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El señor CERONI (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Marcelo Díaz .
El señor DÍAZ (don Marcelo).-
Señor Presidente, me sumo a las intervenciones que han respaldado la aprobación de este tratado. No sería comprensible que Chile, en su esfuerzo constante por fortalecer los vínculos en la región, se ausentaran de la principal iniciativa institucional de integración de las últimas décadas en América Latina.
No voy a desconocer que los antecedentes, los datos que uno tiene respecto del estado de desarrollo de Unasur indican que es una institución incipiente, como corresponde a toda organización nueva. Pero, no debemos olvidar el contexto de diversidad política, económica y social que hay en la región, que la hace muy compleja.
Precisamente por esa diversidad y esa complejidad que iniciativas de esta naturaleza son de tremenda importancia. La presencia de Chile en ellas es fundamental, porque, sin falsa modestia y sin chauvinismo ni nacionalismos añejos, creo que nuestro país tiene una mirada importante que aportar, un camino de desarrollo institucional, de convergencia política y económica que debemos transmitir al resto de las naciones de América Latina, no a modo de ejemplo ni de camino, pero como experiencia, como intercambio de forma de construir país y de estrategia de desarrollo.
La Unasur representa una herramienta fundamental para Chile de cara a su propia agenda internacional, lo cual tiene que ver con la relación que hemos construido y fortalecido con países de la región, en particular con Brasil.
Desde esa perspectiva, si nuestro país se mantuviera al margen de esta iniciativa no sólo reforzaría ese viejo debate sobre el aislamiento de Chile, sino que debilitaría sus vínculos crecientes e importantes con naciones muy relevantes desde el punto de vista de los intereses de la política chilena y del Estado de Chile en América Latina y en el resto del mundo.
Creo que nuestro país puede y debe hacer una contribución para que Unasur sea un foro sudamericano efectivo de entendimiento, de encuentro, de desarrollo y de cooperación.
América del Sur está en el camino de intentar construir una personalidad política propia en el mundo y en la región, tarea de la cual Chile no puede restarse. Por el contrario, si queremos permear a los distintos espacios de convergencia regional y de América Latina con nuestra visión del mundo y de las cosas, sin duda que, al margen de las críticas, reparos, dudas, reservas que uno pueda tener sobre la conducta o actuación de ciertos foros internacionales, el peor camino sería no estar. Ésa sería la manera más ineficaz y menos pertinente para evitar, precisamente, que aquellas cosas que no nos gustan sigan ocurriendo. Y nos inhibiría, por el contrario, para hacer prevalecer o impulsar nuestros valores e intereses en el contexto regional y latinoamericano.
Chile es un país con preocupaciones e intereses globales, pero, al mismo tiempo, es una nación pequeña, ubicada en un extremo del mundo, que sólo puede manifestar su preocupación, exponer o hacer prevalecer sus intereses globales en el contexto de un proceso de convergencia e integración regional. Desde esa perspectiva, que Chile haga un aporte -como lo ha estado haciendoa la convergencia política, económica, social y cultural, de integración física en la región, es fundamental. Si queremos ser exitosos en un mundo globalizado, Chile no tiene otro camino que la integración, con sus ripios, problemas, defectos y dificultades.
Es un error pensar que la Unasur va a ser antagónica con otros organismos internacionales. No será así; por el contrario, puede llegar a ser tremendamente complementaria, por ejemplo, con el papel que desempeña la OEA, aunque no lo parezca. En América Latina estamos llenos de experiencias institucionales que aparentemente cumplen los mismos roles, pero que, finalmente, terminan siendo convergentes. Y la Unasur es la primera posibilidad que tenemos de convertir este foro en algo que supere cualitativamente experiencias institucionales que todavía persisten en esta parte del continente.
Además, sería un profundo error no considerar, no sólo desde la perspectiva del Gobierno, sino como país, lo que significa que Chile haya asumido la presidencia de la Unasur como consecuencia de un reconocimiento al liderazgo y al consenso que nuestro país despierta hoy en América Latina. Quiero recordar a la Sala que a Chile no le correspondía asumir la presidencia de turno de la Unasur, sino -si mal no recuerdo- a Colombia, que desistió porque tendría que asumir ese cargo en medio del conflicto con Ecuador y porque en ese momento no había sino un solo país que concitara el respeto, la adhesión y la confianza de todos para encabezar un período crítico como el de gestación de la Unasur: Chile.
Nuestro país tuvo -particularmente, la Presidenta de la República- la valentía y la osadía de asumir el liderazgo de esta unión en un momento de alta complejidad en América Latina, que se tradujo, incluso, en conatos de conflictos armados. Ese reconocimiento, que se traduce en el hecho de que la Presidenta Bachelet presida hoy la Unasur, no puede ser sino respaldado, sin mezquindad, por la Cámara de Diputados. Esto no tiene que ver con los logros de la Concertación, sino del país, y con un reconocimiento a la ubicación política, a lo que se ha denominado el liderazgo de conceptos que Chile desempeña en nuestra región y en el mundo.
Por ello, nuestras dudas, aprensiones e inquietudes respecto del panorama regional en Sudamérica y episodios como el que mencionó el diputado Renán Fuentealba sobre la imposibilidad de alcanzar el consenso en relación con el reemplazante del ex Presidente Borja como secretario general de la Unasur, que generan preocupación, no debieran ser de tal envergadura que signifiquen el rechazo de este tratado. No tengo recuerdos al respecto, pero me parece que, si ocurriera, sería la primera vez que Chile actuaría de tal forma.
Aunque comparto muchas de las aprensiones -lo digo con mucha franqueza- planteadas por varios colegas de las distintas bancadas respecto del escenario político regional en el que se gesta la Unasur, considero que esta instancia es una contribución y que Chile puede hacer un aporte en el marco de esta organización para impulsar los principios y valores de nuestra política exterior en el marco de la región.
Por lo tanto, anuncio mi voto favorable y, por cierto, el de los diputados socialistas al proyecto de acuerdo, porque entendemos que es una contribución de Chile a la convergencia y a la integración en América Latina.
He dicho.
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