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- rdf:value = " El señor ULLOA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Marco Antonio Núñez.
El señor NÚÑEZ.-
Señor Presidente, este proyecto de ley, que ya lleva ocho meses de tramitación en la Cámara de Diputados, es muy importante.
En febrero pasado, un grupo de parlamentarios insistimos hasta lograr el apoyo transversal de los trece diputados que integran la Comisión de Salud, con el objeto de legislar sobre la realidad de la oftalmología en nuestro país.
Ese mismo mes, la Sociedad Chilena de Oftalmología acusó al diputado Fulvio Rossi y a quien habla de haber calificado a dicha sociedad y a los colegas oftalmólogos como cartel. Desde el punto de vista económico, cartel es la concentración en pocas manos de la oferta de un bien valorable, con la posibilidad de disminuirla, a fin de aumentar los precios mediante un acuerdo que tiene como consecuencia que el bien social que se persigue, que es el bienestar de las personas, se vea disminuido. Ése es el significado de cartel.
A partir de esto, iniciamos un diálogo con la ministra de Salud, quien se comprometió a legislar al respecto. ¿Respecto de qué? Una de las listas de espera más largas que existen en nuestro país es la relacionada con oftalmología. Lo digo por experiencias que me ha tocado conocer en mi distrito. Por ejemplo, si en el consultorio de Calle Larga o de Catemu se le concede una interconsulta a una persona, debe esperar, en promedio, ocho meses para ser atendida por un oftalmólogo del Hospital de Los Andes. Es cierto lo que manifestaron los diputados Dittborn y Meza , en cuanto a que los oftalmólogos trabajan 11 horas a la semana así lo estipula el contrato en el sector de salud pública.
La mayoría de los países resolvieron esta situación, hace ya varias décadas, al permitir el ejercicio de los optómetras o tecnólogos médicos con especialidad oftalmológica en el mercado de la atención ocular.
Según la letra c) del artículo único del proyecto de ley en discusión, por fin, la receta de lentes para solucionar problemas de refracción ya no sólo será facultad de los oftalmólogos. Eso es lo importante.
Por lo tanto, una vez que este proyecto se convierta en ley, las personas que llevan esperando tanto tiempo para ser atendidas verán resuelto su problema por un tecnólogo médico, por un optómetra o por cualquier otro profesional de la salud que determine el respectivo reglamento. Me parece que es una muy buena solución.
Nosotros implementamos el Servicio Nacional de Salud, hace ya alrededor de sesenta años, imitando el sistema inglés. Pues bien, en Inglaterra hay 8.500 optómetras y apenas 383 oftalmólogos uno por cada 132 mil ingleses que atienden las situaciones más complejas: operaciones con láser, glaucomas complejos, etcétera; son ellos los que cubren las patologías oftalmológicas más complicadas.
¿Qué sucede en Estados Unidos? Hay 17 mil oftalmólogos reconocidos que ejercen como especialistas, es decir, uno por cada 17 mil habitantes, y 33 mil optómetras, es decir, casi el doble. Lo mismo ocurre en Colombia. Invitamos al decano de la Facultad de Optometría de la Universidad de La Salle, quien nos dio a conocer la experiencia de su país.
¿Qué nos dicen los oftalmólogos? Que hay que tener cuidado porque es algo muy complejo. ¿Cuál es su argumento clínico? Que no les gusta que no sean los especialistas en oftalmología los que diagnostiquen las enfermedades oculares. En el 20 y 30 por ciento de los vicios de refracción: astigmatismo, miopía o hipermetropía, hay una patología concurrente que podría ser cataratas, glaucoma o algún problema complejo en la retina. Los oftalmólogos dicen que un tecnólogo o un optómetra no está capacitado para diagnosticar estas patologías concurrentes y que el problema va a empeorar. Es cierto; pero, ¿qué ocurre hoy? Cuando se presentan casos de astigmatismo o miopía con una patología concurrente, el paciente pobre, afiliado al Fonasa , debe seguir padeciendo astigmatismo y la patología concurrente.
No queremos soluciones oftalmológicas de primera y segunda clase; pero es la realidad actual: la gente pobre no tiene acceso a una atención ni de primera ni de segunda. En este caso, no hay una atención de segunda clase; simplemente, ampliamos las posibilidades de recetar lentes, a fin de solucionar problemas oftalmológicos. Para que se entienda, el diputado Dittborn hizo referencia a un equipo de salud que trabaja en la atención primaria, liderado por un médico especialista; pero la novedad sería este tecnólogo médico u optómetra que trabajará, no 11, sino esperamos 44 horas a la semana, es decir, horario completo en los hospitales y en los consultorios, diagnosticando las patologías más simples y derivando las más complejas al especialista que corresponda.
Antes de terminar, quiero hacer un reconocimiento a los integrantes de la Comisión de Salud, porque legislamos en forma transversal y llegamos a un acuerdo, que cuenta con el patrocinio del Ministerio de Salud. Por cierto, ha habido un lobby muy fuerte e intenso de los representantes de la Sociedad Chilena de Oftalmología, del Colegio Médico, de la Sociedad de Optómetras y de la Sociedad de Tecnólogos Médicos. Pero, este proyecto, más que un primer paso, es la solución para las listas de espera más grandes de Chile, de gente pobre que espera lentes. Incluso, ¡ojo!, es una solución para el Auge, porque las cataratas que padecen las personas mayores de 65 años están en las patologías con listas de espera más extensas. Queremos ver a los oftalmólogos operando cataratas y terigión que, en los adultos mayores, es una membrana que empieza a obstruir la visión, y finalmente los deja ciegos. Para eso queremos a nuestros oftalmólogos en el sector público.
Se ha hecho un llamado para llenar 500 nuevas plazas de especialistas. Ojalá todos los especialistas, en particular, los oftalmólogos, se reencuentren con el servicio público. Da pena ver a algunas personas que no pueden leer y que deben recurrir a los anteojos que se venden en las cunetas. Ésa no es la solución; por el contrario, muchas veces, agrava el problema.
La bancada del PPD va a aprobar este proyecto de ley, porque es más que un primer paso para ampliar la oferta de las especialidades que tienen falencias, en particular, a quienes más lo necesitan, es decir, los adultos mayores y los más pobres. Se lo dijimos a la ministra: cuando este proyecto se convierta en ley, serán muchas más las personas que tendrán su receta de lentes. Pero, para lograrlo, el Fonasa debe redoblar sus esfuerzos de financiamiento. Así como se compran sillas de ruedas y bastones, se necesitan lentes, los servicios de salud se podrían unir y comprar lentes por mayor para bajar los costos, lo que además agilizará su entrega a las personas una vez que tengan la receta extendida por un especialista nuevo, un tecnólogo médico o un optómetra.
Estoy contento porque hoy, 4 de septiembre, transcurridos 50 años desde que Alessandri ganó las elecciones presidenciales fue la última vez que la Derecha ganó una elección, podemos dar una señal a nuestros ciudadanos, en cuanto a que sabemos lo que significa legislar y, por eso, vamos a aprobar este proyecto.
¡Felicitaciones a la Derecha; bodas de oro, 50 años. Así es la vida!
He dicho.
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