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El señor ROBLES (Presidente accidental).-
Tiene la palabra el diputado Delmastro.
El señor DELMASTRO .-
Señor Presidente , este proyecto de ley es un sentido anhelo de la ciudadanía en general y, muy especialmente, del sector forestal, que incluye también a miles de pequeños y medianos propietarios de la tierra, quienes cuentan con un porcentaje muy pequeño de bosque nativo dentro de sus propiedades y que, hasta la fecha, no les ha significado un aporte a sus actividades económicas.
No obstante el gran interés en este proyecto, su tramitación parlamentaria ha demorado más de 15 años, constituyéndose posiblemente en el proyecto cuyo despacho ha demorado más tiempo en la historia legislativa. Su historia y trayectoria ha sido excelentemente resumida por el equipo de las Comisiones unidas de Agricultura y de Medio Ambiente, encabezada por su secretario, señor Miguel Castillo , quien elaboró el completo informe que escuchamos recientemente.
La lenta tramitación del proyecto fue causada, sin duda, por la dificultad en lograr un acuerdo entre dos sectores de la ciudadanía que tenían una mirada distinta respecto del rol que debía cumplir el bosque nativo chileno, como un importante recurso forestal, con una riqueza única disponible, sin que contribuya mayormente al desarrollo económico y social del país.
Con el fin de entregar una opinión fundamentada sobre las bondades y debilidades de este proyecto, es necesario mencionar un par de antecedentes que, en mi modesto entender, son fundamentales para comprender la dimensión de esta iniciativa tan controvertida, tanto en la opinión pública como en el sector forestal.
El primer elemento que debemos considerar es que el bosque nativo es un recurso natural renovable y, por ende, si se maneja apropiadamente, con los métodos técnicos adecuados, se puede mantener en forma permanente, entregando al país importantes bienes y servicios por muchos años, sin disminuir su potencial y capacidad productiva.
El segundo elemento que debemos tener en cuenta, y el más importante es que, del total de la superficie que se encuentra cubierta por bosque nativo en el país, casi veinte millones de hectáreas, el proyecto se refiere solamente a cinco millones de hectáreas, que corresponden al bosque que se ha definido como potencialmente productivo o que es susceptible de producir algún bien o servicio forestal. Existen, entonces, otras 13,5 millones de hectáreas de bosque nativo que se encuentran incorporadas en los diversos parques nacionales del país, en reservas forestales, naturales y otras, llamado Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado , Snaspe .
Al respecto, el Gobierno, y todos nosotros estamos conscientes de que existe una deuda pendiente en cuanto a conservar ciertos ecosistemas que hoy no están incorporados en Snaspe.
Dicho lo anterior, podemos ver con más claridad lo que se pretende con este proyecto de ley: dar valor y destino útil a esta inmensa riqueza forestal que hoy es cercano a cero, porque no hay interés económico en intervenirla y hacerla producir. Un subsidio del Estado es una herramienta eficaz para fomentar el adecuado manejo de esta masa forestal, a fin de transformar bosques que se encuentran improductivos, en un recurso altamente productivo y en forma sostenida en el tiempo.
Ello, especialmente para los pequeños y medianos propietarios de bosques nativos significará un nuevo valor a su patrimonio, la perspectiva de una fuente de ingresos que tendrán en el mediano y largo plazo.
Para el país, el manejo de estas cinco millones de hectáreas representará la creación de miles de nuevas fuentes de trabajo permanentes, especialmente en el área rural, lo que contribuirá a mejorar las ofertas laborales en el sector y aumentar los ingresos de los campesinos.
Para el Estado, el desembolso de este subsidio para el manejo de los bosques significará también un crédito a mediano plazo que el fisco otorgará a los privados, por cuanto la producción de bienes y servicios que conllevará esta masa forestal cuando se encuentre en régimen significará ingresos tributarios mucho mayores que los recursos que el Estado destinará a otorgar los subsidios anuales. Esto quedó ampliamente demostrado con los subsidios a las plantaciones otorgados en virtud del decreto ley Nº 701, que ha operado durante los últimos treinta años.
El proyecto de ley es un buen negocio para todos: para los propietarios de bosques, en particular, para los pequeños y medianos; para las regiones y sectores rurales, para el Estado y el fisco y especialmente para el bosque nativo. No cabe duda que la puesta en marcha de la ley tendrá efectos muy positivos en nuestra economía, durante los años venideros.
Con todo, el sentido común nos indica que algunas modificaciones del Senado deben ser mejoradas, a fin de lograr un proyecto más acorde con la realidad del país. Por eso, pediremos votaciones separadas.
En primer lugar, el numeral 24 del artículo 2º, que ha pasado a ser 17, y que define al pequeño propietario forestal no contempla a las nuevas Regiones de Arica y Parinacota y de Los Ríos.
En segundo lugar, el artículo 13, que ha pasado a ser 7º, consagra que los planes de manejo de los bosques pueden ser elaborados por profesionales distintos de los ingenieros forestales, como actualmente lo contemplan las disposiciones vigentes, abriéndose un camino para que personas sin conocimientos ni habilidades en ecosistemas intervengan complejos sistemas ecológicos forestales.
En tercer lugar, el Senado eliminó el artículo 14, que permitía a la Conaf elaborar planes de manejo tipos para pequeños propietarios, liberándolos de la contratación de profesionales y del consecuente costo. A nuestro juicio, este artículo debe compatibilizarse con el artículo 11, nuevo, agregando la palabra “pequeños” a continuación del vocablo “propietarios”.
Por último, el nuevo artículo 18 limita las intervenciones a terrenos que se encuentren en pendientes inferiores a 45 por ciento, lo que significa menos de 22 grados de pendiente, quedando excluidos la mayoría de los cerros y lomajes del sur que tienen bosque nativo. Este artículo establece que para intervenir un bosque se debe dejar una cobertura de copas de 60 por ciento, lo cual hace imposible la regeneración natural de la mayoría de los bosques de Nothofagus. Actualmente, la Conaf exige una cobertura de copas máxima entre un 35 y 50 por ciento, para el caso de los bosques de lenga en la Undécima y Duodécima regiones; prescripción técnica que no se compadece con lo que establece el proyecto y menos concuerda con los múltiples estudios que se han elaborado sobre la materia, que demuestran que la mayoría de las especies caducifolias requieren de mayor apertura de copas para lograr una reproducción adecuada.
Entre los aspectos positivos del proyecto, destacamos la creación de un fondo de fomento e investigación forestal, al que se podrá optar por concurso público para hacer investigación vinculada a mejorar el conocimiento de los ecosistemas forestales nativos, su ordenación, preservación, protección, incremento y su recuperación.
No obstante quedar temas pendientes para sector forestal nativo, el proyecto de ley debe ser aprobado en este tercer trámite constitucional y los artículos observados deberían ser tramitados rápidamente por la comisión mixta, a fin de que pronto entre en vigencia este significativo aporte al desarrollo económico y social del país.
En resumen, pido votación separada para el numeral 24, que pasó a ser 17, del artículo 2º; y los artículos 13, que pasó a ser 7º; 14, que fue eliminado por el Senado, y 18.
He dicho.
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