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El señor PIZARRO.-
Señora Presidenta , creo que la intervención del Senador Lagos debiera orientar la discusión que estamos teniendo esta tarde respecto de lo que el Gobierno ha denominado "agenda corta".
Sin duda, lo que ha marcado el debate nacional este año -aparte de lo económico y de algunos problemas políticos- es el tema de la seguridad ciudadana.
Es lo más cercano a la vida diaria de las personas, y donde realmente uno puede decir si los chilenos y las chilenas tienen certezas, tranquilidad y seguridad cuando están en su barrio, en su casa o cuando están ejerciendo el libre derecho a circular, a moverse, a transitar, a trabajar, a estudiar.
En consecuencia, señora Presidenta, pienso que es preciso encarar el problema de la seguridad ciudadana en todas sus dimensiones.
Por un lado, está todo lo que dice relación a la prevención. Y ahí siempre los énfasis nosotros los ponemos en materia de educación, de formación, de familia, de fortalecimiento de valores, de práctica de deportes, de uso de los tiempos o de los espacios libres, de asociatividad, de empleo, de manera que en los barrios sean los ciudadanos los que ocupen los espacios y no quienes los utilizan como si fueran verdaderos cotos de caza, etcétera, etcétera.
Pero no basta la prevención, si bien creo que es lo más importante, lo más grueso, lo más difícil de hacer por parte de un país, porque ella requiere de políticas de Estado permanentes, de definiciones colectivas en términos de que va a haber consistencia en la implementación de políticas públicas, de la asociatividad con las personas, con las organizaciones sociales, con los municipios, con el sector privado, con el mundo de la cultura, con el mundo del deporte.
Sin duda, eso es lo más esencial.
Lógicamente, después está el tema del control policial -parte de eso tiene que ver con esta agenda- y de la administración adecuada y correcta de justicia, como decía el Senador que me antecedió en el uso de la palabra.
Pero tal vez lo más duro y complejo de todo sea la rehabilitación o reinserción en la comunidad de quienes han delinquido.
Si no trabajamos en esos cuatro ámbitos, es imposible cortar este círculo vicioso. No se rompe nunca. Por las razones que aquí se explicaban: si no hacemos rehabilitación o reinserción, la persona sale y vuelve a delinquir, para caer nuevamente en un sistema que es perverso.
Esta "agenda corta" busca establecer normas que permitan combatir los delitos de mayor ocurrencia, que son los que se producen día a día y que afectan a toda la población, como decíamos acá. Tienen que ver con los robos, con el hurto, con la receptación. Entre los casos más connotados públicamente está el de deportistas profesionales que compran televisores que han sido robados, por lo que deben sufrir sanciones y someterse al castigo, a la pena por el delito de receptación, hayan actuado a sabiendas o no.
Pero no cabe duda de que aquí se está estableciendo una agenda que encara este tipo de problemas y que procura que los delitos de mayor connotación, que generan temor en la población, ya que la afectan a diario, tengan certezas penales.
Por lo que se ve, no se contemplan aumentos en las penas, pero sí se busca que estos delitos puedan ser combatidos de manera más eficaz y que el tribunal respectivo los sancione de una forma mucho más clara.
Yo, señora Presidenta, quiero referirme de manera más particular al control de identidad preventivo que se aborda en esta iniciativa.
Durante muchísimos años existió entre nosotros la famosa detención por sospecha que podían efectuar las policías, que se prestó para abusos en miles de detenciones arbitrarias.
Este tema lo discutimos a principios de los años noventa, cuando buscábamos una norma que evitara que la autoridad policial detuviera por sospecha a alguien por andar, de repente, con determinada vestimenta, sin ningún control y sin ningún argumento claro en contra del cual el afectado pudiera defenderse. Lisa y llanamente se detenía, lo cual generó, además, todo un historial respecto de lo que fue el uso y abuso de esta herramienta en tiempos de la dictadura y que normalmente afectaba a los jóvenes.
Retomar el debate acerca de lo que era el concepto, la idea de la detención por sospecha no era aceptado, ni a nosotros nos parecía razonable efectuarlo nuevamente, por las connotaciones que trae aparejadas.
Por eso ahora hablamos de control de identidad preventivo, que fue lo que aprobó la Cámara, con condiciones muy específicas. Y ello apunta a la eterna excusa o explicación que dan las policías cuando señalan: "Mire, nosotros no podemos detener porque no tenemos facultades".
El control preventivo permite controlar a cualquier persona, dondequiera que se encuentre. Se puede identificar a cualquier persona por medios idóneos, sea donde sea que esté, sin discriminar de manera arbitraria a nadie. Aquí es donde se hace referencia a la Ley Zamudio.
Y así como se controla a una persona, también se establece que el oficial de policía que lleve a cabo el control debe identificarse claramente.
Ahora, si la persona se niega a identificarse, se procede a su detención y a trasladarla a una comisaría dentro de un plazo en el cual existe la posibilidad de que entregue su identificación, señale su domicilio y se efectúen los procedimientos correspondientes.
Por lo tanto, tal como se halla planteado el control preventivo en esta agenda corta, permite cumplir, en mi opinión, dos objetivos.
Uno, que efectivamente Carabineros e Investigaciones tengan las herramientas, los instrumentos legales para detener a una persona cuando, realizando un control de identidad, les parezca que hay motivos para ello.
Y, por otro lado, se garantiza que la acción policial se lleve a cabo de acuerdo a las normas establecidas y con la garantía de que la persona controlada tendrá derecho a normas mínimas en todo lo que significa este procedimiento.
Se busca un equilibrio mayor entre la necesidad de dar seguridad a la población y mantener los derechos individuales de las personas, a través de instrumentos adecuados que permitan que las policías actúen y no caigan, como hoy, en la excusa de que muchas veces no detienen a alguien porque no poseen las herramientas necesarias.
Este es un debate largo, señora Presidenta. Nosotros sabemos que genera polémica. Y por eso me parece bien la forma como acá se ha planteado.
Para terminar, quisiera decir que la oportunidad de este debate tiene que llevarnos a respaldar políticas públicas consistentes en materia de seguridad ciudadana, independiente del gobierno que esté en el poder y del tiempo en que se apliquen.
Aquí varios Senadores han reconocido que, como sociedad, como conjunto, hemos fracasado. Y este no es solo un problema del gobierno de turno, ni siquiera del Estado: es un problema de toda la sociedad.
Y debemos tener conciencia de que solo actuando coordinados y de manera unitaria vamos a ser eficientes en el combate contra la delincuencia y en la garantía de seguridad que corresponde a nuestros compatriotas.
Vamos a votar a favor, señora Presidenta .
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