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El señor ENCINA (Presidente).-
Corresponde tratar, en primer trámite constitucional, el proyecto de ley que modifica el Código Sanitario con el objeto de permitir la existencia de la profesión de optómetra.
Diputado informante de la Comisión de Salud es el señor Roberto Sepúlveda.
Antecedentes:
-Moción, boletín Nº 5684-11, sesión 122ª, en 2 de enero de 2008. Documentos de la Cuenta Nº 22.
Primer informe de la Comisión de Salud, sesión 60ª, en 12 de agosto de 2008. Documentos de la Cuenta Nº 15.
El señor ENCINA (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado informante.
El señor SEPÚLVEDA (don Roberto).-
Señor Presidente, en nombre de la Comisión de Salud paso a informar, en primer trámite constitucional y primero reglamentario, el proyecto de ley referido, iniciado en moción, de las diputadas María Angélica Cristi , Karla Rubilar y Ximena Valcarce , y de los diputados Juan Lobos , Jaime Mulet, Marco Antonio Núñez, Carlos Olivares , Fulvio Rossi y Roberto Sepúlveda.
Con posterioridad a la aprobación de la idea de legislar sobre el proyecto de ley, los diputados Lobos , Girardi , Núñez , Robles , Rossi y Sepúlveda presentaron una indicación sustitutiva de la moción original. La Comisión de Salud acordó, por unanimidad, efectuar la discusión particular de este proyecto de ley sobre la base de dicha indicación sustitutiva.
Constancias reglamentarias.
1. La idea matriz o fundamental del proyecto es introducir modificaciones en el Código Sanitario, con la finalidad de permitir que profesionales del área de la salud, distintos de los médicos oftalmólogos, queden facultados para efectuar ciertos procedimientos o actividades vinculados con la salud visual.
2. El proyecto no incluye normas de carácter orgánico constitucional.
3. Tampoco contiene normas que requieran trámite de Hacienda.
4. El proyecto fue aprobado, en general, por la unanimidad de los diputados presentes, señores Lobos (Presidente), Girardi , Monsalve , Núñez , Olivares , Robles , Rossi , Rubilar y Sepúlveda.
Durante el análisis de esta iniciativa legal la Comisión contó con la colaboración de la ministra de Salud, señora María Soledad Barría Iroume ; del jefe del Departamento Jurídico de ese Ministerio, Sebastián Pavlovic Jeldres , y del abogado Eduardo Díaz.
Asimismo, se contó con la participación del rector (S) de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, señor Claudio Elórtegui Raffo , quien concurrió acompañado del académico de la Carrera de Óptica de esa casa de estudios, señor Carlos Wörner Olavarría ; del presidente de la Sociedad Chilena de Oftalmología, señor Sergio Morales Estupiñán ; del presidente del Colegio Nacional de Ópticos de Chile, señor Max Schilling Ferrari ; de la presidenta del Colegio de Tecnólogos Médicos, señora Rosa Oyarce Suazo ; del presidente de la Sociedad Científica Chilena de Tecnología Médica oftalmológica, señor Ricardo Maragaño Medalla , y del decano de la Facultad de Optometría de la Universidad La Salle, de Colombia, señor Jairo García.
I. Antecedentes.
Fundamentos del proyecto contenidos en la moción.
La moción, tras destacar la importancia de la salud como derecho fundamental del ser humano, hace hincapié en la necesidad de formar recursos humanos en función de las constantes y crecientes demandas y en concordancia con la prevalencia de problemas y situaciones que afectan la salud con orientación clara al rol preventivo, de modo que existan profesionales y especialistas, como es el caso de los optómetras, que con sólida formación, organicen e integren soluciones.
Se señala que el ejercicio profesional de la optometría constituye una respuesta eficiente y probada en el área de la salud pública primaria, orientada al cuidado de la salud visual y enfocada a la resolución oportuna de los problemas visuales de la población, que son en la actualidad altamente demandados y débilmente atendidos. Por eso, es necesario contar con una legislación que impulse innovaciones acordes con las nuevas realidades, más globalizadas y con menos barreras, con políticas dinámicas de carácter preventivo y resolutivo, que permitan la actuación multidisciplinaria de profesionales distintos, con diversos niveles de especialización, a fin de brindar mayores oportunidades, bienestar y una mejor calidad de vida a la población.
Durante siete décadas ha permanecido postergada la atención visual en Chile, pese a que se ha reconocido su déficit, por lo que es imperioso estrechar las brechas con las experiencias del mundo desarrollado, con los estándares profesionales y con las respuestas a las desigualdades que afectan a la población, particularmente si se desea congruencia para con los grandes proyectos, como es el caso del Plan Auge.
Es de vital importancia que los trabajadores sean evaluados permanentemente para conocer sus capacidades visuales y que requieren para su eficiente desempeño laboral, ya que los deficientes rendimientos visuales pueden generar manifestaciones tanto de tipo fisiológico como psicológico, que merman o alteran el cumplimiento de sus labores. Esa evaluación comprende no sólo los factores personales, como la agudeza visual y la acomodación a diferentes distancias, la visión periférica, los movimientos de ojos y cabeza; la adaptación y sensibilidad a la luz, la percepción de profundidad y la distinción de colores, sino también los factores ambientales del lugar de trabajo y los requerimientos específicos del oficio, actividad o profesión.
La existencia de largas listas de espera de personas que requieren atención en materia de salud visual y que no tienen resolución, especialmente en lo que se refiere a vicios de refracción miopía, hipermetropía o astigmatismo, los cuales junto a la presbicia, representan el 70 por ciento de las listas, según datos aportados por el Ministerio de Salud, ya que se ha priorizado la atención de patología ocular.
El deterioro, la mala condición visual de lejos y de cerca, es altamente invalidante y produce un fuerte deterioro en el desempeño laboral y en la calidad de vida.
A juicio de los autores de esta iniciativa, la optometría representa una respuesta eficiente, rápida y económica para descargar esta insostenible presión asistencial, tal como lo demuestra la vasta experiencia mundial existente en tal sentido, ya que la optometría ha contribuido en forma cierta y eficaz a resolver los problemas visuales primarios de la población en países como Estados Unidos, Inglaterra, Colombia y España. Este último logró reducir sus listas de espera con la implementación de esta profesión tanto en el sector público como en el privado.
Asimismo, se hace hincapié en la importancia que tiene para la salud visual, la promoción, prevención, atención precoz y oportuna, así como la rápida resolución de los problemas que se presentan en los niños dentro del sistema de atención primaria y en los programas de salud para los estudiantes.
La optometría permite ampliar la cobertura de atención a preescolares y escolares, así como también evaluar y corregir a tiempo anomalías, que de no ser pesquisadas y tratadas, afectarán la salud visual del individuo para toda su vida. Sólo entre el 20 y el 30 por ciento de las disfunciones oculares que repercuten negativamente en el rendimiento académico del niño son detectadas en las revisiones convencionales escolares, lo cual es importante si se considera que casi todos los problemas visuales detectados entre los seis y siete años de edad pueden superarse con la terapia adecuada. El gran número de ametropías detectadas en el país, especialmente en las zonas sin cobertura asistencial y de precaria condición económica, son el resultado de la falta de atención oportuna, como consecuencia de las siete décadas sin acciones concretas en salud visual en los niños del país. Si bien existe el programa de evaluación de salud visual para escolares, coordinado por la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas, Junaeb , que desarrolla programas regionales, se ve severamente dificultada su labor, por la falta de recursos humanos en cobertura y atención.
En 2004, había 94 oftalmólogos y 36 tecnólogos médicos en oftalmología trabajando para la Junaeb en todo el país, mientras que las Regiones Segunda, Cuarta, Décima y Undécima carecían de recursos humanos para la atención en salud visual.
Los autores de la moción explican en qué consiste la optometría. En los considerandos se indica que el perfil profesional está orientado a desarrollar las acciones dirigidas a la prevención, detección, evaluación y tratamiento de alteraciones de la función visual, para lo cual el optómetra realiza exámenes visuales y oculares, diseña, verifica y adapta sistemas ópticos; proyecta y desarrolla programas de entrenamiento visual y diseña y propone mejoras ergonómicas.
La evaluación y detección de las disfunciones visuales comprende el registro de la historia clínica y la realización de pruebas básicas y complementarias relacionadas con la función visual y salud ocular con el objeto de detectar y/o reconocer ametropías hipermetropía, miopía, astigmatismo y presbicia, determinar las características del sistema de compensación habitual de los pacientes y las disfunciones de la visión binocular. Asimismo, involucra la pesquisa de patologías oculares para derivar oportunamente al paciente al médico oftalmólogo, cuando sea necesario, así como también la detección, evaluación y compensación de otros problemas o carencias visuales como baja visión, anomalías de la visión del color, etcétera, y de las disfunciones en las habilidades visuales relacionadas con el rendimiento escolar del niño y su comportamiento general.
En el desarrollo de la profesión, el optómetra dispone de distintos mecanismos de tratamiento y/o intervención en las disfunciones visuales, como la indicación y adaptación de anteojos ópticos, de lentes de contacto, de prótesis oculares, de ayudas visuales ópticas para pacientes de baja visión y el diseño y realización de programas de reeducación visual, según requerimiento del paciente.
Entre las tareas de prevención, se mencionan las evaluaciones visuales a grupos específicos de población, las evaluaciones visuales en campos profesionales concretos de acuerdo a protocolos, la evaluación y adaptación de lentes de protección y seguridad filtros solares, impactos, etcétera y las revisiones visuales para la obtención, renovación y evaluaciones en permisos de conducción, tanto profesionales como particulares.
Los optómetras están capacitados para desempeñarse en la dirección técnica de establecimientos de óptica, en la dirección técnica y el ejercicio de la profesión en centros optométricos, en los servicios de oftalmología públicos y privados, en los centros de cirugía refractiva, en las municipalidades, en los establecimientos educacionales, en los institutos de prevención y rehabilitación, mutuales, Achi , en la industria de la óptica-oftálmica, en la docencia e investigación y en el ejercicio privado de la profesión.
El perfil y las competencias del optómetra le permiten desempeñarse y desarrollarse con médicos generales en la atención primaria para evaluación y cuidado de la visión, con oftalmólogos, pediatras, psicólogos, educadores, psiquiatras, y especialistas en seguridad e higiene ambiental.
El ámbito académico internacional considera y acepta a la optometría como una disciplina independiente, no médica que debe ser considerada como una profesión sanitaria encargada de velar por el cuidado y protección de la salud visual.
En cuanto a la carrera de optometría, destaca el modelo seguido en el Reino Unido, donde la duración de los estudios es de cuatro o cinco años, según sea la universidad que la imparta, y los alumnos reciben una formación claramente sanitaria. En ese país, los optometristas son profesionales sanitarios formados para el examen general de los defectos de la visión, alteraciones oculares y problemas de salud ocular en general, que proporcionan aproximadamente el 90 por ciento de los cuidados de la atención primaria y son responsables del 40 por ciento de las derivaciones para la atención secundaria.
Los autores de la moción advierten, finalmente, que la normativa actual autoriza solamente a los médicos oftalmólogos para que prescriban lentes ópticos, lo cual significa que sólo existen 700 profesionales autorizados en el país para estos efectos. En razón de ello, indican, el Colegio Nacional de Ópticos de Chile ha propuesto ampliar la cantidad de profesionales que puedan prescribir lentes ópticos, de modo de agregar a dichos profesionales 350 tecnólogos médicos en oftalmología y 350 ópticos contactólogos, a fin de contar con 1.400 profesionales para la salud visual.
Antecedentes comparados.
En Chile, tres instituciones imparten la carrera de óptico y otorgan títulos técnicos de nivel superior: la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, el Centro de Formación Técnica Infomed y la Universidad Arturo Prat, con una duración de entre cinco y ocho semestres.
En España y Colombia la carrera es entregada por universidades. Dichos países cuentan con un sistema distinto de carreras que pueden o deben impartir las universidades, con duración de entre ocho y diez semestres.
En Gran Bretaña , Estados Unidos y Nueva Zelandia, por mencionar otros países, se imparte la carrera por establecimientos acreditados por los respectivos consejos ópticos, con duración de entre seis y ocho semestres.
Breve reseña de las profesiones vinculadas con la salud visual.
Con la idea de graficar cierta especificidad de los profesionales vinculados con la salud visual para los diputados que no son médicos, señalaré las especialidades que concurren en este campo:
Médico oftalmólogo: Médico especialista en la rama de la medicina que se dedica al estudio de la fisiología, anatomía e histología del ojo y del diagnóstico y tratamiento de las alteraciones oculares. Se trata de un profesional exclusivamente universitario, según lo dispuesto en la ley orgánica constitucional de Enseñanza.
Tecnólogo médico, mención oftalmología: Lleva a cabo los procedimientos, técnicas y exámenes destinados al fomento, protección y rehabilitación de la salud en el ámbito de la oftalmología.
Óptico: Cuenta con conocimientos para desempeñarse en el ámbito de la óptica médica e instrumental; ajusta y adapta gafas y lentes de contacto por prescripción.
Contactólogo: se encarga de las mediciones de la córnea, para determinar el tipo de lente de contacto que requerirá el paciente y el proceso óptimo de adaptación que deberá implementarse para asegurar su mantención y uso correcto, a fin de garantizar el bienestar de quien los utilice.
Optometrista: Se preocupa de la prevención y tratamiento de las anomalías visuales, como la miopía, hipermetropía, estrabismo, presbicia y astigmatismo; estudia la agudeza visual, prescribe lentes y recomienda ejercicios oculares si es necesario. No existe como carrera en Chile.
Normas constitucionales y legales que tienen, directa o indirectamente, relación con el proyecto de ley.
Constitución Política del Estado.
De acuerdo con lo preceptuado en su artículo 19, número 9º, asegura a todas las personas el derecho a la protección de la salud, para lo cual el Estado debe proteger el libre e igualitario acceso a las acciones de salud y de rehabilitación del individuo. Le corresponde, agrega el mismo numeral, la coordinación y control de las acciones relacionadas con la salud, siendo deber preferente del Estado garantizar las acciones de salud, sea que se presten a través de instituciones públicas o privadas, en la forma y condiciones que determine la ley, la que podrá establecer cotizaciones obligatorias para tal efecto. Afirma, asimismo, que cada persona tiene el derecho a elegir el sistema de salud al que desee acogerse, estatal o privado.
Código Sanitario.
El Libro Quinto del Código Sanitario trata sobre el ejercicio de la medicina y las profesiones afines. Sobre el particular, el artículo 112 dispone que sólo pueden desempeñar actividades propias de la medicina, odontología, química y farmacia u otras relacionadas con la conservación y restablecimiento de la salud, quienes poseen el título respectivo otorgado por la Universidad de Chile u otra universidad reconocida por el Estado, y estén habilitados legalmente para el ejercicio de sus profesiones.
El inciso primero del artículo 113 define como ejercicio ilegal de la profesión de médico-cirujano todo acto realizado con el propósito de formular diagnóstico, pronóstico o tratamiento de pacientes o consultantes, en forma directa o indirecta, por personas que no están legalmente autorizadas para el ejercicio de la medicina. Permite, sin embargo, que quienes cumplen funciones de colaboración médica puedan realizar alguna de las actividades señaladas, siempre que medie indicación y supervigilancia médica, pudiendo, también, atender enfermos en caso de accidentes súbitos o en situaciones de extrema urgencia. Por su parte, los incisos tercero y cuarto se refieren a las actividades permitidas de los psicólogos y de las enfermeras.
El artículo 120 preceptúa que los profesionales señalados en el citado artículo 112 no podrán ejercer su profesión y tener intereses comerciales que se relacionen directamente con su actividad, en establecimientos destinados a la importación, producción, distribución y venta de productos farmacéuticos, aparatos ortopédicos, prótesis y artículos ópticos, a menos que el Colegio respectivo emita en cada caso un informe estableciendo que no se vulnera la ética profesional. No obstante, se exceptúa de esta prohibición a los químico-farmacéuticos y farmacéuticos.
El Libro Sexto del Código Sanitario regula lo concerniente a los laboratorios, farmacias y otros establecimientos. En ese marco, el artículo 124 faculta a los médicos cirujanos, cirujanos dentistas y matronas para mantener existencia de productos farmacéuticos a fin de ser administrados por ellos en el ejercicio de su profesión, mientras que el artículo 128 establece que sólo en los establecimientos de óptica podrán fabricarse lentes con fuerza dióptrica de acuerdo con las prescripciones que se ordenen en la receta médica correspondiente. Dicha norma indica, además, que tales establecimientos podrán abrir locales destinados a la recepción y despacho de recetas médicas en que se prescriban esos lentes, bajo la responsabilidad técnica de la óptica pertinente.
Decreto Nº 4, de 1985, del Ministerio de Salud, que aprueba el Reglamento de Establecimientos de Óptica.
Su artículo 1º dispone que sólo los establecimientos de óptica podrán despachar anteojos o lentes con fuerza dióptrica, el cual deberá efectuarse exclusivamente bajo receta médica, la que no podrá ser alterada.
Su artículo 2º establece que la dirección técnica de estos establecimientos deberá estar a cargo de un óptico o contactólogo, según corresponda.
Los artículos 11 al 13, en tanto, consagran los requisitos para obtener la certificación como óptico por parte de la autoridad sanitaria y regulan lo concerniente al examen a que debe someterse el postulante, mientras que el artículo 14 hace lo propio en relación con los contactólogos.
Estructura del proyecto.
La moción original está constituida por un artículo único, mediante el cual se introducen modificaciones a los artículos 113, 120, 124, 128 y 129 del Código Sanitario, y una disposición transitoria.
Sin embargo, y de acuerdo a lo explicado en la parte inicial de este informe, la Comisión, por unanimidad, convino en estudiar la indicación sustitutiva presentada, la cual consta de un artículo permanente, que propone incorporar un artículo 113 bis, y modifica el artículo 128 del Código Sanitario, y uno transitorio.
Discusión general del proyecto.
La ministra de Salud sostuvo que esta iniciativa legal aborda un tema de gran relevancia para el país, toda vez que en ella subyace la preocupación por que existan los recursos humanos suficientes para satisfacer las necesidades sanitarias en el ámbito de la oftalmología. No obstante, manifestó que el proyecto contiene algunas disposiciones que podrían dar origen a un conflicto de intereses que contradice la legalidad vigente.
En relación con la situación actual de esta especialidad, advirtió que se ha producido un notable incremento de intervenciones de cataratas, que ascendieron en 2007 a 38.400, de las cuales 23.858 se efectuaron en el sistema hospitalario habitual; 10.547 se llevaron a cabo a través de la modalidad de libre elección y 3.999 corresponden a compras en servicios externos.
Señaló que a partir de 1998 se han realizado consultas de oftalmología en la atención primaria de salud, las cuales han aumentado de 64.964, en 2002, a 140.523, en 2007.
En relación con la comparación que se realiza en la moción entre lo que ocurre en el nivel nacional e internacional en cuanto al tipo de personal que se desempeña en el área, planteó que en otros países se cuenta con ópticos, que tienen un perfil más técnico vinculado a los vicios de refracción, y optometristas, que están enfocados a la atención de personas, mas no existen los tecnólogos médicos como profesionales especializados. Advirtió que en Chile la carrera de óptico de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, de la que egresan en promedio doce personas anualmente, no comprende, dentro de sus competencias, la prescripción y el tratamiento. Indicó que cada año egresan, aproximadamente, treinta médicos oftalmólogos, por una parte, y, por otra, ochenta tecnólogos médicos con mención en oftalmología de las diez universidades que imparten la carrera, profesionales estos últimos que hace diez años eran muy escasos.
Sin embargo, la señora ministra formuló algunas observaciones al proyecto.
En primer lugar, manifestó dudas respecto de si los nuevos profesionales que se pretende incorporar estarán capacitados para pesquisar patologías concomitantes, que requieren la intervención de un médico o de un profesional del área sanitaria.
En segundo lugar, señaló que es discutible que esta iniciativa legal asegure mecanismos para la integración en la red oftalmológica y asistencial del resto de las patologías, por lo que debería buscarse la forma de dar certeza al respecto.
En tercer lugar, hizo notar que se produce un conflicto de intereses, puesto que se faculta a los ópticos contactólogos para tener intereses comerciales que digan relación directa con el ejercicio de su profesión.
No es conveniente dijo que se autorice a los optómetras a prescribir medicamentos, por cuanto la carrera no contempla una formación sanitaria relevante.
A modo de síntesis, expresó que si bien no tiene reparos en que se implemente la carrera de optómetra, el enfoque de esta última debería estar orientado más hacia la formación óptica que a la sanitaria.
Dio a conocer que el Ministerio está trabajando en un nuevo modelo de atención oftalmológica que facilite el acceso de las personas a respuestas resolutivas, efectivas y reales, a fin de dar solución a los requerimientos de la población. Explicó que este modelo estará basado en la atención primaria de salud y se insertará en una red asistencial con la idea de fortalecer el sistema público. Indicó que, en este sentido, se pretende instalar unidades o módulos de atención primaria oftalmológica, orientadas a la atención de sesenta mil usuarios de uno o más centros de salud.
El Presidente del Colegio Médico de Chile coincidió con la señora ministra en cuanto a que los tecnólogos médicos con mención en oftalmología están capacitados para dar cobertura al 40 ó 50 por ciento de consultas que podrían ser despachadas sin mayor dificultad. No obstante, recalcó que lo relativo a las patologías, en su diagnóstico, pronóstico y tratamiento, requiere la intervención de personal médico. Manifestó su respaldo a la postura que tiene sobre el tema la Sociedad Chilena de Oftalmología, en el entendido de que sería más aconsejable trabajar en el perfeccionamiento de la formación de los tecnólogos médicos con mención en oftalmología que crear una carrera con competencias similares.
En general, hubo numerosas personas que dieron su opinión en relación con el proyecto. Tan solo quiero hacer una síntesis al respecto.
Por ejemplo, en términos generales, los representantes de la Sociedad Chilena de Oftalmología expresaron su opinión contraria al proyecto.
A su vez, los representantes del Colegio de Tecnólogos Médicos expresaron su oposición a la iniciativa legal en estudio y manifestaron su respaldo al plan de salud que impulsa el Ministerio de Salud, en el cual se recoge la experiencia de planes pilotos de atención primaria de salud, por las razones que indicaron en la oportunidad.
El académico representante de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso señaló que la experiencia obtenida al impartir esta carrera podría servir de ejemplo para lo que podría implementarse en el evento de que se aprobara una ley que posibilitase el ejercicio de la optometría. Si bien manifestó ser partidario de legislar en ese sentido, aclaró que es necesario que los profesionales que se pretende incorporar estén sujetos a la certificación de calidad.
El Presidente del Colegio Nacional de Ópticos de Chile destacó la importancia de legislar en materia de optometría, en razón de la escasez de profesionales oftalmólogos, lo que trae como consecuencia un bajo acceso a la salud visual de la población más vulnerable, altos índices de ceguera, disminución severa de visión e invalidez.
Durante el debate, en defensa del proyecto algunos diputados señalaron que éste surge a partir de la constatación de que no se ha logrado satisfacer la demanda de salud en materia ocular en los términos requeridos por la población de Chile y en virtud de las capacidades con que cuenta el país para ello. Se reconoció el gran esfuerzo y aporte que realizan los oftalmólogos desde hace muchos años, no obstante lo cual se mantiene el déficit de estos especialistas en el sistema público, sólo un tercio se desempeña en él, la mayoría en la Región Metropolitana. En concordancia con ello, hubo quienes opinaron que la solución propuesta por la Ministra sería insuficiente, puesto que faltan incentivos económicos para que los especialistas se interesen en formar parte del sistema público de salud.
Votación general del proyecto.
La Comisión, compartiendo los objetivos y fundamentos generales tenidos en consideración por la moción, y luego de recibir las opiniones, explicaciones y observaciones de las personas e instituciones individualizadas precedentemente, que permitieron a sus miembros formarse una idea de la conveniencia o inconveniencia de la iniciativa legal sometida a su conocimiento, procedió a dar su aprobación a la idea de legislar por la unanimidad de los diputados participantes en la votación. Votaron por la afirmativa los diputados Lobos , Girardi , Monsalve , Núñez , Olivares , Robles , Rossi , Sepúlveda y la diputada Rubilar.
En cuanto a la discusión particular, cabe reiterar que en esta etapa de tramitación, la moción en informe fue objeto de una indicación sustitutiva formulada por los diputados Lobos , Girardi , Núñez , Robles , Rossi y Sepúlveda. Al respecto, la Comisión acordó, por la unanimidad de los miembros presentes, efectuar la discusión del proyecto de ley sobre la base de dicha indicación sustitutiva, que consta de un artículo permanente y uno transitorio.
A través de las letras a), b) y c) del artículo único permanente se introducen modificaciones al Código Sanitario.
Literal a). Incorpora el artículo 113 bis, a fin de establecer que los profesionales de colaboración médica que señale el reglamento estarán facultados para prescribir las ayudas técnicas, fármacos de uso tópico y tratamientos que éste señale, siempre que ello sea efectuado como parte de un equipo médico, en los casos y requisitos que el mismo reglamento indique.
Asimismo, se dispone que en aquellos casos en que dichos profesionales presten sus servicios a personas que presenten síntomas o antecedentes de patologías locales o sistémicas, deberán derivarlos de inmediato a un médico cirujano que haya certificado su especialidad en conformidad a las normas vigentes, pudiendo colaborar con éste en la atención del enfermo para su rehabilitación si así se requiere.
Literal b). Se modifica el artículo 120 del Código Sanitario con el fin de suprimir la referencia al control de ética de los colegios profesionales, ya que no ejercen dicho control.
Literal c). Modifica el artículo 128 del Código Sanitario, en concordancia con los cambios aprobados con anterioridad, con el objetivo de precisar que la receta médica que prescribe lentes con fuerza dióptrica puede ser emitida por el profesional facultado para ello, con lo cual se incluiría a los profesionales de colaboración médica que señale el reglamento, de acuerdo con el artículo 113 bis.
Es todo cuanto puedo informar.
He dicho.
El señor ENCINA (Presidente).-
En discusión el proyecto.
Tiene la palabra el diputado señor Enrique Jaramillo.
El señor JARAMILLO.-
Señor Presidente, no pertenezco a la Comisión de Salud, pero tengo la obligación de interiorizarme en los proyectos que allí se tratan, y éste me llama profundamente la atención.
En primer lugar, los colegas que presentaron esta moción pretenden dicen ellos solucionar uno de los principales problemas de la atención de salud del país. Por eso me atrevo a plantear a sus autores y a la Comisión la duda que me asalta.
En la Región de Los Ríos, a la que pertenece el distrito que represento, existe gran escasez de oftalmólogos, como ocurre en muchos puntos del país.
La oftalmología es una especialidad médica de alto costo de formación; son muy pocos los profesionales que logran una beca para perfeccionarse en esta especialidad. En Chile, nos decía el relator, sólo existen alrededor de 700 oftalmólogos, cifra deficitaria para cubrir las necesidades de nuestra población. Además, como son pocos, estos especialistas se concentran en las grandes urbes, donde pueden atender a una mayor población y, por supuesto, acceder a buenas remuneraciones que, por su trabajo, les permiten mejor calidad de vida.
En la Región de Los Ríos, la cobertura oftalmológica es mínima. Tal ha sido la necesidad, que algunos candidatos han llegado al exceso de repartir lentes ópticos, sin siquiera tener la precaución de consultar a un técnico. Con esto, le causan daño a esa población, por la que debemos velar como diputados. Felizmente, las denuncias que hicimos en esta Sala terminaron con esa práctica.
Un señor DIPUTADO.-
Eso nada tiene que ver con el proyecto.
El señor JARAMILLO.-
Tiene que ver, señor diputado, porque todo lo relacionado con la vista es muy delicado.
El proyecto propone crear una profesión, que en algunos países existe y que ha colaborado en bajar la tasa de demanda de atención por algunas complejidades visuales que se pueden diagnosticar según se dice con mediciones técnicas. Como no soy entendido en el tema, tengo mis dudas.
Esa atención la prestarían los optómetras, que atenderían algunas complejidades visuales, como la miopía, la hipermetropía y otras. Me preocupan esas otras complejidades, porque después no podremos reparar el eventual daño que se cause a quien recurra a este nuevo profesional.
Por lo tanto, mis inquietudes están dirigidas a quienes entienden el tema, a los integrantes de la Comisión de Salud, que aprobaron por unanimidad un proyecto de esta envergadura, teniendo a la vista imagino toda la información responsable y fidedigna que así lo ameritó.
Mis colegas diputados, los médicos Guido Girardi y Carlos Abel Jarpa , me señalaron que esto podría prestarse para una práctica no adecuada de las ópticas, en algo tan delicado como la visión. Bastaría que contaran con un especialista para caer en ese juego en el que todos participamos cuando nos duele algo: vamos a la farmacia y nos recetan aspirina. En esto podrían derivar las ópticas, porque bastaría, repito, que tuvieran un optómetra, que no tiene la formación del oftalmólogo, para que también dieran mejoría a la visión de un afectado.
Se nos dice que el ejercicio profesional de los optómetras apunta a la prevención de las disfunciones visuales; pero para mi eso es historia, por el conocimiento que tenemos del actuar de nuestros comerciantes de farmacias. No vaya a ser cosa que en el futuro la gente deje de lado al médico especialista y empiece a tratarse los problemas visuales de alta complejidad con un técnico profesional, que está capacitado para tratar sólo los de baja complejidad. Estas son mis dudas, que se acentuaron después de la conversación que sostuve con los diputados Jarpa y Girardi , doctores de profesión.
Quienes no somos médicos requerimos de explicaciones para entender el proyecto y aprobarlo por unanimidad, tal como lo hizo la Comisión de Salud.
El señor ENCINA (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Mario Venegas.
El señor VENEGAS (don Mario).-
Señor Presidente, al igual que el diputado señor Jaramillo, no soy miembro de la Comisión de Salud; sin embargo, en la Comisión de Educación tuve la oportunidad de escuchar a representantes de los optómetras, quienes hicieron una profunda y muy interesante descripción de los conocimientos y capacidades que se requieren para la práctica de esta disciplina, que el proyecto propone reconocer como una profesión del área de la Salud.
Recuerdo que hace un tiempo intervine en esta Sala para pedirle a la ministra de Salud que abordáramos, de una buena vez, la falta de especialistas en muchos establecimientos de Salud, particularmente en los de las provincias alejadas de los grandes centros urbanos. Destaqué el caso de mi distrito, de la provincia de Malleco en la Región de La Araucanía, donde se ubican los hospitales de las comunas de Purén, Traiguén , Curacautín , Collipulli y Angol , que no tiene suficientes médicos especialistas y menos oftalmólogos. Le señalé que tal vez explicaba esa falta de especialistas el que las becas las controla y entrega la Sociedad de Oftalmología.
El hecho cierto es que faltan especialistas en esa área y en muchas otras.
El proyecto nos informa que la optometría se ocupa de la prevención y tratamiento de las anomalías visuales, como miopía, hipermetropía, estrabismo, presbicia y astigmatismo; que estudia la agudeza visual, además, sirve para prescribir lentes y recomendar ejercicios oculares si es necesario.
En los fundamentos de la moción se señala que “la optometría constituye una respuesta eficiente y probada en el área de la salud pública primaria”. Lo dicen las autoridades de Salud. Agregan que la cantidad de personas que requieren atención por problemas en salud visual y que no tienen resolución, especialmente en lo que se refiere a vicios de refracción, como miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia, representan el 70 por ciento de listas de espera.
De manera que si aprobamos el ejercicio de la profesión de optómetra como un colaborador de la atención oftalmológica, daremos un tremendo apoyo a las miles y miles de personas que no encuentran respuesta a sus problemas de salud visual.
En concordancia con una preocupación que manifesté hace más de un año, cuando humildemente solicité al Ministerio de Salud que buscara alternativas para resolver el cuello de botella que se produce en la atención oftalmológica, por ejemplo, a través de programas de especialización en el extranjero, me parece que este proyecto apunta en la dirección correcta para solucionar esa dificultad. En todo caso, lo importante es dar respuesta a la gran cantidad de pacientes que esperan atención.
La incorporación de estos profesionales menos especializados será de gran ayuda para satisfacer la demanda de problemas de salud visual, sin que ello signifique necesariamente que reemplazarán al médico oftalmólogo, el que deberá ocuparse de las afecciones más complejas, aquellos que requieren un mayor nivel de preparación.
En la Comisión de Educación también estamos estudiando una iniciativa que se relaciona con ciertas profesiones del área de la salud, así que hemos analizado la situación en detalle. La idea es que también sean consideradas carreras universitarias.
En definitiva, considero que el proyecto en debate da buena respuesta al problema de falta de atención oftalmológica, según se desprende del texto del informe.
En consecuencia, anuncio mi voto a favor de la iniciativa y solicito a mis colegas diputados que, en consideración a los argumentos que se han entregado, tomen una buena decisión y no se sumen a la defensa corporativa que se ha hecho de un grupo de profesionales, por muy importantes y respetables que sean.
He dicho.
El señor ENCINA (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Juan Lobos.
El señor LOBOS.-
Señor Presidente, después de haber escuchado el informe que entregó el colega Roberto Sepúlveda y las intervenciones de los diputados que me antecedieron en el uso de la palabra, quedo con la impresión de que muchos de los presentes no entendieron nada de lo que se busca con el proyecto en discusión.
Lamentablemente, a veces lo que abunda daña, por ello trataré de explicar los objetivos del proyecto de una manera que facilite su entendimiento, y así poner los puntos sobre las íes.
El proyecto que ingresó a la Comisión de Salud buscaba llamar la atención respecto de un problema que afecta a muchos ciudadanos, especialmente a la gente común y corriente, a la gente de a pie, que no tiene acceso a la atención oftalmológica. Es una realidad que a esas personas le cuesta mucho conseguir los servicios de un oftalmólogo, por lo tanto, nuestro deber es buscar una solución y llevar la atención visual a la salud primaria.
Pero además de preocuparnos de que se brinden esas atenciones, debemos cautelar que éstas sean de calidad, que la gente reciba un servicio ético y serio y evitar que esto se transforme en un mercado persa.
Responsablemente digo que durante la tramitación de esta iniciativa los distintos sectores comprometidos han hecho mucho lobby. La Comisión de Salud se dio el trabajo de escuchar a todos los interesados, a partir de lo cual podó algunas materias del proyecto y consensuó otras, a fin de cautelar la calidad de las atenciones que se entreguen a nuestra población.
¿Y a qué se llegó? Ruego a los señores diputados poner atención en este punto, para que comprendamos mejor de qué se trata esta iniciativa.
En nuestro país contamos con un profesional universitario, llamado tecnólogo médico, que puede especializarse en oftalmología y trabajar en conjunto con el médico oftalmólogo.
La Sociedad de Oftalmología desarrolló un plan piloto en mi querida Octava Región lo digo con orgullo, como ex alumno de la Universidad de Concepción y puso tecnólogos médicos a hacer pesquisas y a trabajar en la atención primaria de salud, pero como parte de un equipo de salud liderado por un médico oftalmólogo. Gracias a la implementación de ese proyecto, aumentaron las atenciones oftalmológicas sin que se perdiera la necesaria seguridad que se debe dar a los pacientes.
En el mismo sentido, la iniciativa de ley que estamos debatiendo establece: “…los profesionales de colaboración médica que señale el reglamento, podrán prescribir las ayudas técnicas, fármacos de uso tópico y tratamientos que el reglamento señale, siempre que ello sea efectuado como parte de un equipo médico…”. Es decir, habla de un equipo médico, el cual deberá estar encabezado por un médico oftalmólogo o por quien el reglamento indique, porque debe haber un responsable técnico.
No corresponde discutir sobre el nombre que se debe dar a estos profesionales de colaboración médica, porque el proyecto no habla de optómetras ni de tecnólogos médicos. La discusión no pasa por si son galgos o podencos, porque en eso nos podríamos pasar largas horas debatiendo sin llegar a nada.
Lo concreto es que en Chile hay una profesión que se llama tecnólogo médico y algunos de quienes la practican tienen mención en oftalmología. En el resto del mundo no existe el tecnólogo médico, existen los optómetras. Ambas profesiones tienen algunas cosas en común. En todo caso, por ahora, vamos a utilizar la terminología que se usa en Chile y hablaremos del tecnólogo médico con mención en oftalmología. Si en el futuro alguna universidad determina impartir la carrera de optómetra, podrá hacerlo, pero deberá preparar el currículum pertinente y, en cualquier caso, dicho profesional no podrá ejercer en forma autónoma, sino como parte de un equipo médico en el cual necesariamente deberá haber un médico.
Este proyecto, que llamo a aprobar, nada dice respecto de una carrera nueva o de crear un segundo cartel, como alguien expresó en alguna ocasión. Lo que hace es abordar un problema en forma práctica, ecléctica, sin dogmatismos, y proponer una solución para aquella gente que espera que sus problemas de salud visual sean tratados.
Todo esto ya fue analizado y consensuado entre los representantes de las distintas bancadas en la Comisión de Salud, por lo cual lo que queda por hacer, después de haberlo colado varias veces, es buscar las posibles aristas negativas y dejar todo encaminado para que en el fututo podamos ver avances, ya que ésta no es la solución definitiva; es el primer paso. Esto no resolverá el problema de la atención primaria ni todas las dificultades relacionadas con la atención oftalmológica, pero permitirá que aumente el acceso de la gente a esas prestaciones.
Valga aclarar también, porque por ahí se ha mencionado que los lentes que se entregan para la presbicia son malos, que todos quienes hemos superado los cuarenta años de edad tenemos algún grado de presbicia, problema que se soluciona con esos lentes. Evidentemente, uno no puede quedarse allí, porque hay otros defectos que no se solucionan con esos lentes. De hecho, hay problemas visuales que no los resuelve ningún lente; sino el oftalmólogo, mediante el examen clínico, la prescripción y la indicación.
Entonces, me parece que ha habido cierta confusión que ha generado una tendencia a demonizar un proyecto que quizás no se entendió bien. Esta iniciativa lo único que hace es crear el cargo de profesional de colaboración médica, que podrá tener un nombre u otro, cuestión que definirán las universidades, los convenios internacionales o el reglamento del Servicio de Salud, del Ministerio de Salud, que son los encargados de cautelar que nuestra población tenga acceso a prestaciones de la salud y que éstas sean de calidad acreditada.
Asimismo, se elimina la posibilidad de que estos profesionales de colaboración médica puedan, paralelamente, ejercer algunas acciones comerciales que se puedan considerar éticamente contraindicadas. Eso queda claramente establecido. Estos profesionales tendrán que actuar como parte del equipo de salud, cautelado por el médico que hace cabeza.
Eso deben tenerlo claro, señores diputados, por su intermedio señor Presidente, porque quedó absolutamente cautelado en el proyecto; no da para ninguna duda.
Llamo a mis colegas a aprobar este proyecto que, si bien no es la panacea, al menos permitirá un atisbo de solución a los problemas visuales de una población extremadamente vulnerable.
¡Por Dios, qué bonito es ver! Las ventanas para asomarse al mundo son nuestros ojos, que a veces necesitan de otras ventanitas delante, como las que llevan algunos honorables diputados, para tener una adecuada visión y una buena calidad de vida. Y eso es, justamente, lo que le estamos brindando a nuestra población con este proyecto de ley.
He dicho.
El señor ULLOA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Fernando Meza.
El señor MEZA.-
Señor Presidente, en primer lugar, felicito a los autores de la moción que dio origen a este proyecto de ley que permite en Chile la profesión de optómetra.
El problema existente se resuelve en parte con el presente proyecto, aunque en forma tardía. Chile llega tarde a la solución de un drama que afecta a decenas de miles de chilenas y chilenos que copan las listas de espera alrededor de cien mil, que anhelan corregir sus defectos de refracción, como la miopía, la hipermetropía, y el astigmatismo y la presbicia. Esto sólo es la punta del iceberg, porque esos cien mil chilenos que aún no acceden a la solución de sus problemas visuales representan a otros cientos de miles de angustiadas personas que, simplemente, se encuentran desanimadas para solicitar esa atención especializada con el oftalmólogo porque saben que demorará años en otorgársela, porque tendrán que sumarse a una larga lista de espera. ¡Y para qué hablar de quienes piensan en acudir al oftalmólogo previo pago de la consulta privada!
Mientras en el mundo desarrollado por ejemplo, en España este problema prácticamente ha sido resuelto, en Chile determinados intereses han impedido, hasta hoy, progresar en la solución. Este proyecto avanza lento, pero avanza.
En el país hay alrededor de 750 oftalmólogos, 400 de los cuales se desempeñan en el servicio público, que trabajan un promedio de once horas a la semana y forman parte de un equipo de atención de salud visual que es mal remunerado. Entonces, habría que empezar por pedir a las autoridades de salud que incrementen un poco el sueldo de los oftalmólogos en la atención primaria de salud, para estimularlos a que trabajen en los establecimientos públicos y ayuden a solucionar la alta demanda existente.
¡Qué triste es para la gente sencilla del campo, las trabajadoras, las amas de casa, etcétera, pedir a sus hijos que les lean tal o cual noticia del diario o los subtítulos de algunas películas. Esta realidad se ve a diario en las casas más humildes de Chile y está muy relacionada con las enormes dificultades para acceder a la consulta de un especialista en oftalmología.
Recuerdo que en Europa, donde me desempeñé como médico de la Comunidad Europea durante diez años, este problema se enfrentó en 1978 ó 1980 y se originó una verdadera revolución en torno al tema. En España, que cuenta con 2.800 oftalmólogos, se han licenciado al día de hoy más de 14 mil optometristas, lo que resolvió definitivamente el problema. Si ahora alguien acude a una óptica dispone de las mejores condiciones técnicas, con los más modernos aparatos, es examinado por un optometrista calificado técnicamente y en sólo una hora puede salir con sus anteojos en la mano y con su problema de refracción resuelto. Gran parte de esos gastos la paga la seguridad social española.
En cambio, aquí, los intereses extraños que se mueven subterráneamente han impedido que el optómetra esté en condiciones de solucionar este problema en las ciudades y campos de nuestro país.
En Chile sólo tenemos 450 tecnólogos médicos con mención en oftalmología. En un futuro cercano, esta carrera debería homologarse con la de optómetra de otros países. Ojalá que los convenios existentes lo permitan; de no ser así, se hace necesaria una modificación que lo considere. A este ritmo, recién en el 2010 contaremos con 680 tecnólogos médicos con mención en oftalmología, cifra absolutamente insuficiente.
Este proyecto de ley ayudará a estimular a que se imparta esta carrera y no me cabe ninguna duda de que el profesional egresado en Chile, está capacitado y en el futuro lo estará aún más para desarrollar las pruebas necesarias para identificar los trastornos de refracción, los más comunes en los chilenos, y para corregirlos. Tal como señaló el diputado Lobos , estará bajo la supervisión de un oftalmólogo, de un especialista, pero aquello no siempre será necesario si la capacitación del tecnólogo médico especialista en oftalmología es la suficiente.
¿Por qué debería saber distinguir entre un defecto de refracción para lo que realmente estará capacitado, por lo que podrá recetar los lentes necesarios y un problema sistémico o una enfermedad visual distinta, en cuyo caso él mismo derivará a ese paciente al correspondiente especialista oftalmológico? Si se detectan otras patologías, el oftalmólogo deberá estar atento para recibir, de manos del tecnólogo o del optómetra, a esos pacientes.
En esta sesión se han informado los aspectos más importantes que contiene el proyecto en discusión, pero me interesa que queden absolutamente claras las atribuciones de este técnico.
El colega Lobos ya mencionó pero me parece pertinente reiterarlo, porque, en este caso, lo que abunda no daña, ya que estamos debatiendo para que se informen los chilenos que nos escuchan o nos ven que “los profesionales de colaboración médica que el reglamento señale podrán prescribir las ayudas técnicas, fármacos de uso tópico y tratamientos que el reglamento señale, siempre que ello sea efectuado como parte de un equipo médico, en los casos y requisitos que el mismo reglamento establezca”. Cuando dichos profesionales presten sus servicios a personas que presenten síntomas o antecedentes de patologías locales, de los ojos, o sistémicas, del cuerpo, inmediatamente deberán derivar a los pacientes a un médico cirujano que haya certificado su especialidad en oftalmología de conformidad con las normas vigentes.
¡No podemos “rizar el rizo”! Para poner una inyección no hace falta un médico. Habrá funcionarios que sabrán introducir un catéter; quizás otros no lo sepan, pero quienes sí conocen ese tipo de intervenciones son los tecnólogos médicos y las enfermeras. Si por cualquier síntoma se va al especialista correspondiente vicio que en Chile está causando un gran problema en salud, entonces estamos entregando una mala educación o, mejor dicho, el Ministerio de Salud no está educando a la ciudadanía correctamente.
Cuando alguien tiene mucha tos, acude de inmediato al broncopulmonar; si ve poco, va al oftalmólogo; si le duele una rodilla, concurre al traumatólogo, etcétera. No podemos seguir recargando las consultas y los bolsillos de los especialistas y maltratando las arcas fiscales y el presupuesto del Ministerio de Salud.
Es necesario darle más cabida al profesional preparado para esos efectos: el médico de familia, que tanto éxito tiene en la Unión Europea. Me enorgullezco de ser uno de los primeros médicos graduados como médico de familia en la entonces Comunidad Europea. Ese profesional es capaz de acompañar al paciente desde la cuna hasta el final de su vida y está suficientemente capacitado para derivarlo a un especialista cuando corresponde, y no como sucede en Chile en el caso que nos preocupa, los problemas oftalmológicos, en que cada vez que nos pica un ojo o que tenemos cualquier problema visual acudimos al oftalmólogo, que son pocos y se hacen querer y de rogar.
Este proyecto va a permitir la acción de los optometristas para resolver el drama de cientos de miles de personas que caen en las manos de gente abusiva, comerciantes, que entregan lentes a diestro y siniestro, en una especie de mercado persa, situación que ocurre principalmente durante las campañas electorales, oportunidad en que abunda la entrega de lentes de un dólar. Este proyecto va a permitir erradicar la ocurrencia de ese tipo de problemas en todos los distritos y circunscripciones que, en el fondo, le hace un daño tremendo a muchas personas.
Me felicito por estar presente en esta Sala en el momento en que se debate un proyecto de esta naturaleza que, si bien no soluciona definitivamente el drama de cientos de miles de personas, algunas de las cuales incluso han muerto sin jamás haber podido gozar o disfrutar de una visión medianamente correcta porque no contaron con los recursos suficientes para visitar al oftalmólogo o porque se aburrieron de las listas de espera.
La bancada del Partido Radical Social Demócrata va a dar su voto favorable a este proyecto y espero que los colegas de otras bancadas hagan lo mismo, sin perjuicio de que en el futuro sean corregidos algunos de sus aspectos.
He dicho.
El señor ULLOA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Julio Dittborn.
El señor DITTBORN.-
Señor Presidente, nunca me había sentido más interpretado que ahora con el discurso que acabo de escuchar del diputado Meza , aunque no tanto con la conclusión final, en cuanto a votar a favor del proyecto porque según sus palabras, si bien no es todo lo bueno que uno quiere, es un paso en la dirección correcta.
No voy a hablar como médico, porque no lo soy, sino como una persona que en su distrito ha visto el drama que significa que una enorme cantidad de adultos mayores no tenga acceso expedito a un profesional, lo que, en el caso de una mujer, le permitiría enhebrar una aguja o tejer. Por no contar con la atención de un profesional que solucione el problema, muchas veces van dejando de ser personas activas, útiles, teniendo todas las posibilidades para lograr ese objetivo. Este es un drama que viven muchas personas, especialmente adultos mayores.
He preguntado a los médicos por qué no existe un sistema como ocurre en diversos países para que otros profesionales de menor calificación solucionen muchos de estos problemas ópticos, incluso, en las mismas ópticas, sin tener que pedir hora para visitar a un médico especialista. Debo reconocer que nunca me ha convencido la respuesta que me han dado los médicos, quienes me han señalado que es muy importante el control profesional para descubrir eventuales problemas mayores que pudiere tener un paciente. Pero la realidad es que ese paciente ni siquiera tiene la posibilidad de llegar al médico porque cada vez que pide hora se la dan para tres, seis o nueve meses.
En Chile, el sector público de la salud cuenta con 450 médicos oftalmólogos que trabajan según me he enterado hoy once horas a la semana, lo que hace imposible que los adultos mayores o las personas de cuarenta o más años que empiezan a tener problemas menores a la vista producto del paso del tiempo, puedan tener acceso expedito a un oftalmólogo, especialmente, en los distritos y comunas más aisladas o en los hospitales a los cuales a las personas les cuesta mucho llegar. A eso hay que darle una solución.
Algunos colegas han señalado que debemos evitar irnos al otro extremo y crear un mercado persa de técnicos que prescriban anteojos o soluciones sin mayor cuidado. Estoy de acuerdo en eso, porque nadie quiere llegar a una situación extrema y crear eventuales problemas; pero me parece que la solución que da el proyecto no va a ser efectiva.
A mi juicio, la solución que se da en el proyecto sólo es una forma elegante de no hacer nada. Esa es la verdad. Aparecemos calmando nuestra conciencia al aprobar un proyecto que establece una solución intermedia que no es el mercado persa, pero se parece mucho a lo que existe hoy, que es absolutamente insuficiente. Cuando uno mira la realidad de países desarrollados, debe reconocer que allí no hay un mercado persa que haya causado enormes problemas. Al contrario, con mucha facilidad la gente va a una óptica para que un señor, que no es médico, le haga un análisis y le indique la razón de por qué ve mal y le recete anteojos. Es decir, la persona se va con una solución. Alguien podrá decir que ella podría tener un problema mayor que no fue descubierto por el óptico. En realidad, prefiero eso, que va a ocurrir en un porcentaje menor, pero vamos a resolver problemas, y no esta utopía de que no se pase nadie sin una visita al especialista para ver si tiene un problema mayor a la vista. A lo mejor, es verdad que estos técnicos no están en condiciones de solucionar todo, pero hay muchos problemas menores que no necesitan de un oftalmólogo para resolverlos. Esto es dramático, ya que aun cuando no es como un cáncer, hay personas que van dejando de ser útiles por un problema absurdo. Esto me consta porque muchas veces he regalado lentes para la presbicia y uno ve cómo le cambia la vida a las personas.
Estoy insatisfecho con este proyecto. Estoy seguro de que en dos años más nos vamos a dar cuenta de que esta iniciativa era absolutamente insuficiente, ya que no va a cambiar para nada la realidad del chileno medio, alejado de los centros hospitalarios y que no cuenta con los medios para ser atendido por un oftalmólogo en forma privada. Vamos a aprobar un proyecto que nos va a dejar con la conciencia más tranquila, pero que en la práctica, no va a resolver ningún problema real.
He dicho.
El señor ULLOA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Marco Antonio Núñez.
El señor NÚÑEZ.-
Señor Presidente, este proyecto de ley, que ya lleva ocho meses de tramitación en la Cámara de Diputados, es muy importante.
En febrero pasado, un grupo de parlamentarios insistimos hasta lograr el apoyo transversal de los trece diputados que integran la Comisión de Salud, con el objeto de legislar sobre la realidad de la oftalmología en nuestro país.
Ese mismo mes, la Sociedad Chilena de Oftalmología acusó al diputado Fulvio Rossi y a quien habla de haber calificado a dicha sociedad y a los colegas oftalmólogos como cartel. Desde el punto de vista económico, cartel es la concentración en pocas manos de la oferta de un bien valorable, con la posibilidad de disminuirla, a fin de aumentar los precios mediante un acuerdo que tiene como consecuencia que el bien social que se persigue, que es el bienestar de las personas, se vea disminuido. Ése es el significado de cartel.
A partir de esto, iniciamos un diálogo con la ministra de Salud, quien se comprometió a legislar al respecto. ¿Respecto de qué? Una de las listas de espera más largas que existen en nuestro país es la relacionada con oftalmología. Lo digo por experiencias que me ha tocado conocer en mi distrito. Por ejemplo, si en el consultorio de Calle Larga o de Catemu se le concede una interconsulta a una persona, debe esperar, en promedio, ocho meses para ser atendida por un oftalmólogo del Hospital de Los Andes. Es cierto lo que manifestaron los diputados Dittborn y Meza , en cuanto a que los oftalmólogos trabajan 11 horas a la semana así lo estipula el contrato en el sector de salud pública.
La mayoría de los países resolvieron esta situación, hace ya varias décadas, al permitir el ejercicio de los optómetras o tecnólogos médicos con especialidad oftalmológica en el mercado de la atención ocular.
Según la letra c) del artículo único del proyecto de ley en discusión, por fin, la receta de lentes para solucionar problemas de refracción ya no sólo será facultad de los oftalmólogos. Eso es lo importante.
Por lo tanto, una vez que este proyecto se convierta en ley, las personas que llevan esperando tanto tiempo para ser atendidas verán resuelto su problema por un tecnólogo médico, por un optómetra o por cualquier otro profesional de la salud que determine el respectivo reglamento. Me parece que es una muy buena solución.
Nosotros implementamos el Servicio Nacional de Salud, hace ya alrededor de sesenta años, imitando el sistema inglés. Pues bien, en Inglaterra hay 8.500 optómetras y apenas 383 oftalmólogos uno por cada 132 mil ingleses que atienden las situaciones más complejas: operaciones con láser, glaucomas complejos, etcétera; son ellos los que cubren las patologías oftalmológicas más complicadas.
¿Qué sucede en Estados Unidos? Hay 17 mil oftalmólogos reconocidos que ejercen como especialistas, es decir, uno por cada 17 mil habitantes, y 33 mil optómetras, es decir, casi el doble. Lo mismo ocurre en Colombia. Invitamos al decano de la Facultad de Optometría de la Universidad de La Salle, quien nos dio a conocer la experiencia de su país.
¿Qué nos dicen los oftalmólogos? Que hay que tener cuidado porque es algo muy complejo. ¿Cuál es su argumento clínico? Que no les gusta que no sean los especialistas en oftalmología los que diagnostiquen las enfermedades oculares. En el 20 y 30 por ciento de los vicios de refracción: astigmatismo, miopía o hipermetropía, hay una patología concurrente que podría ser cataratas, glaucoma o algún problema complejo en la retina. Los oftalmólogos dicen que un tecnólogo o un optómetra no está capacitado para diagnosticar estas patologías concurrentes y que el problema va a empeorar. Es cierto; pero, ¿qué ocurre hoy? Cuando se presentan casos de astigmatismo o miopía con una patología concurrente, el paciente pobre, afiliado al Fonasa , debe seguir padeciendo astigmatismo y la patología concurrente.
No queremos soluciones oftalmológicas de primera y segunda clase; pero es la realidad actual: la gente pobre no tiene acceso a una atención ni de primera ni de segunda. En este caso, no hay una atención de segunda clase; simplemente, ampliamos las posibilidades de recetar lentes, a fin de solucionar problemas oftalmológicos. Para que se entienda, el diputado Dittborn hizo referencia a un equipo de salud que trabaja en la atención primaria, liderado por un médico especialista; pero la novedad sería este tecnólogo médico u optómetra que trabajará, no 11, sino esperamos 44 horas a la semana, es decir, horario completo en los hospitales y en los consultorios, diagnosticando las patologías más simples y derivando las más complejas al especialista que corresponda.
Antes de terminar, quiero hacer un reconocimiento a los integrantes de la Comisión de Salud, porque legislamos en forma transversal y llegamos a un acuerdo, que cuenta con el patrocinio del Ministerio de Salud. Por cierto, ha habido un lobby muy fuerte e intenso de los representantes de la Sociedad Chilena de Oftalmología, del Colegio Médico, de la Sociedad de Optómetras y de la Sociedad de Tecnólogos Médicos. Pero, este proyecto, más que un primer paso, es la solución para las listas de espera más grandes de Chile, de gente pobre que espera lentes. Incluso, ¡ojo!, es una solución para el Auge, porque las cataratas que padecen las personas mayores de 65 años están en las patologías con listas de espera más extensas. Queremos ver a los oftalmólogos operando cataratas y terigión que, en los adultos mayores, es una membrana que empieza a obstruir la visión, y finalmente los deja ciegos. Para eso queremos a nuestros oftalmólogos en el sector público.
Se ha hecho un llamado para llenar 500 nuevas plazas de especialistas. Ojalá todos los especialistas, en particular, los oftalmólogos, se reencuentren con el servicio público. Da pena ver a algunas personas que no pueden leer y que deben recurrir a los anteojos que se venden en las cunetas. Ésa no es la solución; por el contrario, muchas veces, agrava el problema.
La bancada del PPD va a aprobar este proyecto de ley, porque es más que un primer paso para ampliar la oferta de las especialidades que tienen falencias, en particular, a quienes más lo necesitan, es decir, los adultos mayores y los más pobres. Se lo dijimos a la ministra: cuando este proyecto se convierta en ley, serán muchas más las personas que tendrán su receta de lentes. Pero, para lograrlo, el Fonasa debe redoblar sus esfuerzos de financiamiento. Así como se compran sillas de ruedas y bastones, se necesitan lentes, los servicios de salud se podrían unir y comprar lentes por mayor para bajar los costos, lo que además agilizará su entrega a las personas una vez que tengan la receta extendida por un especialista nuevo, un tecnólogo médico o un optómetra.
Estoy contento porque hoy, 4 de septiembre, transcurridos 50 años desde que Alessandri ganó las elecciones presidenciales fue la última vez que la Derecha ganó una elección, podemos dar una señal a nuestros ciudadanos, en cuanto a que sabemos lo que significa legislar y, por eso, vamos a aprobar este proyecto.
¡Felicitaciones a la Derecha; bodas de oro, 50 años. Así es la vida!
He dicho.
El señor ULLOA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Juan Masferrer.
El señor MASFERRER.-
Señor Presidente, era de esperar el debate que generó este proyecto en la Comisión de Salud y en la Sala, por la falta de iniciativa de los gobiernos de la Concertación llevamos 18 años gobernados por ella y porque las listas de espera para atención oftalmológica son mayúsculas. Según las últimas informaciones, son más de 120 mil los pacientes que están en lista de espera.
Hace algunos años, discutimos un proyecto de ley que apuntaba a garantizar la atención de salud a todos los chilenos. Pero, ¿qué ha ocurrido? A pesar de estar garantizada dicha atención, lo único que se hizo fue agravar el problema, por falta de iniciativa, porque no hay suficientes especialistas o porque no existió voluntad para resolver los problemas de las personas, en particular, de las más modestas.
Esta iniciativa que no es del Ejecutivo es lo que llama profundamente la atención, sino de diputados de las distintas bancadas que se unieron ante esta crisis mayúscula, propone una solución que debimos modificar en la Comisión con una indicación sustitutiva para crear un equipo de salud, especialmente en los consultorios, con apoyo de un tecnólogo especialista en oftalmología y dirigido por un oftalmólogo. Eso es lo que genera la confusión en algunos colegas.
El proyecto puede ayudar en algo, pero no es la solución definitiva. Me hubiese gustado que la ministra de Salud estuviera presente en esta sesión para escuchar a distintos diputados, de todos los sectores, que opinamos que en salud realmente hay una crisis severa, profunda, que no se ha resuelto y que, en especial en oftalmología, es de una enorme gravedad.
Estoy seguro de que ninguno de los diputados está en lista de espera para ser atendido por un oftalmólogo, como ocurre con habitantes de nuestros distritos, en comunas campesinas, que viven el drama de no tener acceso a la atención de un oftalmólogo, incluso, les cuesta hasta pronunciar la palabra, porque tales profesionales, no llegan a esos lugares. El Ministerio de Salud no les ha dado la oportunidad de atenderse como dice el Plan Auge, las actuales GES: garantías específicas de salud, mediante las cuales se garantiza a los chilenos, por ley, que serán operados de cataratas.
Tengo muchas cosas más que decir, pero, en mérito del tiempo, sólo me queda insistir en cómo es posible que la ministra no esté presente. ¿Dónde está? Estaba leyendo en el diario que parece que andaba promoviendo una candidatura con auto fiscal; pero no concurre a esta Sala cuando se discuten temas que interesan, porque la gente está sufriendo por falta de apoyo profesional en enfermedades de la vista.
Esperamos que la gente vea mejor y nunca más vote por la Concertación, porque ha destruido la salud de los chilenos más pobres.
He dicho.
-Aplausos.
El señor ULLOA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Carlos Abel Jarpa.
El señor JARPA.-
Señor Presidente, en primer lugar, quiero hacer un reconocimiento a la Sociedad de Oftalmología de nuestro país. El creador de la especialidad fue el doctor Carlos Charlín Correa , quien, además, fue rector de la Universidad de Chile.
Precisamente, la Sociedad de Oftalmología de Chile, que creó el primer curso de oftalmología, fue la que, junto con la Escuela de Posgraduados de la Universidad de Chile, han ido formando a los oftalmólogos de Chile. Ésta se inició en 1958. Yo formé parte del curso de 1969.
Mi caso demuestra la apertura de la Sociedad de Oftalmología de Chile para formar profesionales, pues en 1969 no hubo becas primarias de oftalmología. Hice mi especialidad gracias al profesor Arentsen. En ese entonces, de acuerdo con los médicos de algunos hospitales del área occidente, como Peñaflor, Melipilla , Talagante, San Antonio , nos contrataban administrativamente como médicos oftalmólogos mientras hacíamos los cursos, o sea, sin beca. La Sociedad Chilena de Oftalmología aceptó que nos formáramos como oftalmólogos.
Quiero hablar ahora a título personal. Primero, mi padre, en 1945, llegó a Chillán como oftalmólogo después de seis años del terremoto que afectó a esa ciudad, y cumplió con sus deberes profesionales periódicamente en el Hospital de Osorno, mientras llegaba el especialista. Además, atendía en los hospitales y en la ciudad de Cauquenes.
Como dijo mi colega, el doctor Lobos , la Sociedad de Oftalmología ha creado programas pilotos para buscar la solución a la salud visual. Eso es lo que quiero reiterar: el permanente compromiso de la Sociedad de Oftalmología para tener en Chile dicha especialidad y la de tecnología médica con mención en oftalmología, muy importantes para la salud visual.
Hace algunos años, cuando se decía que se requerían más oftalmólogos, ellos estaban dispuestos, siempre y cuando se contrataran. Mi colega, el diputado y doctor Meza , decía que los oftalmólogos atienden un promedio de 11 horas en los servicios públicos. En mi caso, antes de asumir como gobernador, fui funcionario del Hospital de Chillán desde 1971, pese a que me podía haber quedado en Santiago, donde fui contratado por 44 horas semanales.
Felicito a los autores de la moción, que busca la mejor solución posible a la larga lista de espera para consultas oftalmológicas. Junto con ello, queremos que se le dé la mayor seguridad posible a la población, en el sentido de que la atención será de calidad y de mucha responsabilidad.
Así como hoy existe atención a la salud mental en los consultorios generales, urbanos o rurales, en cada consultorio debería existir un equipo de salud visual. El proyecto pretende que los tecnólogos médicos, con mención en oftalmología, bajo la supervisión de un oftalmólogo, se responsabilicen de la salud visual de la población.
La Comisión de Salud, en la que participé activamente, recogió la indicación sustitutiva presentada.
El diputado informante, doctor Roberto Sepúlveda , dio a conocer los alcances planteados por la ministra de Salud en cuanto a lo que está haciendo el Ministerio con la Sociedad Chilena de Oftalmología para buscar una solución a la larga lista de espera con interconsultas.
También es necesario mejorar las remuneraciones de los especialistas para que haya equidad en ese ámbito y se paguen los mismos sueldos en el sector público y privado por igual servicio prestado.
No sólo se deben formar más especialistas, sino que también hay que buscar una fórmula para otorgarles buenas remuneraciones, a fin de que se sientan atraídos para trabajar en el sector público.
La Comisión de Salud escuchó a todas las personas e instituciones involucradas en el tema, entre ellas a la ministra de Salud, quien es responsable de las políticas de salud.
El proyecto busca un camino para solucionar la larga lista de espera en oftalmología. En todo caso, desde ya anuncio que me inhabilito para votar en este proyecto por mi condición de médico oftalmólogo.
He dicho.
El señor ULLOA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra la diputada señora Alejandra Sepúlveda.
La señora SEPÚLVEDA (doña Alejandra).-
Señor Presidente, en primer lugar, quiero sumarme a las felicitaciones manifestadas a los colegas autores de la moción y a los integrantes de la Comisión de Salud por aprobar la iniciativa en forma unánime, ya que es difícil llegar a acuerdo cuando se trata de médicos de distintas especialidades.
Tal vez, el consenso se dio porque el problema fue analizado más bien desde el punto de vista del usuario que del médico. Sobre todo si se considera que el informe plantea que más del 70 por ciento de las listas de espera corresponde a interconsultas de oftalmologías. Además, se busca resolver esa situación con este proyecto en apariencia simple, pero que es de una tremenda complejidad desde la perspectiva profesional y de las funciones que se requieren en este equipo de trabajo oftalmológico.
Sin embargo, lo que más me llama la atención es que se desea prevenir las patologías y las disfunciones visuales y mejorar la cobertura de atención a preescolares y escolares.
La evaluación y detección de las complicaciones y deficiencias visuales en la etapa más temprana de los niños significa un tremendo avance en la salud oftalmológica.
El diputado Olivares me pidió plantear que este proyecto va en la línea correcta, que siempre ha tratado de diferenciar lo relacionado con los profesionales de la salud y apoyar las medidas tendientes a disminuir las listas de espera.
Como diputada de sectores rurales y de provincia, encuentro que ésta es una solución muy importante para las personas de más escasos recursos, entre ellas, los preescolares, escolares y adultos de la tercera edad.
Por eso, teniendo en cuenta que los optómetras son profesionales universitarios, preparados y que forman parte de un equipo de salud, la bancada de diputados del Comité del Partido Regionalista de los Independientes, PRI, e Independientes, incluso el presidente del PRI hoy se comprometió a ello, votará favorablemente el proyecto.
He dicho.
El señor ULLOA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Fulvio Rossi.
El señor ROSSI.-
Señor Presidente, en primer lugar, no puedo dejar de saludar a la Derecha chilena por al quincuagésimo aniversario de su último triunfo electoral en democracia.
Por otro lado, quiero manifestar mi alegría por el avance en el acceso de la gente a la atención oftalmológica, especialmente la que se atiende en el sector público.
Cuando digo “atención oftalmológica” no sólo me refiero a resolver los vicios de refracción, que son los problemas físicos, no enfermedad, es importante aclararlo, como la miopía, hipermetropía, presbicia, que constituyen la mayor cantidad de anomalías visuales en lista de espera.
Al facultar a otros profesionales para examinar y prescribir lentes, estamos contribuyendo a descongestionar las listas de espera. En forma paralela, ayudamos a que otros problemas de salud, como glaucoma, desprendimiento de la retina o catarata, sean examinados por los especialistas que dedicaban gran parte de su tiempo a esas otras disfunciones visuales, en circunstancias de que hay personas capacitadas para hacerlo.
Es raro, pero esta vez coincido con el diputado Dittborn en que el proyecto es insuficiente. Habría sido ideal otorgar más facultades, pero algunas sociedades científicas tienen mucho poder en nuestro país.
Debo recordar que fui sindicado por la Sociedad Chilena de Oftalmología como uno de los parlamentarios que la definió como cartel. Al respecto, me pregunto cómo no decir eso si los oftalmólogos nos quieren hacer creer que sobran, que no es necesario formar más especialistas, porque su número es suficiente en el sector público. Todos sabemos que eso no es así. De hecho, los principales problemas de salud tanto para consulta de la especialidad como para resolución quirúrgica en lista de espera corresponden a oftalmología.
Existe un número insuficiente de oftalmólogos por habitante. Más aún, están concentrados en el sector privado, no en el público, y en la Región Metropolitana. No existen de manera proporcional y equitativa en el resto del país.
Hay que ser claros y francos. Si hubiese oftalmólogos suficientes para atender en los sectores público y privado y en todas las regiones, tendría sentido que sólo los oftalmólogos pueden prestar una buena atención integral de salud visual, porque si lo hace un tecnólogo o un optómetra se le pueden pasar muchas patologías.
Por eso, muchas veces el Gobierno, aun habiendo cupos en oftalmología, no puede llenarlos, porque no hay interesados. De ahí que muchas veces se ha recurrido a formar oftalmólogos en el extranjero, porque la Sociedad Científica Chilena de Tecnología Médica Oftalmológica todos los años restringe su número en las universidades. Eso representa un tremendo error, es el quid del asunto. Debemos avanzar en su resolución.
Por lo expuesto, anuncio nuestro respaldo al proyecto, porque como alguien dijo por ahí, esas deficiencias visuales no matan, pero la calidad de vida de una persona con un vicio de refracción, como presbicia o hipermetropía, se ve muy mejorada cuando se le prescriben los lentes.
En consecuencia, vamos a votar favorablemente el proyecto, a la espera de que, de una vez por todas, avancemos en la formación de más oftalmólogos de acuerdo con las necesidades sanitarias del país.
He dicho.
El señor ULLOA (Vicepresidente).-
Señores diputados, por haber llegado la hora de término de la Orden del Día, queda pendiente la discusión del proyecto.
Están inscritos los diputados señores Alfonso De Urresti , Enrique Accorsi y Alberto Robles.
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