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El señor NÚÑEZ (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Jaime Pilowsky .
El señor PILOWSKY.-
Señor Presidente, comparto con el diputado Schilling que uno de los desafíos que tenemos como sociedad y como país es derrotar la desigualdad.
Ya hemos avanzado al respecto con la reforma tributaria que tramitamos el año recién pasado y la reforma educacional que estamos llevando adelante, que van en la dirección de construir un país más solidario y equitativo; un Chile de todos y para todos.
No es posible derrotar esta desigualad sin hacer una reforma laboral como la que estamos discutiendo.
El diputado Walker citó en la mañana al padre Alberto Hurtado . Quiero hacer lo mismo. El padre Alberto Hurtado nos dijo hace muchos años que es muy difícil para los asalariados discutir sus condiciones de trabajo si cada uno debe entenderse individualmente con el patrón o su representante. Reiteraba que para estar un pie de menor desigualdad era necesario que presentaran colectivamente sus peticiones.
Señor Presidente, el 8 por ciento de los asalariados chilenos está en situación de pobreza, según datos de la Casen 2013. Se trata de 584.000 trabajadores que reciben ingresos por debajo de la línea de la pobreza. Se trata de personas que tienen ingresos familiares de 350.000 pesos para cuatro integrantes. Con esos ingresos tienen que comer, vestirse, estudiar, movilizarse e, incluso, muchas veces pagar arriendo.
En este contexto, es muy importante que las relaciones laborales entre empleador y trabajador no sean asimétricas, como ocurre en la actualidad. Esa es la explicación del surgimiento del derecho laboral: proteger a los trabajadores. Eso es lo que estamos haciendo con el proyecto de ley: fortalecer la posición del trabajador frente a su empleador. Si hay trabajadores que siguen siendo pobres, algo estamos haciendo mal.
Los países de la OCDE tienen niveles de sindicalización de 18 por ciento promedio; pero los países con los que nos gusta compararnos tienen niveles muchos mayores, como Irlanda, cerca del 80 por ciento; Finlandia , 70 por ciento; Dinamarca , 68 por ciento; Noruega, 54 por ciento.
La pregunta que me hago es qué miedo podemos tener a una reforma laboral que viene a fortalecer la sindicalización y la negociación colectiva
No se trata de demonizar a los empresarios o a los empleadores, pero con niveles del 14 por ciento de sindicalización y tasas de negociación colectiva del orden del 8 por ciento, resulta claro que las reglas del juego y los incentivos no están bien puestos.
El empleador tiene, por un lado, todas las herramientas necesarias para hacer valer sus argumentos por sobre los trabajadores si estos no están sindicalizados y no se organizan como un solo cuerpo para negociar mejores condiciones laborales. ¿Quién podría no estar de acuerdo con lo que acabamos de señalar?
Esta reforma laboral no solo es necesaria, sino que es totalmente justa, ya que nuestras normas de derecho laboral colectivo son anacrónicas para los millones de trabajadores de nuestro país.
Reconozco la importancia de esta reforma que está enfocada al sector privado, pero también debemos preocuparnos del mundo público. En consecuencia, por intermedio del señor Presidente, pido a la ministra Ximena Rincón que no olvidemos a las personas que trabajan a honorarios en los sectores público y municipal. Esos trabajadores requieren nuestra protección, lo que es necesario para lograr una sociedad más justa.
(Aplausos)
No entraré al detalle del proyecto, porque ya lo han hecho los parlamentarios que ya intervinieron. No obstante, quiero señalar que con la iniciativa buscamos ampliar la negociación colectiva y romper la asimetría existente entre el capital y el trabajo. Creemos que el proyecto resuelve adecuadamente estos temas.
En nuestra actual situación económica, es necesario caminar y masticar chicle a la vez. Necesitamos generar mayor crecimiento económico, crear más riqueza para redistribuir de mejor forma. También debemos redistribuir a través de normas tributarias eficientes; pero, fundamentalmente, debemos mejorar los salarios de nuestros trabajadores, quienes son el motor principal para lograr cualquier éxito económico o mejora en la calidad de vida de los chilenos. Nada de eso se puede hacer a costa de los trabajadores.
En estos veinticinco años de democracia, los trabajadores han tenido que esperar; pero hoy existe la convicción social y política de que debemos fortalecer la organización sindical para que, más temprano que tarde, derrotemos la desigualdad y equilibremos la balanza para que los trabajadores empiecen a ver el resultado de su esfuerzo diario realizado en agotadoras y lentas jornadas laborales.
Como democratacristianos, votaremos favorablemente el proyecto.
He dicho.
-Aplausos.
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