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- rdf:value = " ESTABLECIMIENTO DE ISLA DE PASCUA Y ARCHIPIÉLAGO JUAN FERNÁNDEZ COMO TERRITORIOS ESPECIALES
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Corresponde ocuparse del proyecto de reforma constitucional, en primer trámite, que establece los territorios especiales de Isla de Pascua y Archipiélago Juan Fernández, con informe de la Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización.
--Los antecedentes sobre el proyecto (3955-07) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de reforma constitucional:
En primer trámite, sesión 26ª, en 16 de agosto de 2005.
Informe de Comisión:
Gobierno, sesión 9ª, en 19 de abril de 2006.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor HOFFMANN ( Secretario ).-
El principal objetivo de la iniciativa es incluir en el texto de la Carta Fundamental una norma que reconozca como territorios especiales los de Isla de Pascua y los del Archipiélago Juan Fernández, estableciendo que su gobierno y administración se regirán por estatutos consignados en las respectivas leyes orgánicas constitucionales que se dicten.
La Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización discutió en general y en particular el proyecto, por ser de artículo único, y propone al señor Presidente que la Sala adopte igual resolución.
Dicho órgano técnico aprobó la iniciativa en general y en particular por la unanimidad de sus miembros, Honorables señores Bianchi, Larraín, Núñez, Pérez Varela y Sabag. El texto sancionado se consigna en la parte pertinente del informe.
Corresponde tener presente que para aprobar este proyecto se requieren los votos favorables de tres quintas partes de los Senadores en ejercicio; esto es, al día de hoy, 22 votos.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
En discusión general y particular el proyecto.
Ofrezco la palabra.
Tiene la palabra el señor Ministro del Interior.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Ministro del Interior ).-
Señor Presidente , este proyecto de reforma constitucional se trató en la Comisión de Gobierno del Senado, donde fue aprobado por unanimidad, después de escuchar a los diversos actores interesados en él.
Su objetivo no es otro que el de habilitar al Ejecutivo, luego de la enmienda de la Carta Fundamental, a los efectos de que remita al Congreso los proyectos de leyes orgánicas constitucionales conducentes a establecer estatutos especiales para los territorios de Isla de Pascua y Archipiélago Juan Fernández.
Éste es un problema que se viene arrastrando desde hace mucho tiempo, en cuanto a buscar una salida como la que prevé la iniciativa en análisis. Y han formulado solicitudes al respecto, en varias oportunidades, los propios interesados: principalmente, la gente de Isla de Pascua, y también, la de Juan Fernández .
Se trata más que nada de que los territorios en comento dependan, no de la Quinta Región, sino directamente del Ministerio del Interior, con una organización más autónoma en lo concerniente a la administración de cada uno de ellos.
La iniciativa que hoy ocupa a esta Sala es fruto de una comisión que trabajó durante largo tiempo, con participación del ex Presidente Aylwin , como asimismo de diversos Parlamentarios: entre ellos, los Senadores Jorge Arancibia , Carlos Ominami y quien habla (cuando yo pertenecía a esta Alta Corporación); el entonces Diputado Girardi y otros Diputados pertenecientes a las áreas geográficas que se pretende regular con estatutos especiales.
El alcalde de Isla de Pascua y el de Juan Fernández; la gobernadora de Isla de Pascua; los representantes del Consejo de Ancianos de Isla de Pascua, y los personeros de las diversas organizaciones locales solicitaron la aprobación de este proyecto, que implica una reforma constitucional simple, sin mayor alcance que el expuesto aquí.
El tema importante va a surgir, una vez que aprobemos la enmienda del Texto Fundamental, cuando enviemos al Parlamento los proyectos donde se contengan los estatutos que regirán a los dos territorios especiales determinados mediante la iniciativa en debate.
En la actualidad, Isla de Pascua se rige por las normas generales derivadas de la división del país en trece regiones. Depende de la Quinta Región, y muchas veces su relación con ésta es muy difícil. Sobre todo, ese territorio insular se siente aislado en lo concerniente a las inversiones que se efectúan en él. Y, a su respecto, sigue vigente parte importante del articulado de la ley Nº 16.441, que en su tiempo se denominó "Ley Pascua".
Por las razones expuestas, quiero pedir al Senado que hoy día apoye este proyecto en forma unánime, tal cual lo hizo la Comisión de Gobierno. No creo que haya ningún problema. Como expresé, lo único que se persigue es otorgar la habilitación pertinente para que luego el Parlamento entre a estudiar y definir los estatutos especiales que van a regular la relación entre la Isla de Pascua y el Archipiélago Juan Fernández con el resto del territorio nacional.
Muchas gracias, señor Presidente.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Romero.
El señor ROMERO.-
Señor Presidente, por cierto, todos los señores Senadores van a estar contestes en prestar su respaldo a un proyecto de esta naturaleza. Sin embargo, siento que tenemos una obligación ineludible: saber a ciencia cierta cuáles serán el criterio y la política que el Ejecutivo pretenderá establecer en las leyes orgánicas constitucionales que habrán de dictarse. A lo menos, debemos conocer los parámetros generales. Porque no cabe la menor duda de que hoy día estamos simplemente firmando un documento en blanco que de algún modo va a levantar para los territorios insulares en cuestión y sus habitantes una esperanza verdadera acerca de su futuro.
Creo que una frustración en esta materia sería lamentable. Y el resultado sería muy negativo si no hiciéramos un estudio a fondo y definitivo acerca de la mejor relación que debieran tener estos territorios -voy a denominarlos "especiales"- con el continente y con el gobierno central.
Me parece que estas islas son demasiado importantes para Chile. Se trata de zonas visiblemente delimitadas; con un aislamiento que sin duda implica un desafío para ellas, y con un potencial turístico muy fundamental y trascendente, que obviamente tiene que ser respaldado por el Gobierno.
Por otra parte, no podemos olvidar que estos territorios contribuyen de manera bastante relevante a extender la zona económica exclusiva de nuestro mar, pues inciden en su proyección geográfica hacia el Pacífico.
Además, ambos territorios han sido objeto de nominación especial por parte de la UNESCO: Isla de Pascua fue declarada Patrimonio de la Humanidad, y el Archipiélago Juan Fernández , Reserva Mundial de la Biósfera.
Pienso que, junto con prestar nuestra aprobación, necesariamente debiéramos emprender un estudio muy de fondo, muy claro, al respecto. Pero, por desgracia, echo de menos una explicación acerca de cuáles serían los lineamientos generales -no estoy pidiendo que entremos al detalle- sobre un tema que indudablemente debiera significar un avance trascendente para esos territorios.
Reitero que una frustración en esta materia sería doblemente negativa, dado que ha habido muchos experimentos y experiencias fallidas, en una relación positiva y en una posición que, es obvio, debemos asumir con una responsabilidad especial.
Estas islas están siendo modificadas en cuanto a su estructura de gobierno y administración. Y entiendo perfectamente la motivación de ello, pues he estado tanto en Isla de Pascua como en Juan Fernández y he escuchado las inquietudes de sus pobladores, en el sentido de aspirar a la posibilidad de un mejor desarrollo, de un desarrollo armónico. Pero esto requiere cuestiones concretas, saber si existe voluntad política para respaldar este esfuerzo de un modo real e importante.
En esa materia siento que, por una parte, estamos desafectando constitucionalmente estos territorios y, por la otra, no hemos recibido la información respecto de cuáles serían la categoría y la relación en que éstos quedarían.
También quiero llamar la atención en cuanto a que otros países indisimuladamente han expresado, de un modo directo o indirecto, su interés por estos territorios, en particular por uno de ellos.
Voy a votar a favor de la iniciativa. Pero deseo dejar sentado claramente que la ley orgánica que se plantee deberá estar precedida por un estudio muy profundo. Además, ésta tendrá que implicar un avance y no sólo un cambio de statu quo que espero no signifique una nueva frustración.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Ministro.
El señor ZALDÍVAR ( Ministro del Interior ).-
Señor Presidente , respecto de las inquietudes que ha manifestado el Honorable señor Romero -creo que son perfectamente legítimas-, nosotros entregamos a la Comisión un documento donde se establecen las líneas gruesas del estatuto jurídico que regiría estos territorios especiales. Debiera estar a disposición de todos los señores Senadores y me parece justificado que lo pidan.
En todo caso, los aspectos fundamentales son los siguientes:
1º. Estos territorios insulares especiales no quedarán dentro de la estructura de los gobiernos regionales actuales. En lo concreto, Isla de Pascua y Juan Fernández no dependerán del Gobierno Regional de la Quinta Región, sino directamente del gobierno central.
2º. En cuanto a la estructura administrativa, se busca descentralizar lo más posible los servicios públicos radicados en Isla de Pascua y Juan Fernández , de manera de poder dar mayor agilidad a la gestión de los propios recursos.
3º. En las futuras Leyes de Presupuestos se establecerá un ítem especial para estos gobiernos insulares. O sea, no van a depender de lo que se contemple para el Fondo de Desarrollo Regional ni para otros recursos de las Regiones. Van a contar con un presupuesto especial.
4º. Se reconocen las organizaciones ya existentes, sobre todo en Isla de Pascua: el Consejo de Ancianos, en todo lo referente al tema cultural, patrimonial; el sistema de propiedad de ese lugar, con características propias; su sistema judicial, especialmente en lo que atañe al cumplimiento de las penas.
No se va a innovar en estas materias; al contrario, se las va a reforzar.
Además, se impulsarán con mayor fuerza los gobiernos municipales de Isla de Pascua y de Juan Fernández.
Todo ello está contenido en el documento que se entregó en la Comisión y que puede ponerse a disposición de cada uno de los señores Senadores, en la medida en que les interese.
En todo caso, el Honorable señor Arancibia participó en la discusión y, por tanto, puede ilustrarnos sobre el tema. También lo hizo el Senador señor Girardi , entonces en calidad de Diputado.
En consecuencia, si bien es perfectamente legítimo el planteamiento realizado por el Honorable señor Romero, sí existen los antecedentes que permiten dar respuestas gruesas a las inquietudes manifestadas.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Bianchi.
El señor BIANCHI.-
Señor Presidente , me alegra que hoy estemos reconociendo constitucionalmente la condición de territorios especiales a Isla de Pascua y al Archipiélago Juan Fernández , dado que esta reforma viene a aceptar la diversidad indesmentible de nuestro territorio, que muchas veces presenta diferencias sociales, geográficas, culturales y de desarrollo, que no siempre son vistas.
Es por esto que en la Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización apoyamos esta iniciativa, que pretende diferenciar las zonas insulares del resto del territorio nacional.
Este respaldo está determinado también por el reflejo que existe entre la situación de estas islas y la de mi Región, la cual, por sus características de aislamiento, encuentra similares dificultades de integración, lo que hace que nos identifiquemos con la lucha dada por ellas en pos de un cambio.
Nuestro país, pese a tener conciencia de la enorme desigualdad que el centralismo trae aparejado para las Regiones, especialmente para las extremas, no ha sido capaz de afrontar el malestar que se genera por las abismantes diferencias en sus posibilidades de desarrollo, que dependen, en gran medida, de la arcaica concepción de lo que debe ser un aparato burocrático de gobierno concentrado en el poder central.
Ante este panorama, señor Presidente, esperamos que esta reforma se convierta en el primer hito para un verdadero proceso de descentralización efectiva en Chile.
Junto con apoyar el proyecto sobre estas islas, vengo en hacer un llamado a todo el cuerpo político aquí presente para iniciar un debate serio, inmediato, concienzudo y generalizado, que permita reestructurar nuestras bases organizativas, de manera de dar respuesta satisfactoria al clamor social iniciado en las zonas extremas, como la que yo represento.
Ahora viene la tarea de concretar el cómo pondremos en aplicación el reconocimiento efectuado.
Urjo para que esta iniciativa no quede sólo en declaraciones, sino que constituya el principio de un efectivo proceso de reforma administrativa para nuestro país, y se inicie un inmediato trabajo que refleje una verdadera voluntad de cambio en favor de las Regiones.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Arancibia.
El señor ARANCIBIA.-
Señor Presidente, quiero reforzar lo que ha informado a la Sala el señor Ministro del Interior, el ex Senador Andrés Zaldívar , quien, al igual que yo, formó parte del grupo que elaboró esta suerte de estatutos, que están pendientes de ser aprobados en una futura ley orgánica constitucional.
Respecto a la inquietud del Honorable señor Romero , que es legítima, aun cuando algunos aspectos del estatuto están esbozados en el informe de la Comisión, deseo expresarle que ellos son el fruto de un trabajo largo, llevado a cabo por distintas personalidades del quehacer nacional y representantes del Gobierno, del área legislativa y de las comunidades que se ven afectadas por esta situación de aislamiento.
Yo quisiera aportar parte de mi experiencia personal -aunque a veces a algunos no les gusta que uno recurra a ella- para expresar la verdadera condición de aislamiento en que se encuentran tanto Isla de Pascua , a una gran distancia de nuestro continente, como el Archipiélago Juan Fernández , mucho más cercano pero igualmente aislado con respecto a la realidad nacional, por múltiples razones. Este estatuto y el esfuerzo desarrollado en su elaboración vienen a dar una respuesta bastante adecuada y satisfactoria, que ciertamente nadie podrá negarse a perfeccionar en el debate en particular, cuando se trate en la Sala.
Yo no tengo ninguna reserva -así se lo he transmitido a mi bancada- respecto de esta reforma constitucional. Estimo indispensable aprobarla y aceptar el desafío, que ciertamente apoyo, planteado por el Senador señor Bianchi en cuanto a que ojalá esto represente el primer paso de una seria descentralización financiera y administrativa del país, cosa que las Regiones están clamando desde hace tiempo.
Deseo agregar dos inquietudes de los habitantes de la Isla de Pascua que no he escuchado mencionar hasta el momento y que, de alguna manera, debieran pesar sobre nuestras reflexiones.
La primera es la relativa a la inmigración desde el continente. Naturalmente, por la Constitución que nos rige, quienes deseen radicarse en la isla tienen todo el derecho del mundo de hacerlo, pero ello ocasiona un problema difícil de solucionar, debido a la fragilidad de la etnia rapanui, que se ve afectada por esta situación. En la actualidad, más o menos el 50 por ciento de la población de la isla es de origen continental. Ése es un tema que deberemos enfrentar y que tiene implicancias de tipo constitucional, ya que nuestra Carta nos garantiza la libertad de movernos por nuestro territorio y de asentarnos donde queramos. No creo que podamos eludir el problema, y ojalá lleguemos a una buena solución.
La otra inquietud, que está planteada en el informe, tiene que ver con el transporte que requiere la isla para satisfacer sus necesidades. A mi juicio -más adelante lo vamos a discutir-, ciertamente la solución pasa porque la Armada pueda hacer el servicio de cabotaje, en licitación o en comparación con otras alternativas. Lo importante es no excluir esta posibilidad, porque el servicio que se ofrece actualmente es monopólico, malo, insuficiente e inoportuno. Por lo tanto, pareciera de toda conveniencia estudiar lo que viene en la propuesta. En lo personal, lo voy a apoyar.
Señor Presidente, ésta es una reforma necesaria y la vamos a aprobar como bancada. Y, por cierto, estamos disponibles para discutir los proyectos de ley orgánica constitucional que a futuro se nos planteen sobre la materia.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Cantero.
El señor CANTERO.-
Señor Presidente, me parece muy oportuno recoger el clamor que han planteado durante mucho tiempo comunidades insulares o de ultramar como Isla de Pascua y Juan Fernández.
El aislamiento es, sin duda, un problema muy serio, por lo que resulta indispensable tomar la decisión de avanzar en un proceso de descentralización, en algunos casos, y de desconcentración, en otros, que permita a esas comunidades impulsar un desarrollo sustentable en función de sus propias capacidades.
La situación de aislamiento tiene que ver, fundamentalmente, con el acceso a los servicios públicos y con el costo de la vida. La verdad es que los alimentos -cualquiera que haya estado en esos lugares podrá verificar lo que voy a señalar- cuestan, mínimo, 100 por ciento más que en el continente, y en algunos casos, 200 por ciento más. De tal manera que el acceso a ellos es extraordinariamente difícil.
También el equipamiento es un problema. En mi visita reciente a la isla pude comprobar que el hospital se encuentra en condiciones realmente precarias. La atención hacia los isleños es muy deficitaria y faltan profesionales especialistas básicos que puedan responder a los requerimientos más esenciales.
El acceso a materiales de construcción representa otra dificultad tremenda, pues llegan a precios francamente prohibitivos.
Todo lo anterior deriva de lo que ya se ha señalado: un problema de cabotaje. En mi opinión, el Estado chileno lleva las cosas a un extremo en este punto, porque aplica a ultranza el modelo y no permite a ningún barco de la Armada transportar productos que sean requeridos por el mercado normal de esa zona. Esto sólo se puede hacer a través de barcos de cabotaje y, como se ha señalado, hay uno solo, que entrega un servicio en extremo deficiente. Si este servicio es único, monopólico y muy imperfecto, me parece que, sin perjuicio del principio de subsidiariedad, básico y esencial al modelo económico y de desarrollo que se busca implementar, se debiera permitir a los buques de transporte de la Armada llevar esta carga a precios accesibles, para que esa población mejore el estándar y la calidad de su consumo proteico y acceda a materiales y equipamientos para sus viviendas a un costo mucho más razonable.
No es posible que estos habitantes se vean impedidos de acceder a aquello por una aplicación del principio de subsidiariedad que considero absolutamente equivocada. Los buques de la Armada dedicados al transporte que cumplen itinerarios o tracks de navegación hacia ese sector debieran estar habilitados y autorizados.
Respecto de este tema, me gustaría que el señor Ministro del Interior hiciera las averiguaciones pertinentes e informara a esta Sala acerca de la razón que imposibilita a los barcos de la Armada para cumplir con esta tarea. Solicito formalmente un oficio en ese sentido, señor Presidente.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Si le parece a la Sala, se cursará el oficio pedido por el señor Senador.
--Así se acuerda.
El señor CANTERO.-
Además, existen serios problemas de infraestructura vial; de infraestructura educacional, que se está mejorando pero que tiene sus dificultades; de infraestructura de salud, que es muy precaria, como ya señalé, y para qué hablar de infraestructura portuaria, que prácticamente no existe. Esto último ocasiona aun más dificultades: un tercio del valor de cada producto que se consume en la isla se debe al costo de bajar la carga desde el barco hasta el muelle. Es una situación francamente tremenda.
Sería muy importante tener en cuenta este punto al momento de analizar los estatutos especiales.
La falta de integración al territorio continental envuelve otro inconveniente: las dificultades en el traslado. De alguna manera, el Ministerio de Economía debiera poner atención en esto. A mi juicio, es una discriminación odiosa que el valor del pasaje del itinerario Santiago-Isla de Pascua-Santiago equivalga prácticamente a la mitad del que corresponde a la ruta Isla de Pascua-Santiago-Isla de Pascua. Nada explica que no se pueda aplicar el mismo beneficio. Y esto genera un resentimiento, una frustración, una rabia en las comunidades afectadas, que ven cómo se discrimina odiosamente al habitante de ese lugar.
Otro elemento que llama la atención tiene que ver con la administración o autoadministración de importantes superficies de terreno en manos de la CONAF -los parques nacionales, fundamentalmente-, no inferiores a un tercio de la Isla, y de la CORFO, en el caso del fundo Vaitea. Entiendo que la comunidad rapanui tiene sólo un representante en el directorio respectivo, ya que los demás son de Santiago, situación que también resulta extraordinariamente paradójica y que, en mi opinión, debe ser corregida con la mayor urgencia.
En consecuencia, se trata de dar a las comunidades isleñas, por la vía de un estatuto especial, la administración que reclaman y que opino que les corresponde.
Algo que considero muy relevante en el concepto de entregar mayor autonomía en la gestión del desarrollo es el reconocimiento a los órganos propios. Como se ha señalado, existen planes estratégicos de interés geopolítico de terceros países que, en mi concepto, están interfiriendo muy fuertemente en la población joven de Isla de Pascua. Ello debe hacer que Chile tome con más seriedad y urgencia el asunto. Pero, básicamente, se deben reconocer los órganos de gestión y de valoración y preservación del patrimonio histórico-cultural propio. Me refiero, por ejemplo, al Consejo de Ancianos.
También se deben tener en cuenta algunas realidades particulares, como la relacionada con el régimen carcelario. Allá no hay ningún funcionario de Gendarmería. Todo ello ha redundado en una situación especial, que, por lo demás, reviste características que le han permitido funcionar perfectamente hasta ahora.
Pienso que en el futuro, además, los territorios insulares o de ultramar debieran tener una voz en el Parlamento que represente genuinamente su interés. Hoy, por cierto, se encuentran subsumidos en las circunscripciones, que tienen que ver con el ordenamiento político-administrativo de las Regiones.
Un punto que también me llamó mucho la atención se relaciona con el hecho de que se requeriría una política especial de desarrollo de la pesca. Se observan grandes flotas en la periferia de la Isla, todas con banderas extrañas a nuestro espacio territorial, pero prácticamente no existe la pesca chilena en la zona. Juzgo que sería muy interesante realizar un esfuerzo en esa línea.
Por la importancia geopolítica del asunto y su trascendencia en todos los aspectos económicos para nuestro país, así como por el respeto hacia una comunidad de pueblos originarios -en este caso, de origen polinésico, pero vinculada a Chile por la historia y la tradición-, expreso mi voluntad de votar a favor.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Ominami.
El señor OMINAMI.-
Señor Presidente , el Senador señor Larraín me ha solicitado alterar el orden de las intervenciones. No tengo inconveniente en ello.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Muy bien.
Tiene la palabra el Honorable señor Larraín.
El señor LARRAÍN.-
Gracias, señor Presidente ; gracias, Senador señor Ominami .
Efectivamente, debo concurrir a otra reunión, muy breve pero de cierto interés, y quisiera pronunciarme en forma sucinta sobre el proyecto.
En la Comisión de Gobierno ya voté favorablemente la idea de dar a los territorios especiales de Isla de Pascua y del archipiélago Juan Fernández un tratamiento particular dentro de nuestra legislación, en general.
Las consideraciones que tuve en vista para brindar mi apoyo ya han sido destacadas por el Senador señor Arancibia, por el propio señor Ministro del Interior y por muchos de mis Honorables colegas que han hecho uso de la palabra con antelación.
Creo que, al final, la realidad que viven los habitantes de esas islas, así como sus caracteres culturales e identidad -en particular, en el caso de una de ellas- y, en general, la forma como se ha desarrollado la gestión administrativa en esos territorios, hacen recomendable un tratamiento distinto.
Sin embargo, como ello queda entregado a un estatuto especial cuyo texto no conocemos, ciertamente surgen dudas e incertidumbre respecto a qué se va a hacer en ese ámbito. Y se está "trasladando" el debate, por así decirlo, a una ley orgánica constitucional -o sea, se rebaja el quórum- cuyo contenido, en lo fundamental, ignoramos.
Es efectivo que hemos recibido del Gobierno un documento en el que se explicita por dónde van las líneas centrales que se desean incorporar dentro de dicho estatuto especial. Pero, como todavía eso es incierto, al final lo esencial es ceñirse a lo planteado en el propio mensaje, porque quizás ahí se centra el tema, en lo básico.
¿Qué dice este último texto acerca de lo que específicamente se busca a través de esta reforma constitucional? Se señala que el propósito de los estatutos especiales "apunta a definir una estructura de administración más eficiente, sobre todo en su relación directa con el Gobierno central, por ello la opción de eximirla del diseño institucional tradicional." Vale decir -se agrega más adelante-, "deberán considerar normas que provoquen un reordenamiento de las instituciones públicas, que potencie al máximo la presencia de un fuerte aparato público desconcentrado."
Creo que aquí es donde se centra lo que estamos haciendo. Estamos sacando a esos territorios insulares de la actual forma administrativa que establece la propia Constitución en el Capítulo XIV, pero dejándolos en dicho Capítulo. Es decir, se introduce una modificación por la vía del artículo 126 bis, en el párrafo referido a "Disposiciones Especiales", para buscar la posibilidad de que sobre esos territorios exista un estatuto especial.
Desde mi punto de vista, ello permitirá que el proyecto que en el futuro enviará el Ejecutivo se oriente y centre en torno de un área única y específica, que es una forma de administración -es decir, una dependencia en lo que dice relación al Gobierno y en los ámbitos respectivos- distinta del sistema vigente de gobierno regional, canalizado fundamentalmente a través de la Quinta Región, de la cual dependen ambos territorios insulares. Se trata de un cambio de dependencia administrativa para gestar una vinculación más directa, que haga más expedita la solución de los problemas que, desgraciadamente, se arrastran desde hace mucho tiempo y de los cuales no ha sabido dar cuenta la actual estructura.
En tal sentido y con ese alcance, considero que la reforma es valiosa, que puede ayudar a resolver dificultades demasiado antiguas, para dar a ambos territorios más fuerza y permitirles un acercamiento más directo a la forma como se deben administrar situaciones de esta naturaleza. No creo que porque se abra un tratamiento excepcional vaya a quebrarse la estructura administrativa del país.
Y el debate de la regionalización se encuentra pendiente. Pienso que va por otro lado, por otras coordenadas, porque dice relación más bien a la estructura territorial continental que a la del ámbito insular, que tiene peculiaridades. En la situación que nos ocupa, incluso ambos casos son distintos entre sí. Pero, sin perjuicio de realizarlo, considero que se puede dar sin mayor controversia y que con ello podríamos hacer un gran aporte y avance.
Por eso voté a favor en la Comisión de Gobierno, como también lo haré ahora, en pocos minutos más, para dar vida a la posibilidad de tener estatutos especiales para ambos territorios insulares.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Ominami.
El señor OMINAMI.-
Señor Presidente , considero que ésta es una reforma positiva. En sí misma, no soluciona ningún problema, pero abre paso a la posibilidad de enfrentar más profundamente todas las dificultades de Isla de Pascua y del archipiélago Juan Fernández en aspectos relacionados con la salud, la educación y la producción. Existen allí realidades específicas que deben ser tomadas en cuenta adecuadamente. Desde ese punto de vista, me parece que la creación de la figura de los territorios especiales puede ser un buen instrumento para avanzar en esa dirección.
Por mi parte, quisiera reivindicar la labor hecha por la Comisión de Gobierno. En lo personal, conocí más en detalle la problemática con ocasión de un viaje a Isla de Pascua efectuado por ese órgano técnico, oportunidad en la que trabajamos intensamente y nos reunimos con todas las instituciones representativas: el concejo municipal, la gobernación y el Consejo de Ancianos.
También hay una entidad que expone un planteamiento más radical y rupturista: el Parlamento Rapanui, que igualmente tuvo ocasión de presentar sus puntos de vista.
Creo que en tal etapa, que fue importante, comenzó a surgir la idea de buscar una figura particular del tipo de los territorios especiales para dar cuenta de las especificidades y necesidades de autonomía de Isla de Pascua. Pienso que de lo que se trata es de generar en ellos una administración más cercana a la gente.
Además, soy testigo de los problemas que la Quinta Región, abocada a enormes dificultades, ha enfrentado para administrar Isla de Pascua, que es una más en una proliferación de comunas que da un total de 38 y que muchas veces ha competido con las otras, con bastantes tropiezos, en cuanto al ámbito presupuestario.
Hoy existe un ítem especial para Isla de Pascua en el Presupuesto, pero el hecho de que se consagre constitucionalmente el carácter de territorio especial me parece una buena oportunidad para generar una mayor autonomía, una administración más cercana a las poblaciones locales y soluciones más creativas a los problemas planteados en las zonas insulares.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Recuerdo a la Sala que el proyecto se discute en general y en particular a la vez y que requiere quórum de tres quintas partes de los Senadores en ejercicio para su aprobación.
Tiene la palabra el Honorable señor Vásquez.
El señor VÁSQUEZ.-
Seré breve, señor Presidente , porque creo que gran parte de lo que iba a expresar ya se ha dicho.
Me parece una excelente solución la dependencia y conexión directa, tanto de Isla de Pascua como de Juan Fernández, con el Ministerio del Interior.
El Senador que habla conoce ambos territorios insulares. Me impresionó el estado de la vegetación endémica de Juan Fernández , por ejemplo, carcomida por la zarzamora exógena llevada en alguna embarcación, y de qué manera se han arrasado los suelos de Isla de Pascua. En ambos casos pude apreciar la manera en que los habitantes luchan incansablemente por mantener un entorno sustentable, en circunstancias de que sus recursos son siempre escasos.
Creo que con el proyecto se traslada al Gobierno central la responsabilidad de que las comunidades respectivas puedan solucionar las dificultades de acuerdo con sus propias estructuras, con sus formas ancestrales de trabajar, ya que el país está obligado a sostener lugares que naturalmente representan una punta de soberanía en el océano Pacífico.
De allí que, sumándome a los planteamientos expuestos con anterioridad, quiero señalar que me alegra profundamente poder cumplir con la palabra que en alguna oportunidad di en Juan Fernández , cuando manifesté: "Si alguna vez tengo la oportunidad de apoyar a esta comunidad, lo haré como sea.". Y ahora lo haré con el voto.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Gazmuri.
El señor GAZMURI.-
Señor Presidente, voy a votar favorablemente este proyecto de reforma constitucional.
Deseo consignar que el Senado ha tenido un particular interés por la situación específica de Isla de Pascua. En 2003 me correspondió, junto con la Comisión de Gobierno y bajo la Presidencia de la Corporación ejercida por don Andrés Zaldívar , actual Ministro del Interior , realizar una visita de trabajo a ese territorio, planteándose el tema de un estatuto especial como una reivindicación de las distintas organizaciones locales y como una convicción bastante compartida de quienes habíamos viajado hasta allá.
La idea de generar territorios especiales me parece buena, y, evidentemente, una ley orgánica constitucional tendrá que definir después cuál va a ser el estatuto específico. Sin embargo, deseo dejar constancia, en este primer debate del proyecto de reforma constitucional, de que las que nos ocupan son, a mi juicio, dos situaciones distintas, que requerirán en ese cuerpo legal tratamientos también distintos.
Isla de Pascua y el archipiélago Juan Fernández comparten la condición insular, y eso los hace merecedores de la calidad de territorio especial, como ya se ha señalado. Hoy día, desde el punto de vista administrativo, reciben el mismo tratamiento que la comuna de Putaendo, pero la verdad es que son realidades completamente apartes. O sea, aquí media una anomalía administrativa.
Pero, al mismo tiempo, presentan diferencias. La principal es que Isla de Pascua es la sede de una cultura casi milenaria y de uno de los pueblos originarios que todavía constituyen casi la mayoría de su población. Y, por tanto, se trata de un núcleo con una fuerte identidad cultural, que ha logrado mantener tanto ésta, a pesar de políticas muy inamistosas del Estado chileno en distintos períodos de su historia, como, difícilmente -debo decirlo-, la de lengua. Porque, en general, las generaciones de jóvenes pascuenses no reciben una enseñanza bilingüe, como aquella a la que aspira ese pueblo.
En consecuencia, en Isla de Pascua no sólo hay una cuestión administrativa, sino que, además, por el mismo hecho de existir un pueblo originario con mucha identidad, éste se haya afecto a la Ley Indígena. Y ello expresa una serie de particularidades que no se dan en Juan Fernández ni en otros territorios insulares.
Pienso, entonces, que será necesariamente muy rico el debate sobre el proyecto de ley orgánica constitucional que dé expresión concreta, en lo administrativo y lo político, a la reforma de la Carta. Porque por primera vez nos vamos a ver enfrentados a definir, sobre la base de un estatuto administrativo específico, algunas cuestiones que tienen que ver con el tratamiento de los pueblos originarios en sus territorios.
Hay en Rapa Nui cuestiones difíciles de resolver. El Senador señor Arancibia señaló una de ellas: la demanda de sus habitantes de seguir constituyendo la mayoría poblacional en la Isla, que sienten de ellos. Y existe, también, la disposición constitucional del libre tránsito y establecimiento de todos los ciudadanos chilenos.
Éstas son materias que se deben discutir. ¿Desea o no el país que Rapa Nui siga siendo un territorio con su actual identidad cultural? Creo que será un debate ineludible. Ello se podrá resolver de una u otra manera.
Pero únicamente quiero señalar que votaré en el entendido de que, en el caso de Isla de Pascua, no sólo estamos ante un problema de carácter administrativo, repito. Digo esto porque es algo que ya se ha planteado acá, y creo que todos debemos ser muy transparentes al momento de votar. Es evidente que en ese territorio insular hay una cuestión administrativa que decidir, como también la hay en Juan Fernández ; pero, además, existe una cuestión étnica cultural de mucha fuerza.
Soy de la opinión de que lo anterior no es un peligro para nadie, sino que, al contrario, constituye una gran riqueza del país. Pero, por desgracia, todavía cuesta mucho aceptar la realidad de que somos una sociedad multicultural.
Otras sociedades ya han realizado este debate, completamente contemporáneo pero, además, nacional. Nadie lo ha importado. Porque a veces existe la sospecha de que tales asuntos provienen, entre comillas, de "unas raras ONG" -normalmente nórdicas-, que inventan estos problemas.
Es claro que hoy existe un movimiento indigenista global que tiene sus redes, pero nadie ha "inventado" al pueblo mapuche, ni a mi juicio el milagro cultural de que después de 200 años de vida independiente, por ejemplo, mantengan su lengua en las comunidades rurales, la que no se enseña en nuestras escuelas y respecto de la cual no hay textos escolares. Eso sucede porque hay procesos de identidad cultural muy fuertes.
Y lo mismo ocurre en Rapa Nui. Allí, durante muchos años se prohibió en todo acto oficial el uso de la lengua nativa. El resultado fue que había -por lo menos, cuando yo la visité hace 15 años; hoy día las cosas han cambiado un poco- una tremenda resistencia de los estudiantes pascuenses a cantar el Himno Nacional en los actos realizados por las escuelas los días lunes.
Entonces, lo de la diversidad cultural y la unidad nacional -que no son términos antagónicos- serán parte de los asuntos que deberemos enfrentar inevitablemente cuando analicemos la ley orgánica que defina el estatuto jurídico-administrativo y político especial de estos dos territorios que estamos creando por imperio de la Constitución.
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Correspondía intervenir al Senador señor Letelier; pero, como no se encuentra presente en la Sala, tiene la palabra el Honorable señor Sabag.
El señor SABAG.-
Señor Presidente , voté favorablemente este proyecto en la Comisión de Gobierno y, por supuesto, todos los Senadores democratacristianos vamos a mantener la misma posición.
Isla de Pascua, en lengua rapanui significa "El ombligo del mundo". Expresa con ello su situación geográfica que, probablemente, la transforma en el territorio insular más aislado de la Tierra.
En el año 1888, el Capitán de la Armada chilena don Policarpo Toro y el rey Atamu Tekena celebraron un acuerdo por el cual el Estado chileno se comprometió a proteger a los isleños. Éstos habían sido objeto de múltiples invasiones y saqueos que los despojaron de sus tierras y, además del rapto de sus familiares, sometidos a esclavitud en lugares lejanos desde los que nunca más volvieron.
En 1966, bajo el Gobierno del Presidente don Eduardo Frei Montalva , se dictó la Ley Pascua. Gracias a ella, los isleños adquirieron la calidad de ciudadanos chilenos, contrayendo por tanto los derechos y obligaciones señalados por la Constitución. También se les pudo dotar de una estructura administrativa para resolver sus problemas fundamentales.
Fue en el año 2002, y a petición de las autoridades pascuenses, que se iniciaron los contactos para formular una auténtica política de Estado, de tal modo que bajo un nuevo enfoque político e institucional se replanteara la administración de la Isla. Dos años más tarde, un comité ejecutivo -compuesto por cuatro personalidades- elaboró un documento que ha servido de base a las propuestas que hoy discutimos.
El proyecto consiste en una reforma constitucional que modifica el Capítulo XIV de la Carta Fundamental, sobre Gobierno y Administración Interior del Estado. Se trata de incorporar un nuevo artículo, bajo el título: "Disposiciones Especiales", relativo exclusivamente al gobierno de los nuevos territorios especiales, esto es, Isla de Pascua y archipiélago Juan Fernández.
En la actualidad, y después de doce años de funcionamiento de los gobiernos regionales, éstos han adquirido un papel preponderante en el desarrollo de sus respectivas jurisdicciones. Sin embargo, en el caso de los territorios insulares oceánicos, éstos se han mantenido rezagados por su condición geográfica, donde los mecanismos regionales y provinciales han resultado inadecuados. El concepto de "estatutos especiales" permite considerar normas que reordenen las instituciones públicas y potencien al máximo la presencia de un fuerte aparato público desconcentrado.
Una vez aprobada esta reforma constitucional, deberá elaborarse un estatuto especial sobre materias específicas que permita ampliar las facultades de administración de las nuevas autoridades isleñas.
Dicho estatuto se refiere a asuntos tales como el turismo en la Isla. La creación de una Corporación de Cultura. El otorgamiento de servicios de calidad en el área de la salud. Capítulo aparte lo constituyen el transporte desde la Isla y hacia ella y el tratamiento jurídico del fenómeno de la emigración. De gran importancia es lo relativo al financiamiento para asegurar el normal desarrollo del proyecto. También existe una cuestión muy sentida por los habitantes de la Isla sobre la administración de las tierras, el patrimonio de la comunidad indígena y la propiedad fiscal en ella.
Debe lograrse la aceleración del progreso haciendo más fuerte la integración con el continente. Para ello es necesario resolver el problema de la construcción de un muelle, pendiente desde 1985, el cual facilitaría las actividades turísticas y pesqueras.
En cuanto al flujo de turistas, que es fundamental para Pascua, debería regularse en condiciones similares a las que existen en las Islas Galápagos, con la finalidad de proteger los ecosistemas y, en definitiva, convertir a Rapa Nui en un polo mundial científico y arqueológico.
Una fórmula para resolver el aislamiento consiste en la mantención de una línea regular que conserve el abastecimiento en gran escala.
En definitiva, el propósito de crear estos territorios especiales apunta a definir una estructura administrativa más eficiente. Ése es el fundamento para eximirlos del diseño institucional tradicional.
Este fin de semana, la Armada de Chile celebrará el Mes del Mar en Isla de Pascua con la presencia de Su Excelencia la Presidenta de la República , Ministros de Estado , los Presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados y Parlamentarios. Y como resulta natural, la aprobación de esta reforma constitucional será una gran noticia que se llevará a la Isla.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Pérez Varela.
El señor PÉREZ VARELA.-
Señor Presidente, intentaré ser muy breve, pues ya en el debate se han dado a conocer la mayoría de las ideas y fundamentos que hacen necesario que hoy el Senado apruebe el proyecto de reforma constitucional que establece los territorios especiales de Isla de Pascua y archipiélago Juan Fernández.
La razón fundamental por la cual debemos concurrir con nuestro voto aprobatorio radica en que se constata fehacientemente que nuestro diseño de administración y de gobierno regional no da cuenta ni responde en forma adecuada a las necesidades de los territorios insulares.
Sin duda, tenemos dificultades con varias regiones a las que nuestro diseño institucional no hace partícipes del desarrollo y progreso. Ello se da en territorios insulares como la Isla de Pascua y el archipiélago Juan Fernández.
La Comisión de Gobierno -como aquí se ha dicho- escuchó al alcalde de Isla de Pascua , a la gobernadora provincial, al Presidente del Consejo de Ancianos , así como también al alcalde y a dirigentes de Juan Fernández.
En mi concepto, la constatación de que en la actualidad no estamos dando respuestas apropiadas, concretas ni claras para que dos comunas insulares puedan desarrollarse, tener mayor autonomía y más capacidad para gestionar su propio desarrollo y progreso, hace necesario, por lo tanto, establecer en la Carta Fundamental la posibilidad de constituir estos territorios especiales.
Ése es, a mi juicio, el fundamento del proyecto, como lo consigna el Ejecutivo en su mensaje.
Además, resulta preciso hacer constar que en Chile carecemos de precedentes jurídicos y que no tenemos antecedentes políticos para saber cómo tratar a tales territorios insulares, contrariamente a lo que sucede en países como España y Francia. Tampoco contamos con experiencia ni precedentes acerca de cómo abordar lo relativo a los estatutos especiales.
Por ende, el debate de fondo, sustantivo, se va a realizar cuando lleguen aquí los proyectos sobre las leyes orgánicas constitucionales que regulen dichos estatutos.
Ahora lo que hacemos es constatar que nuestras normas constitucionales y la legislación sobre administración y gobiernos regionales y locales dejan a estos territorios insulares absolutamente afuera y sin posibilidad alguna de desarrollarse, lo que muestra además que, a través de la burocracia, de su nexo con la Quinta Región, no pueden sino quedar permanentemente marginados de los programas, proyectos y la concreción de sus anhelos.
Por lo tanto, señor Presidente , para ratificar nuestro voto favorable a esta reforma constitucional, es menester adecuar nuestra institucionalidad, para que los chilenos que viven en la Isla de Pascua o en el archipiélago Juan Fernández puedan desarrollarse adecuadamente.
Cuando discutamos sobre los estatutos especiales, sin duda, se van a presentar temas de la más diversa índole, que van desde lo étnico, tributario y administrativo hasta materias de variado tipo.
Nos explicaba la gente de la Isla de Pascua que en materia tributaria, por ejemplo, ellos son objeto de diversas discriminaciones, conforme a las cuales muchas veces ni siquiera son sujetos de crédito en el continente. Porque el IVA, pese a no haber ley especial o específica que los exima de tal obligación, no lo cancelan, según una especie de práctica tradicional, lo que determina que no puedan demostrar ante un banco capacidad de pago para obtener crédito.
Por lo tanto, hay que adecuar la realidad que viven esos chilenos en territorios insulares, que no sólo están alejados físicamente del continente, sino también -y mucho- de las posibilidades que la institucionalidad les ofrece para levantarse, desarrollarse y progresar.
En mi concepto, hoy día estamos dando un paso muy importante; pero es indudable que la discusión de fondo -que no debemos dejar de lado-acerca de cómo resolver este asunto deberá llevarse a cabo cuando tengamos sobre nuestros escritorios los proyectos de leyes orgánicas constitucionales que contengan los estatutos especiales que regirán en estos territorios especiales.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Horvath.
El señor HORVATH.-
Señor Presidente, en verdad, esta iniciativa de reforma a la Carta Fundamental que crea territorios especiales para la Isla de Pascua y el archipiélago Juan Fernández va asociada, como se señaló, a estatutos que se consignarán en leyes orgánicas constitucionales.
De más está decir la importancia de esas áreas geográficas, no sólo desde el punto de vista de lo que aportan a la zona económica exclusiva, como lo consigna el propio informe: 890 mil kilómetros cuadrados, en el caso de Isla de Pascua, y una parte relevante en el archipiélago Juan Fernández . Eso sólo desde el punto de vista territorial y de nuestra geografía.
Si a lo anterior agregamos su cultura, la diversidad de los recursos, los ecosistemas que poseen, resulta de la máxima relevancia.
En cierta medida, se dan algunas luces con respecto al contenido de tales estatutos: habrá un Consejo de Desarrollo Insular, integrado por el Gobernador y cinco consejeros de la etnia, de los cuales dos nombrará el Presidente de la República ; se propende al fortalecimiento municipal mediante una Gobernación Insular, con presupuesto propio, y una Dirección Insular del Territorio, que coordinará los servicios públicos más relevantes. Asociada a ellos, habrá una política especial, con fondos adicionales -que son claramente insuficientes-, y se establecen alternativas y facilidades de transporte, entre otras medidas.
No podemos dejar pasar el hecho de que en el informe se señale que el 68 por ciento de los habitantes de Rapa Nui están a favor de la autonomía, es decir, no depender de Chile. Esto se percibe también en Juan Fernández , aunque en forma más amortiguada, debido a que las medidas que históricamente se han ido adoptando en favor de Isla de Pascua han hecho que se sienta más lejano.
En nuestro país hay una suerte de centralismo agobiador, el cual hace que se genere una suerte de "triángulo del abandono" entre las zonas extremas norte, austral y la Isla de Pascua, a lo cual se podría sumar también un debilitamiento de nuestra presencia en la Antártica, que tiene una configuración de relación totalmente distinta.
De allí que, en mi concepto, una de las fallas de la regionalización se evidencia en la creación, en el siglo XXI, de territorios especiales. La Región de Aisén nació como tal; pero ello ocurrió a principios del siglo XX, en la década de 1920.
Por otro lado, no se reconoce la diversidad natural, como tampoco la cultural. No se les dan facultades a importantes zonas del país. Y tenemos que el municipio de Isla de Pascua se autocalifica como uno de los más pobres de Chile. Desde luego, eso hay que remediarlo en la línea que plantea el proyecto, pero con una solución más seria y de mayor proyección.
Pienso que una representación de los habitantes de esos territorios en el Parlamento es más que necesaria, y no por el número de personas que representan. Francia lo hizo con su territorio insular. El hecho de que en Chile esa gente tenga voz, voto y participación en las decisiones de carácter nacional y en el Estado, desde luego, la hará sentirse, con mayor propiedad, parte de nuestro país.
Al igual como lo señaló el Honorable señor Bianchi , a mi juicio, hay antecedentes más que suficientes para generar -y lo planteo ante el señor Ministro del Interior - tratamientos especiales a los territorios de este "triángulo del abandono".
No puede ser que una zona como la Patagonia chilena hoy en día esté siendo comprada sistemáticamente por personas provenientes de otras partes del mundo, y que se esté configurando una suerte de estado dentro del Estado. Ellas influyen, con técnicas de marketing, dinero y otros procedimientos en el Gobierno, en el Congreso, en los medios de comunicación, en los distintos partidos políticos.
El resultado es que nuestro país está cortado en dos. Y se están proponiendo soluciones que lo mantendrán dividido en el futuro. Las autoridades, de repente, las consideran adecuadas, cuando lo más razonable, en ese caso, sería no hacer nada.
Por otro lado, Chile tiene una necesidad "crítica" de energía -me atrevo a calificarla de ese modo-, pues su demanda interna está creciendo 6,8 por ciento anual. El mayor potencial hidroeléctrico del país está en la zona austral. No obstante, allá tenemos la energía hidráulica más cara, si se incluye su tratamiento; es la quinta más cara del mundo. La satisfacción de nuestras necesidades energéticas provendrá de esa porción del territorio nacional. ¿Y qué le estamos dando a cambio? ¿Qué importancia, qué posibilidades y soluciones estamos ofreciendo a esas regiones?
En ese sentido, señor Presidente , tenemos una deuda más que pendiente, no sólo con Isla de Pascua y el archipiélago Juan Fernández , sino también con los extremos norte y austral de nuestro país.
Desde luego, éste es un avance, y por eso votaremos a favor.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
En votación.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Ministro del Interior ).-
Señor Presidente , le ruego llamar a votar a los señores Senadores.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Se están tocando los timbres, señor Ministro.
Se necesitan 22 votos favorables.
Se va a verificar el número de Senadores presentes en la Sala, para los efectos del quórum.
Si le parece a la Sala, se aprobará el proyecto con 29 votos.
El señor ESPINA.-
¿El sistema electrónico no está funcionando?
El señor HOFFMANN ( Secretario ).-
No hubo votación electrónica. Por eso se solicitó el acuerdo de la Sala, señor Senador.
El señor LONGUEIRA.-
¿Cuál fue el resultado de la votación?
El señor HOFFMANN ( Secretario ).-
Fue unánime.
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Hubo 29 votos por la afirmativa, y se necesitaban 22. Por lo tanto, se reunió el quórum constitucional exigido.
--Se aprueba en general el proyecto (29 votos), dejándose constancia de que se cumplió con el quórum constitucional requerido; por no haberse formulado indicaciones, se aprueba también en particular, y su estudio queda terminado en este trámite.
--(Aplausos en tribunas).
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor COLOMA.-
¿Me permite, señor Presidente?
El señor LARRAÍN.-
Excuse, deseamos plantear algo.
El señor COLOMA.-
Pido la palabra.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Yo estoy presidiendo y le di la palabra al señor Secretario.
El señor COLOMA.-
Sí. Por eso...
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
En su momento dije: "En votación". No hubo nadie que se opusiera.
El señor COLOMA.-
No. Yo entendí, señor Presidente...
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Y solicité que se tocaran los timbres...
El señor COLOMA.-
Quiero hacer una breve aclaración.
Yo supuse que no se encontraba funcionando el sistema electrónico, porque estuve bastante rato tratando de votar.
Me parece -y no es un tema sobre el cual no haya unanimidad- que en la votación de una reforma constitucional de esta naturaleza debería a lo menos quedar constancia de cómo se pronuncian los Senadores. Porque ello refleja el mínimo de "accountabilidad" que tienen para los efectos de que se conozca lo que hacen o no hacen.
Por eso, señor Presidente , y dado que -repito- no estamos ante una materia compleja ni controvertida, solicito revisar la votación con el propósito de dejar testimonio acerca de la posición de cada uno de nosotros en esta enmienda de la Carta Fundamental.
--(Manifestaciones en tribunas).
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Como sabe Su Señoría, la votación ya fue proclamada.
Yo puse en votación el proyecto y se procedió a tocar los timbres porque entonces se hallaban presentes no más de 18 Senadores. Llegaron 29. Y se dio por aprobado.
Si se hubiera pedido otra forma de votación, así se habría realizado. Lo consideraremos para una próxima vez; pero en este caso no podemos repetirla: ya se aprobó la iniciativa.
--(Aplausos en tribunas).
"
- bcnres:tieneProyectoDeLey = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/proyecto-de-ley/3955-07