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- rdf:value = " El señor CERONI (Presidente en ejercicio).-
Tiene la palabra el diputado señor Maximiano Errázuriz .
El señor ERRÁZURIZ.-
Señor Presidente, como diputado por Puente Alto y La Pintana, las comunas más afectadas por el Transantiago, debo reconocer que en algún momento me preocupó votar en contra del financiamiento a dicho plan de transporte, porque podría traducirse en un alza de tarifas. Incluso, temía que sus habitantes me señalaran con el dedo como responsable de dicha alza. Sin embargo, luego de haber conversado con los vecinos y con las directivas de choferes que realizan los recorridos en las comunas señaladas, he concluido que el Transantiago sencillamente no tiene destino, puesto que perjudicó a los vecinos y a cientos de conductores. Además, todos los meses tiene un déficit de 52 millones de dólares. Pero se pretende un financiamiento permanente para el Transantiago. ¿Vamos a financiar un sistema de transporte fracasado? Ahora las personas deben hacer varios transbordos, mientras que antes llegaban directamente, sin transbordos, desde que tomaban los microbuses hasta sus lugares de trabajo. Por eso, no estoy disponible para apoyar este ni ningún proyecto que despilfarre el dinero de todos los chilenos. Deben volver los buses amarillos con los antiguos recorridos, los cuales no necesitaban financiamiento del Estado, tenían mayor cobertura y permitían llegar a destino sin hacer transbordos.
El Gobierno puede financiar el transporte escolar y de las provincias sin necesidad de este proyecto, pues basta que fiscalice mejor el uso de los recursos fiscales, como los dineros de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, de Chiledeportes, de la seremi Metropolitana de Educación y de muchos otros servicios que han realizado proyectos que han significado un enorme costo para el país. El Gobierno puede recurrir al 2 por ciento constitucional para reducir el déficit, mientras decide cómo dejar sin efecto el Transantiago y asume la pérdida y el sufrimiento de mucha gente.
Es cierto que hoy los problemas no son los mismos de hace seis meses, pero eso no es un gran consuelo. Hace algunos meses el sistema no funcionaba. Hoy lo hace con enormes falencias, problemas e incomodidades para los pasajeros. Hay miles de buses detenidos, choferes cesantes y millones de trabajadores deben caminar largas cuadras para tomar la movilización colectiva y hacer transbordos para llegar a sus lugares de trabajo.
Ningún parlamentario de Oposición va a participar más en la búsqueda de soluciones para resucitar a un muerto. El Transantiago está muerto. Le garantizo al ministro Viera-Gallo que el proyecto será rechazado por más de un voto, aun cuando él señaló lo contrario en una radioemisora esta mañana. Le puedo asegurar que más de la mitad de los diputados se van a oponer y que no continuarán las conversaciones con el Gobierno para buscar una solución.
El Ejecutivo ha tenido aciertos, por ejemplo, la adjudicación de concesiones al sector privado en la construcción de carreteras, puentes y túneles; una reforma previsional que beneficiará a mucha gente de escasos recursos, entre otras obras. Pero también debe tener la franqueza de reconocer que el Transantiago fracasó. Hay que aceptar el fracaso y estar dispuesto a volver atrás para que los millones de chilenos, que ya han sufrido lo suficiente, puedan recuperar nuevamente el transporte público que tenían para llegar con más facilidad a sus lugares de trabajo y no seguir subsidiando, a razón de cuarenta o cincuenta millones de dólares mensuales, un sistema de transporte colectivo que no tiene ninguna posibilidad de funcionar sin subsidio. A un enfermo se le debe llevar al médico, pero a un muerto, hay que llevarlo al cementerio. Este proyecto está muerto y ni la Cámara de Diputados ni el Senado pueden revivirlo. Somos parlamentarios y no dioses para hacer milagros. Asumamos la pérdida, asumamos el costo de este año y medio y volvamos a lo que había en enero del año pasado, que es lo que quieren todos los chilenos.
He dicho.
"
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