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- rdf:value = " El señor BURGOS.-
Señor Presidente , quiero formular sólo una consideración para avalar el informe de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia respecto de la decisión del Senado de dejar fuera de la regulación del lobby todo aquello que no es profesional, es decir, todo aquello que no importa una declaración de lobbysta, persona natural y jurídica que se declara como profesional del lobby, sobre el supuesto que cualquier otra actividad de promoción no es lobby.
Creo que hay un profundo error en esa decisión. Es perfectamente posible que una asociación de cualquier tipo, sindical o gremial, en determinadas ocasiones, haga lobby. Distinto es su derecho de petición.
En consecuencia, limitar el Estatuto del Lobby al extremo de sólo permitir que haya lobby respecto de quien en forma voluntaria declara su condición de tal, es enviar a la vida del derecho un cuerpo legal absolutamente limitado en sus efectos.
Sería un grave error hacer eso durante el primer paso de estructuración de un sistema de reconocimiento de esta manifestación profesional o no profesional, que se hace todos los días en el país. Seamos sinceros, esto va en aumento, y no por maldad, sino por distintas razones, crecimiento económico, intereses, etcétera.
Se trata de no declarar pecaminosa esa actividad necesariamente, sino de fijar su estatuto, con el objeto de que la gente pueda distinguir, de manera clara y precisa, entre la promoción de intereses, o lobby, término inglés que se ha adoptado en todo el mundo, y, derechamente, el otro asunto, que está más allá de la frontera legal, que constituye una promoción ilícita o tráfico de influencias.
Este estatuto va a cumplir su cometido en la medida que fije, de manera clara y precisa, los contornos o límites del lobby.
Quiero contar una experiencia personal para avalar lo que digo, y lo hago porque la di a conocer en mi página web en que publico mis actividades oficiales como diputado.
Hace un tiempo, me llamó por teléfono la señora Cristina Bitar para decirme que la empresa en la que trabaja, legítimamente, por cierto -es muy conocida y reputada-, quería pedirme que recibiera al gerente general o al presidente de la Asociación de AFP. Le contesté que no tenía problemas, siempre y cuando lo hiciera en mi oficina y registrara en mi agenda aquella petición.
Me reuní con el presidente de la Asociación de AFP y me planteó las dudas suyas respecto de un proyecto que ya votamos.
De la misma manera, recibí correos electrónicos de la Asociación de Bancos, probablemente como muchos diputados, respecto de un tema que para nada es neutral.
Pero si me llama la gerente o directora de una empresa de lobby internacional -no recuerdo su nombre- y me dice que lo hace porque es cliente de ella determinada asociación gremial, ¿qué se está haciendo sino lobby?
¿Para qué nos engañamos? El proyecto de ley, como viene del Senado, es engañoso y, lejos de que importe un avance, va a parecer que estamos encubriendo ciertas actividades. Por eso, es básico que rechacemos sus modificaciones.
He dicho.
"
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