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- rdf:value = " El señor GIRARDI.-
Señor Presidente, es importante en debates como el que nos ocupa, que son resabios del pasado, precisar las profundas razones de la Oposición para sustentar su mirada.
A mi juicio, nuestro país tiene estrecheces, estenosis, que se hallan en la génesis de la crisis que vivimos.
El sistema político vigente nos queda chico, es necesario un cambio. El centralismo de Chile es un resabio del pasado que no nos permite avanzar. Hay elementos, como un Estado anacrónico, que también impiden progresar a nuestro país.
Sin embargo, me parece que existe un elemento en el centro de este debate, pero que no se señala.
En definitiva, lo que hace la Derecha al defender el sistema binominal es impedir que haya cambios, sobre todo en instrumentos fundamentales para el desenvolvimiento de Chile. Lo que defiende la Derecha con la mantención del actual sistema es, como lo ha dicho varias veces el Presidente del Senado , la voluntad de no modificar un modelo de desarrollo absolutamente regresivo, con una concentración económica brutal y una distribución del ingreso dramática. Finalmente, están defendiendo instituciones que se generaron a la luz de una dictadura, como las isapres, las AFP, una legislación laboral del todo injusta, la propiedad privada de los derechos de agua, que solo existe en Chile. Eso se encuentra defendiendo la Derecha, desde una visión fáctica. Por eso no quieren cambiar el sistema político; y tampoco desean mantener el actual sistema electoral.
Quiero refutar al Senador Espina respecto a las opiniones de Pepe Auth, quien siempre ha planteado que a nivel mundial existen sistemas mayoritarios y proporcionales.
Los mayoritarios favorecen a la mayoría. Por eso, por ejemplo, en Inglaterra los Conservadores con 37 por ciento de los votos obtienen mayoría absoluta. Ese sistema permite que la primera fuerza política sea gobierno, y de mayoría; hace posible que se exprese la mayoría de una sociedad.
Los sistemas proporcionales, en cambio, buscan que todas las fuerzas políticas se encuentren representadas, que se refleje la diversidad. En tal sentido, me sorprenden las opiniones del Senador Larraín respecto a tales sistemas. Me recuerdan -lo comentábamos hace un momento con quienes están en las tribunas- ciertos dichos del General Pinochet, quien sostenía que la democracia era el caldo de cultivo de los comunistas. El señor Senador acaba de manifestar que los sistemas proporcionales -instrumento electoral en muchos países democráticos- generan anarquía, crisis. Pienso que constituye una visión absolutamente arcaica.
Pero el sistema binominal no es ni lo uno ni lo otro.
No permite la expresión de la mayoría. Así, durante mucho tiempo la Derecha, con 30 por ciento de los votos, usó esta muleta -como dice el Presidente del Partido Por la Democracia, Pepe Auth - para lograr casi la mitad de la representación electoral, que no le correspondía. Y estos sistemas propenden justamente al empate, para que las mayorías no se puedan expresar.
Además, este engendro del binominal, que casi no existe en el planeta, porque no es ni mayoritario ni proporcional, permite la exclusión de una minoría, como el Partido Comunista, que no lo es tanto, pues representa el 10 por ciento del electorado. Constituye una suerte de "Ley Maldita". Significa la mantención de un resabio de la dictadura, que al final pone de manifiesto los valores y principios de la Derecha respecto a sus creencias democráticas.
Entonces, me parece que estamos discutiendo un tema de fondo, sustantivo.
Estimo que el actual debate devela que existe una Derecha que quiere mantener un modelo de desarrollo injusto, inequitativo, que no desea cambiar las instituciones, que quiere preservar isapres, AFP, leyes laborales, porque sabe que corren riesgo si se reemplaza el sistema electoral.
También se evidencian las creencias profundas de la Derecha acerca de la democracia. Dicho conglomerado no tiene ningún problema para excluir a personeros que se encuentran en las tribunas, cuyas tiendas han obtenido 10 por ciento de los votos y que no cuentan con un solo Diputado, con un solo Senador, habiendo sido parte relevante de la historia democrática de Chile.
Pienso que quienes de verdad estamos por la democracia, por terminar con la estenosis, las estrecheces del país para alcanzar un verdadero desarrollo, armónico, justo, evidentemente debemos votar por más democracia y contra la exclusión.
Por lo anterior, voto a favor del proyecto, que, aunque insuficiente, constituye un síntoma, una señal, un símbolo en el sentido de que algunos por lo menos queremos avanzar en la profundización de la democracia y deseamos terminar con estas "leyes malditas", herencias de la dictadura todavía presentes en nuestra democracia.
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