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El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Claudio Arriagada.
El señor ARRIAGADA.-
Señor Presidente, en primer lugar, saludo a las ministras de Justicia y del Trabajo y Previsión Social.
Quiero iniciar mi intervención con una valoración del esfuerzo que se ha hecho respecto del proyecto, presentado en la etapa anterior, por parte de los presidentes -el anterior y al actual- de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados. Asimismo, deseo destacar el énfasis que ha puesto la ministra de Justicia para sacar adelante y despachar este proyecto de ley tan necesario para el país.
En el trabajo en la Comisión de Derechos Humanos y Pueblos Originarios escuchamos testimonios de diferentes grupos que han sido afectados en sus derechos humanos, como la Agrupación de Ejecutados Políticos, los exonerados, la Agrupación de Detenidos Desaparecidos y otras organizaciones que han visto vulnerados sus derechos, y nos dimos cuenta de la importancia y la vigencia que tendrá este instrumento del Estado para abordar algunos temas centrales que apuntan a exigir justicia y enfrentar todo aquello que pretenda establecer la impunidad. Consideramos que debe haber investigación en todos los casos. Los hechos recientes relacionados con un tribunal nos muestran que es posible esclarecer la verdad respecto de la atrocidad cometida en contra de Rodrigo Rojas de Negri y Carmen Gloria Quintana .
También queremos que se establezca la cultura de la memoria, para que nunca más en Chile tengan cabida las atrocidades que vivimos producto de la falta de entendimiento o de la forma particular de entender el país que tiene cada uno. Y no olvidemos algo muy importante: la necesidad de reparación. Las sociedades que han vivido situaciones parecidas asumen el costo completo de la reparación. Esa necesidad de reparación no está supeditada ni se relativiza por la estabilidad económica, por los costos financieros o por las dudas de quienes aspiran a ser reparados.
La bancada de la Democracia Cristiana no solo tiene un compromiso con los presos políticos o con los exonerados, sino que también quiere que se incorpore a los exsoldados conscriptos del período entre 1973 y 1974 -nos vamos a preocupar de este tema durante la planificación de la subsecretaría para el 2016- que fueron víctimas involuntarias de un conjunto de situaciones que vulneraron sus derechos.
Por último, la composición de la Comisión de Derechos Humanos y Pueblos Originarios de la Cámara de Diputados es la misma que la de esta Sala y la creación de este instrumento sigue teniendo presente un desafío. Nos tenemos que poner de acuerdo respecto del valor y de la dignidad de la persona humana.
Nunca, bajo ninguna circunstancia, los que compartimos el rechazo a toda forma de violencia, al terrorismo y al crimen político debemos dejar de defender estos valores, pues no existe ninguna excusa ni justificación que permita a alguien sentirse con los argumentos necesarios para cometer atrocidades como las que Chile ha vivido.
Para un Estado, asumir el costo de la necesidad de reparación -lo reitero- no puede estar relativizado por los vaivenes económicos. El país lo tiene que asumir en toda su dimensión, en un trato justo y digno.
Señor Presidente, hace poco, usted me envió a la comisión que preside el obispo Goic para reparar el daño a los presos políticos. Ahí hay una propuesta que vamos a votar en la Sala, que me parece insuficiente. Cuando el Estado chileno hace enormes gastos para enfrentar una mala política pública, como el Transantiago, no se impone los límites que sí le impone al dolor humano, expresado en la situación de los presos políticos, que merecen más; no puede haber límites de costo para un país con argumentos económicos, como no lo existen respecto de las políticas públicas mal diseñadas.
Por lo tanto, llamo a los diputados a construir esta cultura, que es común para todas las sociedades que realmente hacen actos de reparación y creen en los derechos humanos. No podemos relativizar las situaciones de dolor que vivieron muchos y debemos contribuir a una cultura en que sea natural el respeto a la dignidad humana. Hoy, en Chile -lo digo responsablemente- se siguen vulnerando los derechos humanos de las minorías étnicas, de las minorías sexuales, de las personas que migran hacia nuestro territorio con la esperanza de vivir en un país mejor. No tenemos una ley actualizada y se vulnera el derecho de los hermanos de otros países que vienen a vivir a Chile. De hecho, por ejemplo, niños migrantes han muerto quemados. Insisto en que no respetamos sus derechos básicos.
Invito a aprobar el proyecto por unanimidad. Sería maravilloso que esta Sala votara favorablemente por unanimidad esta iniciativa, en la cual todos han participado: los diputados de la UDI, de Renovación Nacional, del PPD, los comunistas, etcétera, han presentado indicaciones y han hecho contribuciones. Este proyecto merece ser aprobado por unanimidad y que, con ello, comencemos a construir una mirada común sobre la dignidad humana y el respeto a los derechos humanos.
La bancada democratacristiana votará favorablemente esta iniciativa, con mucha convicción y con un profundo deseo de mayor justicia.
He dicho.
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