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- rdf:value = " El señor SABAG.-
Señor Presidente, tuve la oportunidad de visitar el centro cultural judío Amia , ubicado en Buenos Aires, donde hace algunos años ocurrió un atentado que dio muerte a muchas personas; entre ellas, a la esposa del entonces gran rabino de Chile, don Ángel Kreiman, hoy rabino en Concepción. En el memorial levantado en el lugar se encuentra inscrita una frase que quedó grabada en mi memoria y que estimo pertinente citarla: “Ante la muerte todos somos iguales”.
El proyecto en debate autoriza la construcción de un monumento en la ciudad de Santiago en memoria de las víctimas del Holocausto, que afectó a seis millones de judíos. Hay muchos holocaustos en el mundo moderno. Hoy recordamos uno de los más vergonzosos de la historia de la humanidad.
Sin embargo, no podemos olvidar que ante la muerte todos somos iguales y que también el mundo vive otros holocaustos. No quiero aprovecharme de esta instancia para reivindicar en la Sala los derechos del pueblo palestino; pero, evidentemente, es necesario decir algo al respecto, pues sus integrantes viven un holocausto ignorado.
El pueblo chileno ha tenido la grandeza de enfrentar su tragedia. Ayer, levantó un monumento a Salvador Allende y a todos los detenidos desaparecidos víctimas de Pinochet; hoy, hace lo propio con la figura de Jaime Guzmán , y por extensión, a todas las víctimas del terrorismo de Izquierda. Es la grandeza de corazón propia de un pueblo. En ese sentido, Chile ha dado un ejemplo al mundo. Se trata de gestos que indican que podemos reconciliarnos.
Como se sabe, en mayo de 2006, el Papa Benedicto XVI, de nacionalidad alemana, visitó el campo de concentración de Auschwitz, en cuyas cámaras de gases murieron más de un millón de judíos. En esa oportunidad, el Sumo Pontífice señaló en italiano: “Sólo se puede guardar silencio. Un silencio que es un grito hacia Dios. ¿Por qué, Señor, permaneciste callado? ¿Cómo pudiste tolerar todo esto?”.
En medio del silencio de los presentes, el Papa continuó: “El objetivo de mi estancia hoy aquí es para implorar la reconciliación con Dios, con los hombres que han sufrido y con todos aquellos que en esta hora de la historia sufren de nuevo bajo el poder del odio y bajo la violencia, fomentada por el odio”.
Es bueno recordar los horrores del pasado, pero no para reabrir heridas, sino para cicatrizarlas. Ése es el mensaje que necesitamos para el mundo y para nuestro país.
Como señalé, no puedo dejar de mencionar el holocausto ignorado que sufre el pueblo palestino. Necesitamos un testimonio de solidaridad para con el pueblo palestino y para con todos los pueblos del mundo que luchan por ser respetados en su decisión de construir su propio destino, con honor y dignidad.
Anuncio que votaré a favor el proyecto. Así como levantamos monumentos a los detenidos desaparecidos, a las víctimas de la tortura y la persecución, y a Jaime Guzmán , debemos ser capaces, como nación, de levantar uno en memoria de otros holocaustos, vividos por otros pueblos, que tienen tanto derecho como Israel a constituirse como Estados.
Mi saludo a la comunidad judía de Chile, en la esperanza de que desde nuestro país podamos dar un ejemplo de paz al resto del mundo.
Shalom.
He dicho.
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