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El señor ENCINA (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Sergio Aguiló .
El señor AGUILÓ.-
Señor Presidente, tal como lo dijeron el diputado informante y los colegas que me antecedieron en el uso de la palabra, este proyecto, que perfecciona el Seguro Obligatorio de Cesantía, constituye una muy buena noticia para los trabajadores, porque significará un resguardo ante el eventual aumento del desempleo, a partir de abril del presente año, como consecuencia de la crisis financiera internacional. No me voy a referir a las características de la iniciativa, que ya fue informada de manera muy detallada por el diputado señor Dittborn e, incluso, con algunas opiniones personales, siempre bien recibidas.
Deseo detenerme en un aspecto que fue criticado por diputados de la Oposición, pero no con el ánimo de polemizar, sino, ojalá, de convencer a los colegas, a fin de que, en esta materia, cambien el criterio adoptado en la Comisión, donde algunos se abstuvieron y otros votaron en contra. Eso sería muy importante, dado que, según entiendo, algunas normas fundamentales para que un sector importante de trabajadores no quede desprotegido requieren quórum especial para su aprobación.
El proyecto de ley hace una distinción entre trabajadores con contrato indefinido y trabajadores con contrato a plazo fijo o por obra, trabajo o servicio determinado. Tal vez, en forma inadvertida, alguien podría imaginar que, en esta economía, la inmensa mayoría de los contratos son indefinidos. Al respecto, cabe precisar que, en general, la economía -salvo en circunstancias muy especiales y excepcionales, como las que se producen en la agricultura o sectores tan particulares como el de la construcción se construye sobre la base de empresas que invierten para permanecer indefinidamente en el mercado y, por lo tanto, el grueso de su personal debiera tener contratos indefinidos. Sin embargo, los datos empíricos muestran que, por razones muy complejas de explicar, la mitad de los contratos formalizados que existen en nuestra economía -otra cosa es la mano de obra informalizada, que no es menor- corresponde a trabajos temporales o por obra o faena. Se trata de una situación muy atípica respecto de lo que ocurre en el resto de las economías de América Latina y, para qué decir, en las economías de países más desarrollados, donde lo normal y habitual es la existencia de contratos indefinidos.
En virtud de esta realidad, una de las modificaciones que introduce el proyecto apunta a la extensión de los beneficios a esos trabajadores, que, insisto, corresponden a la mitad del mundo laboral con contrato formalizado.
Desde el punto de vista estrictamente formal, la argumentación de la Oposición no deja de ser atendible, pues apunta a que este seguro forma parte de una política pública ante una eventualidad difícil de prever. En ese sentido, advierte que para el trabajador con contrato de duración indefinida es difícil prever cuándo se pondrá fin a éste. Por lo tanto, para él resulta fundamental contar con un instrumento que lo resguarde ante esa eventualidad. Pero eso no ocurriría en el caso de un contrato temporal por obra o faena, porque un trabajador contratado, por ejemplo, por ocho meses, sabe que, vencido ese plazo, se pondrá fin a su contrato. Por lo tanto, de acuerdo con esa lógica, ese trabajador tendría ocho meses para prepararse para la pérdida de su empleo.
Hasta ahí, resulta bastante formal y no menos rigurosa -por lo menos de lógica cartesiana la argumentación de los colegas opositores. Sin embargo, ocurre que este instrumento de protección tiene su razón de ser no sólo ante la imposibilidad de prever cuándo se perderá el empleo, sino de no saber cuándo conseguirá uno nuevo. Así, por ejemplo, un trabajador que trabaja en la construcción de un edificio o de un conjunto de viviendas sociales, puede prever cuándo terminará la obra y, en consecuencia, cuándo quedará sin empleo, pero es imposible que sepa cuándo encontrará un nuevo trabajo.
De manera que, desde los puntos de vista de las políticas pública y social, y también de la economía, no parece justo que esos trabajadores queden sin la protección que brinda este seguro.
Me preocupa que los parlamentarios de la UDI y de Renovación Nacional -quienes, en general, han tenido una actitud muy positiva y favorable durante la tramitación de la iniciativa repitan en la Sala la votación registrada en la Comisión, lo que podría redundar en la caída de algunos artículos, con lo cual la mitad de los trabajadores del país -me refiero a aquellos con contrato formalizado para una obra, trabajo o servicio determinado podría quedar sin protección. Por lo tanto, señor Presidente, por su intermedio hago un llamado a los diputados señores Dittborn , Salaberry , Recondo y a otros que integran la Comisión de Trabajo, a reconsiderar el tema, porque, de lo contrario, dichos trabajadores podrían quedar sin el resguardo debido.
Como se ha dicho, la iniciativa establece un beneficio, por cinco meses, que alcanza al 50 por ciento del promedio de las remuneraciones de los últimos doce meses, en el primer mes después de la pérdida del trabajo; al 45 por ciento, en el segundo mes, y así, sucesivamente, hasta llegar al 30 por ciento en el quinto mes.
Además, dispone que aquellos “beneficiarios que estén percibiendo el quinto giro con cargo al Fondo de Cesantía Solidario tendrán derecho a un sexto y séptimo giro de prestación, cada vez que la tasa nacional de desempleo publicada por el Instituto Nacional de Estadísticas exceda en 1 punto porcentual el promedio de dicha tasa, correspondiente a los cuatro años anteriores publicados por ese Instituto…”En consecuencia, reitero, se trata de un importante resguardo.
Para terminar, felicito a la Presidenta de la República, a la ministra del Trabajo y también al ministro de Hacienda, aunque parezca una exageración dado el tipo de proyecto, porque la iniciativa implica una interesante inyección de recursos fiscales, amén del también interesante aporte empresarial, destinados a resguardar al grueso de los trabajadores chilenos del impacto del desempleo que ocasione la crisis que se avecina, que esperamos que sea lo menos gravosa posible para nuestra economía. Por eso, con el entusiasmo de los diputados socialistas, anuncio a la Cámara nuestro voto favorable al proyecto.
He dicho.
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