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El señor MOREIRA.-
Señor Presidente , he escuchado con mucha atención las distintas argumentaciones de los señores diputados y entiendo, comparto y respeto la autonomía de cada uno para votar lo que estime conveniente; cada uno sabe donde le aprieta el zapato.
En ese contexto, no he visto a legisladores defendiendo sus argumentos sobre el proyecto de ley, porque se ha hablado de todo. Pareciera que son pintores de brocha gorda, porque han tocado todos los temas. Dentro de ese escenario y respetando la actitud de nuestros colegas aliancistas que pretenden votar a favor, puedo decir que cuando la Concertación, cuando la izquierda oficialista aplaude a uno de los nuestros, la primera reflexión que uno debe hacerse es que no solamente lo estamos haciendo mal, sino muy mal, porque, obviamente, le tiene que convenir a la Concertación cuando aplaude los discursos apasionados de algunos colegas. Nosotros respetamos la actitud de Renovación Nacional, está en su derecho; pero también hay que recordar que la Alianza es para todos los temas, no para algunos.
Aparte de todos los argumentos que se han dado, debo agregar que el proyecto no va a solucionar los problemas de regiones, no va a profundizar la regionalización, no va a mejorar los presupuestos regionales. Hemos visto que varias regiones ni siquiera terminaron presupuestariamente sus recursos porque no ejecutaron un número considerable de proyectos. Es decir, no ha habido un buen manejo de los recursos en las regiones.
Pero, recordemos un poco la historia para aquellos televidentes que en este minuto se están colocando en sintonía, porque nos ven y escuchan en todo el país. Como se ha debatido tanto esto, hay mucha gente que se preguntará de qué se trata. Bueno, voy a tratar de ilustrarlos en los breves minutos de que dispongo.
La reforma constitucional que hoy sometemos a votación ingresó a trámite legislativo el 16 de diciembre de 2003. Además, hay que hacer presente un hecho muy curioso: que esta iniciativa legal sólo fue calificada con urgencia “simple” por parte del Ejecutivo de la época, en julio de 2005. Entonces, parece bastante ilógico que un proyecto de la mayor relevancia para el Presidente Lagos -porque, entre otros, como el Transantiago y Ferrocarriles, era un proyecto estrella- haya ingresado hace más de cuatro años y recién, ahora, estemos a punto de despacharlo a su segundo trámite constitucional.
Quizá la razón de esta demora se deba a la conducta sistemática del Presidente Lagos de anunciar con bombos y platillos determinadas reformas populares o populistas que sólo obedecían a campañas preelectorales. Recuerdo, por ejemplo, que hasta con poe-sías de Neruda se inauguró el servicio de trenes desde Victoria , Temuco, hacia Puerto Montt. Pero solamente fueron bombos y platillos, nada más que eso. Todos estos proyectos terminaron siendo un verdadero desastre en los hechos, como en este caso. Son tan malos que son imposibles de aprobar en los términos presentados.
Y no tenemos complejo en decir que no, porque no necesitamos sacar patente de democráticos. Nos hemos sometido por años al veredicto popular en las zonas precisamente de la izquierda oficialista y les hemos ganado una y otra vez. Por lo tanto, no necesitamos sacar patente de demócrata para debatir estos proyectos políticos desafortunados, aunque se den mil argumentos distintos. No tememos decir la verdad, aunque para algunos pueda ser un hecho que los puede perjudicar electoralmente. En la UDI no hacemos las cosas por beneficios electorales que nos puedan traer. ¡Nunca!
Veamos qué nos propone el proyecto. El mensaje señala:
-Número de regiones. Se suprime la referencia constitucional al número de regiones del país, trasladando esta determinación al ámbito legal -aunque de quórum calificado-, y radicando la iniciativa sobre la materia exclusivamente en el Presidente de la República , en atención a que a éste compete el gobierno y la administración del Estado.
-Estatuto especial. Un segundo aspecto que aborda el proyecto dice relación con la necesidad de reconocer en la propia Carta Fundamental la particularidad de algunos territorios insulares, en los que la organización del gobierno regional y local no ha resultado adecuada.
-Potestad Reglamentaria del Intendente. A continuación, y en otro orden de materias, el proyecto propone consagrar a nivel constitucional una potestad reglamentaria propia del intendente, entendida como una extensión de la respectiva facultad del Presidente de la República -que a éste le asiste en su calidad de Jefe de Estado -, y que se confiere al intendente por ser su representante natural e inmediato en la región.
-Órgano Ejecutivo del Gobierno Regional. Con el fin de reforzar y perfeccionar la actual regulación constitucional aplicable al intendente, el proyecto plantea consagrar en la Carta Fundamental la calidad de órgano ejecutivo del gobierno regional que dicha autoridad ostenta.
-Elección del Consejo Regional. En esta materia el proyecto incorpora una innovación sustantiva, ya que consagra la elección popular, mediante sufragio universal, de los consejeros regionales, cuya generación hasta ahora le ha correspondido al cuerpo electoral conformado por los concejales municipales de cada provincia.
-Transferencia de Competencias. Se propone un mecanismo concreto para la transferencia de competencias a los gobiernos regionales. Para tal efecto, se consagra dentro de las atribuciones del Presidente de la República la facultad de traspasar a uno o más gobiernos regionales, mediante decreto supremo, determinadas competencias, sean éstas del nivel central o de los servicios públicos que operen en la región.
-Convenios de Programación.
-Gobierno Interior. En esta materia se pretende reforzar la función -actualmente encomendada a los gobernadores- de ejercer las tareas de gobierno interior, especialmente la que dice relación con el mantenimiento del orden público y la seguridad en la provincia.
Señor Presidente , he seguido con atención y mucho respeto el estudio y la transformación del proyecto y he llegado a la triste conclusión de que en los términos actuales, -reitero; en los términos actuales- no se consigue la regionalización y mucho menos descentralización. Es simplemente más de lo mismo, un traje a la medida para la izquierda de la Concertación, un traje a la medida para la burocracia, para pagar favores políticos y para acomodar a ilustres personeros cesantes de la Concertación en puestos clave para futuras intervenciones electorales.
Para lograr descentralización y regionalización se requiere fortalecer aún más los principios de transparencia, de probidad y de no intervención electoral, que algunos parecen olvidar. Una elección de consejeros regionales será sin duda una nueva posibilidad para que la Concertación pase su verdadera máquina de intervención electoral sin ninguna vergüenza. Me pregunto si esto es una democracia.
Señores de la izquierda concertacionista, cuando la Concertación no recurra al Tribunal Constitucional para impedir que las máximas autoridades del país hagan proselitismo político, estaremos en condiciones de competir en igualdad de condiciones en democracia, porque hasta el momento no ha sido posible.
Lo de ahora es el montaje político al que nos tiene acostumbrado la Concertación, montaje bastante notable para adquirir estratégicamente cuotas de poder con el único propósito de mantenerse en él, cueste lo que cueste.
Señor presidente , voto que no sin ningún complejo; no necesitamos patente de democracia, porque somos mucho más demócratas que aquellos que la invocan.
He dicho.
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