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El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
En el tiempo de la bancada del Partido Renovación Nacional, tiene la palabra el diputado señor Cristián Monckeberg .
El señor MONCKEBERG (don Cristián).-
Señor Presidente, quiero señalar varios aspectos sobre este proyecto de ley.
Cuando uno lee el mensaje que dio origen a la presente iniciativa, se da cuenta de que, claramente, quienes lo redactaron no creen en los partidos políticos, porque está redactada, desarrollada -lo dijimos en algún minuto; personalmente, lo manifesté en la comisión desde la maldad. Vale decir, que respecto de los partidos políticos existe una suerte de idea e imagen de que todas las cosas que se realizan en su interior están mal hechas, planteadas en forma errónea, que forman parte de la peor maquinación del ser humano, y, por tanto, lo que busca este proyecto es corregir ese ambiente.
Ello también viene absolutamente de la mano de lo que se señaló durante muchos años en nuestro país: que los señores políticos no formaban parte de aquellos por quienes la ciudadanía debía tener el mayor respeto. Así, se fue generando un ambiente muy negativo en torno a los partidos políticos.
Insisto: este proyecto se redactó de esa manera, lo que en algún minuto fue lamentable. Sin embargo, se fue corrigiendo -eso, al menos, es una buena noticia respecto de la profundidad que se le fue dando a la norma propuesta, de los resultados y los acuerdos que fuimos adoptando, que hacen que los partidos políticos tengan gran relevancia dentro de la democracia, la orgánica y la estructura política de nuestro país. Sin ir más lejos, esa es la única forma de acceder al poder de manera ordenada, organizada y estructurada. El resto es caudillismo.
Pero antes de hablar sobre el contenido de esta iniciativa, quiero referirme a algunos comentarios que se han hecho acerca de ciertas normas propuestas en ella, que contemplan varios aspectos relativos a los partidos, como su conformación, su constitución, su falta de competencia, etcétera.
En primer lugar, aquí se mencionó -se escuchó una crítica muy fuerte de parte de algunos que las disposiciones relativas a requisitos de mayor o menor exigencia, que dicen relación con la constitución de partidos, formarían parte de una lógica de falta de competencia o de no querer que entren nuevos actores en la materia.
Respecto de ese punto, quiero señalar varios elementos.
Primero, la “comisión Engel ” -también el señor Engel , de cuyos discurso y planteamientos, cuando les conviene, muchos hacen gárgaras precisamente en este tema señala que debe haber un elevado nivel de exigencia para la constitución de partidos políticos. Sin embargo, hoy, ese argumento a muchos se les olvidó. O sea, el que los partidos se constituyan con el 0,2, el 0,3, el 0,5 o con cero lo que sea por ciento, no forma parte de lo que la “comisión Engel” determinó.
Reitero: dicha entidad resolvió y recomendó que la creación de partidos políticos tuviera requisitos con alto grado de exigencia. Eso, al parecer, no forma parte de lo planteado en el presente proyecto.
Segundo, en cuanto a la norma sobre la constitución de partidos que se está modificando por medio de esta iniciativa, debo señalar que -al menos, yo no lo he hecho nosotros no hemos cambiado nunca de opinión. Creemos en partidos fuertes que deben tener presencia en todo el país y que deben constituirse con requisitos como los establecidos en la versión original de la ley que se está modificando mediante esta iniciativa: en torno al 0,5 por ciento. Vale decir, que los partidos se constituyan con el equivalente al 0,5 por ciento del electorado que hubiera sufragado en la última elección de diputados en, al menos, ocho regiones o tres regiones contiguas.
Eso cambió, y todos lo sabemos muy bien, por una “transaca” que se hizo para cambiar el sistema electoral binominal: se retrocedió a la proporción del 0,25 y se llevó la constitución de los partidos a una sola región.
¿Qué hace este proyecto? De alguna manera, corrige esa situación. Al respecto, debo manifestar que nosotros -y yo, en lo personal no estamos cambiando opinión ni mucho menos, sino que simplemente hemos mantenido nuestro parecer desde el primer minuto.
Cuando se modificó la ley, nosotros manifestamos nuestro rechazo. Hoy, queremos que se vuelva al argumento inicial, al texto original de las referidas disposiciones contenidas en dicho cuerpo legal.
Tener partidos políticos de fácil constitución y de presencia muy simple en las regiones, y, en general, en el país, a mi juicio no fortalece la democracia, menos aún cuando ellos tendrán financiamiento público, de acuerdo con un proyecto de ley que despachamos al Senado y que se encuentra en la Comisión de Hacienda de dicha Corporación.
Lo he consultado hasta el cansancio: ¿Qué va a pasar con esos partidos que se constituyen con bajos requisitos, en una sola región, que reciben financiamiento público, enfrentan la primera elección, no alcanzan los mínimos y luego desaparecen del mapa? ¿Qué sucederá con esos recursos públicos que se entregarán para fortalecer a los partidos, para fortalecer la democracia, para tener una mejor política y mejores políticos? ¿Qué pasará con esos recursos públicos que duren, por ejemplo, apenas dos, tres o cuatro años, de acuerdo con la existencia de determinado partido político?
Por eso, en materia de partidos políticos debe haber requisitos altos que permitan su constitución y un funcionamiento serio y estable en el tiempo, no que surjan y desaparezcan partidos constantemente. Eso, al final, se transformará en un muy buen emprendimiento político: constituyamos un partido en una región, con noventa firmas; conseguimos recursos públicos, y después los utilizamos en cualquier cosa; enfrentamos la primera elección, nos va mal, y, posteriormente, desparecen el partido político y los recursos públicos.
Por tanto, la inversión que hace el Estado para tener una buena política en el país finalmente no produce el efecto deseado.
Sobre la misma materia, pregunto quién determina la falta de competencia. Aquí es muy fácil decir: “Los de allá no quieren competencia. Los de acá sí queremos competencia.”, o manifestar: “Los de allá no se atreven a que entren nuevos actores y a competir con ellos.”.
¿Quién determina la falta de competencia? ¿Los que dijeron que la constitución de los partidos tenía que ser con el 0,25 por ciento? ¿Eso es permitir la competencia? ¿O la permite nuestra opinión de que la constitución de partidos debe ser con el requisito del 0,5 por ciento? En verdad, se trata de una regla bastante subjetiva.
Entonces, señalar tan suelto de cuerpo que no se quiere competencia por parte de quienes están pidiendo el establecimiento de requisitos en un sentido y no en otro, me parece absolutamente liviano y que no va en la línea correcta.
Creo que lo que se debe hacer ahí -y basta de llantería es lo siguiente: si los partidos se están constituyendo, que lo hagan, esto es, que salgan a la calle, que recolecten las firmas, que vayan a los notarios y que después se enfrenten en las elecciones. Evidentemente, en ellas se verá qué pasa: si esos partidos fueron lo suficientemente fuertes y capaces de mantenerse y sacar elegidos alcaldes, concejales; el día de mañana, parlamentarios, y tener presencia nuevamente en este Parlamento.
En cuanto al resto, en verdad es música, y es muy subjetiva la interpretación acerca de si es o no falta de competencia.
También se señaló -por aquí escuché un ruido de ese tipo que se están cambiando las reglas para la constitución de partidos; que eso sería poco serio.
Sobre el particular, señalo que aquí nos estamos haciendo cargo de buscar una solución completa al proceso de constitución de partidos. Ello, por los siguientes argumentos.
La legislación vigente dice que los partidos se constituirán con el 0,25 por ciento, en una región. Pues bien, esa proporción se está modificando con este proyecto al 0,5, en ocho o en tres regiones. Entonces, las leyes rigen in actum. Se señala que eso es poco serio, porque se están cambiando las reglas del juego a mitad de camino.
Vuelvo a repetir que no me hago cargo de ese argumento, porque siempre he estado en la línea de que la constitución de partidos se mantenga en ocho y en tres regiones. No obstante, en la comisión hicimos un esfuerzo importante y, a mi juicio, se llegó a una buena fórmula, que recoge la inquietud de los partidos que están actualmente en formación para que sigan con la regla vigente.
Explicaré ello rápidamente, para entrar en el detalle.
Los partidos que se encuentran en formación, vale decir, los que publicaron su escritura pública y que están en el proceso de recolección de firmas al 31 de enero del 2016, seguirán constituyéndose con el 0,25 por ciento. No hay ningún cambio de reglas para ellos, pues entendemos que se hallan en una situación intermedia, y, por tanto, se debe establecer una norma transitoria al respecto.
Eso, en los primeros doce meses. Al cabo de ese período, cumplidos los primeros 24 meses desde la publicación de esta ley en proyecto en el Diario Oficial, dichos partidos deberán cumplir con el requisito del 0,5 por ciento.
Esos mismos requisitos se están exigiendo para los actuales partidos, que tienen que reempadronarse, no de acuerdo con esta ley en proyecto, sino -lo mencioné con el proyecto de ley para el fortalecimiento y transparencia de la democracia.
Por lo tanto, igualdad de condiciones y de requisitos para todos. Partidos que están en formación: 0,25 y 0,5 por ciento, 12 meses y 24 meses, respectivamente. Partidos ya constituidos, para su proceso de refichaje: los mismos requisitos.
Por lo tanto, decir que el cambio de reglas es poco serio, no me parece real. Nos estamos haciendo cargo de los partidos que están en formación: les estamos estableciendo reglas transitorias, precisamente para que sigan ese proceso tal como lo iniciaron en la ley vigente, la que se pretende modificar con este proyecto.
Esos eran dos temas que me interesaba aclarar antes de entrar en el fondo de la presente iniciativa, respecto de la cual, una vez despejadas las dudas y hecha la reflexión inicial, me parece que quienes la redactaron hicieron un buen esfuerzo, desde el ministro Eyzaquirre , aquí presente -¡qué bueno que esté aquí!-, por enviar un buen proyecto de ley. Además, junto con las diferentes bancadas se llevó a cabo un importante trabajo para avanzar en modificaciones e indicaciones que fortalecieran la estructura de los partidos políticos.
En lo personal, he militado más de la mitad de mi vida; por tanto, conozco los partidos políticos por dentro: sé cómo funcionan, qué problemas tienen, cuáles son sus complicaciones; pero también entiendo que son necesarios y muy importantes en la lógica democrática. Incluso sé, señor Presidente, que usted está entusiasmado con dirigir su partido a partir del próximo año, cuando deje de presidir la Cámara de Diputados, lo que me parece muy bien, pues de esa manera conocerá aún más acerca de cómo funciona la estructura interna de los partidos. ¡Quédese tranquilo, que le estamos arreglando la ley para que quede buena y bien organizada!
Sigo. Podríamos tener la mejor de las leyes, redactada de la mejor manera y con las mejores instituciones, pero es evidente que aunque se promulgue una muy buena ley, la imagen de la política y de los partidos políticos no cambiará si no hay un cambio en la actitud de sus dirigentes; si no se les exige más que lo que se les está pidiendo; si no se les exige seriedad y que cumplan sus propuestas; si no se les exige democracia interna, y si no muestran respeto por sus correligionarios.
Hay muchos partidos que hacen gárgaras con la democracia, pero en la interna la practican poco. Al menos en Renovación Nacional utilizamos el sistema “un militante, un voto”.
Otro punto que me parece bueno dejar plasmado en este debate es que, dado los cambios que introduce esta iniciativa a la ley de partidos políticos, deberá haber mayor fiscalización del Estado. Está en juego y dependerá mucho de las instituciones que fiscalicen a los partidos el que estos mantengan su grado de autonomía y no sean intervenidos por el Estado. Me refiero al Servel, que tendrá que fiscalizar fuertemente a los partidos en materia de finanzas, de acceso a la información y de padrón electoral, y al Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel), el que tendrá competencia para revisar los fallos que dicten los tribunales supremos y los tribunales regionales de cada partido.
Si esas dos instituciones, Servel y Tribunal Calificador de Elecciones, hacen bien su pega, tendremos partidos efectivamente fiscalizados, pero con respeto a su necesaria autonomía. En caso contrario, nos vamos a transformar en partidos que tendrán autonomía legal, pero claramente no serán libres para tomar decisiones respecto de lo que el Tricel vaya decidiendo o de lo que el Servel vaya señalando.
Se pueden poner muchos ejemplos al respecto, como que el Tricel va a tener competencia para revisar reclamaciones respecto de la elección de una directiva comunal, distrital, regional o nacional. Si el Tricel ejerce bien sus funciones, esas materias se pueden llevar a buen puerto; si las ejerce mal, puede suceder precisamente lo que pasó en algunos países, como Venezuela, donde el símil de nuestro tribunal calificador de elecciones cambió la directiva de un partido antes de la designación de los candidatos y puso una directiva del gusto de quien gobernaba el país.
Para ir terminando, estimo necesario destacar que en este proyecto de ley se incluyen varios temas relevantes. Por ejemplo, dotar a los partidos políticos de personalidad jurídica de derecho público, no porque se les fiscalice, sino porque estos realizan funciones que son de interés público.
Respecto de la ley de cuotas, me parece que una buena forma de equiparar a los géneros es incorporando más mujeres en la toma de decisiones de los partidos, lo cual es una buena decisión.
También es destacable el registro de premilitancia o de jóvenes de entre 14 y 18 años, para permitir que se incorporen más fuertemente a la política.
Asimismo, me parece necesario destacar la militancia en el extranjero, el poder tener funcionamiento en el exterior. Lo considero una buena decisión.
Lo mismo respecto de las normas de transparencia que se exigirá cumplir a los partidos políticos.
Por otra parte, se han presentado varias solicitudes de votación separada que dicen relación con las órdenes de partido. A mí también me interesa que se efectúen, por lo que solicito formalmente votación separada para la disposición que modifica el artículo 32 de la ley de partidos políticos, esto es, el número 34 del artículo 1° del texto del proyecto aprobado por la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento.
Creo que quedó mal resuelto el problema de las órdenes de partido, pues vienen excesivamente reguladas. Es verdad que se entrega a los estatutos de los partidos que resuelvan si tendrán órdenes de partido, pero se entra en mucho detalle respecto de qué temas están considerados y cuáles no. Habría preferido una norma absolutamente flexible que permitiera a cada partido, a través de sus estatutos, decidir si tendrá órdenes de partido y cómo operarán.
En general, creo que estamos en presencia de un buen proyecto de ley, de una iniciativa que mejora fuertemente la normativa vigente de los partidos políticos. Respecto del patrimonio, también contiene mejoras importantes, aspecto en el cual me sumo a las solicitudes de votación separada para los artículos 35 bis y 35 ter que se incorporan a la ley de partidos políticos a través del número 36 del artículo 1° del texto del proyecto aprobado por la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento.
He dicho.
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