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El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado Alberto Robles.
El señor ROBLES.-
Señor Presidente, una de las obligaciones de las organizaciones políticas del país en el siglo XXI es que desarrollen una actividad acorde con lo que espera la ciudadanía de los partidos políticos y de sus representantes.
La política tiene un desprestigio enorme, cada vez mayor, no solo en nuestro país, sino también en el mundo, y el desapego por la actividad política crece en distintas partes, lo que estimula la aparición de diferentes figuras para reemplazar a las organizaciones que la democracia se ha dado para desarrollar esta actividad.
La democracia plantea que, para resolver sus problemas políticos, los ciudadanos confluyan en entidades afines, con los mismos ideales, principios y valores, que propugnen por una sociedad que busque el bien común.
En algunos países existe una cantidad acotada de partidos políticos y, por lo tanto, de agrupaciones de personas que se orientan a esta actividad, pero en otros hay muchos referentes para desarrollar la actividad política. Pareciera que ni lo uno ni lo otro es aconsejable. Es decir, si hay demasiadas restricciones para la constitución de organizaciones políticas, se hace complejo actuar en política y los ciudadanos e individuos de esa sociedad se deben someter a un número muy limitado de partidos, porque las barreras de entrada a otros conglomerados son altas.
Por otra parte, si es demasiado fácil constituir partidos políticos, si cualquiera puede hacerlo, el populismo y el caudillismo pueden imperar fuertemente en esas democracias y afectar seriamente la actividad política de esos países.
Por esa razón, me parece que la justa medida debe ser capaz de resolver una cuestión como esta.
En Chile existía una norma bastante prudente. En el pasado, los partidos políticos que se formaban, que aparecían y que crecían en la vida pública tenían relación con ideas y visiones de sociedad distintas a las que en esos momentos representaban las colectividades políticas existentes. En la historia de nuestro país aparecieron formaciones políticas diversas gracias al espíritu que en ese minuto tenía nuestro sistema representativo.
En consecuencia, me parece razonable que volvamos a una instancia intermedia, en la que no sea tan fácil formar cualquier tipo de coalición política, pero que tampoco exista un obstáculo total a la formación de nuevas representaciones.
Lo que se plantea en el texto del proyecto es una fórmula bastante razonable que permite participación sin que eso signifique el aumento de la anarquía política, que justamente queremos evitar.
También me parece muy importante la discusión desarrollada en esta Cámara, en el sentido de dar más transparencia a los partidos políticos, con el objeto de que los ciudadanos y los militantes tengan atribuciones para exigir transparencia de sus órganos colegiados. Ese es un paso que permite avanzar y tener partidos políticos mucho más fuertes desde el punto de vista de sus ideas y valores, pero también más transparentes en términos de las acciones que ejecuten y de la convivencia interna.
Esperaba que en el proyecto quedara claramente graficado algo que el Partido Radical acordó en una convención hace ya mucho tiempo. Nuestro partido determinó que la democracia de nuestro país requería que los partidos también fueran entes democráticos y, por lo tanto, que sus elecciones internas obedecieran a la manifestación de la democracia plena: un militante, un voto, para cada cargo de elección popular. Parece lógico que si los organismos políticos quieren representar a la ciudadanía, dentro de su institucionalidad también debe existir esa democracia interna.
Lamentablemente, no quedó configurado así y entiendo que se deben respetar las posturas de otros conglomerados. Sin embargo, habría sido preferible que esto quedara más claro.
Otras dos cuestiones que es necesario analizar es que la iniciativa no recoge algo muy importante dentro de la descentralización -espero que el ministro lo plantee en el Senado-: que haya órganos comunales en la ley de partidos políticos. El proyecto de ley solamente considera hasta el nivel regional. Me parece un error no descentralizar los partidos políticos a nivel comunal. Perfectamente puede ocurrir que los representantes elegidos a nivel regional no entreguen poder a las comunas, ámbito territorial que mejor se identifica con la base de nuestra ciudadanía.
Pido al señor ministro que estudie la incorporación de las comunas en el ámbito de representación política. Por desgracia, nuestra bancada no pudo expresar su opinión sobre el particular en la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, por cuanto no cuenta con algún integrante en dicha instancia.
Por otro lado, quiero hacer referencia a un aspecto bastante polémico que se introduce en virtud del proyecto. Me refiero a las órdenes de partido.
El Partido Radical Social Demócrata se sustenta en principios y valores basados en su doctrina. Con ella se ha vinculado con la ciudadanía durante más de un siglo. Sus integrantes tienen una visión racionalista que les permite, dentro del marco de sus principios y valores, tomar determinaciones en torno a cualquier proyecto que se les presente.
De una u otra forma, la orden de partido militariza a los partidos políticos. En nuestro escenario político, ello me parece altamente desaconsejable, dado que un representante debe transmitir no solo la visión política de su partido, sino que también debe representar al territorio en el cual asienta su jurisdicción. En tal caso, si una política nacional se viera contrariada por una visión regional, parecería poco prudente la existencia de una orden de partido.
Por esa razón, desde el punto de vista de nuestros principios, me parece que esa doctrina que incorpora el proyecto es ajena al libre albedrío y a la racionalidad que deben sustentar los parlamentarios a la hora de votar un determinado artículo o proyecto de ley.
Si bien creo que deben existir determinadas directrices, también debe haber fórmulas que permitan adoptar acuerdos internos en los partidos. No me parece que la orden de partido se ajuste a un sano criterio desde el punto de vista racional.
Señor Presidente, a pesar de algunas excepciones que hice presente en mi intervención, los radicales vamos a votar favorablemente el proyecto de ley, que apunta a dar más transparencia y un sentido más republicano a nuestro sistema de partidos políticos.
He dicho.
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