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- rdf:value = " El señor DÍAZ, don Eduardo (de pie).-
Señor Presidente, señor superintendente pastor Eduardo Valencia , pastores, hermanos y hermanas:
Tengo el honor de rendir este homenaje, a propósito del centenario de la Iglesia Evangélica Pentecostal de Chile, en nombre de los diputados del Comité PRI e Independiente: la señora Alejandra Sepúlveda y los señores Álvaro Escobar , Jaime Mulet , Esteban Valenzuela , Carlos Olivares , Pedro Araya y quien habla.
Más allá del recuento de la historia de las iglesias protestantes y evangélicas hecho aquí, que podría estar muy relacionado con el bautismo en agua, quiero señalar que lo que hoy conmemoramos se relaciona con bautismo en el Espíritu Santo, con el avivamiento de la iglesia evangélica vivido hace cien años en nuestro país.
Hoy conmemoramos los cien años desde ese momento en que el pastor Willis Hoover encabezara en Valparaíso y Santiago la conformación de la Iglesia Metodista Pentecostal, de cuyo seno surgiera más adelante la Iglesia Evangélica Pentecostal de Chile. Se ha dicho que el cristianismo es un estilo de vida. Señalo que es más que un estilo de vida, es una nueva vida, es nacer de nuevo. “Las cosas viejas pasaron -dice el Evangelio-; he aquí todas son hechas nuevas.”.
Me sumo a ese recuento y a esa historia que viene desde el año cero, que en realidad no se origina en Chile en los albores de la República, sino que se vincula con la raíz del cristianismo en sí mismo. Hoy quiero poner un énfasis distinto en cómo, desde 1966, la semilla sembrada con enorme sacrificio en nuestras tierras araucanas -represento a algunos en el Congreso-, en Temuco, por el pastor Roberto Cerda Palma -hoy pastor presbíteroha caído en tierra fértil, alumbrando con el Evangelio a miles de sus habitantes, en particular a nuestros hermanos en Cristo del pueblo mapuche.
La iglesia cuenta hoy con templos y pastores en Carahue, Toltén , Cholchol , Nueva Imperial, Teodoro Schmidt , Saavedra ,
Lautaro , Curacautín , Galvarino , Traiguén , Lumaco , Los Sauces , Freire , Pitrufquén , Gorbea , Loncoche , Villarrica , Pucón , Cunco y Vilcún , y además está construyendo un templo completamente nuevo en la comuna de Padre Las Casas.
Y en barrios de las ciudades y lugares apartados del campo proliferan los llamados locales bajo la égida de un encargado de obra, por lo que es plenamente justo reconocer a esta Iglesia que ha transportado la llama del Evangelio hasta los más apartados rincones de La Araucanía, con todo el simbolismo que eso significa para nuestra patria.
Sus pastores surgen de un llamado especial del Espíritu Santo, el verdadero honrado hoy. Porque este homenaje no se refiere a la historia de la ley de Culto ni de la que fuimos autores muchos de nosotros sobre feriado evangélico, ni para la gloria del hombre, sino para la gloria de Dios y de una de sus iglesias más cercanas. Como señalé recién, el llamado que reciben los pastores es del Espíritu Santo. Tal vez eso es lo que le ha dado fuerza y crecimiento a esta iglesia en particular en nuestro país.
En La Araucanía ha actuado con mucha fuerza. Dios le ha dado la gracia para ganar almas por el Evangelio, y en ello ha cumplido con creces, pues ha llevado la palabra no sólo a los templos o locales, sino también a las calles, los hospitales, las cárceles, los campos, al mundo mapuche. “Porque tuve hambre, me diste de comer;…” “…donde estuve preso o enfermo, me visitaste.”.
Esta iglesia ha ido cumpliendo con fidelidad cada uno de los llamados del Señor Jesús. Allí donde ha sido requerida un hermano, un encargado de obra o un pastor ha estado dispuesto a seguir la voz que le habla desde lo alto, predicando siempre desde el verdadero y real testimonio. Todo lo que tiene esta iglesia se debe a su propio esfuerzo y la bendición de Dios. Así, no sólo se autofinancia, sino que incluso se autoconstruye, pues los diezmos, ofrendas o la realización de eventos en cada local han sido siempre suficientes para que ella pueda crecer cada vez más.
Por ende, debemos reconfortarnos. Como lo dije anteriormente, estos 100 años han sido de semilla puesta en la más fértil de las tierras y regadas desde lo alto.
Desde nuestra Araucanía , tan bendecida por este Ministerio, un abrazo a cada uno de los hermanos de la Iglesia Evangélica Pentecostal de Chile y el deseo de que sigan siendo fieles a la palabra y a la gran comisión dejada por Jesús de ir por todo el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura, “hasta lo último de la Tierra”, como dice el mismo Señor, hasta Chile, que en lenguaje de uno de nuestros pueblos originarios del norte quiere decir “lo último de la Tierra”.
¡Que Chile sea para Cristo!
He dicho.
"
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