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El señor VALLESPÍN (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Lautaro Carmona .
El señor CARMONA.-
Señor Presidente, en primer lugar, vayan mis saludos al ministro de Energía, señor Máximo Pacheco , y al secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía, señor Andrés Romero .
El debate que estamos realizando debemos contextualizarlo con los grandes desafíos no solo de nuestro país, sino del planeta. Es un tema que requiere una mirada de largo plazo, considerando que supera con largueza nuestra presencia en la Tierra, incluso, de los que hoy están naciendo.
¿Cuáles son los grandes desafíos para la sobrevivencia planetaria? Resolver la crisis del agua, el tema de la energía, el tema ambiental, que está directamente relacionado con el anterior, y la ausencia de una política alimentaria. Si no resolvemos bien esas materias, la vida en nuestro planeta será corta, pero como el mundo es desigual, será muy dura para una parte de la población. La otra parte tendrá resueltos esos temas y podrá gozar hasta la última gota o molécula de energía, sin verse afectada mayormente.
Esos grandes temas no encuentran solución solo en el mercado, porque este no puede planificar el desarrollo de un país. Entonces, el Estado debe jugar un rol proactivo. Ello no tiene que ver con mi propuesta de país socialista, sino que es algo que hacen muchos países capitalistas, que se dan cuenta de que los inversionistas privados no tienen la obligación de preocuparse por el futuro estratégico de la nación. Lo anterior está lejos de ser parte de nuestro lenguaje.
Todo lo que huela a jugar un papel resulta sospechoso y, francamente, creo que hay un prejuicio. Lo digo, a pesar de que me acusan de ser prejuicioso respecto del mercado.
Lamentablemente, ese prejuicio se concreta en un daño al desarrollo, y quienes apuntan en esa tendencia, como se dice en el barrio, terminan haciendo un juego de piernas, es decir, llaman la atención, distraen, pero no van al tema de fondo.
El debate tiene que ver con la forma como abordamos los desafíos vinculados al acceso de la comunidad a la energía y con sus necesidades energéticas. El proyecto tiene ciertas cualidades que valoramos, pues aborda la construcción de un concepto nuevo: el polo de desarrollo, que permitirá concebir en la gestión, ya sea privada o estatal, contribuciones de iniciativas más locales a toda la matriz energética.
Sin lugar a dudas, valoramos aquello, porque redundará en bajar los costos y, espero, también en bajar los precios, que no es lo mismo. Bajar los costos significa mayores utilidades para los productores, en cambio, bajar los precios son posibilidades de ahorro para los consumidores.
Espero que ambas bajas se junten, porque no hay una ley que obligue a aquello. Para que suceda, hay que insinuar que ese es el fin que persigue este proyecto de ley. Es cierto, podemos bajar los costos, pero no obligar a bajar los precios, pues el diferencial que produce las utilidades no está determinado por ninguna ley.
Anuncio que solicitaré votación separada para el inciso segundo del artículo 85°, contenido en el número 4) del artículo 1° del proyecto; para el inciso final del artículo 85°, contenido en el número 4) del artículo 1° del proyecto, y para el inciso final del artículo 97, contenido en el número 4) del artículo 1° del proyecto. Espero contar con la adhesión de la mayoría de la Sala.
La primera solicitud de votación separada es porque, tras haber aprobado en la Comisión de Minería y Energía de la Cámara una proporción de producción en los polos de desarrollo de 70 por ciento de energía renovable no convencional y 30 por ciento tradicional, luego, a instancias del Ejecutivo, se hizo un “pequeño ajuste” -espero que los ajustes de los salarios de la gente que trabaja con ellos se hagan de la misma forma-, en el sentido de cambiar la proporción a 20 y 80 por ciento, respectivamente.
¿Por qué la inhibición del Ejecutivo al conceder ese 20 por ciento, en circunstancias de que pudo haber planteado una proporción de 10 y 90 por ciento o de 0 y 100 por ciento? ¿Para qué estimular el uso de energías renovables no convencionales si vivimos en un mundo lleno de abundancias? ¿Para qué discutir esta materia en la Comisión de Energía de la Cámara? Uno de los asesores del ministro me señaló que tuvieron argumentos de mucho peso para hacer ese cambio.
Al parecer, a algunos de nosotros nos faltan neuronas para comprender esos argumentos de mucho peso. Ellos nunca se dieron el tiempo para tratar siquiera de referenciar que las cosas iban en esa dirección. Me parece irrespetuoso desde el punto de vista de los diálogos que se hacen para construir opinión y llegar a acuerdos.
Lo lamento, porque estamos hablando de crisis energética y, al menos, los que nos hacemos mala sangre perdemos nuestra energía. Lo siento mucho, porque es algo que podría haberse evitado.
Francamente, no entiendo la nueva propuesta del Ejecutivo en la Comisión de Hacienda, en donde en un breve tiempo logró sacar ese acuerdo. Al parecer, el Ejecutivo desechó el debate con gente más limitada -hablo por mí en la Comisión de Energía. Intento comprender cuando me explican, pero es imposible entender algo cuando se elude el debate o se disminuye al interlocutor.
Pediré votación separada de las normas respectivas, porque quiero proteger el rol y los recursos del Estado. Una vez que el inversionista recupera el capital y saca sus utilidades, las instalaciones deberían volver a manos del Estado.
Lo mismo respecto del estudio de impacto ambiental estratégico, que puede estar referido no solo al tema de la franja, sino al concepto geográfico que constituye el polo de desarrollo. Para no ir por la vida buscando construir trabas y problemas, punto a punto, en términos generales, creo que el Ejecutivo debiera contextualizar este proyecto en la crisis energética, vinculado al rol del Estado y a los resguardos medioambientales.
He dicho.
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