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- rdf:value = " El señor ULLOA.-
Señor Presidente, comparto muchos de los argumentos esgrimidos por el diputado Patricio Hales , pero no todos. Creo necesario destacar que la intención de establecer un monumento que recuerde a las víctimas del Holocausto se refiere al verdadero exterminio que quiso hacerse del pueblo judío.
Es cierto que también otros sectores de la vida alemana y de aquellos países que cayeron bajo la dictadura del nazismo sufrieron persecuciones; sin embargo, nada ni nadie encarna tan bien la figura de la persecución permanente, sistemática y que en algunos casos dura hasta hoy, como el pueblo judío.
Lo más probable es que mi bancada vote a favor la iniciativa; por cierto que el exterminio de seres humanos no es justificable; por cierto que hay ideas, como las del nazismo, que han sido enormemente asesinas, y también como las del comunismo, tanto o más asesinas que las del nazismo. Llegará el día en que se construyan monumentos en distintas partes del mundo en homenaje a esos millones de rusos y de pueblos aledaños que fueron exterminados, asesinados por los bolcheviques.
Hay lecciones de humanidad que debieran hacernos reflexionar. Por eso señalaba que comparto los planteamientos del diputado Hales en su generalidad; no comparto su opinión cuando señala, respecto del pueblo árabe, la legítima aspiración de tener su tierra.
La aspiración de un pueblo a tener su tierra no puede estar basada en el exterminio del otro; no podemos aceptar, porque no resulta aceptable, que existan personas que legítimamente quieran tener un territorio, pero que piensen que para ello es necesario exterminar al otro grupo.
Hace unos meses estuve en Israel, en una ciudad llamada Sderot , con los diputados Ramón Farías, Gabriel Silber y otros. Quiero señalar, con vergüenza que fuimos testigos de cómo caen proyectiles todos los días, por el solo hecho de tratarse de judíos. Eso resulta inaceptable, no es compartido por nadie.
El proyecto recoge el sentimiento de la humanidad entera respecto de un pueblo que ha sufrido, por cientos de años, el sino de estar marcado como un pueblo que algunos sectores pretenden exterminar de la faz de la tierra. No comparto esa postura; creo que en el mundo podemos vivir todos, de distintas razas, de distintas religiones.
Un homenaje como el que hacemos hoy, en Chile, debe ser el mejor recuerdo de que las guerras, ni por religión ni por motivo alguno, son justas. Creo, sinceramente, que la guerra es la más injusta de las decisiones y muchas veces los países son llevados a esa verdadera locura colectiva, como ocurrió en la Segunda Guerra Mundial.
Espero que nunca más, por ningún motivo, vuelva a ocurrir una locura colectiva como la que significó el exterminio de tantos millones de judíos en ese evento mundial.
Llamamos a votar favorablemente el proyecto, que pretende recordar que el ser humano sin raciocinio se convierte en el peor animal.
He dicho.
"
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