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El señor WALKER, don Patricio (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Montes.
El señor MONTES.-
Señor Presidente, la calidad de una sociedad se refleja, entre otras cosas, en la manera en que trata al trabajo y a los trabajadores.
Y la sociedad que hemos construido posdictadura trata mal a ambos.
Por tanto, tenemos pendiente una deuda muy fuerte.
El Plan Laboral de 1979 impuso un modelo de relaciones laborales basado en el poder total del empresariado: con desregulación, atomización de la organización sindical, negociación colectiva ineficaz y huelga no efectiva.
Muchos grupos económicos han ganado harto a partir de tal situación, en particular los vinculados al retail. No es casualidad que se encuentren en las tribunas representantes de la Coordinadora de Sindicatos del Comercio.
--(Aplausos en tribunas).
El problema no es solo legal y político. Es, antes que nada, ético y cultural. Y cultural porque existe un problema de mentalidad.
Nuestro gran desafío, a diferencia de lo manifestado por el Senador Allamand, es conjugar bien el crecimiento económico con el respeto a los derechos humanos, a los derechos fundamentales, como lo planteó muy bien el Presidente de la Corte Suprema en un seminario hace poco.
Como dije, debemos buscar la conjugación entre lo económico y los derechos fundamentales.
A nosotros nos preocupan profundamente las enormes desigualdades y abusos en nuestra sociedad.
¿Qué está en juego en las relaciones laborales? Las interacciones de poder al interior de las empresas; la forma en que se ejerce el rol de dirección y gestión, en que se distribuyen la ganancia y la riqueza.
Pese a todos los obstáculos, en estos años logramos fortalecer los derechos individuales, la judicatura laboral y otras áreas. Pero no pudimos modificar la lógica interna de las empresas y, por lo tanto, la distribución de la riqueza.
Incluyendo todas las categorías ocupacionales, una de cada cuatro personas gana el ingreso mínimo.
¡Digámoslo: una de cada cuatro!
¡El 30 por ciento de los trabajadores dependientes que pertenecen al sector privado percibe el ingreso mínimo!
¡El 18 por ciento de quienes laboran en la gran empresa gana el salario mínimo!
¡El 20 por ciento de los chilenos, a pesar de tener empleo, sigue en condiciones de pobreza, o sea, no cubre las dos canastas!
Según la Encuesta Suplementaria de Ingresos del Instituto Nacional de Estadísticas, 56,85 por ciento de los trabajadores chilenos recibe menos de 338 mil pesos netos al mes.
¡Es una vergüenza!
¡No es propio de un país que se considera que está camino al desarrollo!
Ese es el realismo: mirar la desigualdad que afecta el alma del Chile fundamental de nuestra realidad.
Hablemos de algunos casos concretos.
¿Qué es el piso mínimo? ¿Qué es el remplazo? ¿Qué efecto tienen?
Año 2013, sindicato N° 2 de El Mercurio de Valparaíso, tres diarios involucrados: la empresa ofrece beneficios bajo el contrato vigente y todos los periodistas aprueban la huelga; no hay remplazo externo y la empresa solo redestina a sus editores. Los diarios no dejaron de publicarse. Tras un mes en huelga, los trabajadores solo logran defender los beneficios del contrato anterior.
Ese es el remplazo interno. En él no hay huelga efectiva. Opera una sustitución que vuelve inoperante la huelga. Ese es el problema de no tener pisos: los trabajadores apenas defienden lo que ya tienen.
Otro ejemplo de remplazo, y que muchos conocen, ocurrió en 2014 en Farmacias Cruz Verde. La última oferta de la empresa fue un alza de 3 mil pesos. Se aprueba la huelga, pero el remplazo le resta fuerzas. La empresa estimula el descuelgue. Tras 38 días de huelga, los trabajadores se ven obligados a mantener el contrato anterior por 18 meses.
Sin embargo, un año después, la empresa que ofrecía un alza de remuneraciones de 3 mil pesos a sus trabajadores, vende el 60 por ciento de su propiedad en una operación que se ha estimado en mil millones de dólares.
--(Manifestaciones en tribunas).
¿Y qué significa el descuelgue?
Veamos la situación del banco Scotiabank , ocurrida el año 2014.
Había un sindicato con mil 100 trabajadores. El banco desconoce los contratos y los beneficios acordados. Van a un conflicto y ganan los trabajadores, pero después de dos años y con grandes dificultades.
¿Cómo fueron los hechos?
Los trabajadores aprueban la huelga en medio de la negociación colectiva, con un 97 por ciento de apoyo. El banco esperó el desgaste. Y un día antes de los 15 días realiza una oferta a sus funcionarios para descolgarse: 400 de los mil 100 trabajadores aceptaron lo ofrecido y firmaron contrato por 4 años. El resto, unos 700 trabajadores, suscribe el contrato anterior por 18 meses. El sindicato de mil 100 trabajadores se quebró. De ese modo, los plazos de negociación no volverán a calzar entre los dos grupos de trabajadores.
¡Y qué decir de las prácticas antisindicales!
¿De qué estamos hablando?
En 2011, en el Citibank (Banco de Chile), después de un mes de huelga, 600 trabajadores la dejan para reincorporarse a sus funciones. El sindicato denuncia prácticas antisindicales: hay fotógrafos para captar a los participantes de la movilización; se crea una página web en la cual se ataca a trabajador por trabajador, haciendo ofertas individuales a los funcionarios del banco. Ante la denuncia, la Corte de Apelaciones pertinente les dio la razón a los empleados.
¡Para qué hablamos del Starbucks!
Starbucks , que tiene una capitalización bursátil de 86 mil millones de dólares, en la negociación colectiva se dedicó a llevar adelante puras prácticas antisindicales para evitar cualquier cosa que beneficiara a los trabajadores.
Para terminar, señor Presidente, deseo destacar que estamos ante un avance largamente esperado. Nos da vergüenza que ello ocurra recién ahora, pues estamos intentando hacerlo desde 1990. Es algo moderado, que existe en todos lados; se trata de cosas fundamentales.
Estamos dispuestos a efectuar precisiones a través de las indicaciones. Pero aquí se requiere fortalecer a los sindicatos, tener una negociación colectiva eficaz y que la huelga realmente permita cambiar las condiciones.
Por eso nos parece muy bien la titularidad sindical, la extensión de los beneficios, el derecho a la información y al trabajo sindical.
Estamos por mantener la prohibición del remplazo interno, para que la huelga sea real y efectiva.
Queremos revisar en detalle las normas sobre servicios mínimos.
Además, estamos abiertos a buscar fórmulas para evitar efectos indeseados en la pequeña empresa.
La materia en debate es muy importante. Tiene que ver con la calidad de la sociedad chilena. No es solo un aspecto puntual. Estamos por un cambio en la cultura, en la valoración del trabajo y de los trabajadores.
Por lo tanto, le pedimos a la Derecha que se abra a mejorar nuestro país y que no se dedique solo a defender los intereses de un grupo muy limitado.
--(Aplausos en tribunas).
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