-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/641593/seccion/akn641593-ds77-ds78-ds82
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Homenaje
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/4507
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- rdf:type = bcnres:Participacion
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/1
- rdf:value = " El señor MORANO (de pie).-
Señor Presidente, por su intermedio, saludo a los salesianos que hoy nos acompañan en las tribunas y a las alumnas del colegio Hijas de María Auxiliadora . También deseo saludar a los que están un poco más arriba: al maestro Jacinto, al maestro Giacomello, al padre Petek, al padre Kuzmanic y al padre Belarmino Sánchez, que le puso música a mi ciudad.
Asimismo, saludo a Gustavo Ferrari, mi profesor jefe, fallecido este año, y al padre Gerardo Poblete, quien siguió a Don Bosco hasta el martirio.
A doscientos años del nacimiento de un santo, Don Bosco , quiso la Divina Providencia que este exalumno salesiano fuera diputado y que sus pares le confirieran el honor de rendir este homenaje.
Pero, ¿quién fue Don Bosco? Don Bosco fue un sacerdote, escritor y educador italiano. Fundó la Congregación Salesiana, la asociación Hijas de María Auxiliadora, la asociación de Salesianos Cooperadores, el Boletín Salesiano, el Oratorio Salesiano, que hoy llamaríamos colegios técnico-profesionales. También formó con particular preocupación los centros de exalumnos o antiguos alumnos.
Desde los inicios, los salesianos de Don Bosco se comprometieron con los más pobres, y su carisma y acento se centraron en la educación. Así nacieron los oratorios, como un lugar donde se aprendían profesiones y oficios, y donde además los jóvenes se recreaban y, por cierto, profundizaban en su fe y recibían los sacramentos.
Tanto crece la fama de Don Bosco que pronto recibe invitaciones para trasladarse a más de quince países. Así llega a la Patagonia, a Concepción y a Magallanes.
La tarea va creciendo y es necesario formalizar la obra. Don Bosco crea entonces la Congregación Salesiana. Así es como el 26 de enero de 1854 se hace la promesa inicial. A los pocos años son 22 los jóvenes que profesan los votos salesianos y, con ellos, los que Don Bosco denominará como “coadjutores”, que no son sino laicos que profesan los votos y cumplen esta misión.
¿Por qué debemos rendir homenaje en Chile a Don Bosco y, aun más, en este Congreso, a él y a los salesianos? Porque fueron ellos los que primero llevaron la educación, por ejemplo, a Magallanes . Solo cuarenta años después de que el Estado de Chile tomara posesión del Estrecho de Magallanes llegan los primeros salesianos. Y es así como nace la misión que se preocupa, por ejemplo, de tratar de rescatar a nuestros pueblos originarios en la misión de isla Dawson, por cierto fracasada, para que estos no se extinguieran ante el avance del modernismo y de la civilización. Monseñor Fagnano recibe esta tarea. Fue quien dirigió a esos primeros misioneros por todo el territorio patagónico, abarcando lo que hoy es el territorio nacional, también la Patagonia y la isla de Tierra del Fuego argentina y chilena; incluso las islas Malvinas.
Permítanme contar una anécdota. Cuando viajaba hacia las Malvinas, monseñor Fagnano , que no hablaba inglés, tenía que llevar una traductora. Ella se llamaba María Dey , inmigrante suiza. Era mi abuela. De esa forma nace mi relación con los salesianos. No tenía más alternativa que educarme en el Liceo Salesiano de Punta Arenas.
Su oratorio en isla Dawson, con la misión de San Rafael, y su réplica en la isla de Tierra del Fuego argentina, en Río Grande, son hasta hoy parte del patrimonio histórico de nuestra región.
Ni Magallanes ni Chile serían lo que son sin la labor de los salesianos. Cómo no recordar y reconocer en Magallanes las instituciones que aún hoy funcionan: siete colegios, que forman y educan a miles de jóvenes. Por años, las Hijas de María Auxiliadora y los Salesianos fueron los únicos colegios que llevaron educación a esos territorios. Son ellos los que llevan la educación técnico-profesional a Magallanes, consagrada en el Instituto Sagrada Familia o en el Instituto Don Bosco, que luego tienen réplica en la educación del Estado.
Con qué alegría escuchábamos el viernes recién pasado a la superiora de las Hijas de María Auxiliadora en Puerto Natales, decir que han decidido que los dos colegios de Última Esperanza sean particulares gratuitos y, como ella decía, volver por fin a nuestros orígenes.
El día domingo que recién pasó, por las calles de mi ciudad de Punta Arenas, desfilaron miles de jóvenes, miles de alumnos y exalumnos, miles de padres y apoderados diciendo “aquí estamos, somos el fruto de este trabajo de Don Bosco y de sus herederos”.
Cómo no recordar en el Congreso Nacional al más preclaro de los misioneros de Don Bosco: nuestro cardenal Raúl Silva Henríquez, aquel que en los años 60 se atrevió y fue capaz de iniciar la reforma agraria; aquel que intentó generar los lugares de espacio y encuentro para evitar la noche negra de la dictadura; aquel que creó la Vicaría de la Solidaridad y fue la voz de los sin voz; aquel que fundó la Academia de Humanismo Cristiano, la Vicaría de la Pastoral Obrera y el Banco del Desarrollo, para apoyar a la pequeña empresa y a las pymes.
Son salesianos también quienes se esfuerzan por evitar el conflicto y la guerra entre Chile y Argentina. Aquí recordamos hoy el esfuerzo de nuestro padre obispo Tomás González Morales y de nuestro cardenal Raúl Silva Henríquez . Ellos hicieron posible la mediación papal.
Don Bosco era un hombre señero y preclaro. Su misión: la educación y la formación.
Cuánta falta nos hace hoy una aplicación intensiva de lo que Don Bosco denominó “el método preventivo”. Él nos decía que en su época solo era posible mantener el orden con el castigo físico, pero que esa única manera no garantizaba el orden. Pero como el mismo Don Bosco señalaba más tarde, la garantía de una formación real no está dada por la violencia: “El sistema represivo puede impedir un desorden, pero con dificultad hará mejores a los que delinquen. Se ha observado que los muchachos no olvidan los castigos que se les dan y que, por lo general, conservan amargor junto con el deseo de sacudir el yugo que los castiga.”.
Cuando debatimos sobre la delincuencia, la violencia y la falta de humanidad, no podemos olvidar que invertir en más y mejor educación de forma preventiva es, sin duda, más eficiente que enrejarnos, que transformar nuestros barrios en recintos amurallados, en verdaderas cárceles para nosotros mismos.
Hoy, muchas y muchos de nosotros estamos en esta Cámara gracias al trabajo incesante de los salesianos de Don Bosco y de las Hijas de María Auxiliadora. También es cierto que ha habido momentos de oscuridad, en que algunos de ellos no han sido fieles siguiendo los pasos del fundador. Pero hoy, al recordar el nacimiento de este hombre visionario, que vio un futuro brillante para Chile, para la Patagonia, para Magallanes , no podemos sino dar gracias y reconocer ese trabajo pionero. En la actualidad, más de 45.000 jóvenes se forman como lo quería Don Bosco , como él nos mandató: como buenos cristianos y honestos ciudadanos.
Muchas gracias.
He dicho.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/641593/seccion/akn641593-ds77-ds78
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/641593