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El señor LEAL (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado Ojeda.
El señor OJEDA.-
Señor Presidente , en primer lugar, me alegro de que estemos tratando este proyecto de ley, porque es altamente positivo y beneficioso para la salud de los chilenos. Me alegro también porque de esta manera quedaremos a la par con la legislación comparada. La mayoría de los países está elaborando legislaciones restrictivas en cuanto a la publicidad de las bebidas alcohólicas y nosotros no hacemos otra cosa que responder a las necesidades de protección de la salud de los chilenos.
En segundo lugar, la iniciativa no prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas, sino, sencillamente, como lo dice su artículo 1° que “los envases o etiquetas de cualquier bebida alcohólica cuya graduación fuese igual o mayor a un grado, deberán llevar una clara y precisa advertencia de los daños, enfermedades o efectos que, para la salud de las personas, implica su consumo excesivo y/o de los modos de beber sin riesgo.” Entonces, se trata de advertir que el consumo excesivo de bebidas alcohólicas produce daño a la salud. Además, la propaganda y publicidad nos insta y promueve a un consumo que es peligroso y muy atractivo.
Nosotros, en contacto directo y permanente con la base social, generalmente advertimos estos problemas. Cuando los clubes rehabilitadores nos invitan a sus aniversarios o reuniones para tratar algunos temas, siempre nos plantean la necesidad de adoptar medidas que tiendan a prevenir y a evitar la ingesta inmoderada del alcohol que lleva fatalmente al alcoholismo; es decir, a la absoluta dependencia de esta droga.
Por ello, percibimos la necesidad de solucionar el problema para evitar males mayores. La propaganda, la publicidad y el marketing sobre el consumo de bebidas alcohólicas producen un efecto dañino. Ya no basta con todas las medidas de prevención que podemos adoptar, con toda la educación que podemos darles a nuestros niños o jóvenes, cuando existe propaganda, publicidad y marketing absolutamente atractivos.
El consumo inmoderado de bebidas alcohólicas produce más efectos dañinos que momentos de placer. Tiene gran incidencia en el ausentismo laboral y en los accidentes. Un gran porcentaje de los homicidios se deben al alcoholismo. El alcohólico genera en su hogar una alteración dramática que afecta a los niños, a su familia. Por ello, no podemos menos que contribuir a que, de alguna manera, disminuya esta atracción por el consumo inmoderado de bebidas alcohólicas.
Entre el 70 y el 84 por ciento de los trabajadores consumen bebidas alcohólicas. Lo dice el Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes. El abuso en la ingesta disminuye la producción en las empresas e incrementa la accidentabilidad. El alcohol ocupa el primer lugar en el mercado de las drogas lícitas e ilícitas a nivel mundial. Desgraciadamente, nuestros adolescentes lo consumen en demasía, lo que da origen a graves y costosos problemas sociales. Ahora, con la atracción que produce la publicidad, el inicio en el consumo de bebidas alcohólicas a temprana edad es alarmante. Reduce la esperanza de vida de las personas en doce años o más. La primera bebida alcohólica que consumen los jóvenes, a partir de los trece años de edad, es la cerveza. La tasa de dependencia al alcohol crece en la medida en que el ingreso familiar es más bajo.
De acuerdo con los elementos que nos entrega la Subsecretaría de Salud Pública en lo que se refiere a la regulación, la propaganda del alcohol a trav��s de los distintos medios, como en la televisión, la radio, la prensa y lugares de venta en internet es altamente atractiva y provoca una inducción a la ingesta inmoderada del alcohol.
La publicidad es una tremenda invitación a los jóvenes a consumir alcohol. El bombardeo publicitario promueve y refuerza la percepción de que beber es glamoroso. Para promover cervezas se utilizan, como recurso, situaciones donde atractivas mujeres y hombres se divierten en una noche de fiesta, con un hermoso paisaje tropical de fondo.
A nivel mundial, la legislación restrictiva es una herramienta que ha permitido morigerar el consumo de alcohol, disminuyendo, por ende, los problemas relacionados.
Tenemos que procurar que nuestros jóvenes no entren al camino irreversible del alcoholismo. Las cifras de alcohólicos son alarmantes; basta ver la cantidad de clubes rehabilitadores que existen en el país y cuánta gente ingresa a ellos. Por eso, los inicios de esta conducta deben ser atacados con programas de educación y prevención, pero también regulando la publicidad de las bebidas alcohólicas.
Con esa medida no estamos restringiendo el derecho de libertad económica. Lo vimos con la industria tabacalera; nosotros no prohibimos el consumo de tabaco, sino que lo restringimos. En el caso que nos convoca, estamos ejerciendo el derecho de preocuparnos, como legisladores, por la salud pública, por la familia, por el trabajador, para que no se embriague y falte al trabajo, y, por último, para que disminuya el nivel de influencia del consumo excesivo de alcohol en delitos con resultado de muerte.
Consideramos que el proyecto da en el clavo y, por la salud de los chilenos, la tranquilidad de la familia y la normalidad del país, lo votaremos favorablemente.
He dicho.
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