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La señora MUÑOZ (Vicepresidenta).-
Tiene la palabra la Senadora señora Allende.
La señora ALLENDE.-
Señora Presidenta, desde hace muchos años que estamos en deuda, como sociedad, con nuestros trabajadores.
La implantación del Plan Laboral en plena dictadura significó un retroceso tanto para los sindicatos como para los trabajadores. Considérese que en la época anterior al 73, la tasa de sindicalización en Chile era a lo menos de un 34 por ciento.
El famoso Plan Laboral, entre otras cosas, terminó con el derecho real a huelga. Prácticamente arrasó con los derechos sindicales.
A partir del retorno a la democracia, en 1990, hemos estado en deuda con los trabajadores, porque no hemos logrado emparejar una cancha tremendamente desigual.
Aquí estamos hablando del trabajo, que debería ser algo central en la vida de las personas; pero, dramáticamente, en nuestro país la realidad laboral no refleja sino profundas desigualdades sociales.
Cabe preguntarse: con un per cápita que está llegando a 23 mil dólares, ¿podemos entender que el 70 por ciento de nuestros trabajadores gana menos de 600 mil pesos? ¿Es justo que tengan tan baja participación en la renta? ¿Es justo, además, que ni siquiera hayamos podido reforzar la titularidad sindical, algo que intenta hacer el presente proyecto?
¿Qué buscamos con esta reforma? Precisamente, que existan organizaciones colectivas que sean capaces de sentarse a negociar, como ocurre en los países desarrollados, donde sí son respetados los sindicatos; donde sí es posible el diálogo entre empleadores y dirigentes, y donde sí se entiende que estos juegan un rol muy positivo.
Pero parece que a algunos esa idea no les gusta.
Recuerdo años atrás en la Cámara de Diputados dos instancias en las que participé con el colega Carlos Montes . En ese entonces podíamos denunciar las prácticas antisindicales y el trato inadecuado que recibían los trabajadores del retail a través de malas prácticas generalizadas. Una compañía de dicho sector se dividía en hasta 200 empresas diferentes con tal de evitar que el personal se sindicalizara, a pesar de cumplir la misma función, tener el mismo salario y desempeñarse en el mismo lugar e, incluso, en el mismo horario.
¡Cuánto nos costó conseguir algunos domingos libres para los trabajadores del comercio!
¡Cuántas veces se nos dijo que eso era ir contra el desarrollo, contra el crecimiento!
¡Cuántas veces señalamos una y otra vez: "Todos queremos el crecimiento"! ¡Es evidente!
Solo pedimos una distribución más equitativa. Solo exigimos que el crecimiento incluya cohesión social.
¡No podemos seguir permitiendo una sociedad tan tremendamente desigual!
Por eso estamos de acuerdo con este proyecto.
Ante ello, no entendemos a una Derecha que se niega a reconocer las profundas desigualdades; que, al parecer, desea que sigan habiendo trabajadores debilitados, incapaces de negociar mejores remuneraciones; que estima adecuado que más del 70 por ciento de ellos gane menos de 600 mil pesos.
¡Cuántas veces tendremos que oír el mismo discurso: "que esto es la paralización de las empresas", "que nos vamos a ir a la quiebra", "que esto significa el estancamiento"!
En verdad, cuesta entender dichos argumentos.
Necesitamos que nuestro país mejore las condiciones laborales y que no exista tanto desempleo en mujeres y jóvenes. ¡Por supuesto, que nos preocupa y no deseamos tal situación! Sin embargo, para ello, se requiere nivelar una cancha profundamente dispareja. Eso lo consideramos esencial.
En los países de la OCDE la negociación colectiva alcanza al 60 por ciento de los trabajadores. En Chile, ni al 10 por ciento.
Por esa razón, esta reforma presenta tres pilares importantes: la titularidad sindical, la ampliación de la negociación colectiva y el derecho efectivo a la huelga.
Todos comprendemos que tal derecho es la herramienta extrema de que disponen los trabajadores para poder sentarse a negociar, para llegar en mejores condiciones a esa instancia. ¡Quién mejor que ellos para defender su fuente laboral!
La huelga es el último recurso y un instrumento universal. Así lo reconoce la OIT. Es un derecho que debiéramos respetar.
Por ende, no hay huelga efectiva si se admiten los reemplazos.
Lo quiero decir como Presidenta del Partido Socialista y miembro de mi bancada: ¡Nosotros no estamos por el reemplazo, sea interno o externo!
Queremos una huelga efectiva. Creemos que es necesario entregar esa herramienta.
Algunos han sostenido que en otras naciones existe el reemplazo. Nosotros lo reconocemos, pero en esos lugares se respeta profundamente la función de los dirigentes sindicales y no se realizan prácticas antisindicales.
En esos países incluso existe huelga por solidaridad.
En esos países incluso se puede declarar una huelga 24 horas antes, no como acá.
En esos países incluso existe negociación por rama, no como acá.
Nosotros buscamos dar este paso para lograr nivelar la cancha.
Por eso decimos con claridad, señora Presidenta: ¡Vamos a apoyar este proyecto!
Nos parece lamentable que nuestros colegas de la Derecha se nieguen a entender las profundas desigualdades que hoy existen entre capital y trabajo.
Todos queremos que al país le vaya bien, pero eso pasa por apoyar a los trabajadores.
--(Aplausos en tribunas).
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