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El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado Fidel Espinoza.
El señor ESPINOZA (don Fidel).-
Señor Presidente, el debate sobre el proyecto que fortalece y transparenta la democracia es muy importante para el país.
No obstante, en lo personal, dado que me tocó vivir el cambio de modalidad del financiamiento de la política hace poco más de diez años, cuando escucho este debate me parece estar en el parlamento de otro país. Muchos en el pasado fueron tenaces opositores a que pudiésemos buscar un mecanismo de financiamiento diferente al de los aportes reservados. Siempre manifesté que ese era un callejón oscuro que permitiría la realización de actos de manera escandalosa como los que hoy el país está conociendo. En aquella época, quienes osábamos plantear que no debería haber aportes de personas jurídicas ni aportes reservados en Chile constituíamos una minoría.
Estamos en un país que ha sido golpeado por situaciones que son de conocimiento público, lo que hace necesario avanzar en un modelo distinto. Desde ese punto de vista, destaco el hecho de que el proyecto permitirá controlar la influencia que tienen y que han tenido por largos años -no sabemos cuántos- las grandes empresas.
No debemos engañarnos: el caso Penta-Soquimich es solo una situación coyuntural. Estamos convencidos de que la vinculación entre la política y el dinero tiene largos años de historia. Con ese caso esta ha sido descubierta. Pero en este Parlamento siempre hemos tenido a tenaces defensores de los grandes consorcios económicos del país, que han abusado día a día de los ciudadanos. Me refiero a las AFP, a las isapres, a los bancos, a las farmacias y a las cajas de compensación, que ofrecen créditos a los adultos mayores, pero les terminan cobrando diez veces su valor.
La incestuosa relación entre la política y el dinero lamentablemente se ha venido produciendo durante largos años en el país. No es algo que se haya destapado ahora con esta verdadera caja de Pandora que han sido los casos de Penta y de Soquimich; lo hemos visto también en la pesca, en la minería y en muchos otros ámbitos del quehacer nacional.
Si bien este proyecto no lo es todo, constituye un avance importante. Luego explicaré por qué creo que no lo es todo y por qué estimo que podemos avanzar más.
En primer lugar, estamos en un momento en que la política está deslegitimada frente a la opinión pública y frente a la ciudadanía. Por ello, es importante que este proyecto tome en cuenta aspectos fundamentales para mejorar la calidad de la política, lo que solo se logrará cuando contemos con un sistema que permita hacer un mayor control en el aporte público. En ese sentido apuntan la rebaja del límite del gasto electoral y la concreción de una serie de normas que buscan dar mayor transparencia a la política y regular los conflictos de intereses.
Es muy importante que el proyecto contemple una prohibición absoluta de aportes de personas jurídicas a la política; pero esa medida debe ir de la mano del otorgamiento de mayores atribuciones para el Servicio Electoral -será abordado en otra iniciativa-, de modo que pueda fiscalizar. De lo contrario, no sacaremos nada con esta nueva norma, y mañana tendremos maletines llenos de dinero, sin ningún control, destinados a financiar las mismas candidaturas que durante años se han beneficiado del sistema.
Valoro que se regule el aporte de las personas naturales, que se establezcan normas sobre transparencia para que todos los aportes efectuados a los candidatos de los partidos durante las campañas se realicen a través del Servel, el que habilitará especialmente para el efecto un portal, a fin de asegurar que todos los aportes sean de carácter público.
También, como se pretende que las campañas sean más equitativas, valoro mucho que la iniciativa disponga que los medios de prensa y las radioemisoras deberán informar sus tarifas al Servel. Es más, soy de la idea, señor ministro, de que el Servel debería establecer mecanismos para regular los precios que cobran esos medios de comunicación, pues hoy son abusivos. Los precios no están regulados. Por tanto, considero que, al operar las radioemisoras en virtud de concesiones del Estado, las tarifas deberían estar delimitadas. No es justo que debido a los altos precios que cobran ciertas radioemisoras, algunos candidatos ni siquiera tengan la posibilidad de entregar una frase diaria, mientras que otros, que financian sus frases diarias con aportes de empresas privadas, pueden copar la programación de las radioemisoras durante todo el día. Eso no es equitativo en las elecciones de concejales, de alcaldes, de consejeros regionales ni tampoco de parlamentarios.
Valoro tremendamente que se disponga que todas las radioemisoras deban generar espacios gratuitos para todos los candidatos. Eso es un avance. Pero también queremos que en esos espacios informativos la ciudadanía conozca quiénes son los candidatos. La idea es que las radioemisoras no transmitan, como dice el proyecto, solo un spot informativo de las elecciones, sino que informen quiénes son los candidatos y qué características tienen, cuando estos no puedan contratar publicidad en la emisora.
Por último, destaco el hecho de que se restrinja la propaganda electoral en los espacios públicos. La forma en que se realizaba esa propaganda era un escándalo. En Santiago y en cualquier otra región, hasta en la comuna más pequeña, la invasión de las famosas “palomas” en las calles muchas veces generaba debate y peleas brutales entre los comandos electorales de cada candidatura. Esas personas debían levantarse entre las 04.00 y las 05.00 horas para copar las calles con ese tipo de propaganda. Finalmente, se imponía el candidato que tenía más recursos.
En razón de ello, cuando legislamos para que se establezcan espacios delimitados en plazas públicas, en bandejones y en parques, que serán previamente autorizados por el Servel, otorgamos mayor equidad a las elecciones y, por cierto, a los candidatos, para que puedan llegar a ocupar un escaño, ya sea en un concejo, en una alcaldía o en el Parlamento.
Por lo expuesto, anuncio mi voto favorable al proyecto.
He dicho.
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