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El señor PÉREZ ( Presidente accidental ).-
Tiene la palabra el diputado don René Manuel García .
El señor GARCÍA (don René Manuel) .-
Señor Presidente , he escuchado con mucha atención el debate, sobre todo porque tengo la suerte de ser uno de los parlamentarios que, en su momento, votó favorablemente el proyecto.
Pero habría que preguntarse: ¿qué quieren los parlamentarios y el Ejecutivo respecto de la materia? Aquí se está pidiendo votación separada respecto de ciertos artículos, pero no sabemos si vamos a tener que esperar 14 ó 15 años para que el proyecto vuelva a la Sala. Hemos estado entrabados en este proyecto. Ayer el ex ministro Nicolás Eyzaguirre señaló que echando a perder se aprende. Nosotros no podemos decir que nuestra legislación sobre la materia es más o menos o que es mejor tener algo malo a no tener nada. Esta iniciativa es demasiado importante, ya que aborda la recuperación del bosque nativo y de fomento forestal.
Por otra parte, no conozco a ningún agricultor que quiera destruir su bosque nativo, pero si sé que existe un 90 por ciento de pequeños y medianos agricultores que viven del bosque nativo. ¿En qué sentido? Lo ralean, lo podan, lo cuidan; viven de él, hacen durmientes, leña, lo manejan, pero tienen dificultades para ello, porque se encuentran con una serie de trabas que les impiden llevar a cabo su actividad con eficiencia. Estamos ante esa disyuntiva, y cuando hablamos de la protección del bosque nativo, se trata de un patrimonio que todos tenemos que cuidar.
Sin embargo, quiero consultar a la subsecretaria si efectivamente existe un catastro a nivel nacional de las especies que quedan y que pertenecen al bosque nativo. A modo de comentario, hoy se puede cortar roble, lingue, laurel, olivillo, tepa, aun cuando el laurel, el roble y el lingue están prácticamente extinguidos. Me gustaría saber la proporción de araucaria que existe actualmente, podría garantizar que hay diez veces más que cualquier otra especie de bosque nativo.
En consecuencia, aquí hay que tener la cabeza fría cuando se habla de bosque nativo. El árbol es exactamente igual que una persona: nace, crece, madura y muere. Por ejemplo, cuando hablamos del bosque valdiviano, nos vemos en una disyuntiva, ya que el 90 por ciento no se puede explotar porque está en una franca decrepitud: se está muriendo, y al no permitir el raleo, el manejo del bosque, no le estamos dando cabida a las nuevas especies para que salgan. En consecuencia, se trata de una renovación que se puede manejar bien. Conozco a personas que lo han hecho, pero es abismante la proporción entre lo que está manejado y lo que no lo está.
El proyecto apunta a la recuperación del bosque nativo, pero con la misma fuerza debemos protegerlo, porque es un patrimonio de todos. No obstante, me preocupan -y lo digo con conocimiento de causa- las reservas forestales y los parques nacionales. Todos sabemos que en veinte o en trescientos siglos más la reserva forestal puede ser explotada, obviamente, bajo ciertas circunstancias, y los parques nacionales no pueden ser explotados. El Estado tiene la obligación de proteger los parques nacionales y las reservas forestales para evitar que se vulnere la norma legal, pero no podemos desconocer que existen miles de pequeños propietarios que hoy están en la disyuntiva de que si botan un árbol, los partean y los sancionan con una tremenda multa, aun cuando lo estén haciendo con las mejores intenciones, porque es su sustento. Eso es lo que tenemos que analizar.
Hoy la Conaf está sumida en la miseria más grande. No es posible que la institución llamada a proteger el bosque nativo, muchas veces, para revisar un plan de manejo, tenga que pedirle al usuario mil pesos para la bencina. Es una vergüenza que un servicio llamado a proteger nuestro patrimonio, pase por una situación de esa naturaleza.
Por tanto, no sacamos nada con que exista una normativa legal sobre la materia si no tenemos una institución fortalecida, con atribuciones y recursos que le permitan proteger en forma eficiente el bosque nativo. Me pregunto: ¿qué tiene que ver la Conaf con la generación de empleo? Debemos preocuparnos de que sus funcionarios estén bien pagados para que esa Corporación cumpla la función que le fue encomendada.
También es importante reconocer que en este proyecto tenemos una fuente importante de protección de nuestras aguas, un bien quizás más escaso que los árboles nativos. Entonces, ¿cómo debemos complementar esto? Es indudable que de la mejor forma posible. Pero si el proyecto al final va a ser sometido al análisis de la comisión mixta, el compromiso del Ejecutivo debe ser que ese trámite no puede demorar más allá de 10 ó 15 días. No hablaría muy bien de nosotros si pasaran 10 ó 15 años más. Es bueno que la gente sepa la verdad, que no se le eche la culpa a los parlamentarios, porque es el Ejecutivo el que tiene la obligación de fijar la urgencia a los proyectos de ley. Entonces, no digamos que el proyecto estuvo durmiendo 15 años en el Senado. La pregunta que cabe hacerse es, ¿qué intereses o quiénes influyeron para que el proyecto no se discutiera antes? Me parece increíble; todo el país estaba esperando, y todos los ataques iban dirigidos a nosotros.
Por eso, ha llegado la hora de decirle a la ciudadanía que ahora tendremos una ley sobre bosque nativo. Pero no quiero que sea una ley mediocre, sino una normativa fortalecida. Por ejemplo, ¿por qué se considera pequeños propietarios a las personas que tengan hasta 150 hectáreas, cuando todos sabemos que los colonos de la cordillera de la Novena Región no pueden criar en sus terrenos ni un solo animal? Pueden tener 400 ó 500 hectáreas, pero no pueden tener allí ni siquiera diez animales. Ése es el gran error que se ha cometido: clasificar a los agricultores de acuerdo al número de hectáreas que poseen, sin considerar su capacidad real. Una persona puede tener 5 mil hectáreas en el desierto de Atacama -es decir, sería un tremendo propietario-, pero, ¿qué produce? ¡Nada! El diputado Recondo me dice que podría producir cobre; pero a mí me interesa defender a nuestro bosque nativo. Hago estos planteamientos porque hay cosas que no me parecen justas.
Me gustaría que nos aclararan algunos aspectos relacionados con esta materia. Hoy, a un pequeño agricultor le resulta muy caro aplicar un plan de manejo. ¿Qué hace, entonces? Bota árboles a la mala, y eso no es bueno. Debemos tener planes de manejo que protejan verdaderamente el bosque nativo. Y hago otro alcance. ¿Qué hace una empresa cuando compra un campo para reforestarlo? Descuenta toda el área de protección de las cuencas hidrográficas; de manera que si una persona vende ochenta hectáreas, la empresa le dice que sólo podrá ocupar cuarenta. Entonces, paga cuarenta y se queda con las ochenta. Por eso, habría que considerar también el perjuicio que se le ocasiona al agricultor que le vende a una empresa, a fin de que se le pague lo que corresponde. Todos estamos de acuerdo en que es necesario proteger nuestras aguas; pero, a costa de ello, no podemos robarles la mitad de sus campos a los pequeños agricultores.
Para resumir, creo que ha llegado el momento de que tomemos conciencia de lo que es el bosque nativo. El título del proyecto es recuperación del bosque nativo y fomento forestal. Me gustaría saber qué significa fomento. ¿Vamos a pagar más? ¿Se va dictar un decreto ley similar al Nº 701 para el bosque nativo? ¿Le vamos a dar facilidades a los pequeños y medianos agricultores para que planten bosques nativos en sus predios? ¿Les vamos a permitir ralear para que incrementen nuestro bosque nativo?
Una buena medida sería la siguiente: si una persona bota mil árboles, que reforeste el doble o el triple; ella verá dónde lo hace. Con esto lograríamos conservar y aumentar nuestro bosque nativo. Además, debería hacerse un catastro de las zonas destinadas a este objetivo. Por ejemplo, la semilla de la araucaria es un fruto pesado, y no se disemina con el viento. Si el Estado no reforesta -recordemos que en el incendio que hubo en Lonquimay se quemaron más de 20 mil hectáreas- en los terrenos que son fiscales, nunca podremos recuperar las araucarias que se quemaron en ese incendio. Por eso, todos se deben complementar: el Estado, los particulares y las fundaciones que deseen contribuir a la conservación del bosque nativo.
Lo digo de verdad: creo que al proyecto le falta sustancia. A pesar de ello lo voy a votar favorablemente; pero si va a comisión mixta, el Ejecutivo debe asumir el compromiso, por intermedio de la ministra subrogante, de que antes de diciembre tendremos una ley sobre bosque nativo.
No debemos olvidar que las llamadas a cuidarlo son algunas instituciones del Estado como la Conaf, para lo cual se deben crear condiciones para que sus funcionarios trabajen tranquilos y reciban sueldos, por lo menos, éticos, que correspondan a la labor que llevan a cabo.
Quiero hacer una última recomendación a la ministra. La Conaf debe ser conducida por ingenieros forestales, no por ingenieros agrónomos, porque debemos darle a cada uno la función que le corresponde.
El señor MEZA ( Vicepresidente ).-
Señor diputado , ha terminado su tiempo.
El señor GARCÍA (don René Manuel) .-
No podemos pedirle a un ingeniero forestal que le vaya a hacer una cesárea a una vaca. ¿Por qué ponen a un ingeniero agrónomo a cargo de la Conaf? Démosles cabida a los ingenieros forestales para que cumplan el rol que les corresponde.
He dicho.
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