-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/648773/seccion/akn648773-ds10-ds14-ds34-ds43
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/504
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/1
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- rdf:type = bcnres:Participacion
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/504
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1588
- rdf:value = "
El señor CARMONA (Presidente accidental).-
Tiene la palabra el diputado Patricio Melero.
El señor MELERO.-
Señor Presidente, por su intermedio saludo a los ministros presentes y a la subsecretaria de la Segpres.
Qué bien le hace al fortalecimiento y a la transparencia de nuestra democracia el hecho de que hoy aprobemos las dos iniciativas que conocemos en tercer trámite constitucional.
Ha quedado en evidencia que frente a las dificultades que ha habido y que hemos conocido en Chile durante los últimos años en materia de partidos políticos, de sus líderes y de financiamiento de la política, hemos dejado mucho que desear.
La legislación que espero que hoy aprobemos demuestra que existe un mundo político -una clase política, como a algunos les gusta decir-, compuesto por un gobierno, un Parlamento y partidos, que no nos hemos quedado de brazos cruzados frente a lo que ha ocurrido, sino que reaccionamos, cambiamos, proponemos y desafiamos nuestras propias potestades, en virtud de una mayor transparencia.
Es bueno resaltarlo, cuando hoy se deslegitima la función del Parlamento, de los partidos y de los líderes.
Qué bien le hace a Chile que estemos legislando en estas materias y qué señal más potente ante la opinión pública es decirle que no estamos de brazos cruzados, sino trabajando para que los hechos negativos que ocurrieron no se repitan y para que el sistema democrático sea justamente lo que debe ser: un ente que represente fielmente la inquietudes ciudadanas, los problemas que afectan a los chilenos y donde se expresen los conflictos y los disensos que, naturalmente, se dan en las sociedades democráticas.
Por otra parte, no tengamos ni caigamos en la falsa ilusión de que si bien la propuesta aprobada incorpora estándares de publicidad y gestión -ellos constituyen avances notorios respecto al orden vigente y guardan coherencia con las propuestas que hizo el consejo asesor presidencial que encabezó el señor Engel -, se está intentando construir todo esto con el objetivo de recuperar la confianza perdida en las instituciones de nuestra democracia. Si esta ley en proyecto no va acompañada también de líderes y dirigentes políticos que sepan estar a la altura de las demandas que ella establece, de líderes que tengan un estilo y una forma de actuar que sea un ejemplo para la ciudadanía, no se logrará recuperar el respeto perdido.
Las ideas, los proyectos, las convocatorias ayudan; pero es el ejemplo el que arrastra, el que seduce y provoca los cambios para recuperar la confianza que hemos perdido.
Por tanto, si bien esta ley en proyecto -así lo he destacado es muy importante, también debe ir acompañada de un estilo y una forma distinta de nuestro actuar que se constituya en un ejemplo ante el ciudadano, que genere su admiración, su respeto y su seguimiento, todo lo cual hemos ido perdiendo.
En forma muy breve me referiré puntualmente a algunos aspectos de esta iniciativa, pues son muchos los que ella establece.
Primero, la importancia que tendrá la reafiliación de la militancia.
Como presidente de partido, me tocó darme cuenta de cómo los registros de los partidos políticos han ido perdiendo vigencia en el tiempo.
Las elecciones cada día tienen menor participación. Le hará bien al fortalecimiento de nuestro sistema democrático el que todos los partidos deban realizar un trabajo de reafiliación, o de afiliación en el caso de los nuevos, para tener militancia real y comprometida, y que no persista la situación que hoy se da, pues muchas de las personas que militan desde hace muchos años son verdaderos entes pasivos.
Segundo, me parece muy importante el que se establezca en la ley en proyecto la obligación de que el sistema de elección al interior de los partidos se realice basado en el principio de “un militante, un voto”.
Hoy, prácticamente todos los partidos políticos funcionan así, salvo el Partido Comunista, que no conoce la democracia en ninguna de sus instancias. Ojalá que la incorpore a la elección de sus propios directivos y no siga manteniendo su tenaz oposición a ella.
El Partido Socialista ha evolucionado en este tema, y ojalá también avance en la implementación del referido sistema.
Nosotros en la UDI ya lo hicimos: pasamos de un sistema democrático indirecto al de “un militante, un voto”. Por tanto, es de la esencia de la democracia que ello quede bien plasmado en esta futura ley.
Las órdenes de partido -no las hemos ejercido todavía, pero eso ya vendrá; obviamente, es algo que a todos nos va a tocar-, sin duda, son un elemento que tenemos que desterrar de nuestra cultura y de nuestra forma de actuar, especialmente en el Parlamento. Pero ojo con lo siguiente: ¿Qué hace que un grupo de personas formen parte de un partido político? ¿Quiénes militan en un partido? Aquellos que comparten una forma de pensar en torno a determinados principios y valores.
Por consiguiente, lo que tiene que hacer quien no se sienta cómodo con su partido es no militar en él. Pero no podemos pretender tener un partido político en que cada cual haga lo que quiera o en el que su dirigencia obligue a un militante o a un parlamentario a votar en cierta dirección.
Por último, en el breve tiempo que me queda quiero señalar que con este proyecto se ha pretendido rebajar de 0,5 a 0,25 el guarismo para a la constitución y permanencia en el tiempo de los partidos políticos.
A ese respecto, no consolida ni fortalece a una democracia el que un partido político en una región se pueda constituir con menos militantes que una junta de vecinos; lo señalo con mucho respeto y con el cariño que le tengo a ese tipo de organizaciones. Eso no le hace bien a nuestro sistema democrático. La proliferación de partidos diseñados en torno a un liderazgo personal, carentes de una base mínima y con proyección en el tiempo no son buenos para nuestra democracia.
Lo que les ha dado estabilidad democrática a los países son justamente las coaliciones grandes e importantes. Ello, sin desechar los partidos minoritarios. Pero no podemos transformar partidos minoritarios en minúsculos, restringidos a una base muy pequeña de militancia y, muchas veces, amparados en el liderazgo de una o dos personas, sin mayor base.
Por eso, me parece que el 0,5 por ciento es la cifra adecuada; es la base sobre la cual nos constituimos todos los partidos.
Además, con este proyecto estamos agregando un elemento adicional, cual es la obtención de un porcentaje específico en la última elección de diputados para que los partidos puedan permanecer en el tiempo.
En esa línea, el proyecto de ley presenta un retroceso. Creo que el 0,5 por ciento era la proporción adecuada para la constitución de partidos políticos.
Por último, las modificaciones del Senado, que votaremos favorablemente, se hacen cargo de estándares distintos en materia de publicidad y gestión, y constituyen avances notorios para el orden vigente. Eso refleja claramente que estamos empezando a entender que los actuales estándares éticos de nuestra sociedad son muy distintos de los que ella tenía en el pasado, y hacemos bien en adecuarnos a esos cambios.
He dicho.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/648773
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/648773/seccion/akn648773-ds10-ds14-ds34