de opciones y la privación de los derechos que a todos nos corresponden por igual: el derecho a la educación, el derecho a la salud, el derecho a la vivienda.
Pero hay algo mucho más profundo y determinante que origina tales desigualdades, de lo que poco hablamos: la falta de opciones laborales, el derecho al trabajo; el derecho de la persona a procurarse ingresos y que esos ingresos sean suficientes para suministrarse a sí misma y a su familia lo indispensable para su bienestar. De eso se trata justamente el proyecto: de asegurar al trabajador su necesaria tarea de laborar, con los beneficios que le corresponden. Es el derecho al trabajo, y lo que ello implica.
Si algunos no lo entienden así, entonces están desfasados en el tiempo, y tendrán que responder a su falta de agudeza, de sensibilidad social y de percepción en este tipo de materias. Porque no estamos en el siglo XIX ni en el XX, sino mucho más adelante.
Cuando hablamos de desigualdades sociales sin mencionar los derechos laborales, estamos dejando fuera a un gran cimiento de fórmulas laborales para corregirlas.
Hoy hablamos de negociación colectiva. Deberíamos haberlo hecho siempre. Asimismo, hablamos de sindicatos.
La Constitución Política asegura en cada empresa el derecho de los trabajadores a afiliarse a sindicatos. “Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses”, dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos, mandato que no parece cumplirse, porque según cifras de la Dirección del Trabajo, en 2013 solo el 16,4 por ciento de los trabajadores estaban sindicalizados en Chile. Ese mismo año, negociaba solo el 8,3 por ciento de los asalariados.
¿Qué responden a esto? ¿Les gusta? A algunos sí. A la gran mayoría debe preocuparnos.
Con este proyecto de ley fortaleceremos el derecho al trabajo, consolidaremos los sindicatos y la negociación colectiva en aras de permitir la entrega y la recuperación de esos derechos y de acrecentar la base de las remuneraciones en dinero y especies.
La iniciativa reforma el derecho colectivo del trabajo para generar un poder laboral que pueda ser el equilibrio de la fuerza de la empresa. Con ello vigorizaremos y fortaleceremos a los sindicatos y los derechos colectivos de los trabajadores, incentivando e introduciendo a los no afiliados, traspasando los beneficios de una negociación colectiva a quienes no pertenecen a los sindicatos negociadores.
A algunos representantes empresariales no les convienen y nunca les han convenido los sindicatos, porque así no pueden sentar hegemonía en los trabajadores. A ellos les convienen los sindicatos débiles, precarios, sin equilibrio, sin fuerza.
Hoy los trabajadores no se afilian a los sindicatos por diferentes motivos, pero sobre todo por temor a que sus empleadores los excluyan o los despidan. Entonces, el sindicato debe ser fuerte, como las sociedades humanas unidas por un objetivo común; deben integrarlos la mayoría de los trabajadores, con un mecanismo y un imperio que puedan ser lo suficientemente fuertes, como la ley, para poder realizar su labor.
El sindicato, la negociación colectiva, la huelga, el piso mínimo de negociación, el fuero sindical para los dirigentes negociadores y trabajadores que concurran a la constitución de un sindicato y la posibilidad de que la mujer integre la comisión negociadora laboral, tal como lo concibe el proyecto de ley, son elementos irreemplazables e invalorables, y hoy debemos consolidarlos.
¿Qué sentido tiene que los trabajadores que hacen uso del derecho a huelga sean reemplazados? La huelga es el último recurso que ellos tienen para hacer valer sus reivindicaciones y sus derechos, y debe respetarse absolutamente, sin ambigüedades. El sindicato es propio de los trabajadores; es como el núcleo de la familia laboral. Con sindicatos fuertes se equiparan fuerzas; hay equilibrio. El equilibrio procura el diálogo, la estabilidad, el desarrollo social y económico.
Por ello es importante remarcar la titularidad del sindicato en la negociación colectiva como sujeto principal de dicho proceso, en representación genuina de sus afiliados, quienes tendrán además la libertad para afiliarse y desafiliarse de cualquier sindicato.
Ahora estamos modernizando nuestra legislación laboral. ¿Desde cuándo no la modificamos? Hay que asumir esta modernización como una necesidad de Estado, humana y social, concordante con los principios que siempre hemos defendido, propiciando el ejercicio pleno de los derechos económicos, sociales y culturales.
Por último, si queremos crecimiento, si buscamos progreso, aprobemos esta reforma. Hoy ya no deben mirarse los dientes los trabajadores con los empleadores. Es tiempo de comprender que las confrontaciones y radicalizaciones de posiciones solo entraban y no otorgan. Estamos con los trabajadores. Estamos con sus derechos. Estoy con este proyecto de ley en todas sus partes, porque contiene derechos humanos, sustanciales y naturales, los cuales debemos plasmar con el hierro candente de la ley.
He dicho.
La señora PASCAL, doña Denise (Vicepresidenta).-
Tiene la palabra, hasta por nueve minutos, el diputado señor Osvaldo Andrade .
El señor ANDRADE.-
Señora Presidenta, este proyecto viene a enfrentar una deuda histórica que tenemos con el mundo del trabajo. No es su pago definitivo; todavía quedarán muchas cosas por hacer. Eso es lo interesante, además de la agenda laboral: siempre hay cosas que seguir haciendo. Pero, sin lugar a dudas, el proyecto es un avance sustantivo en ese ámbito.
El balance legislativo del primer gobierno de la Presidenta Bachelet en materia laboral arrojó casi sesenta normas legales. En este gobierno ya vamos en 17. ¿Sabe cuántas se hicieron durante el gobierno del Presidente Piñera? Cuatro. Ese es el balance legislativo de dicho gobierno.
Entonces, ¿por qué suceden estas cosas? ¿Cuál es el fundamento ético de esto? ¿Cuál es el problema en nuestros contradictores? Que todavía siguen entendiendo que las normas se tienen que construir desde el temor.
Cuando se escucha a la derecha hablar de estas cosas, sabemos que siempre se encuentra presente el temor, el miedo a los trabajadores.
Así como en materia constitucional el miedo a las mayorías fue lo que inundó la propuesta de Jaime Guzmán , en materia laboral la propuesta del señor Piñera -el hermano- fue planteada sobre la base del temor al mundo del trabajo, a sus organizaciones.
Por esa razón ha costado tanto avanzar en esto. Por eso estamos haciéndonos cargo de una deuda que tiene que ver con derechos colectivos.
Se dice que las normas propuestas no se encuentran necesariamente vinculadas con la promoción del empleo. Es cierto. Pero sí lo están con una cuestión mucho más relevante: un buen empleo, digno, decente.
¿Acaso cuando el Presidente Piñera le propuso al país el proyecto de ley sobre permisos pre- y posnatal estaba pensando en el empleo? ¡Estaba pensando en saldar una deuda con las mujeres! ¿O acaso cuando nos propuso el estatuto del temporero agrícola, el Presidente Piñera estaba pensando en el empleo? ¡Estaba pensando en mejorar las condiciones laborales! ¿No hizo lo mismo cuando nos planteó la norma sobre turismo? Y así, sucesivamente. Hay que tener cuidado con eso.
Es verdad, no se incluye en este proyecto a los trabajadores públicos. Pero, por favor, se trata de aquellos que se rigen por el Código del Trabajo. Los trabajadores públicos tienen un sistema estatutario distinto. ¿Por qué se extrañan tanto?
Es el temor a los trabajadores y a sus organizaciones lo que invade a la derecha cuando enfrentamos debates como este.
Tres son los pilares del proyecto: la titularidad sindical, la huelga efectiva y el pacto de estabilidad. Son los tres elementos que sustentan su matriz.
¿Por qué la titularidad? Por eso entiendo a la derecha cuando habla tanto de que este es un proyecto sindical. Claro que sí, pues. Porque cuando queremos enfatizar el diálogo, hay que hacer prevalecer a sus actores.
Los empleadores no necesitan protección. ¿Quiénes necesitan protección? ¿Por qué la titularidad es la matriz del derecho del trabajo? Porque se busca proteger a los trabajadores que están en situación de desmedro. ¿Cómo se protege a los trabajadores? Con su organización. Entonces, ¡por cierto que se trata de un proyecto que promueve la organización sindical, si lo que está impulsando es el fortalecimiento del actor central de ese diálogo para que en la empresa le vaya bien! ¿Qué tiene de raro? ¿Por qué se moteja y se demoniza al sindicato? Temor. Acuérdense de lo que les digo: solo temor, el susto que le provoca a la derecha hablar de estas cosas.
¿Qué significa la titularidad? Que efectivamente el sujeto principal de la negociación será el sindicato. ¿Saben por qué? Porque es el órgano permanente de los trabajadores. De ahí el desmedro del grupo negociador: porque no es permanente, y uno no dialoga con quien existe y desaparece.
Por eso, la negociación tiene que prevalecer en el sindicato. Sin embargo, en su defecto, cuando no lo haya, existirá el grupo negociador. ¿Por qué? Porque vamos a terminar con él.
¿Y por qué el sindicato? Porque también se termina con el adherente, con el polizón, con lo que en jerga laboral se llama “irse a la cochiguagua”, es decir, con el que sin participar de la actividad sindical, goza de sus beneficios. Hoy, para eso, se paga una parte de la cuota.
Como manifesté, el polizón se termina. Si hay diversos sindicatos, habrá varias negociaciones. Si hay grupos negociadores donde no hay sindicatos, ellos negociarán.
¿Por qué los beneficios y su ampliación? Porque el mecanismo que tenía el empleador para evitar la sindicalización era determinar, por su propia voluntad, a quién le extendía los beneficios y a quién no. Con el proyecto, eso ya no será posible.
Para que lo tengamos claro, no es el sindicato el que decidirá sobre el particular, sino que ello se hará de mutuo acuerdo.
Por cierto, habrá algunas limitaciones. La determinación tendrá que ser objetiva y no discriminadora. No se podrá decir, por ejemplo: “Yo le extiendo el beneficio a esta cajera, y a esta otra, no”, sino que debe haber razones objetivas para ello.
Por otra parte, habrá más información.
Señora Presidenta, la mejor manera de evitar las huelgas es cuando existe un buen diálogo, informado. En consecuencia, en la medida que avancemos en un procedimiento más simplificado y con menor intervención estatal, con mayor poder para los intervinientes, podremos mejorar ese diálogo y, por esa vía, paradojalmente, también la productividad, y le irá mejor a la empresa.
Lo segundo es la huelga efectiva. La huelga es un derecho invisible, un derecho que no está materializado permanentemente. Es una forma de plantearse: “lleguemos a acuerdo”, porque hay ahí una cosa invisible llamada “huelga”. Pero para eso la huelga tiene que ser de verdad.
Por tal razón se termina con el reemplazo en huelga, con esa odiosa institución que son los rompehuelgas. No hay nada peor en una movilización sindical que cuando llegan los carabineros y al interior de sus furgones van los rompehuelgas. Eso ha sido motivo de crisis y de una tensión tremenda en muchas actividades sindicales.
Terminamos con los rompehuelgas. De esta manera, se asume el fallo de la Corte Suprema que establece que no se podrán reemplazar los puestos de trabajo de trabajadores en huelga. Miren qué tan fuerte es esto: hacerle caso a la Corte Suprema. Nadie podrá decir que la Suprema es adalid de la lucha sindical.
El proyecto se está haciendo cargo de eso. ¡Miren qué equilibrado! Y, sin embargo, el temor nuevamente implica demonizar esta situación.
Además, habrá servicios mínimos, porque hay que darle cierta continuidad a la empresa. Los servicios mínimos no van a influir en la producción de la empresa, pero sí en algunos resguardos. Para eso, como teníamos una controversia, recurrimos a la OIT, que nos planteó una propuesta, la que asumimos.
Por tanto, habrá equipos de emergencia que se deberán acordar con anticipación a la negociación colectiva para que se puedan materializar durante la huelga. En su defecto, al no haber acuerdo, será la Dirección del Trabajo la que opere.
Asimismo, están los pactos de adaptabilidad. ¿Por qué? De nuevo entramos en la demonización. Hoy, los pactos de adaptabilidad existen; se materializan regularmente. Los sindicatos se ponen de acuerdo con su empleador para establecer pactos especiales, fundamentalmente sobre jornada laboral, y solo piden cierta representatividad y, además, el respaldo de la Dirección del Trabajo.
Vayan los colegas a las faenas mineras. Verán que hay muchos pactos de adaptabilidad en esa materia. Sin embargo, cuando se habla sobre esto, nuevamente estamos hablando del demonio.
Vuelvo al tema: ¡Temor! Ese es todo el problema.
En consecuencia, el pacto de adaptabilidad tendrá que ser un factor que mejore el diálogo y la productividad. Aquí hay un punto asociado a la negociación: si le va mejor a la empresa, que le vaya bien también a los viejos que se descrestan para ello.
Ampliamos las materias de negociación y, por cierto, este es un desafío sindical. Siento que también existe una debilidad del movimiento sindical al ver esto con cierto temor; pero habrá que enfrentar ese desafío. Cuando uno quiere establecer un diálogo, tiene que crecer para ese diálogo. Ese desafío no lo va a resolver la ley, sino el propio movimiento sindical. ¡Bonito desafío!
Hay otros temas que considerar.
En materia de igualdad de oportunidades, estamos incorporando a la mujer en la comisión negociadora. Se aprobó una indicación -cosa que ha costado mucho- para que exista una cuota de género en la directiva sindical. Si hacemos un esfuerzo en la política, no veo razón para que no lo hagamos también en el ámbito del movimiento sindical. Sé que no gusta mucho, porque se entiende como una interferencia, pero, ¡vaya!, hay que aplanar el camino.
Por otra parte, habrá mejor actividad sindical. No hay duda de ello: mejoramos el fuero, hay fuero para la actividad sindical; mejoramos los tiempos de trabajo sindical; habrá capacitación, un fondo de formación sindical, etcétera.
Se estableció con mayor precisión lo relativo a prácticas antisindicales y prácticas desleales.
Eso también fue motivo de mucha controversia, pero había que hacerlo. ¿Por qué? Porque, efectivamente, ha habido de parte del empleador exageraciones y prácticas antisindicales, y también abusos, a veces, por parte del movimiento sindical. Es bueno regular eso.
No fue posible la negociación ramal. Eso está claro. Pero avanzamos en la negociación colectiva por federación y confederación.
La señora PASCAL, doña Denise (Vicepresidenta).-
Señor diputado, ha concluido el tiempo que le entregó su bancada.
El señor ANDRADE.-
Termino de inmediato, señora Presidenta.
Déficits:
Primero, no logramos indexar al IPC en el piso de la negociación, lo que es extraño. En Chile todo está indexado al IPC, incluida la UF, y no los sueldos de los trabajadores.
Segundo, no conseguimos la negociación súper empresa con carácter vinculante, y es una tarea que queda pendiente.
Tercero, los pactos de adaptabilidad deben tramitarse fuera de la negociación colectiva.
Por último, la gradualidad. Los trabajadores tienen que entender que en este aspecto hay un desafío.
He dicho.
-Aplausos.
La señora PASCAL, doña Denise (Vicepresidenta).-
Tiene la palabra, hasta por cuatro minutos, la diputada señorita Paulina Núñez .
La señorita NÚÑEZ (doña Paulina) .-
Señora Presidenta, a la ciudadanía se le ha dicho que estamos debatiendo una reforma laboral. Si así fuera, estaríamos discutiendo una serie de reformas de fondo del mercado laboral, tales como incentivos al trabajo de la mujer, de los jóvenes, de la tercera edad; sobre cómo podríamos crear nuevos regímenes de trabajo que se vayan adaptando a la realidad del país, a su gente y a sus necesidades.
Tal vez una verdadera reforma laboral se haría cargo, por ejemplo, de la situación de los migrantes en el trabajo. Tenemos claro que hay que sincerar las reglas, que todos sabemos que son anacrónicas y que no se cumplen porque la normativa migratoria se halla absolutamente superada por la realidad. Es lo que me toca vivir en mi región. Así, por la inacción del gobierno, los migrantes quedan flagelados socialmente, sin sujeción a ninguna ley vigente en la materia.
Esta reforma no se hace cargo de ninguno de esos temas, porque no es una reforma laboral. A la ciudadanía debe quedarle claro que lo que aquí estamos discutiendo es una reforma sindical, ideologizada e impuesta por la agenda de una minoría vociferante, la misma que viene a las tribunas a presionar a los legisladores y que, gracias a esta ley en proyecto, podrá llevar a las empresas la presión indebida e intolerante que hoy trata de ejercer en este hemiciclo.
En ese sentido, llama mi atención el que muchos de los colegas miembros de la coalición de gobierno que me han antecedido en el uso de la palabra en esta sesión -también me refiero a quienes intervinieron en la sesión de ayer- hayan dicho que este proyecto les entregará dignidad a los trabajadores. Yo no podría estar de acuerdo con dicha afirmación. Mientras reformas como esta avanzan su tramitación, más se incrementa la desconfianza, y las expectativas de recuperación de nuestra economía disminuyen.
Ello no lo estoy diciendo desde la oposición. Las tan conocidas encuestas de todos los sectores e institutos demuestran que esta es la reforma que menos aprobación ha tenido durante su discusión. Así lo refleja también el Informe de Política Monetaria del Banco Central.
En consecuencia, se esperan mayor desempleo y menores incrementos salariales.
Como manifesté, esta reforma olvida a las mujeres, a los jóvenes y a la tercera edad.
Así visto, ¿puede esta reforma entregar dignidad? La primera dignidad del trabajador es poder ejercer su profesión u oficio, y recibir por ello un salario digno. Esta reforma atenta contra la base misma de esa premisa, yendo contra la generación de empleo y el aumento de los salarios. ¿Cuántos nuevos empleos de calidad se generarán con esta reforma? No lo sabemos.
Pero lo que resulta preocupante es cómo esta reforma, hecha a la comparsa de la CUT, que no alcanza a representar a más del 10 por ciento de los trabajadores, viene a establecer un monopolio del trabajo radicado en los dirigentes sindicales. Sí, un monopolio del trabajo, que es tan dañino como los monopolios que conforman los empresarios, también llamados -lo digo así para estar a tono con los discursos del oficialismo- “propietarios del capital”, que en Renovación Nacional hemos denunciado con fuerza para evitar sus abusos contra los ciudadanos.
Por legalizar el monopolio del trabajo, concentrando el poder en los dirigentes sindicales a través de medidas como la titularidad sindical; la prohibición del reemplazo de trabajadores en huelga, o la velada restricción a la libertad sindical que se hace so pretexto de mayores derechos, se afecta además la estructura de propiedad de la empresa, pues se hace depender a esta y su funcionamiento, en gran parte, de la voluntad de esos dirigentes, que pasan a ser verdaderos copropietarios, habida cuenta del poder que detentan.
Mi región, la de Antofagasta, tiene el mayor porcentaje de sindicalización, y para eso los trabajadores no necesitaron de una obligación.
Esta falsa reforma laboral es una reforma vacía, ideologizada y desinteresada del trabajo de las personas. Como señalé al inicio de mi intervención, hay tanto por hacer y tanta urgencia en ello que el gobierno, nuevamente, demuestra un rumbo errático.
Por tanto, discutir esta reforma en esos términos refleja el desgobierno que impera en el país.
He dicho.
La señora PASCAL, doña Denise (Vicepresidenta).
Tiene la palabra el diputado señor Tucapel Jiménez .
El señor JIMÉNEZ.-
señora Presidenta, en primer lugar, saludo a los dirigentes y trabajadores presentes en las tribunas.
Durante la sesión de ayer, traté de hacer un poco de historia y manifesté que empezábamos a saldar una deuda con nuestros trabajadores y trabajadoras. Recordé el famoso plan laboral de José Piñera , porque la gente olvida fácilmente lo que significó, y me referí a lo que significaba este proyecto, que incluía la titularidad sindical, el fin al reemplazo en huelga, la nueva ley de piso, la no extensión de beneficios unilateralmente, etcétera. Fue mi forma de explicar el proyecto en pocos minutos, para que la gente lo entendiera bien.
A mis colegas de oposición los he escuchado aludir a las encuestas y han afirmado que la ciudadanía, en su mayoría, se opone a esta reforma, lo que tiene una explicación muy lógica y clara, porque cuando se difunde el discurso del temor y del terror, es fácil que las personas se asusten. En general, la gente, sobre todo en Chile, le tiene miedo a los grandes cambios. Si le dicen que una medida afectará el empleo y a los trabajadores, es entendible que ese temor se refleje en las encuestas.
Es cierto que a esta reforma le faltan elementos y que quedan muchos pasos por dar. Ayer también manifesté que la agenda laboral no se acababa con esta reforma. En la Comisión de Trabajo y Seguridad Social está pendiente la tramitación de varios proyectos presentados. Una de esas iniciativas busca la eliminación o modificación del artículo 161 del Código del Trabajo; otra se refiere a los despidos masivos. En fin, tenemos un sinnúmero de proyectos que se están tramitando en esa comisión.
Se dice que esta reforma no se hace cargo del empleo, particularmente del de las mujeres. Eso es tratar de introducir un factor que no corresponde, porque lo único que busca este proyecto es mejorar las relaciones laborales entre empleadores y trabajadores. Existen otras políticas públicas para mejorar el empleo, como, por ejemplo, el programa +Capaz, para capacitar a mujeres y jóvenes que ingresen al mercado laboral. Otras políticas públicas del ministerio se enfocan en esos puntos, por lo que no es obligatorio incorporarlos en esta reforma laboral.
Por lo tanto, tratar de meter esa cuña en esta reforma refleja mala intención. Con este proyecto pretendemos mejorar las relaciones laborales, para generar equilibrios, para emparejar la cancha, a objeto de que los trabajadores puedan sentarse en la mesa de igual a igual con sus empleadores.
¿Qué me faltó decir ayer? Por lo menos a mí, me interesa mucho que, después de esta iniciativa, no se acabe el tema laboral. Ya cité algunos proyectos que hay en trámite en la comisión.
También existe un compromiso del gobierno con el sector público. Ese compromiso, que en su momento suscribió la ministra Javiera Blanco , que hoy también asume la ministra Ximena Rincón , es claro y potente. En él se expresa que, después de que se apruebe esta reforma, se presentará un proyecto relativo a los trabajadores del sector público, para que también tengan derecho a negociación colectiva, a huelga, a estabilidad laboral, sobre todo los trabajadores a honorarios, que hoy, dada su cantidad, de manera increíble, se han transformado en una especie de planta paralela. La lógica indica que el Estado debe dar el ejemplo como empleador.
Ahora, ¿qué faltó en este proyecto? Un tema muy importante que, a lo mejor, no fuimos capaces de llevar adelante, aunque, para ser franco, no estaba contemplado en el proyecto original. Me refiero a la negociación por rama, tema del que hoy se habla mucho. Es un tema difícil de entender, porque los empleadores y la oposición se oponen a él, aunque los empresarios sí se reúnen por rama, por sector productivo. Lo hacen en la CPC y en la Sofofa. Por lo demás, se han producido negociaciones por rama; de hecho, hace un tiempo se creó una mesa de diálogo en el Ministerio del Trabajo y Previsión Social, a propósito de un proyecto que presentamos con el diputado Nicolás Monckeberg . Esa fue una negociación ramal de los trabajadores del comercio con todos los empleadores. Ahí tenemos un desafío pendiente.
Uno de los objetivos que pretendía el plan laboral de José Piñera era debilitar al máximo los sindicatos y llevar la negociación solo a nivel de empresas. Ahora, al menos, los trabajadores podrán efectuar una negociación por rama, con incentivos y no vinculante -es verdad-, que considero un avance. Aunque sea en un mínimo porcentaje, estamos avanzando; nos diferenciamos en que solo se da a nivel de empresa. Creo que es un cambio positivo, porque considera la titularidad y el fin al reemplazo en huelga.
Tengo el convencimiento de que esto irá en directo beneficio de nuestros trabajadores, aunque estoy consciente de que nos falta mucho por hacer. Espero que la gran mayoría de los empresarios se sume a este proyecto, porque es necesario que entiendan que trabajadores con mejores sueldos y mejores condiciones laborales producen más, lo que incide directamente en el aumento de la producción. Por lo tanto, esto no solo va a beneficiar a los sindicatos y trabajadores, sino también a las empresas y, por ende, a nuestro país.
He dicho.
-Aplausos.
La señora PASCAL, doña Denise (Vicepresidenta).-
Tiene la palabra el diputado señor Osvaldo Urrutia .
El señor URRUTIA (don Osvaldo).-
Señora Presidenta, antes de referirme al fondo de este importante proyecto de ley que se encuentra sometido a la consideración de la Sala, quiero hacer presente ciertos vicios que pude constatar en la tramitación de esta iniciativa, que no pueden pasar inadvertidos.
Como integrante de la Comisión de Hacienda, me correspondió conocer este proyecto de ley, el cual estuvo en Tabla durante la sesiones del martes y miércoles recién pasados. De esta forma, en la sesión de Sala del martes 9 de junio se dio cuenta del certificado emitido por la Comisión de Trabajo y Seguridad Social en reemplazo del informe que establece nuestro Reglamento, por lo que los diputados de la Comisión de Hacienda debieron estudiar la iniciativa sin los antecedentes mínimos necesarios para un adecuado debate. Como pudimos verificar los miembros de esta comisión, este certificado solo contenía el texto aprobado por la Comisión de Trabajo y carecía de todos los antecedentes que se tuvieron a la vista durante el prolongado análisis y debate en esa comisión. En definitiva, durante el trámite de Hacienda, solo tuvimos a la vista un simple certificado y no un informe de la Comisión de Trabajo, tal como lo establecen las normas aplicables.
Sobre esto último quiero detenerme, puesto que los informes de comisión cuentan con una regulación detallada en la ley orgánica constitucional del Congreso Nacional y en el Reglamento de esta Corporación.
Así las cosas, las comisiones se encuentran obligadas a emitir un informe sobre los proyectos de ley respecto de los cuales, por mandato de la Sala, les corresponda pronunciarse. Es así que, interpretando sistemáticamente los artículos 13 y 17 de la ley orgánica constitucional del Congreso Nacional, podemos decir que las comisiones son aquellos órganos establecidos en los respectivos reglamentos de cada corporación para estudiar e informar los proyectos de ley sometidos a su consideración. La competencia para informar los proyectos está establecida por ley en el artículo 21 de este mismo cuerpo normativo, en los siguientes términos: “Los proyectos que se hallen en primer o segundo trámite constitucional y las observaciones del Presidente de la República a un proyecto aprobado por el Congreso, deberán ser informados por la respectiva comisión permanente. Por acuerdo unánime de la Sala, podrá omitirse el trámite de comisión, excepto en el caso de los asuntos que, según esta ley, deben ser informados por la comisión sobre hacienda.”.
En cuanto a la regulación que el Reglamento de esta corporación hace al efecto, el artículo 119 establece: “Todo proyecto de ley sometido a la consideración de la Cámara deberá ser informado por la comisión competente, sin perjuicio de lo establecido en el artículo 233 (comisiones unidas).
El Presidente, a petición de un diputado, podrá solicitar el acuerdo unánime de la Cámara para omitir el trámite de comisión cuando se trate de un asunto obvio y sencillo o de tan perentoria urgencia que no admita demora, excepto en el caso de los asuntos que deben ser informados por la Comisión de Hacienda, de acuerdo con lo dispuesto en la ley orgánica constitucional del Congreso Nacional.”.
En definitiva, esta norma reglamentaria hace una remisión expresa a la ley orgánica constitucional del Congreso Nacional, por lo cual, interpretadas estas disposiciones, fuerza es concluir que el informe de la comisión es un trámite obligatorio que solo la Sala, por unanimidad, puede obviar, solo en los casos en que se trate un asunto obvio y sencillo o de perentoria urgencia. A contrario sensu, una comisión, un presidente de comisión, un diputado o un grupo de diputados en ningún caso podrán adoptar una decisión que implique prescindir del informe en materias de tanta relevancia.
A mayor abundamiento, con las últimas modificaciones al Reglamento de la Cámara de Diputados, se incorporó el artículo 302, que establece: “En el primer informe que emita la comisión, se consignará expresamente:
1. Una minuta de las ideas fundamentales o matrices del proyecto y, si se estimare necesario, el texto de las disposiciones legales que el proyecto modifique o derogue.
2. La mención de los artículos calificados como normas de carácter orgánico constitucional o de quórum calificado, y los fundamentos de dicha calificación.
3. La mención de los documentos solicitados y de las personas o instituciones escuchadas por la comisión.
Especialmente deberá consignarse si se ha comunicado a la Corte Suprema las disposiciones que han sido incorporadas en este trámite al proyecto o han sido objeto de modificaciones sustanciales respecto de las conocidas por dicha Corte.
4. Los artículos del proyecto que, en conformidad con el artículo 226, deban ser conocidos por la Comisión de Hacienda, los que serán determinados por el presidente de la comisión informante.
5. Si el proyecto fue aprobado, en general, por unanimidad.
6. Síntesis de las opiniones de los diputados cuyo voto hubiere sido disidente del acuerdo adoptado en la votación general del proyecto.
7. Los artículos e indicaciones rechazados por la comisión.
8. Texto del proyecto, tal como la comisión lo haya aprobado o rechazado.
La comisión podrá acordar omitir las menciones indicadas en el número 3, párrafo primero, cuando se trate de proyectos de carácter obvio y sencillo.”.
Queda de manifiesto que el acuerdo de los integrantes de la Comisión de Trabajo en cuanto a prescindir del informe que les correspondía efectuar, tal como lo expresa el certificado emitido por dicha comisión, no se ajusta a derecho. Muchos dirán que no hay que ser tan graves, que se debe mantener el fair play y que estas son prácticas asentadas en el Congreso. Hago presente que este es mi primer período como diputado y desconozco tales códigos. Otros dirán que se trata solo de un tema formal que no tiene relevancia.
Sin embargo, estimo que, como Congreso Nacional, debemos ser los primeros llamados a respetar el principio de legalidad, piedra angular de todo Estado de derecho. Es así como el artículo 6° de nuestra Constitución Política establece: “Los órganos del Estado deben someter su acción a la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella…”, lo que es complementado por el inciso segundo del artículo 7° de la Carta Fundamental, que establece: “Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan conferido en virtud de la Constitución o las leyes.”.
En suma, considero que no hay excusa que valga para no cumplir irrestrictamente con la ley, en un ámbito tan fundamental como una reforma laboral y en el proceso mismo de formación de la ley.
Por lo anterior, espero que a futuro seamos más estrictos en dar cumplimiento a la Constitución, que nos liga a todos y que todos juramos respetar. Espero que la Presidencia de la Cámara instruya a la Secretaría General de la Corporación para que se realice una investigación de este caso, para evitar que hechos de esta naturaleza vuelvan a ocurrir.
En otro orden de cosas, tras haber hecho este análisis formal de la tramitación del proyecto, me referiré derechamente al estudio de esta iniciativa, especialmente a la negociación colectiva para pequeñas empresas.
Teniendo a la vista el informe de derecho comparado que elaboró la Biblioteca del Congreso Nacional sobre el particular, surgen muchas dudas sobre los efectos que puedan tener las normas que incorpora el proyecto.
Como todos sabemos, las pequeñas y medianas empresas son el motor de la economía, por lo cual cualquier medida que las afecte debe ser muy bien analizada. Es así que, al estudiar la experiencia comparada en países como Alemania, Argentina, España , Italia y Perú , he podido constatar que solo Argentina cuenta con normativa especial para negociación colectiva en la pequeña empresa.
No obstante, en algunos convenios colectivos de Alemania, Uruguay e Italia se incluyen cláusulas de protección a las pequeñas empresas -exención de obligaciones del convenio colectivo de nivel superior-, y en Alemania, además, se efectúa la práctica de ofrecer membresía sin cobertura de negociación colectiva. Así, las empresas pequeñas obtienen ventajas al asociarse a la organización sindical empresarial sin quedar obligadas a convenios colectivos que suscriba dicha asociación.
No me gustaría que sigamos el ejemplo de Argentina sobre la materia, país que ha politizado todos los estamentos de la sociedad y que cada cierto tiempo vemos cómo va camino a devastar su propia institucionalidad.
Teniendo a la vista esta experiencia comparada, estimo que algunas normas introducidas en el proyecto sobre negociación colectiva, tal como se encuentran en el texto sobre el que nos pronunciaremos, pueden tener efectos muy indeseados en la productividad y en el empleo, como, por ejemplo, en lo relacionado con el contrato de aprendizaje. Todos sabemos que su espíritu no es establecer una relación laboral indefinida, sino más bien entregar mayores habilidades y competencias a los jóvenes de nuestro país, colaborando en la disminución de la cesantía en ese grupo etario, donde más alta se manifiesta, y potenciar la fuerza laboral de una empresa. ¡Hay que ser muy miope para no darse cuenta de ello!
En consecuencia, incluir dentro de la negociación a los aprendices puede generar en las empresas un fuerte desincentivo a su contratación y, al mismo tiempo, crear falsas expectativas para aprendices cuyos contratos podrían terminar antes de la aplicación de este instrumento colectivo.
Por lo tanto, estimo que la ley debiera señalar que toda unidad laboral, cualquiera que sea su tamaño, podrá excusarse de negociar colectivamente con los trabajadores sujetos a contrato de aprendizaje. De lo contrario, a largo plazo estaremos destruyendo un elemento fundamental para la capacitación e inserción laboral de nuestros jóvenes.
En otro aspecto, si bien en su espíritu esta iniciativa busca fortalecer los sindicatos, objetivo compartido por la mayoría de esta Sala, creo que con la regulación propuesta finalmente se termina afectando los derechos individuales de cada trabajador, conculcando su derecho a la libre asociación y el derecho de los particulares a ejercer libremente una actividad económica. Digo esto porque en el proyecto no se mantiene un sano equilibrio entre el ejercicio de esas dos garantías constitucionales.
Es así que, a propósito de lo establecido en el artículo 1°, número 28), que sustituye el Libro IV “De la Negociación Colectiva”, en su artículo 324, “Derecho a la libre afiliación y vinculación del trabajador con el instrumento colectivo”, se manifiestan clara y evidentemente esos vicios.
Estimo que es necesario eliminar la obligación de pagar el total de la cotización mensual ordinaria del sindicato del cual se ha desafiliado un trabajador durante toda la vigencia del instrumento colectivo. De lo contrario, estaremos afectando seriamente el derecho fundamental a la libertad de asociación, puesto que, al mantener esa obligación, se produce un doble pago de cuota por afiliación sindical, que en la práctica podría traducirse en un incentivo al financiamiento de un solo sindicato, lo que coartaría la movilidad en la afiliación sindical.
Otro tema relacionado con lo anterior son las nuevas obligaciones que se imponen al empleador respecto de otorgar más información de la empresa a los sindicatos. Sobre ese punto, considero que el fin de otorgar información debe circunscribirse a la necesaria para elaborar el respectivo convenio colectivo, y no como propone el proyecto, que obliga a la empresa a entregar información periódica sobre las finanzas de la compañía, lo que desvirtúa seriamente el fin que se debe buscar con esa entrega, exponiendo a las empresas a ver divulgada información relevante sobre el desarrollo de sus actividades.
En consecuencia, es necesaria una reforma laboral que proteja efectivamente los derechos de los trabajadores, pero que no sea una cortapisa al crecimiento económico y a la creación y funcionamiento de las pequeñas y medianas empresas, que, como todos sabemos, son el gran motor de la economía y la fuerza que crea la mayor cantidad de empleos en nuestro país.
He dicho.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Joaquín Godoy .
El señor GODOY.-
Señor Presidente, lo primero que quiero decir es que en Amplitud no nos gusta el tono que ha adquirido este debate, porque escuchamos a algunos parlamentarios decir que lo que busca cierto grupo político es aterrorizar a la ciudadanía respecto de este proyecto de ley, y otro grupo plantea que es dueño de la verdad absoluta. Nos parece que ese no es el tono que debe utilizar la política para mejorar un proyecto tan importante como este.
Precisamente, el tono de Amplitud fue totalmente distinto: acogimos el llamado, que no era tan humilde como planteaba el diputado Osvaldo Andrade , sino mucho más magnánimo, pues se dijo que esta iba a ser una gran reforma laboral. Como dije, acogimos ese llamado, nos reunimos con la ministra Javiera Blanco -también pedimos reunirnos con la CUT, pero no nos recibieron- e hicimos una serie de propuestas.
Quiero aclarar que en esto no tenemos ningún dogmatismo. Al leer el proyecto, podemos darnos cuenta de que hay factores que son atendibles. Entendemos que el que haya reemplazo en huelga, evidentemente vulnera la capacidad negociadora de los trabajadores. Pero, por otra parte, es muy complejo lo relacionado con la titularidad sindical, en que se establece que el único que puede negociar es el sindicato, sobre todo si hay un montón de trabajadores que no quieren participar en esa organización.
Lamentablemente, la manera en que se ha llevado el proyecto hace que sea muy fácil denunciar que es una iniciativa que va en beneficio de un grupo de poder o de presión, porque toma un solo aspecto de la materia laboral, y ese es su gran error.
Queremos ocupar esta instancia para pedir a la ministra del Trabajo y Previsión Social que en el Senado tenga otra actitud, más abierta, para recoger algunas ideas que todos los que estamos en el Congreso Nacional consideramos muy relevantes. Algunas de ellas ya se plantearon en la Cámara de Diputados.
Al proponer una reforma laboral, lo primero que se quiere hacer es mejorar las condiciones de los trabajadores, pero para lograrlo, necesariamente se debe empezar por la primera condición: la propia capacidad del trabajador, porque esa es su carta de presentación.
Por lo tanto, en Amplitud consideramos un error no incluir en una reforma laboral lo relacionado con capacitación como uno de los ejes fundamentales, porque, insisto, es la primera carta de presentación de un trabajador para que pueda acceder a un mejor ingreso.
Existen dos grupos en nuestra sociedad que, normalmente, son los más afectados del mundo laboral: los jóvenes, sobre todo los que no están tecnificados, y las mujeres. En la iniciativa no se aborda esto como nos gustaría, con incentivos para que la contratación de esos dos grupos fuera más atractiva. Lamentablemente, aunque esos temas son muy atendibles, no se incorporan en el presente proyecto. Las reformas que han tenido éxito sí los han incluido.
He escuchado un debate muy ideologizado, en el que, por ejemplo, el diputado Osvaldo Andrade planteaba que el gobierno anterior no había presentado ningún proyecto de ley en la materia. Al respecto, le quiero responder que en el gobierno anterior el salario tuvo un crecimiento real de 4 por ciento, que este gobierno bajó a la mitad, lo que constituye un perjuicio muy relevante para los trabajadores, producto de que no estamos trabajando en hacer que nuestra fuerza laboral esté más capacitada.
También quiero marcar otro punto que también es relevante. La discusión ha llevado a malentender que el trabajador y su empleador son enemigos o no se logran entender, y eso no es lo que está ocurriendo en Chile hoy en día; muy por el contrario. Obviamente, hay lugares en que eso sí ocurre; pero si uno revisa las encuestas, se da cuenta de que los trabajadores, en general, tienen una buena percepción de su empleador.
Para terminar, llamo al diálogo y pido a la ministra que recoja parte de las propuestas que hemos planteado. Entendemos que hay cosas positivas en este proyecto, pero nos parece que es totalmente insuficiente. Por eso, vamos a votarlo en contra.
He dicho.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Matías Walker .
El señor WALKER.-
Señor Presidente, quiero saludar a la ministra del Trabajo y Previsión Social, señora Ximena Rincón ; al señor subsecretario de Hacienda y a los dirigentes sindicales que nos acompañan en las tribunas.
Siguiendo este debate, debemos hacernos cargo de ciertos mitos que se han instalado a lo largo de estas dos sesiones. Uno de ellos dice relación con que existiría una cierta dicotomía o disociación entre lo que es una reforma laboral y una reforma sindical. He escuchado a varios diputados de derecha afirmar que esta no es una reforma laboral, sino una reforma sindical, como si existiera una disociación entre estos conceptos.
Probablemente, estos diputados tienen su fuente de inspiración en el pensamiento de José Piñera o de Jaime Guzmán . Nosotros, los democratacristianos, tenemos otra fuente de inspiración en materia de derecho del trabajo; esa fuente de inspiración es el único santo que tiene Chile: el padre San Alberto Hurtado .
Hace más de sesenta años, el padre Hurtado escribió un libro titulado Sindicalismo: historia, teoría, práctica. Por eso se demoraron tanto en canonizar al padre Hurtado, que escribió mucho. En ese libro, el padre Hurtado expresó: “Si el trabajador quiere tener participación, no tiene más que un camino: unirse a sus compañeros de trabajo”. Además, San Alberto Hurtado agregó: “Es muy difícil para los asalariados discutir las condiciones de su trabajo si cada uno individualmente ha de entenderse con su patrón o representante. Para estar en pie de menor desigualdad necesitan presentar colectivamente sus peticiones”.
Eso es lo que, sesenta años después, estamos intentando con esta legislación: modernizar las relaciones laborales, porque estamos tratando de ponernos a la par con los países a los cuales queremos imitar, sobre todo a los de la OCDE, siguiendo las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo. Solo teniendo más sindicatos y más negociación colectiva vamos a poder modernizar estas relaciones laborales, tal como lo recomendaba el padre Hurtado hace sesenta años.
Lejos de lo que se ha dicho, este proyecto mantiene el principio de la libertad sindical, es decir, la libertad de afiliación a un sindicato o de desafiliación de él. Ayer, el diputado Cristián Monckeberg -lamento que no esté presente- dijo que estamos forzando a los trabajadores a ingresar a un sindicato para extender los beneficios de una negociación colectiva, y eso no es así. El trabajador tiene plena libertad para afiliarse o desafiliarse de un sindicato. Distinto es que un legislador, como lo estamos haciendo hoy, quiera introducir incentivos para que los trabajadores puedan participar en los sindicatos y en los procesos de negociación colectiva, porque entendemos que, de esa manera, van a tener mejores remuneraciones y beneficios, y la empresa se va beneficiar al tener un solo interlocutor para poder entenderse.
En aquellas empresas donde no existe un sindicato, se mantiene la posibilidad de negociar con un grupo creado especialmente para los efectos de la negociación colectiva.
Por lo tanto, el principio de la libertad sindical se mantiene plenamente. Lo que pasa es que además avanzamos en materia de colaboración, porque los que hemos participado en procesos de negociación colectiva como abogados, sabemos que hoy la legislación en materia de negociación colectiva no es muy acertada, porque prácticamente la negociación parte con la votación de la huelga. En el proyecto se cambia ese eje, se pone de manifiesto el principio de la buena fe y finalmente son las partes las llamadas a entenderse. La votación de la huelga será el último recurso, y aun en ese caso siempre va a existir la posibilidad de ofrecer servicios mínimos.
Lo último que agregaré en estos cinco minutos que me ha concedido mi bancada es que tuvimos esta misma discusión a principios de los años 90, en el gobierno del Presidente Patricio Aylwin . Se decía que las reformas laborales iban a afectar el crecimiento económico. Les recuerdo que las leyes son abstractas, generales y permanentes -no podemos discutirlas solo respecto de una coyuntura económica determinada-, y que fue precisamente después de la reforma laboral que lideró el entonces ministro René Cortázar , en el gobierno del Presidente Aylwin, que crecimos al 8 por ciento, porque para crecer los países requieren también cohesión social y que los trabajadores se sientan partícipes de ese crecimiento.
Por lo expuesto, anuncio que vamos a aprobar este proyecto con mucho entusiasmo.
He dicho.
-Aplausos.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra la diputada señora Clemira Pacheco .
La señora PACHECO (doña Clemira).-
Señor Presidente, primero quiero saludar a la ministra del Trabajo y Previsión Social, así como a los dirigentes y trabajadores que nos acompañan en las tribunas.
La desigualdad económica estructural entre el capital y el trabajo tiene al trabajador como la parte más débil. Esta lógica se refleja en el ámbito colectivo de poder, que para equilibrar esta balanza de fuerzas tiene como herramienta las organizaciones sindicales, la negociación colectiva y la huelga. Con estos tres elementos consolidados, potentes y fortalecidos, existe un equilibrio de poder entre la fuerza del trabajo y la patronal.
Con este proyecto estamos saldando una deuda con los trabajadores chilenos; además, pretende cumplir con convenios internacionales, como el 87 y el 98 de la OIT.
La reforma laboral significa un avance, pero también genera dudas e incertidumbre. Este proyecto contempla ampliar la cobertura a los trabajadores con contrato de aprendizaje y contratos por obras y faenas.
La titularidad sindical elimina los grupos negociadores cuando existen sindicatos. Se reconoce la titularidad a sindicatos interempresas y de trabajadores eventuales o transitorios, lo que amplía la cobertura de negociación a grupos no reconocidos y fortalece al sindicato; pero se debe eliminar totalmente la extensión de los beneficios para los trabajadores no sindicalizados, para así tener una real titularidad sindical.
Se amplía el derecho a la información, se incorpora a la mujer al ámbito sindical con un porcentaje de 30 por ciento de participación de género. Sin embargo, en empresas donde no existen sindicatos, se crea el grupo negociador, pero no considera el permiso sindical, situación que hay que revertir para conciliar la vida familiar y la preparación de las negociaciones colectivas, que requieren tiempo.
Existe un piso mínimo de la negociación; sin embargo, excluye los reajustes del IPC, los incrementos reales y el bono de término. En este punto quedamos al debe en este proyecto de ley.
También amplía la materia a negociar, introduce el pacto de adaptabilidad, el sindicato será garante de los derechos colectivos y tendrá como límite los derechos laborales irrenunciables de los trabajadores. Esto debe quedar absolutamente claro, porque no puede significar un aumento en la precariedad de las condiciones de trabajo.
Se elimina el reemplazo a la huelga -esta es una deuda histórica-; valoramos que se elimine la facultad del empleador para reemplazar a los huelguistas. Sin embargo, la redacción del artículo deja abierta la posibilidad del reemplazo mediante la subcontratación, de manera que debiera cerrarse definitivamente ese punto. Lo mismo sucede en relación con los servicios mínimos. Las hipótesis planteadas por el proyecto son muy amplias, por lo que habría que precisar la norma. El reemplazo a la huelga debe ser eliminado definitivamente -miremos la legislación comparada, como, por ejemplo, el caso de Uruguay-; además, es necesario retomar el debate sobre los temas que no presentan ningún avance o muy poco, como la negociación por rama de producción, ya que aproximadamente al 50 por ciento de los trabajadores les limita la posibilidad de negociar.
Los trabajadores de las grandes y pequeñas empresas podrían unirse y lograr pisos mínimos para todos, en igualdad de condiciones. Por ejemplo, una cajera del Jumbo debe ganar y negociar lo mismo que una cajera de Almacenes Paris. ¿Por qué no, si las utilidades van al mismo bolsillo, porque son empresas de un mismo dueño?
Es necesario retomar el debate sobre las empresas estratégicas que no pueden tener negociación colectiva con derecho a huelga. Entonces, hay que establecer una regulación en el ámbito del arbitraje, que es otro punto en el que también estamos en deuda.
Si bien el proyecto es un avance, aún quedarán deudas, a pesar de que esta es una oportunidad histórica para los trabajadores, que han sido callados y oprimidos. Debemos devolverles el lugar que por derecho les corresponde.
Debemos profundizar en los planes de modernización en las relaciones laborales, establecer un real equilibrio de poder y avanzar en la redistribución de la riqueza con estos instrumentos: organizaciones sindicales potentes, sólidas negociaciones colectivas, huelgas efectivas y erradicar toda herencia del plan laboral creado durante la dictadura.
Valoro el paso que estamos dando, pero aún nos quedan muchas tareas pendientes. Espero que podamos avanzar en ellas en el Senado.
He dicho.
-Aplausos.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado Marcos Espinosa .
El señor ESPINOSA (don Marcos).-
Señor Presidente, en primer lugar, saludo a la ministradel Trabajo y Previsión Social y al señor subsecretario, que nos acompañan en la discusión de este proyecto de ley.
Estamos ad portas de aprobar uno de los proyectos que forman parte de las modificaciones estructurales en materia de agenda política de nuestro país. Es una reforma significativa, fruto del trabajo conjunto de la ciudadanía, el gobierno y el Parlamento, que va en directa relación con los compromisos que la Presidenta Michelle Bachelet asumió de cara al país para enfrentar las necesidades de nuestra gente.
Mucho he escuchado sobre el rol que ha jugado la Central Unitaria de Trabajadores dentro del proceso de tramitación del presente proyecto. ¡Y cómo no hacerlo, si la CUT representa a un número importante de la fuerza de trabajo de nuestro país y, además, es una entidad multisindical reconocida a nivel nacional! Entonces, es obvio que estemos en sintonía con ellos y sus necesidades.
Por lo demás, en la Comisión de Trabajo y Seguridad Social se recogieron los planteamientos de distintas organizaciones sindicales y gremiales, de académicos y de centros de estudio, los que sirvieron de base para la presentación de más de ochocientas indicaciones por parte de los diputados. Por lo tanto, no existe posibilidad alguna de no reconocer que este proyecto de ley es fruto y consecuencia de una amplia discusión y participación ciudadana.
No desconozco que han existido falencias en el contenido del proyecto y que se ha dejado fuera a muchos trabajadores que no se rigen precisamente por el Código del Trabajo, como los funcionarios públicos y municipales. No obstante, tengo la convicción de que sus necesidades serán recogidas y amparadas por leyes que permitan la equidad y la justicia en las relaciones laborales, tal como lo plantea el presente proyecto.
Colegas parlamentarios, tal vez este proyecto no sea la reforma que esperábamos en materia laboral o de modificación del Código del Trabajo, pero sí es un paso concreto e inequívoco del espíritu que nos anima, que se traduce en un gran avance, reconocimiento y protección de los derechos laborales sindicales de todos los chilenos y chilenas.
Actualmente, nuestro país cuenta con cerca de 11.000 sindicatos, que representan al 11,9 por ciento del total de los trabajadores chilenos. En el ámbito de la cobertura de la negociación colectiva, esta llega a 8,3 por ciento de los asalariados del sector privado bajo la modalidad reglada y a 2 por ciento bajo la modalidad no reglada.
Lo que busca este proyecto -su esencia y corazón- es que dichas cifras aumenten, que se fortalezcan las organizaciones sindicales y que en el futuro quienes ejerzan una actividad remunerada, del rubro que sea, no sientan temor a sufrir represalias, a ser perseguidos o a ver disminuidos sus derechos a causa de pertenecer a un sindicato.
Como ya mencioné, se trata de un gran paso y el punto de partida para las reivindicaciones que Chile merece en materia laboral, a fin de establecer relaciones laborales justas, simétricas y equilibradas entre las partes, en las que predomine el diálogo, el acuerdo y la confianza.
El proyecto no solo fortalece la titularidad sindical, suprimiendo a los grupos negociadores en aquellas empresas donde ya existe una organización sindical, sino que además amplía la cobertura de la negociación colectiva a los trabajadores que hoy están excluidos de ejercer ese derecho; simplifica el procedimiento mismo de negociación colectiva reglada; establece un piso de negociación a objeto de mejorar las condiciones laborales futuras; amplía el derecho de información para negociar colectivamente y fortalece los mecanismos de mediación laboral.
Es preciso señalar que hubo mucho revuelo sobre la norma que establecía los servicios mínimos y la prohibición de reemplazo de los trabajadores en huelga. Dichos servicios, en el mensaje original, no estaban determinados del todo. Ello traía consigo la posibilidad de vulnerar la prohibición de contratar personal de reemplazo. Eso se ajustó a través de una indicación presentada por el Ejecutivo -a través de la ministradel Trabajo y Previsión Social-, que aseguró el derecho legítimo a huelga, sin afectar dicha institución en su esencia ni finalidad.
Obviamente, la norma será acotada según lo que establezca el reglamento respectivo sobre la base de las características y tamaño de cada empresa, tomando siempre en consideración el acuerdo previo de las partes involucradas en el proceso de negociación colectiva.
La bancada del Partido Radical Social Demócrata apoyará el proyecto, que no tiene otro objetivo que generar un círculo virtuoso donde los trabajadores organizados puedan optar a mejorar sus condiciones laborales y, con ello, el clima de la empresa, lo que implica una mayor estabilidad y, por ende, un trabajo más productivo y competitivo.
Como radicales, apoyamos el presente proyecto, que plasma la lucha sindical, por años alzada en nuestro país, que es el corolario de las manifestaciones más puras de democracia y de reivindicación de los derechos laborales sindicales postergados.
Aprovecho esta instancia y esta tribuna para rendir homenaje a los cientos de dirigentes que dieron todo de sí por la lucha sindical. Me refiero, en particular, a nuestro recordado correligionario, ejemplo de trayectoria del Partido Radical Social Demócrata, Tucapel Jiménez Alfaro , uno de los más respetables, valientes, capaces e íntegros dirigentes sindicales chilenos, quien, con su vida, pagó su amor a la libertad, a la democracia, a la unidad y a la justicia social.
He dicho.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado José Manuel Edwards .
El señor EDWARDS.-
Señor Presidente, ya seamos de izquierda o de derecha, debemos hacer lo mejor para nuestro país. Entre otras cosas, debemos tener la grandeza y la humildad para reconocer que no estamos haciendo bien las cosas o que la receta que se está aplicando no es la mejor.
La Presidenta Bachelet recibió el país en un determinado estado y su deber es mejorarlo, no destruirlo. Veamos qué ha pasado con las reformas que se han implementado.
En cuanto a la reforma tributaria, acá se dijo que no afectaba el crecimiento, pero el crecimiento se desplomó; se dijo que se iba a recaudar, pero por el poco crecimiento se recaudará mucho menos de lo presupuestado; se dijo que no iba a afectar a los más pobres, pero resulta que el IPC de los pobres se ha más que duplicado en relación con las cifras manejadas por el gobierno anterior; se dijo que ocho hospitales estaban listos para ser inaugurados por este gobierno, pero están en proceso de concesión, se paralizó su construcción y hoy no contamos con ellos. Uno de ellos es el hospital de Pitrufquén, comuna que represento.
Respecto de la reforma educacional se dijo que se favorecería la educación pública, pero resulta que se ha repetido la misma estampida de alumnos que ya existía, desde la educación pública a la particular subvencionada. Por lo tanto, no se puede decir que las políticas implementadas han resultado, porque, perdónenme, todas las cifras dicen lo contrario.
Así como ocurrió con la reforma tributaria, que se dijo que buscaba igualdad, recaudación y crecimiento, y con la reforma educacional, que se dijo que perseguía calidad en la educación y educación pública, hoy se nos pide que aprobemos una reforma laboral que se dice que beneficiará a los trabajadores. Pero al revisar la letra, vemos que se está mejorando la situación de los jefes de los sindicatos y no la de los trabajadores.
-Manifestaciones en las tribunas.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Ruego a las personas asistentes a las tribunas guardar silencio.
Continúa con el uso de la palabra, señor diputado.
El señor EDWARDS.-
Señor Presidente, el gobierno anterior creó 143.000 empleos por año para las mujeres; este gobierno ha destruido 25.000 empleos. El gobierno anterior creó alrededor de 12.000 empleos por año para los jóvenes; este gobierno ha destruido 21.000 empleos.
La reforma laboral en debate no se hace cargo de eso, pues no introduce la flexibilidad que se requiere para crear esa cantidad de empleos. Solamente las grandes empresas, a través de sus sindicatos, podrán aplicar esa flexibilidad, lo cual, a mi juicio, no va en beneficio de más y mejores empleos para mujeres y jóvenes. Las cifras así lo demuestran. En el fondo, la retórica aguanta todo, pero la realidad, la verdad, la supera.
Se plantea una reforma que excluye de los beneficios de una negociación a los trabajadores que no se afilien a los sindicatos; es decir, se obliga al trabajador a pagar las cuotas del sindicato, incluso si va en contra de sus propios intereses. Perdón, ¿eso es a favor o en contra de los trabajadores?
-Manifestaciones en las tribunas.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Reitero a los asistentes a las tribunas que mantengan silencio.
Continúa con el uso de la palabra, señor diputado.
El señor EDWARDS.-
Señor Presidente, a modo de ejemplo, en el caso de que dos trabajadores cumplan la misma labor y ganen el mismo sueldo, pero uno está en el sindicato y el otro no, la reforma laboral ni siquiera permite al empleador subir el sueldo al que no está en el sindicato, so pena de acusarlo de prácticas antisindicales. No entiendo cómo eso puede beneficiar al trabajador; eso beneficia al poder del sindicalista, no al poder del trabajador.
Por otra parte, si un trabajador quiere descolgarse de una huelga, después de un plazo razonable, porque necesita el sueldo o porque considera que la oferta del empleador es justa, no puede hacerlo hasta que el jefe del sindicato decida deponer la huelga. ¿Esa medida beneficia al trabajador? No lo beneficia.
La reforma laboral ni siquiera permite el reemplazo con trabajadores de la propia empresa; o sea, cuando el jefe del sindicato llama a una huelga, la empresa debe cerrar de todas maneras. En caso de que se trate de una empresa de transportes, ello generará caos en la ciudad y la gente llegará atrasada a sus trabajos. ¿Quién paga? Paga Moya.
(Manifestaciones en las tribunas)
Así como se considera de segunda clase a los estudiantes de universidades privadas, pues quedan fuera de la gratuidad; a los niños de colegios particulares subvencionados, e incluso a los hospitales concesionados por el solo hecho de serlos, esta reforma considera de segunda clase a los trabajadores que no están afiliados al sindicato o no le siguen el juego al jefe del sindicato. Están tratando como ineptos a los trabajadores, pues creen que no pueden decidir por sí solos lo que les conviene. Claro, para eso están los otros, para decidir por ellos, pero, en la pasada, aumentan el poder a los amigos de los jefes de los sindicatos.
Señor Presidente, si la Nueva Mayoría y la izquierda no abren los ojos respecto de las encuestas y lo que dice la gente de sus reformas, que se han ido al tacho de la basura, es su problema. Lo único que les exijo es que devuelvan a su gente el Chile que teníamos hace un par de años.
(Manifestaciones en las tribunas)
Que devuelvan ese Chile admirado en todo el mundo. Cuando los presidentes de Chile viajaban al extranjero siempre recibían loas por el gran país que teníamos. Hoy, la Presidenta Bachelet solo se dedica a justificar el pésimo estado en que se encuentra nuestro país.
He dicho.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado Cristián Campos .
El señor CAMPOS.-
Señor Presidente, luego de escuchar al colega que me antecedió en el uso de la palabra, me gustaría aclarar algunas cosas.
¿Quién le dijo al diputado que esta reforma garantizará y fomentará el empleo para mujeres y jóvenes? El gran compromiso de la Presidenta Bachelet con esta iniciativa es completamente distinto, pues pretende garantizar mejores derechos para los trabajadores y sus dirigentes sindicales.
(Aplausos)
Ese es el gran compromiso de la Presidenta.
El colega ha maltratado a los dirigentes sindicales en este espacio, lo que me molesta, y le pido, señor Presidente, que tome cartas en el asunto.
No es posible que a nuestros invitados, que pueden estar a favor o en contra de la materia en debate, se les diga que poco menos que estamos legislando para sus amigos. ¿Cómo es posible que el trato hacia el dirigente sindical, indistintamente de su color político o del lugar donde provenga, sea el que se le quiere dar en esta Sala?
Estamos tratando de llevar adelante una reforma laboral, pues claramente la cancha no es igual para quienes intervienen en una negociación colectiva. Hoy, la cancha está completamente inclinada hacia el sector empresarial. Tenemos profundas razones para decir que hay materias pendientes, como la agenda de empleados públicos, las empresas estratégicas, y, en un futuro próximo, quizá discutamos la denominada negociación ramal.
Claramente hay aspectos que son un paso relevante para dejar atrás el plan laboral de José Piñera y permitir, en tiempos modernos y democráticos, con una presidenta que se comprometió con el cuarto pilar fundamental de su programa de gobierno -la reforma laboral-, avanzar en forma importante en favor de quienes ejercen la labor de dirigentes sindicales. Ellos luchan, negocian y dialogan con sus empleadores. Esta reforma busca que lo hagan de manera distinta. En tal sentido, quienes representan a cientos y miles de trabajadores no merecen ser maltratados y ni desprestigiados como ocurrió hace cinco minutos.
(Aplausos)
Es posible que quienes asisten a las tribunas no lo sepan, pero en un acápite de esta reforma también se asignan recursos para mejorar la escuela sindical, lo que responde a un planteamiento de los actuales dirigentes, quienes han señalado la necesidad de renovación y de capacitación para que surjan nuevos dirigentes sindicales.
En esa línea, debemos recordarles a quienes se oponen a esta reforma laboral el ejemplo del paro portuario. Dicha paralización -tal como lo planteó el diputado Tucapel Jiménez - surgió porque un grupo de empresarios no quería pagar los 3.500 pesos de colación que les correspondía a sus trabajadores. El gobierno tuvo que despachar un proyecto de ley para así sacar adelante una situación que paralizó el país. Es necesario decir que los dirigentes sindicales no fueron los culpables de esa situación, sino aquellos mezquinos que no querían pagar esos 3.500 pesos de colación.
¡Cómo no va a ser importante que la titularidad sindical sea un elemento que propicie sindicatos más robustos! Los índices de sindicalización no son los mejores; si bien están en torno del 15 por ciento, estamos tratando de que aumente.
No es posible encontrar justo que alguien que está sentado en su escritorio obtenga los mismos beneficios que aquellos que buscan, a través de la negociación colectiva y de las movilizaciones, beneficios para sus asociados. Es por esta razón que el sindicato tendrá la posibilidad, de manera democrática, no coercitiva, de extender los beneficios al resto de los trabajadores.
La principal tarea que tiene el empresariado es entenderse con su sindicato y tener trabajadores contentos y motivados. Ello aumentará la productividad. Atrás quedaron las maneras añejas de entenderse entre empresario y empleado.
El real derecho a huelga era algo que estaba presente, pero no era efectivo. Cuando había una huelga, algunos empresarios contrataban a trabajadores rompehuelgas en lugar de enfrentar el problema.
Esta reforma laboral va a garantizar, de una vez por todas, el efectivo derecho a huelga. Esta nueva realidad debe ser conocida por la gente, los sindicatos y los empleadores. La huelga es el último punto de ruptura de una relación laboral, cuestión que ni el empresario ni el sindicato desean. En consecuencia, cuando la iniciativa se convierta en ley y no exista acuerdo entre empleadores y empleados, la huelga será efectiva y real.
Me pregunto por qué quien me antecedió en el uso de la palabra ocupó sus minutos para criticar a la Presidenta Michelle Bachelet y hablar mal de los dirigentes sindicales, en lugar de hablar de la reforma laboral que nos ocupa. Solo se dedicó a defender a una de las partes que interviene en la negociación colectiva, la que claramente no es la más débil.
Si bien hay tareas pendientes -en ello ocupan un papel relevante las ministras Javiera Blanco y Ximena Rincón -, el compromiso de la Presidenta y de su gobierno ha sido ocuparse de 17 proyectos de ley. Así, esta reforma laboral no es fruto de algo ocasional o una respuesta a un determinado compromiso, sino parte de una agenda que genera más derechos y compromisos a los trabajadores de nuestro país.
He dicho.
-Aplausos.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Daniel Núñez .
El señor NÚÑEZ (don Daniel).-
Señor Presidente, en primer lugar, quiero saludar a todos quienes nos acompañan, en especial a los dirigentes sindicales. Sé que han hecho un esfuerzo para asistir a este debate.
(Aplausos)
¿Por qué hoy se debate una reforma laboral en Chile? No nos gusta hablar del pasado ni quisiéramos hablar más de la dictadura; sin embargo, debo mencionar que en 1979 un señor llamado José Piñera ideó un plan laboral. Era la época en que en Chile las funciones de la Cámara de Diputados y del Senado eran ejercidas por cuatro generales, los que aprobaron un nuevo Código del Trabajo con el objetivo de quitar derechos a los trabajadores, entre ellos el derecho a negociación colectiva a sindicatos interempresas y de trabajadores transitorios y eventuales. En los casos en que la negociación colectiva siguió operando, como ocurrió en algunas empresas, ella quedó restringida al máximo.
El proyecto de contrato colectivo debe presentarse no antes de 45 días ni después de 40 días de la fecha de vencimiento del instrumento colectivo que se encuentre vigente. Además, la negociación colectiva contempla reemplazos y otras normas que, en la práctica, hacen imposible que los sindicatos vayan a huelga y logren algo.
Por tanto, debemos partir reconociendo que hoy existen una serie de derechos que han sido conculcados y que deben ser restituidos. Incluso, es importante mencionar en este punto que el plan laboral impidió a los dirigentes sindicales ser candidatos al Parlamento. ¿Acaso le tienen miedo a que los dirigentes sindicales sean diputados o senadores? Estoy seguro de que habría menos denuncias de corrupción si más dirigentes sindicales estuvieran sentados en este hemiciclo.
(Aplausos)
A pesar de todo lo anterior y de las dificultades que impuso la dictadura, el movimiento sindical se organizó y luchó. Por tanto, quiero rendir un homenaje a todos los dirigentes sindicales que lucharon por la democracia, porque son héroes y mártires de la recuperación de la democracia en Chile.
Una vez finalizada la dictadura, en 1990, el esfuerzo de los dirigentes sindicales permitió que, a pesar de todo, el sindicalismo siguiera avanzando. Ese año, la afiliación sindical alcanzaba a 13,4 por ciento y la negociación colectiva llegaba a 7,6 por ciento. Sin embargo, lo curioso e increíble de todo esto es que 23 años después de llegada la democracia -esperábamos que se abrieran las alamedas-, esta no llegó al mundo del trabajo.
Quiero ejemplificar con estadísticas oficiales del gobierno de Chile de 2013. Ese año -escuchen bien las diputadas y los diputados-, la afiliación sindical llegó a 11,9 por ciento, lo que significa que tenemos menos afiliación sindical que al término de la dictadura. ¿Qué pasó con la negociación colectiva? En el mismo período, la negociación colectiva en el sector privado llegó al 6,4 por ciento. Esto quiere decir que en 23 años de democracia menos trabajadores han tenido el derecho de negociar colectivamente. La razón de ello estriba en una ley laboral que impide el ejercicio de los derechos colectivos.
Por tal razón es importante cambiar el actual Código del Trabajo. Se trata de un instrumento profundamente antidemocrático que, en la práctica, impide el ejercicio de un derecho básico e inalienable como es la negociación colectiva.
(Aplausos)
Uno de los argumentos de los diputados de derecha es que existe una correlación positiva: a mayor crecimiento, más derechos para los trabajadores. Sin embargo, es curioso que en 23 años, con indicadores altos de crecimiento económico, no haya habido mejoras en la negociación colectiva. Por lo tanto, la discusión se debe centrar en saber quién está por que en Chile los sindicatos existan, tengan derecho y fuerza, y quién quiere terminar con esos derechos.
Como representante de la bancada del Partido Comunista e Izquierda Ciudadana, apoyo decididamente este proyecto de ley y lo votaré favorablemente. Sin embargo, hay un punto que no comparto. Me refiero al establecimiento de la adaptabilidad laboral. Una iniciativa que busca fortalecer el sindicalismo no puede permitir la flexibilidad laboral. Rechazamos el artículo que recoge esa idea. Queremos que a lo menos se vuelva a la propuesta original enviada por el Ejecutivo, para, de esa manera, ser coherentes con los objetivos del proyecto de ley.
He dicho.
-Aplausos.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Jorge Ulloa .
El señor ULLOA.-
Señor Presidente, en este debate se aprecian dos posiciones, ambas legítimas, por cierto, ya que las expresan parlamentarios elegidos por elección popular, lo que no impide que digamos con vigor y con fuerza lo que creemos y pensamos, aunque a un determinado sector ello pueda no agradarle.
Me haré cargo de algunos comentarios que se han hecho en el transcurso de este debate.
Se han mencionado los problemas que surgieron para los trabajadores a propósito del llamado plan laboral de fines de los 70. Es cierto que muchas de las dificultades que aparecieron se deben a esa reforma, pero no nos engañemos ni digamos más mentiras. ¿En qué sentido? En que se debe tener en consideración que el plan laboral se estableció cuando en nuestro país, según todos los datos oficiales, nacionales e internacionales, teníamos una inflación galopante que alcanzaba a 120 por cierto, las finanzas del gobierno estaban fuera de control y, en general, la economía era un desastre.
Eso era lo que teníamos. Lo que no teníamos era trabajo, acceso al trabajo, algo mucho más esencial, un derecho humano.
Con dureza se consiguió lo que hoy tenemos, lo que alcanzamos en 1990: un país que crecía a tasas de entre 7 y 8 por ciento. Bueno, mejor no mencionar lo que ocurre hoy, para que a nadie ofenda, pero lo concreto es que crecemos a una tasa de 1 y algo por ciento. Eso no es crecer. Cualquier persona que tenga mínimos conocimientos en economía sabe que eso no es crecer.
Esa reforma laboral se fundó sobre puntos esenciales. ¿Cuáles? Instaurar sindicatos que fueran libres, que la base para elegir a los dirigentes sindicales fuera el voto secreto y permitir la libre afiliación a un sindicato dentro de una empresa. Se creó un proceso de negociación colectiva, en fin.
¿Tanto miedo se le tiene a la libertad?
(Manifestaciones en las tribunas)
Esa pregunta es la que debemos formularnos. Si no se tiene miedo a la libertad, lo que debemos hacer es, sobre esa base, sobre la base de entender la libertad para todo, construir un sindicalismo fuerte.
Siento el mayor respeto por muchos dirigentes sindicales, aunque muchos de ellos, por cierto, no piensan como yo. Siempre los he escuchado y siento que también he sido escuchado por ellos.
Escuchamos diversas críticas a un esquema sindical, consecuencia de una reforma que se estableció hace más de treinta años, cuando, como expresé, el país vivía una situación completamente distinta, en una época en que no había trabajo. A pesar de esas críticas es necesario señalar que se crearon oportunidades de trabajo y se mejoraron las opciones de la economía chilena, lo que se hizo con la ayuda de José Piñera y su plan laboral. Es cierto; eso hay que decirlo con todas sus letras. Aunque a algunos les cause risa, no tengo ninguna duda de que si lo examinan con seriedad, llegarán a la conclusión de que así fue, aunque, por cierto, no les guste por el prisma político desde el que miran.
Estamos frente a un proyecto que, como muchos sostienen, nace de un fundamento que es equivocado: afirmar que las relaciones laborales se fundan en una situación de desequilibrio mayor. Pero es necesario contrastar ese fundamento con la realidad.
Al respecto, podemos señalar que más del 70 por ciento de los trabajadores tienen confianza en la empresa en que trabajan, que menos del 2 por ciento de los trabajadores percibe conflictos frecuentes en su empresa y que el 70 por ciento considera que los conflictos son inexistentes.
(Manifestaciones en las tribunas)
Todos aquellos que vociferan, todos aquellos que gritonean, lo hacen porque no tienen fundamentos y solo quieren imponer sus opiniones. En democracia todos, absolutamente todos tenemos derecho a decir lo que creemos, lo que representamos y a decirlo con fuerza, particularmente los que estamos sentados en este hemiciclo, porque nos lo hemos ganado.
Se dice que la reforma que nos proponen a través de este proyecto deja al 70 por ciento de la fuerza de trabajo fuera de la negociación colectiva. Si es así, evidentemente no podemos hablar de una reforma laboral. Eso lo entiende hasta aquel que tiene menos de dos dedos de frente. También sorprende que se deje completamente fuera a los trabajadores del sector público.
Entendiendo que son necesarias ciertas modificaciones, porque todo es perfectible y no podemos mantener pétreamente nuestras posturas, debemos avanzar en algunas materias. Lo importante es que previamente nos pongamos bien de acuerdo, entre todos, respecto de qué es lo mejor para avanzar, porque tengo claro que en esta reforma, que en general vamos a votar en contra, hay disposiciones o artículos en los cuales sí estamos de acuerdo.
Hoy para muchos es muy fácil criticar. El diputado que me antecedió en el uso de la palabra dijo, con mucha desfachatez, que la reforma laboral del 79 se había impuesto, pero la verdad es que, sin querer ofender, debo reiterar que ella se llevó adelante cuando en Chile no había trabajo y teníamos una inflación galopante.
Finalmente, quiero preguntar si están aquí los dirigentes o los trabajadores de la Universidad Arcis. Asimismo, vuelvo a preguntar: ¿Tanto miedo hay a la libertad?
He dicho.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra, hasta por cinco minutos, el diputado señor Claudio Arriagada .
El señor ARRIAGADA.-
Señor Presidente, han transcurrido 35 años desde la tarde en que los dirigentes sindicales Héctor Cuevas, de la construcción; María Rozas , José Ruiz de Giorgio y Manuel Bustos convocaron, en plaza Artesanos, a la primera manifestación abierta de los trabajadores de Chile en contra de la dictadura. Después, en 1983, vino la irrupción de nuevos dirigentes, como Rodolfo Seguel , Arturo Martínez y tantos otros queridos y respetables dirigentes sindicales.
Seguramente ninguno de ellos imaginaba que una frase pronunciada al inicio del retorno la democracia marcaría cómo sería el camino para obtener las reformas que hoy votaremos: “En la medida de lo posible”. Esa frase caló hondo en los gobernantes de la democracia. “En la medida de lo posible”. Así ha sido en materia de justicia; así ha sido en la lucha por la superación de la pobreza.
Ciertamente, votaremos con gusto a favor este avance. Pero los dirigentes sindicales presentes, a quienes apreciamos y respetamos, contarán, en la medida de lo posible, con elementos fundamentales para fortalecer el movimiento sindical, pero también deberán considerar la existencia de desafíos profundos.
El 21 de Mayo, la Presidenta anunció que, al final de su mandato, 8.000 trabajadores a honorarios obtendrán estabilidad en sus empleos. De hecho, esta propia Corporación tiene trabajadores subcontratados y a honorarios; además, muchos funcionarios de planta tendrán una jubilación miserable, igual que la del resto de los trabajadores de Chile. El Estado es un mal empleador.
En los primeros cien días del primer mandato de la Presidenta Bachelet se construyeron 3.500 salas cuna. Sin embargo, en la actualidad, los miles de trabajadoras que atienden a los niños en las poblaciones aún se encuentran en precarias condiciones de empleo y carecen de estabilidad laboral.
Asimismo, cabe considerar que un porcentaje altísimo de los trabajadores subcontratistas, según los índices de la Fundación Sol, se concentran en la construcción y en la agricultura.
Señor Presidente, qué profundo desafío para los dirigentes sindicales constituyen los resultados de estudios que señalan que un número importante de personas se declara indiferente a la sindicalización, pese a su relevancia, mientras otro grupo importante no se sindicaliza por temor a perder su fuente laboral, dado el alto nivel de endeudamiento y la precariedad del empleo.
Otro aspecto que debe preocupar al mundo sindical es la cesantía crónica. El promedio de desempleo de los jóvenes en la Región Metropolitana, sobre la base de datos obtenidos en Las Condes, Providencia, Ñuñoa y Vitacura , no guarda relación con la situación en la periferia sur de Santiago. En otras palabras, en La Granja, San Ramón y Lo Espejo, el porcentaje de cesantía de los jóvenes de entre 18 y 35 años es mucho más alto que el porcentaje promedio de toda la Región Metropolitana. A ello hay que sumar que la cesantía afecta aún más a las personas que tienen una menor calificación y, fundamentalmente, a las mujeres.
Por lo tanto, estamos ante un paso que se dará en la lógica de “en la medida de lo posible”, la misma que me llevó, en el primer ejercicio que hice como diputado, a votar en contra el proyecto de ley, de mi gobierno, que fijaba el sueldo mínimo. En esa ocasión, hice mías las palabras del presidente de la Conferencia Episcopal, quien hace siete años dijo que Chile estaba en condiciones de tener un sueldo ético no inferior a 250.000 pesos. Voté bajo la convicción -y con datos- de que las ganancias extraordinarias de las isapres y de las AFP, y la proveniente de la colusión millonaria de las farmacias, permitían deducir que era mentira que un sueldo mínimo más alto desestabilizaría la economía, pondría en riesgo el crecimiento y aumentaría la cesantía. Esos supuestos efectos han sido el argumento histórico que ha traspasado a la espalda de los trabajadores la injusticia que vivimos.
Celebro el propósito del gobierno y el esfuerzo de la anterior y de la actual ministra del Trabajo para lograr todo lo que se ha avanzado. Sin embargo, de una vez por todas, debemos desafiar el tener que avanzar “en la medida de lo posible”, de modo que podamos satisfacer de una vez por todas las aspiraciones de los trabajadores.
Chile tiene las condiciones económicas para aquello y para no estar sometido al eterno chantaje que se hace en pro de la estabilidad económica.
He dicho.
-Aplausos.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado Raúl Saldívar .
El señor SALDÍVAR.-
Señor Presidente, por su intermedio, quiero saludar cordialmente a la señora ministra y a los dirigentes que están en las tribunas observando el debate, muy atentos al devenir de su destino como dirigentes históricos de Chile.
¡Bienvenidos!
(Aplausos)
Hoy discutimos un proyecto de ley que busca modificar las relaciones laborales en nuestro país. Para ello, reconoce de gran forma a los trabajadores, fortalece la negociación colectiva y busca subsanar los efectos negativos de la desmantelación absoluta de los derechos laborales adquiridos tras una constante e histórica lucha, cuyos principales frutos se palparon en gran parte del siglo XX.
La visión neoliberal posiciona en extremo el capital por sobre el trabajo. Los trabajadores son considerados meros objetos; se precarizan las condiciones de trabajo y se posiciona la inestabilidad laboral para favorecer el capital.
Estos factores dieron como resultado una mercantilización generalizada y un individualismo extremo. La aplicación del neoliberalismo en el ser humano lo redujo, para explicarlo de un modo figurado, al homo economicus, el cual solo atiende intereses particulares y vive sumido en el miedo de perder el trabajo y de ser desvinculado, muchas veces, del colectivo. De esa forma se hace efectivo el adagio “divide y vencerás”.
Señor Presidente, nuestro sistema económico gira en torno al capital. Ello es lamentable, pues no permite advertir el carácter alienante de la economía. Si bien esta, como ciencia, fue concebida para ayudar a las sociedades humanas en su búsqueda de optimizar sus recursos, se convirtió, al poco tiempo, en la protagonista principal, con lo cual el ser humano quedó relegado a un carácter funcional y accesorio. Es decir, el hombre construyó al monstruo que lo aprisiona.
Hacer esta referencia no representa en absoluto una visión romántica. Por ello, quienes se oponen a la reforma porque, según sostienen, fomenta el desempleo, beneficia solo a los trabajadores y perjudica a los empresarios, solo dan muestras de una falta de crítica y de una nula lectura de la realidad. Incluso más, evidencian su devoción por un sistema que se basa en la explotación del hombre por el hombre.
Señor Presidente, no es posible referirse a la totalidad del proyecto debido a su extensión. No obstante, es imprescindible mencionar la incorporación del derecho de información específica para la negociación, que se encuentra contenido en su articulado y que se suma al derecho de requerir información por parte de los trabajadores.
Asimismo, cabe destacar el establecimiento de un piso de negociación, el cual tiene por finalidad acercar las posiciones entre las demandas y la capacidad financiera de cada mediana y gran empresa, lo que minimizará la abismal separación entre el capital y el trabajo.
Otro de los principales avances de la reforma lo constituye la prohibición de reemplazar a los trabajadores que se encuentren legítimamente ejerciendo su derecho a huelga, lo cual solucionará uno de los principales obstáculos que, hasta hoy, han tenido los trabajadores: no poder ejercer una presión real sobre sus empleadores por la vía extrema de paralizar las actividades. La futura normativa viene a consagrar la importancia del diálogo entre empleadores y trabajadores, lo que contribuye a minimizar la tensión dialéctica entre ambos.
Es necesario destacar los avances del proyecto de ley: reposiciona el carácter colectivo del trabajo, reconoce el rol de los trabajadores en la economía y avanza hacia la construcción de un sistema económico cuya principal función sea el bienestar de la comunidad y no la avidez de acumular de quienes se han enriquecido gracias al trabajo de otros; de quienes -peor aún- sabiendo que su riqueza es producto del esfuerzo conjunto y compartido, no reconocen el empeño de sus trabajadores y, muchas veces, los retribuyen con salarios no acordes más que a sus deseos de acumulación.
Por ello, buscamos construir una sociedad que reconozca y valore derechos, pues estimamos que la desigualdad, la acumulación económica y el burlar las perrogativas y el esfuerzo de los trabajadores no es expresión auténtica de una democracia real.
Las actuales condiciones de los trabajadores no son el reflejo de una democracia integral que tenga plena expresión en el mundo social.
Por lo tanto, avanzar en otorgar a los trabajadores mejores oportunidades para su desarrollo, y avanzar con los trabajadores para mejorar la situación social de Chile, es construir una mejor democracia.
He dicho.
-Aplausos.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Quiero saludar y dar la bienvenida a la presidenta de la CUT, señora Bárbara Figueroa , quien se encuentra presente en las tribunas.
(Aplausos)
Tiene la palabra el diputado Jorge Rathgeb .
El señor RATHGEB.-
Señor Presidente, no más de veinte diputados de la Nueva Mayoría se encuentran en la Sala. Dicen representar a los trabajadores, pero menos de un tercio del total está defendiendo su proyecto. Es algo que me llama la atención; deberían estar aquí, defendiendo a los trabajadores que dicen defender.
(Manifestaciones en las tribunas)
Chile hoy no crea empleos y crece a menos de un tercio de lo que crecía. En 2014, el incremento del sueldo mínimo fue más bajo que el que se otorgó en los cinco años anteriores. Es una realidad; son hechos.
Menos del 15 por ciento de los trabajadores negocia colectivamente.
Las reformas que se han implementado cuentan mayoritariamente con el rechazo de la ciudadanía. Me refiero a las reformas tributaria y educacional. Hasta el cambio de horario cuenta con rechazo. Por supuesto, también la reforma laboral que se pretende implementar. ¿Por qué? Porque no se escucha a la gente. No pido que nos escuchen a nosotros como sector político, sino a la gente, la cual mayoritariamente no acepta las reformas.
Lamentablemente, en el Congreso Nacional se está legislando para las minorías y no para las mayorías.
Les pido a quienes gobiernan que sean humildes, que reconozcan que no lo están haciendo bien, que no están escuchando a la gente.
La reforma laboral tiene cero incentivos para la contratación de mujeres, de jóvenes, de personas con capacidades diferentes y de adultos mayores. Como sabemos, la reforma está contemplada en el programa de gobierno de la Presidenta de la República. En efecto, la Nueva Mayoría ganó la elección presidencial con el 64 por ciento. Así fue, pero hoy cuentan solo con 25 por ciento de apoyo ciudadano.
Voy a explicar lo siguiente. Cuando la Nueva Mayoría asumió el gobierno contaba con legitimidad de origen, porque ganó el gobierno. Pero esa legitimidad de origen la perdieron. Hoy, no tienen legitimidad por desempeño. Por lo tanto, la ciudadanía clama por que escuchen a todos los sectores.
Este proyecto de reforma laboral es malo para Chile, es malo para los trabajadores y -lo peor- es malo para el gobierno, porque su popularidad seguirá bajando. Escuchen a la gente. Lamentablemente, se está legislando para las minorías y no para las mayorías. Los que están en las tribunas son minoría. Así es. A nivel nacional, son minoría. En Chile se debe legislar para las mayorías, no para las minorías.
Por lo tanto, anuncio que vamos a votar en contra el proyecto.
(Manifestaciones en las tribunas)
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Reitero a las personas que se encuentran en las tribunas que deben respetar el uso de la palabra de los señores diputados. El Reglamento de la Corporación considera el desalojo de las tribunas en caso de interrumpirse las intervenciones.
Como el proyecto es importante para los trabajadores, pido a los dirigentes sindicales que se hallan en las tribunas que respeten las intervenciones.
Puede continuar, señor diputado.
El señor RATHGEB.-
Señor Presidente, reitero -lo he dicho en todos los tonos- que este diputado y la bancada de Renovación Nacional estarán disponibles para seguir dialogando a fin de construir un país entre todos. Pero el país debemos construirlo entre todos, no como hoy, en que unos pocos, lamentablemente, quieren legislar para favorecer a la minoría y no a la mayoría.
El gobierno debe escuchar a la gente y a todos los sectores políticos, y no solo llevar adelante su agenda. Es cierto que en su momento contaron con apoyo cuando ganaron legítimamente el gobierno, es decir, cuando contaban con legitimidad de origen; sin embargo, hoy han perdido la legitimidad de desempeño.
Por lo tanto, anuncio que votaremos en contra el proyecto.
He dicho.
El señor AGUILÓ.-
Señor Presidente, pido la palabra por un asunto de Reglamento.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado Sergio Aguiló .
El señor AGUILÓ.-
Señor Presidente, de acuerdo con el Reglamento, un diputado no puede referirse a las personas que se encuentran en las tribunas para provocarlas o insultarlas.
(Aplausos en las tribunas)
Si un diputado les dice a las personas que se encuentran en las tribunas que no constituyen nada ni representan a nadie, y que son una minoría, esas personas tienen todo el derecho del mundo a reclamar, porque estamos en un país democrático. Lo dicho constituye un agravio gratuito para los dirigentes sindicales.
Si alguien quiere ser respetado en el uso de la palabra, debe respetar a los demás.
El señor PAULSEN.-
Pido la palabra por un punto de Reglamento.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado Diego Paulsen .
El señor PAULSEN.-
Señor Presidente, hay que ser muy carepalo para exigir respeto, sobre todo después de que el propio señor Aguiló levantó su brazo y su dedo en plena discusión de una reforma en la Cámara de Diputados. Pido que el señor diputado se retracte de sus dichos, ya que en su momento tuvo que pedir disculpas públicas luego de hacer lo que hizo.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado Felipe Letelier .
El señor LETELIER.-
Señor Presidente, entiendo que los ánimos se puedan caldear, porque no estamos en presencia de un proyecto menor. Han sido muchos años, muchas décadas de espera para contar con una legislación que dignifique, en primer lugar, la labor del trabajador y, en segundo lugar, la labor del sindicato.
No quería responder cuestiones que se han dicho, que son francamente vergonzosas. Sin embargo, alguien ha querido justificar que en aquellos tiempos en que había una cesantía que superaba el 40 por ciento, se implementaron programas como el POJH, el PEM y otros. Y se pretende justificarlos con el argumento de que “no teníamos muchas cosas.”. Pero cómo íbamos a tenerlas, si no había libertad, no había democracia ni respeto por las personas, que era lo elemental. Por lo tanto, no hay que rasgar vestiduras ni defender lo indefendible.
Los países desarrollados son lo que son porque sus trabajadores cuentan con empleos dignos y con sindicatos fuertes que pueden negociar y discutir a la par con los empleadores.
Entiendo que Chile es el único país en el que el Congreso Nacional debe meterse en el salario mínimo. ¡Qué vergüenza! En el mundo entero los trabajadores y empresarios discuten sobre el salario. Además, en esos países no se niega información a los sindicatos y no se maltrata a los trabajadores.
Quiero decir con mucha fuerza que muy pocos empresarios son buenos. Y hay sindicatos que son buenos. Como se dice, hay de todo en la viña del Señor.
Pero lo que no resiste análisis es que continuemos con una norma laboral, con un Código del Trabajo que no dignifica al trabajador y a las instituciones.
Recuerdo la situación laboral que conocí de los países nórdicos y centroeuropeos, de la que nadie puede dudar. Uno, que provenía del Tercer Mundo, se quedaba con la boca abierta al ver la calidad de vida que tienen sus trabajadores, la calidad de sus sindicatos y los derechos de que gozan los trabajadores.
Sin embargo, en este hemiciclo se quiere justificar lo hecho en aquellos tiempos duros, difíciles para todo Chile, en los que todo se hizo a troche y moche. Además, aquellos que dicen que antes de eso no teníamos nada, olvidan que en el país había 1.800 empresas que en esos mismos tiempos difíciles pasaron a manos de algunos poquitos, que son los que rasgan vestiduras, aplauden y fueron a ver al señor que estuvo internado en la clínica en Londres.
Señor Presidente, esto no resiste más. Por lo tanto, si queremos dignificar el trabajo, si queremos que en Chile haya sindicatos dignos, fuertes y con capacidad de negociar, si queremos producir más y que el país progrese y tenga igualdad de condiciones, la única manera de lograrlo es teniendo leyes laborales para todos.
¡Pasó el tiempo en que los poderosos fueron privilegiados y a manos llenas se adueñaron del país! ¡Ahora es el tiempo de los trabajadores!
He dicho.
-Aplausos.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra la diputada Karla Rubilar .
La señora RUBILAR (doña Karla).-
Señor Presidente, por su intermedio, saludo a la ministra del Trabajo, al subsecretario, a la exministra del Trabajo y a los dirigentes presentes en las tribunas.
(Aplausos)
Hoy vamos a hablar de la reforma laboral y, en particular, de la reforma a la negociación colectiva. Efectivamente, el gobierno tiene razón cuando señala que Chile es uno de los países donde hay menos negociación colectiva. Ese es un hecho cierto, como también es cierto que fue uno de los objetivos prioritarios del asesor de la dictadura: José Piñera .
Asimismo, es efectivo que en general en los países donde hay más negociación colectiva, la redistribución de la riqueza opera de mejor forma y la ciudadanía vive mejor. De hecho, en los estados benefactores escandinavos casi todos los trabajadores participan de este tipo de negociaciones.
Sin embargo, la sola existencia de la negociación colectiva no lleva a un Estado solidario, a un bienestar laboral o a un bienestar general. Argentina es un buen ejemplo de ello. En ese país existen sindicatos muy fuertes, pero no necesariamente los trabajadores están mejor; en algunos casos sufren más carencias que los nuestros.
Por otra parte, tenemos claro que el no tener negociación colectiva o sindicalización tampoco es la solución, como aquí se dice. De hecho, somos el país que tiene menos negociación colectiva. Además, vemos el trato que muchas grandes empresas, como multitiendas, farmacias, entre otras, dan a sus trabajadores.
Doy como ejemplo la situación de los trabajadores de la empresa Prosegur , que hoy cumple 42 días de huelga. Son seiscientos trabajadores en todo Chile, algunos de los cuales están pensando comenzar una huelga de hambre. Un trabajador con 29 años de servicio en Prosegur gana 420.000 pesos de sueldo líquido. Prosegur trabaja para los grandes bancos del país, que tienen utilidades millonarias. Si alguien piensa que el sistema funciona bien y no necesita cambios, Prosegur es el ejemplo claro de que está equivocado.
(Aplausos)
Dicho lo anterior, si bien el proyecto adolece de algunas fallas, creo que si pretendemos que nuestro desarrollo humano y laboral sea digno de una nación desarrollada, debemos dar un paso en este sentido. Reconozco que tengo reparos sobre algunos puntos respecto de las pequeñas y medianas empresas. Imagino que el Senado pondrá énfasis en esos temas. Por eso, me abstendré de votar a favor algunos artículos, no porque esté ciento por ciento en desacuerdo, sino porque creo que debe haber algunos cambios, sobre todo respecto de los pequeños emprendedores.
Efectivamente, algunos parlamentarios de la Alianza y de movimientos de centro muestran su preocupación por la manera en que la reforma afectará en las cifras macroeconómicas del país. Pero esa es una mirada en la que lo primordial es el desarrollo económico y en la que se prescinde, lamentablemente, del desarrollo humano. Si se prescindiera del desarrollo humano, podrían tener alguna razón sus críticas. Pero no puede importarnos solo el nivel del PIB que alcanzamos a fin de año. También debe preocuparnos la forma en que llegamos a él, si es que lo logramos, porque no puede ser que para alcanzarlo tengamos que afectar a algunos ciudadanos, generarlo a costa del resto o incluso matar de hambre a miles.
Debemos preguntarnos qué sociedad queremos, para determinar si vamos a votar a favor este proyecto. Asumo que vamos a tener efectivamente una baja en la inversión a corto plazo, pero estoy convencida de que a la larga permitirá mayor equidad en nuestra sociedad.
Dejo en claro que no es la panacea, porque si efectivamente no avanzamos en mejorar temas como la salud, las universidades, las jubilaciones, la carga efectivamente se traspasará a las negociaciones colectivas, lo que afectará a las pymes. Hay responsabilidades que van más allá de las negociaciones colectivas, y en ellas debe poner su atención el gobierno.
También es cierto que se debe trabajar en mejorar la situación de los funcionarios públicos, a quienes no podemos excluir. Estamos hablando de trabajadores a honorarios y a contrata que tienen malas condiciones laborales, y también de las empresas del Estado. Por ejemplo, fui testigo de cómo en Correos de Chile se ocupaba, a diestro y siniestro, el famoso artículo 161 del Código del Trabajo. Esto no puede continuar y el gobierno también debe avanzar en esas materias, más allá de este proyecto de ley. Debe avanzar, por ejemplo, en términos de crear fuentes de trabajos para las mujeres, para los discapacitados y para los adultos mayores.
Soy una mujer que se define como de centro liberal. Soy creyente y no impongo mis creencias a los demás; pero un importante sector de este Parlamento se define como creyente per se y se ha manifestado en contra de esta reforma.
Por eso, quiero terminar mi intervención con las palabras del padre Hurtado, quien señaló: “Es muy difícil para los asalariados discutir las condiciones de su trabajo, si cada uno individualmente ha de entenderse con el patrón o su representante. Para estar en un pie de menor desigualdad necesitan presentar colectivamente sus peticiones.”.
“¿No son necesarios los sindicatos?”, se preguntaba el padre Hurtado. Y agregó: “El día en que todos estos problemas estén solucionados, en que la sociedad tenga estructuras plenamente humanas, ese día dejarán de ser necesarios. Hoy día no solo son necesarios; son imprescindibles para el obrero.”.
Por eso, votaré a favor el proyecto.
He dicho.
-Aplausos.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Informo a la Sala que se dieron las facilidades para que ingresaran los dirigentes sindicales que quisieron entrar, los cuales ya se encuentran en las tribunas.
Quiero apelar a la conciencia y a la responsabilidad de los dirigentes. Les ruego que no me obliguen a aplicar el Reglamento si se producen manifestaciones en las tribunas.
Vale la pena que mantengamos un debate con altura de miras, de respeto democrático, para que no sea necesario desalojar las tribunas, tal como lo contempla el Reglamento.
Reitero mi petición a quienes representan a los trabajadores.
Muchas gracias.
El señor EDWARDS.-
Señor Presidente, punto de Reglamento.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado José Manuel Edwards .
El señor EDWARDS.-
Señor Presidente, el artículo 55 del Reglamento señala las funciones del Presidente o del que haga sus veces. El número 5 de este artículo dispone: “Cuidar de la observancia de este reglamento...”. El número 8 establece: “Hacer despejar las tribunas cuando los asistentes a ellas falten al orden.”.
Además, el artículo 88 señala: “Queda estrictamente prohibido a las personas que concurran a las tribunas, realizar cualquier manifestación de aprobación o de desaprobación, durante la sesión.”.
Hemos notado que usted ha tenido mucha laxitud en la forma de aplicar el Reglamento. Me encantaría saber el criterio que como Presidente va a aplicar de ahora en adelante, porque la idea es que sea igual en todas las sesiones, independientemente de la adhesión de las personas presentes en las tribunas. He visto que se ha intervenido a favor y en contra probablemente unas veinte, treinta o cuarenta veces.
En consecuencia, señor Presidente, quiero que clarifique si existe garantía de que en el Parlamento se puede ejercer la democracia como corresponde.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Señor diputado, el Reglamento se ha aplicado estrictamente. Esta Mesa otorga las garantías, como se le ha dicho personalmente y también en reunión de los Comités.
Tiene la palabra el diputado Ernesto Silva .
El señor SILVA.-
Señor Presidente, por su intermedio, saludo a las señoras ministras, al señor subsecretario, a los dirigentes de los trabajadores y, de forma muy especial, a todos los chilenos que no tienen trabajo y a los que lo han perdido durante el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet .
(Manifestaciones en las tribunas)
Señor Presidente, ¿cómo va a continuar la sesión? ¿Van a pifiar en cada intervención y usted va a hacer de cuenta que no pasa nada?
Por favor, le pido que restituya el tiempo perdido por las interrupciones.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Señor diputado, se descontarán las interrupciones del tiempo que se le ha asignado.
El señor EDWARDS.-
¡Póngase los pantalones, señor Presidente!
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Silencio, diputado Edwards .
(Manifestaciones en las tribunas)
Lo llamo al orden por primera vez, diputado Edwards .
Un señor DIPUTADO.-
Me parece que las palabras del diputado Edwards no corresponden al lenguaje de un parlamentario. Pido que, por favor, le llame la atención.
-Manifestaciones en las tribunas.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Ruego silencio en las tribunas.
Continúa con el uso de la palabra el diputado Ernesto Silva .
El señor SILVA.-
Señor Presidente, la primera pregunta que debemos hacernos es si queremos un Chile de cara o a espaldas de la ciudadanía. Nosotros queremos un Chile de cara a la ciudadanía, no como hemos visto esta mañana en esta Sala.
¿Qué queremos lograr?
En primer lugar, que haya más y mejores trabajos en materia laboral; en segundo lugar, que haya mejores condiciones y relaciones laborales, y en tercer lugar, que haya mejores sueldos para los trabajadores, fruto de buenas relaciones y de una mayor productividad que pueda mantenerse en el tiempo.
Por consiguiente, uno se pregunta qué logra esta reforma laboral sobre esos tres puntos que mencioné, esto es más y mejores trabajos, mejores condiciones y relaciones laborales, mejores sueldos y mayor productividad.
Cada vez que los gobiernos tienen que presentar una agenda laboral, deben preguntarse cuál es la realidad que enfrentan. ¿Cuál es la realidad que se ha enfrentado durante este primer año de gobierno? La realidad es que se han perdido trabajos, que menos chilenos quieren trabajar y que los sueldos de los chilenos no están aumentando. Ante esa realidad, el gobierno decidió presentar un proyecto, frente al cual debe tomar un camino.
A pesar de lo que está sucediendo con las familias de clase media, que tienen menos opciones de trabajo y cuyos sueldos no aumentan, el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet y de la Nueva Mayoría optó por una reforma focalizada en las relaciones laborales y en el mundo sindical, lo que muchas personas han llamado la reforma sindical.
Hay distintas formas de abordar esos temas. En nuestro gobierno decidimos hacer otra reforma laboral, la cual consistió en crear un millón de empleos y en hacer un aumento relevante de los sueldos.
(Manifestaciones en las tribunas)
A pesar de que a algunos pueda molestarles el diálogo democrático, espero que con el tiempo la ciudadanía evalúe cuál es la reforma laboral que prefiere y qué prioridades quiere hacia adelante.
Reitero, estamos convencidos de que la mejor reforma que se puede generar es buscar condiciones para dar más y mejores trabajos.
Respecto de los contenidos, señalé que desde la UDI queremos más y mejores trabajos, mejores condiciones y relaciones laborales y mejores sueldos, fruto de la productividad y de las relaciones sustentables en el tiempo.
Hemos llegado a la convicción de que este proyecto no va a ayudar a generar más y mejores trabajos ni a que el sueldo de los chilenos mejore.
¿Qué queda? Las relaciones laborales.
Para abordar la situación de las relaciones laborales, esto es la forma en que se vinculan los trabajadores y los empleadores, hay distintos caminos. El gobierno ha establecido algunas medidas, como la titularidad sindical, la afiliación -obligatoria, en la práctica- a los sindicatos, el no reemplazo en huelga y otras medidas que, a nuestro juicio, pueden entenderse, pero que van a generar mayor conflictividad.
¿Había otro camino para mejorar las relaciones laborales? Sí, estaba el informe de la Comisión de Trabajo y Equidad, en la Comisión Meller, que se convocó hace años para buscar formas de abordar esta materia. Los diputados de la Comisión de Trabajo y Seguridad Social lo conocen y saben que en él se establecían mejores formas para desarrollar relaciones laborales entre los trabajadores y los empleadores, buscando más diálogo y menos conflicto. Esa idea se desechó en este proyecto y se tomó otro camino.
Se nos ha preguntado qué opinamos sobre la titularidad sindical. Mi opinión respecto de ella es que no creo en los monopolios, porque son malos para Chile.
(Manifestaciones en las tribunas)
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Pido silencio en las tribunas.
Se descontarán las interrupciones del tiempo asignado al diputado Silva .
Continúe con el uso de la palabra, señor diputado.
El señor SILVA.-
Señor Presidente, es interesante observar cómo a algunos les puede molestar ver a la izquierda creando monopolios. Con la titularidad sindical se impedirá que los trabajadores dialoguen libremente, establezcan relaciones y sean parte de un beneficio; solo habrá monopolio.
No es bueno que la Presidenta Michelle Bachelet y la Nueva Mayoría creen, por ley, más monopolios, como esta relación de permitir que todas las negociaciones dependan del sindicato. Por el contrario, somos partidarios de mayor diversidad, de más libertad y de que existan distintos momentos en los que se puedan vincular trabajadores con empleadores.
También creo que lo que el proyecto establece en términos de la afiliación a los sindicatos atenta contra la libertad de las personas, porque transforma dicha afiliación en algo obligatorio en los hechos. No queremos eso.
Finalmente, quiero señalar qué cosas nos gustaría que se desarrollaran en la reforma laboral, hoy y hacia adelante. Lo primero es la realidad de los jóvenes. Son demasiados los que no están trabajando y que necesitan hacerlo. Sin embargo, el gobierno no los considera, porque no son su prioridad.
Segundo, muchas mujeres tienen la necesidad de trabajar, de incorporarse al mundo laboral y de compatibilizar su realidad. Eso no está considerado y no es importante en la propuesta del gobierno.
Tercero, se requieren nuevas formas de inclusión, especialmente de los adultos mayores y de las personas con discapacidad que quieren y que necesitan trabajar. ¿En qué parte de la agenda laboral del gobierno está considerado?
Espero que el gobierno aproveche el impulso de contar con nuevos ministros del Interior, de Hacienda y del Trabajo, para que reflexione sobre estas propuestas y para que las analice y revise en la discusión del proyecto en el Senado.
En segundo lugar, es importante que se escuche a la ciudadanía, que, semana a semana, le plantea al gobierno que tiene una visión muy crítica.
(Manifestaciones en las tribunas)
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Silencio en las tribunas. Les reitero que deben tener respeto por las intervenciones de los señores diputados.
Se restituirá el tiempo descontado al diputado Ernesto Silva .
Continúa con la palabra, señor diputado.
El señor SILVA.-
Señor Presidente, espero que el gobierno también pueda escuchar a la ciudadanía que todas las semanas le está diciendo que cada día conoce más su propuesta laboral y que cada día la rechaza más. Ese hecho debería hacer que el gobierno escuche a una sociedad que quiere mejorar y mirar hacia el futuro, que considere eso como algo valioso e introduzca los cambios que se requieren.
Por las razones expuestas, anuncio mi voto en contra de la reforma laboral del gobierno.
He dicho.
-Manifestaciones en las tribunas.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado Iván Fuentes .
El señor FUENTES.-
Señor Presidente, por su intermedio, quiero saludar a un hermano de la Patagonia, don Germán Andrade , presente en las tribunas y, a través de él, a todos los trabajadores de Chile, a los que se encuentran en cada rincón de nuestro país, donde se hace fuerza, se lucha, se lleva el sustento del hogar y está el primer eslabón de la cadena de los trabajadores de Chile.
(Aplausos)
¡Aquí estamos llamados nosotros, los parlamentarios, a dar un paso gigante para nuestro país!
¡Hemos avanzado a pulgadas en los derechos de los trabajadores de Chile! No se olviden de los trabajadores del asentamiento. Mi padre, el maestro Lucho Fuentes, trabajaba de sol a sol en el asentamiento. Mi hermana y yo, un cabro chico, le íbamos a dejar la vianda para que la calentara en un fogón. Lo veíamos llegar en la noche. Tenía tiempo para comer, sacarse las chalailas que, para que ustedes sepan, se hacen de neumáticos; lavarse los pies y acostarse a dormir rendido. ¿Para qué? Para darle un futuro a nuestro Chile. ¡Ahí están todos los trabajadores de nuestro país!
(Aplausos)
Entregaron su vida en la mina del carbón, en la agricultura, en el trabajo con el arado, en la planta pesquera. Hoy, las mujeres están trabajando en la recolección de frutas. En esa labor están mis hermanas en la Séptima Región. Así que tengo ganas de decir esto, así que tengo ganas de apoyar este proyecto, así que tengo ganas de seguir mejorando las labores que tienen que ver con el sustento.
(Aplausos)
No se trata de bondad, se trata de derechos. ¿Quién habla de bondad? Dios tiene bondad con nosotros y nos permite tener la naturaleza de este país. Dios tiene bondad con nosotros y así tenemos litio, cobre y una bendita tierra que nos da todo y no nos pide nada. ¡Es Dios quien tiene bondad con nosotros! ¿Y nosotros nos sentimos bondadosos? ¿De dónde aparecieron estos seres humanos que se sienten bondadosos porque tienen lucas? ¡Esa bendición la da Dios! Estamos en este mundo y vinimos a disfrutar. No todos vamos a tener lo mismo, no todos van a ser empresarios; pero cuando se habla de avanzar una pulgada por los trabajadores, algunos dicen que la economía se retrotrae o se cierra como una ostra. ¡Por favor! ¿Dónde está el futuro de nuestro país? ¡En el entendimiento! Ahí está el futuro de nuestro país. ¡En la voluntad! Ahí está el futuro de nuestro Chile.
¿Acaso nos vamos a pelear? Cuando los trabajadores piden una pulgada de beneficio, ¿los empresarios se van a disgustar? ¡Le ha ido bien a nuestro país, pero hemos repartido mal! No es posible seguir así. Hemos repartido muy mal.
Están equivocados cuando dicen que Chile no es bien considerado afuera. Es muy bien considerado afuera, porque le ha ido bien. Tenemos buenas carreteras, nuestros vinos son premiados en Europa, nuestras frutas están en las mejores mesas, a nuestros empresarios les ha ido bien. Pero seguimos repartiendo mal.
Cuando hoy queremos avanzar una pulgada para los trabajadores, ¿les vamos a decir que no? Yo les digo que sí, que voy a apoyar este proyecto con toda la fuerza de mi corazón.
He dicho.
-Aplausos.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra la diputada Maya Fernández .
La señora FERNÁNDEZ (doña Maya).-
Señor Presidente, quiero saludar a las trabajadoras, a los trabajadores y a sus dirigentes, que nos acompañan en las tribunas; a la ministra Ximena Rincón y al subsecretario Francisco Díaz .
(Aplausos)
El proyecto de reforma laboral que hoy votaremos satisface un antiguo anhelo de los trabajadores y de las trabajadoras de nuestro país.
El régimen laboral actual nació en la dictadura, y tenía por objeto establecer una relación laboral en que los derechos de los trabajadores quedaban mermados ante el poder del empleador. Con el plan laboral de 1979 se borraron las conquistas alcanzadas en una larga tradición de luchas sociales. Ese fue un acto ilegítimo que solo pudo ser llevado a cabo en un contexto de opresión y violencia.
Con el proyecto de ley en estudio se pretende avanzar en volver a otorgar legitimad a las relaciones laborales en nuestro país.
El objetivo del plan laboral era muy sencillo: desbalancear las relaciones laborales en favor del empresariado y en detrimento de los trabajadores. Era una necesidad imperiosa para implantar el modelo de desarrollo neoliberal, en el cual la maximización de las ganancias era el bien predominante y propósito único de las relaciones socioeconómicas. Otras dimensiones, como la convivencia en la empresa y la distribución de beneficios a los trabajadores, quedaron relegadas.
Hoy, como país, seguimos con una gran deuda con los trabajadores y con las trabajadoras. Actualmente, la relación laboral se encuentra desbalanceada. Es necesario volver a equilibrarla. Este es un proyecto moderado, que no implica una transformación brusca de las relaciones laborales y que solo constituye un avance en la búsqueda de un equilibrio más justo.
Quiero destacar uno de los aspectos de mayor relevancia que aborda el presente proyecto de ley, cual es la posibilidad de que la huelga sea un mecanismo efectivo de defensa de los intereses de los trabajadores.
Actualmente, cuando un sindicato realiza una huelga, esta no logra el cometido básico, que es la paralización de la actividad productiva, con lo que pierde toda su capacidad de presión.
Necesitamos que la huelga vuelva a ser una herramienta real y efectiva de los trabajadores chilenos. Los sectores empresariales quieren que la huelga no paralice la empresa; quieren una especie de huelga paternalista, en la que, arropados de comprensivos y tolerantes, no se vean afectados sus intereses. Ven en la huelga solo la manifestación pública de un descontento, pero eso constituye un sinsentido. ¿Qué sentido tiene la huelga si la empresa funciona y el dueño sigue ganado dinero? Justamente, la huelga debe implicar un costo para el trabajador que la lleva a cabo y para el empresario.
Otro de los argumentos más recurrentes para oponerse a la reforma laboral es que afectaría el crecimiento económico.
La visión que está en la base de esa argumentación considera los derechos laborales como un lastre que afecta la posibilidad de crecimiento económico. Parte de la argumentación contra la reforma laboral se ha basado en esa idea. Esa visión corresponde a una manera de ver la sociedad desde una perspectiva economicista de tipo financiero-neoliberal, que concibe la vida social en función de la obtención de ganancias monetarias.
El crecimiento es importante porque genera riquezas, pero no asegura su distribución. Puede haber sociedades muy ricas desde el punto de vista financiero, pero muy pobres desde una perspectiva social.
El punto está en qué tipo de sociedad queremos y bajo qué criterios la queremos construir. Si continuamos construyendo la sociedad bajo los preceptos neoliberales, vamos a profundizar la injusticia y la desigualdad, lo que atentará contra el crecimiento.
Si bien esta reforma es un avance, quedan muchos temas pendientes. Uno de los más importantes es la posibilidad de negociar por rama. Dejar excluida a buena parte de la fuerza laboral de poder negociar sus condiciones laborales es algo que atenta contra el espíritu de la reforma, en el sentido de avanzar en mayores niveles de sindicalización y de distribución de la riqueza para lograr una sociedad más justa y equitativa.
He dicho.
-Aplausos.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
En el tiempo de la bancada de Renovación Nacional, tiene la palabra el diputado señor Nicolás Monckeberg .
El señor MONCKEBERG (don Nicolás).-
Señor Presidente, ayer hicimos un análisis general del proyecto y expresamos las razones por las cuales lo votaremos en contra.
Al escuchar los encendidos discursos de algunos parlamentarios del Partido Socialista y de la izquierda, surge la necesidad de recordarles que como están en el gobierno, tienen que hacerse cargo de que los empleos sin contrato y de mala calidad han aumentado al doble, los empleos sin cotizaciones sociales aumentaron en cuatro veces, el desempleo es más alto y la desigualdad ha aumentado. Quienes más hablan en contra de la desigualdad no ha sido capaces de reducirla ni en una décima.
Ellos mismos votaron un reajuste al sector público entre aplausos, el primero que ha discutido el Congreso Nacional que ni siquiera alcanzó el IPC en términos reales. Se han quedado afónicos exigiendo un piso del IPC en la negociación colectiva; sin embargo, repito, el año pasado votaron un reajuste para el sector público en forma unánime que ni siquiera alcanzó el IPC.
Señor Presidente, las palabras y los discursos aceptan todo, pero que se hagan cargo de esa incoherencia.
Quiero rescatar tres puntos del proyecto de ley que me preocupan y que espero que se corrijan en el Senado.
En primer lugar, si en verdad queremos un sindicalismo potente, fuerte y auténtico, hay tres normas respecto de las cuales el gobierno debe explicar por qué cambió de opinión.
Ni a la CUT ni a ningún sindicato les conviene que dirigentes o agrupaciones sindicales sin representatividad tomen las decisiones.
El gobierno estimó fundamental terminar con el abuso del fuero obtenido mediante la “bicicleta” de la renuncia de los dirigentes sindicales; sin embargo, cambió de postura y, mágicamente, no hace nada al respecto.
En segundo lugar, la huelga debe ser pacífica, algo evidente para empresarios y para trabajadores. Lo contrario siempre será una práctica antisindical.
-Manifestaciones en las tribunas.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Pido a los asistentes a las tribunas que guarden silencio para que el debate se lleve de manera respetuosa. Como dirigentes sindicales, los conmino a mantener respeto.
Continúe con el uso de la palabra, señor diputado.
El señor MONCKEBERG (don Nicolás).-
El gobierno nos dijo hace cinco meses que es clave que el proyecto de reforma laboral sancione la violencia en las huelgas, que los dirigentes sindicales no abusen del fuero y que es necesario terminar con los sindicatos de papel, a través del mal uso del llamado “sindicato del día después”. El gobierno subrayó estas tres cosas con fuerza; pero hoy se desdijo de las tres, se dio una vuelta de carnero absolutamente inaceptable.
Por consiguiente, si estamos por un sindicalismo en serio, con sindicatos realmente representativos, con los dirigentes que sean fiel reflejo de las necesidades de los trabajadores, no aceptemos el abuso o el mal uso de ninguna prerrogativa. Queremos un sindicalismo de verdad. Sin embargo, aquí consolidamos tres normas que solo servirán para abusar.
No me gustaría que el día de mañana la directiva de la Central Unitaria de Trabajadores sea elegida por sindicatos truchos, sin representatividad.
(Manifestaciones en las tribunas)
Limpiemos, saquemos del mapa a todos los sindicatos que no son de verdad, que se crean para cometer fraude.
-Manifestaciones en las tribunas.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
La alternativa es que los ocupantes de las tribunas respeten las intervenciones aunque no estén de acuerdo, o, de lo contrario, los haré desalojar.
Señor diputado, se ha descontado el tiempo correspondiente.
Continúe con su intervención.
El señor MONCKEBERG (don Nicolás).-
La defensa del verdadero sindicalismo y del verdadero dirigente sindical jamás deberá implicar la justificación de los fraudes en el uso del fuero y en la constitución de sindicatos; pero el gobierno, al omitir tales normas, justifica el uso fraudulento de esas prerrogativas.
He dicho.
-Manifestaciones en las tribunas.
El señor AGUILÓ.-
Señor Presidente, pido la palabra para plantear una cuestión reglamentaria.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
¿Qué artículo del Reglamento va a invocar, señor diputado?
El señor AGUILÓ.-
El artículo 214, señor Presidente.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra su señoría.
El señor AGUILÓ.-
Señor Presidente, pido formalmente que los diputados que han recibido aportes reservados de las grandes empresas se abstengan de hacer uso de la palabra.
El señor Nicolás Monckeberg ha abusado...
-Aplausos.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
En el tiempo de la bancada Independiente, tiene la palabra el diputado señor Vlado Mirosevic .
El señor MIROSEVIC.-
Señor Presidente, al menos está entretenida la cosa.
Señor Presidente, soy liberal, pero no neoliberal.
(Aplausos)
José Piñera no era liberal. ¿A dónde la vieron? Por favor, no lo llamemos liberal, es un error. Liberales fueron José Victorino Lastarria , Francisco Bilbao ; pero no José Piñera , quien es un neoliberal que introdujo un Código Laboral en el que el ser humano es visto como una mercancía y no como un fin en sí mismo, cuestión fundamental para los liberales.
El liberalismo siempre ha sido humanista; que se sepa, el liberalismo siempre fue democrático. Si no lo creen, pregúntenle a Francisco Bilbao .
Algunos somos pro mercado, como yo; pero no pro empresa, distinción que se debe hacer en este hemiciclo.
Algunos defienden aquí a las empresas en particular, pero no al mercado, porque no están de acuerdo con la libre competencia o con la transparencia del mercado. Y ahora dicen que están en contra de los monopolios. Además, se han llevado el mercado para la casa. Si no lo creen, preguntémosles por la ley de pesca.
(Aplausos)
Por eso, votaré a favor el proyecto de ley en general, pero rechazaré las normas que tengan letra chica.
He dicho.
-Aplausos.
El señor PAULSEN.-
Señor Presidente, pido la palabra para plantear una cuestión reglamentaria.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
¿Qué artículo invoca, señor diputado?
El señor PAULSEN.-
Señor Presidente, invoco el mismo artículo del Reglamento que señaló el señor Aguiló , con el objeto de que se inhabiliten de votar todos los diputados que tengan familiares ganando sueldos millonarios en el aparato estatal y que no han sido capaces de trabajar un segundo de su vida fuera de él.
He dicho.
-Aplausos.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
En el tiempo de la bancada del Partido Demócrata Cristiano, tiene la palabra el diputado señor Roberto León .
El señor LEÓN.-
Señor Presidente, por su intermedio saludo a los dirigentes sindicales que nos acompañan en las tribunas y a los ministros y ministras que están en el hemiciclo.
He escuchado con atención el debate suscitado en esta sesión, pero cuesta entender que a estas alturas del siglo XXI los colegas de la derecha sigan defendiendo la reforma laboral de Piñera, estampada en el decreto ley N° 2.200. Cuesta creer que sostengan que lo que allí se plasmó era mantener el principio de la libertad. Cuesta entender que no se den cuenta de que lo único que está haciendo el gobierno a través del proyecto de ley en debate, es lograr relaciones más equilibradas y más justas entre trabajadores y empresarios, que les permitan buscar el bien común al interior de las empresas. Cuesta entender que los colegas de la derecha crean que la opinión que vale es única y exclusivamente la del empleador. No he escuchado ningún argumento en contra de la filosofía del proyecto de ley, pero sí muchos en contra del principio de la igualdad, de la equidad, de la eficiencia y de la productividad. ¡En esos ámbitos queremos avanzar!
Me habría encantado -tal vez todavía hay tiempo- que los dirigentes sindicales que nos acompañan hubiesen invitado a los parlamentarios a salir a la calle.
¿Cuál es la manera de que el Congreso salga a la calle? Se nos hace presente que todos tenemos la misma representatividad. ¡Es cierto! Pero los colegas de derecha no dicen a la gente cómo votan.
Por eso, sería bueno que, a través de las organizaciones sociales y gremiales, nos invitaran en nuestros respectivos distritos a debatir con los colegas de derecha para conocer por qué ellos creen que es bueno para el país que no se avance en equidad social. ¿Por qué creen que es bueno para el país mantener los conceptos del decreto ley N° 2.200?
No conozco a ningún trabajador del país que no quiera que su empresa se desarrolle y progrese. Pero digamos las cosas como son: cuando enfrentamos huelgas que se prolongan por más de 42 días, como en Prosegur, es porque el empresario está convencido de que podrá doblar la mano a los trabajadores. ¡Esa es la presión que ejercen, porque hoy no existen instrumentos que permitan mantener una relación de equilibrio que mejore la productividad; pero, sobre todo, que mejore la condición de nuestros trabajadores!
Por eso es bueno que discutamos estos temas con los parlamentarios de derecha en cada uno de los distritos; es bueno que la gente sepa qué se está votando hoy en la Sala; es bueno que la gente sepa que cuando el gobierno de la Presidenta Bachelet quiere avanzar en un proyecto que beneficia a los trabajadores, la derecha política lo votará en contra. ¡Hay que tener presente eso!
Vamos a ser capaces de avanzar en esta materia, pero no me gusta que los colegas de la derecha digan que esto se mejorará en el Senado. Espero que los senadores sean capaces de mantener también el compromiso para que tengamos en el país una legislación laboral más justa y equitativa, que vaya en beneficio de las empresas; pero, en particular, de los trabajadores.
Por esas razones, votaré a favor el proyecto de ley.
He dicho.
-Aplausos.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Gonzalo Fuenzalida .
El señor FUENZALIDA.-
Señor Presidente, ayer escuché la profecía de que los sindicatos se van a fortalecer con esta futura ley. Esa profecía se va a cumplir de todas maneras con ella, pero se va a cumplir de manera forzada.
No puedo entender ni creer que en pleno siglo XXI todavía estemos obligando a los trabajadores a afiliarse a sindicatos, porque todo lo que implica forzar nuestra voluntad está viciado.
No me explico cómo estamos obligando a los trabajadores a pertenecer a un sindicato si quieren gozar de los beneficios económicos obtenidos en una negociación colectiva. Por la forma como lo dispone el proyecto, no se afiliarán voluntariamente a un sindicato. ¡Digamos las cosas como son! Muchos trabajadores no pertenecen a un sindicato porque no les dan confianza. Así como la gente no confía en los políticos, tampoco confía en los sindicatos, y por eso no se afilian. ¡Con el proyecto de reforma laboral los estamos obligando a afiliarse!
-Manifestaciones en las tribunas.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Silencio en las tribunas, por favor.
El señor FUENZALIDA.-
Señor Presidente, la iniciativa es antidemocrática y dictatorial. Me impresiona cómo la izquierda defiende el proyecto de ley con dientes y uñas con el argumento de que mejorará la equidad y no generará más desempleo.
Entiendo la postura del Partido Comunista, ya que le encanta obligar a la gente a hacer determinadas cosas. Incluso, recordemos que levantaron murallas en los países comunistas para que la gente no escapara de ellos.
Aclaremos que la iniciativa afecta a empresas privadas, no a empresas públicas. Entonces, cuando despachamos iniciativas que se convierten en leyes, determinamos las variables económicas con las que las empresas toman sus decisiones. ¡No podemos obligarlas por ley a tomar ciertas decisiones!
Ahora bien, cuando decimos que también vamos a incluir en esta negociación colectiva a los trabajadores con contrato de aprendiz, lo que estamos haciendo es subir el costo del contrato de aprendiz. En consecuencia, todos los jóvenes menores de 21 años no serán contratados como aprendices, pues se preferirá emplear a personas con mayor experiencia. Además, lo único que lograremos en el caso de los contratados por faena o por obra que también se incluyen en la negociación colectiva, es que se contrate a obreros por especialidad, que trabajen en determinadas faenas y que se muevan por obras.
En el fondo, lo que estamos haciendo es subir los costos laborales a los contratos de aprendiz y por faena.
-Manifestaciones en las tribunas.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Recuerdo a las personas que ocupan las tribunas que el debate del proyecto continuará en la sesión de esta tarde.
Asimismo, les solicito guardar el debido respeto y silencio para escuchar las intervenciones de los señores diputados, con el objeto de no obligar a la Mesa a desalojar las tribunas por esa demostración de intolerancia.
Señor diputado, puede continuar con el uso de la palabra.
El señor FUENZALIDA.-
Señor Presidente, reitero, con el proyecto se sube el costo laboral a numerosos contratos, por lo que vamos a dejar fuera del mercado laboral a mucha gente.
Me hubiese encantado que en el proyecto se incluyeran incentivos para los jóvenes que están fuera del mercado laboral; que se establecieran contratos de tiempo parcial, que se incorporara una política pública de salas cuna para que las mujeres se incorporaran con mayor fuerza al mercado laboral, pero no hay nada de eso en esta reforma.
Esta discusión ya se produjo en muchos países en la década del 80, cuando se debatió si la maximización del empleo se lograba de manera mejor a través de negociaciones individuales o mediante negociaciones colectivas. En la mayoría de los países -los economistas han escrito sobre el tema- se estableció que la mejor forma de maximizar el empleo era a través de la negociación individual y no mediante la negociación colectiva, por una sencilla razón que la economía ya tiene determinada: efectivamente, los salarios reales van a subir en una primera etapa, porque se trata de negociaciones colectivas, que son negociaciones macro; pero, obviamente, las empresas van a traspasar ese costo al precio del producto o servicio que otorga, lo que afectará el consumo y, por ende, perjudicará la productividad, lo que, a su vez, generará mayor desempleo, porque le estamos subiendo el costo al insumo del trabajo. Eso es básico.
A muchos diputados les encanta proclamar discursos populares y demagógicos, como los muchos que hemos escuchado desde ayer, los que han sido respaldados por la barra de las tribunas; pero es necesario precisarles que anualmente habrá cerca de 9.000 empleos menos. En consecuencia, los parlamentarios que hoy votarán a favor el proyecto serán responsables de ese desempleo y tendrán que dar explicaciones en sus respectivos distritos.
No estamos defendiendo la reforma laboral de José Piñera, lo que estamos debatiendo es la reforma sindical que promueve el gobierno y que está siendo respaldada por una minoría.
Por lo tanto, votaremos en contra el proyecto de ley. Espero que en el Senado prime la cordura, para que no tengamos que ver que nuestra economía no crece y que el desempleo es mayor cada año.
He dicho.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
En el tiempo de la Democracia Cristiana, tiene la palabra el diputado señor Sergio Espejo .
El señor ESPEJO.-
Señor Presidente, hay momentos en la historia de los países en los que tenemos la oportunidad de definir la forma en que nos vamos a relacionar unos con otros, el trato que nos debemos, los derechos y obligaciones que nacen de esas consideraciones. Este es uno de esos momentos.
No puedo entender las relaciones laborales, las del mundo sindical, las que existen entre los trabajadores y los empleadores como relación de confrontación. Estoy convencido de que, como país, tenemos la posibilidad de establecer esas relaciones en condiciones de simetría de poder, en el marco de una relación justa y mediante el diálogo que nos permita hacernos cargo precisamente de todo lo que se ha planteado en esta Sala respecto de esta materia.
Chile tiene que crecer económicamente, ya que si no lo hace, el empleo se verá afectado. Si los trabajadores y los empleadores se embarcan en una relación antagónica, es imposible que generemos empresas más competitivas, que mejoren las condiciones de trabajo y que logremos que al país le vaya bien.
Pero no podemos quedarnos satisfechos solo con decir palabras de buena crianza, si no somos capaces de establecer en propiedad los derechos que corresponden a los trabajadores organizados. Lo que ha ocurrido sistemáticamente en nuestro país es que esos derechos y esa forma de entender el rol de los trabajadores han sido sistemáticamente dejados de lado o postergados; han perdido su valor.
Quiero ver, como ocurrió en los primeros años tras la vuelta a la democracia, al presidente de la Central Unitaria de Trabajadores y a los principales líderes sindicales sentados en la misma mesa con los ministros de Hacienda y del Trabajo, y con los principales líderes del empresariado, para discutir sobre el salario mínimo o sobre las condiciones laborales, porque Chile no tendrá futuro ni vamos a tener un espacio para quienes más lo necesitan, si no somos capaces de generar ese tipo de conversaciones o de diálogos para avanzar, no para el gatopardismo.
Los democratacristianos apoyaremos esta reforma laboral y lo haremos teniendo muy fresco en nuestra mente el recuerdo de grandes líderes como Manuel Bustos y María Rozas .
(Aplausos)
Lo haremos con la más profunda convicción de que en el momento en que haya que elegir, accederán a ese derecho quienes estén ubicados en el lado más débil, quienes no han visto respetados sus derechos, quienes no tienen la capacidad de plantarse en condiciones de igualdad ante los titulares del capital.
Como bancada de la Democracia Cristiana, votaremos favorablemente la reforma laboral, que, más que emparejar la cancha, comienza a construir un nuevo Chile.
He dicho.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
En el tiempo restante de la bancada de la Democracia Cristiana, tiene la palabra el diputado señor José Miguel Ortiz .
El señor ORTIZ.-
Señor Presidente, en los cinco minutos que mi bancada me concedió ayer, traté de explicar claramente cómo el empresariado trató de formar la imagen de que el proyecto era pro sindical y de que iba en contra de la economía del país.
Lo que quiero explicar ahora en tres minutos se refiere a la discusión de cuatro artículos que tuvimos en la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados. También quiero demostrar la distorsión comunicacional con que se ha tratado la reforma laboral.
En los artículos 395, 398 y 399 del nuevo Libro IV del Código del Trabajo se establecen reglas especiales en materia de arbitraje, cuyo financiamiento, como señala la primera norma citada, será con cargo al fisco para las pequeñas empresas, pago que realizará la Dirección del Trabajo. Es decir, es mentira que estemos perjudicando a las medianas, pequeñas o microempresas. En cambio, las grandes empresas -se considera como tales a las que tienen más de doscientos trabajadores- tendrán que pagar la parte que les corresponda.
En segundo lugar, en el artículo 398, que establece las reglas generales, se dispone que a la Dirección del Trabajo le corresponderá revisar el cumplimiento y mantención de los requisitos de quienes postulen a incorporarse en el Registro Nacional de Árbitros y pagar los honorarios correspondientes a las remuneraciones de los integrantes del Tribunal Arbitral. Vale decir, nuestros trabajadores, si llegan al arbitraje, tendrán un contrato del árbitro respectivo y lo va a pagar el Estado de Chile.
Aunque existe el programa Escuela de Formación Sindical, ahora creamos el Fondo de Formación Sindical y de Relaciones Laborales Colaborativas, el que estará constituido por el aporte que se contemple anualmente en la Ley de Presupuestos, las multas pagadas por prácticas desleales y antisindicales, las donaciones que se le hagan, y las herencias y legados que acepte, a través de la Subsecretaría del Trabajo, con beneficio del inventario. Dichas donaciones y asignaciones hereditarias estarán exentas de toda clase de impuestos. También se consideran los aportes que se reciban por vía de cooperación internacional, a cualquier título, y los demás recursos que se perciban por otros conceptos.
Vale decir, estamos en el camino correcto para hacer justicia social; trabajamos por la igualdad y por la no discriminación.
Por eso, aprobaremos el proyecto de ley con mucha fuerza.
He dicho.
-Aplausos.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
En el tiempo restante de la Unión Demócrata Independiente, tiene la palabra el diputado señor Juan Antonio Coloma .
El señor COLOMA.-
Señor Presidente, por su intermedio saludo a la ministra y al subsecretario del Trabajo, y a los dirigentes; pero, sobre todo, a las personas que hoy están sin trabajo, a quienes aparentemente manifiestan ante el INE que ya ni siquiera tienen ganas de buscar pega, porque el país no está bien.
Nuevamente, nos encontramos ante una reforma ideológica impulsada por el Partido Comunista y sus dirigentes, que cuenta con el 5 por ciento de apoyo de parlamentarios.
-Manifestaciones en las tribunas.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Reiteramos, ¡silencio en las tribunas!
Señor diputado, puede continuar.
El señor COLOMA.-
Gracias, Señor Presidente.
Espero que después no vayan a comer langostas, como lo hicieron un 21 de Mayo.
Esta reforma ideológica, aprobada y liderada por el Partido Comunista,…
(Manifestaciones en las tribunas)
¡Señor Presidente, pido respeto para intervenir!
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Se le descontará el tiempo al diputado señor Coloma .
Señor diputado, puede continuar.
El señor COLOMA.-
Señor Presidente, ahora quizás no irán a comer langostas, sino que tratarán de arreglar los más de veinte juicios laborales que tiene la CUT. ¡Los grandes defensores de los trabajadores tienen más de veinte juicios laborales en cobranza! Incluso, han sufrido embargos de sus cuentas.
Vamos al fondo.
No hay que olvidar que la CUT representa solo al 3,5 por ciento de los trabajadores privados en Chile y, sobre todo, no hay que olvidar que esta reforma excluye al 70 por ciento de los trabajadores de Chile, entre otros, a los trabajadores por cuenta propia, a quienes trabajan en las medianas, pequeñas y microempresas.
Además, esta reforma ha ido perdiendo el apoyo de la gente, ya que cuando se anunció tenía una aprobación del 41 por ciento y hoy es solo del 28 por ciento. ¡Cada vez tiene menos apoyo! Cuando se inició la reforma tenía un rechazo del 30 por ciento, hoy es del 50 por ciento.
Estos porcentajes reflejan que la gente quiere reformas pro empleo, no quiere reformas pro sindicatos; que la gente no quiere que los sindicatos tengan la titularidad y terminen manejando todo el dinero y los beneficios. La gente quiere ver los beneficios.
(Manifestaciones en las tribunas)
Señor Presidente, parece que vamos a tener que quedarnos callados hasta que se vayan todas las personas que ocupan las tribunas.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Puede continuar, señor diputado.
El señor COLOMA.-
Señor Presidente, espero que quienes hablan de tolerancia, sean tolerantes; que quienes hablan de prudencia, sean prudentes. Lo señalo, porque los mismos que hacen un discurso en un sentido, se contradicen en otro.
Para terminar, quiero decir que votaré en contra el proyecto de ley, porque no aborda el empleo y solo busca proteger a los sindicatos, en circunstancias de que durante años han logrado representar solo al 3,5 por ciento de los trabajadores del sector privado. Ahora, se quiere establecer por ley que representen a más trabajadores, no por las capacidades propias de los dirigentes sindicales.
He dicho.
El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Por haber cumplido con su objeto, se levanta la sesión.
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