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- rdf:value = " TRANSPARENCIA EN LOS SERVICIOS DE EMPRESAS PROVEEDORAS DE ACCESO A INTERNET. PRIMER TRÁMITE CONSTITUCIONAL.
El señor DÍAZ, don Marcelo ( Vicepresidente ).-
Corresponde tratar, en primer trámite constitucional, los proyectos de ley refundidos, originados en moción, que modifican la ley sobre Protección al Consumidor en lo relativo a la publicidad engañosa por parte de proveedores de “banda ancha”, y establece la obligación de publicar “velocidad mínima garantizada” en el acceso a Internet.
Diputado informante de la Comisión de Economía, Fomento y Desarrollo es el señor Gonzalo Arenas.
Antecedentes:
-Moción, boletín N° 4532-03, sesión 76ª, en 13 de septiembre de 2006. Documentos de la Cuenta N° 7.
-Moción, boletín N° 4532-03, sesión 76ª, en 13 de septiembre de 2006. Documentos de la Cuenta N° 7.
-Moción, boletín N° 4671-03, sesión 97ª, en 14 de noviembre de 2006. Documentos de la Cuenta N° 15.
-Primer Informe de la Comisión de Economía, Fomento y Desarrollo, sesión 5ª, en 21 de marzo de 2007. Documentos de la Cuenta N° 2.
El señor DÍAZ, don Marcelo (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado informante.
El señor ARENAS.-
Señor Presidente , paso a informar lo resuelto por la Comisión de Economía, Fomento y Desarrollo sobre dos mociones parlamentarias refundidas en el proyecto de ley en informe. La primera está referida al uso malicioso del concepto “banda ancha” por parte de algunos proveedores, y la segunda, a la obligación de publicar una velocidad mínima garantizada en el acceso a internet.
Ambos proyectos fueron estudiados en conjunto en sesión ordinaria de fecha 13 de marzo de 2007, por cuanto se referían a materias afines.
La idea matriz o fundamental de los proyectos refundidos radica en establecer qué se entiende por “banda ancha” para efectos comerciales y, además, determinar la obligatoriedad de los proveedores del servicio de “banda ancha” a informar respecto de la velocidad mínima garantizada en los planes que contratan los consumidores.
Los autores de ambas mociones señalaron que la gran mayoría de los actuales proveedores de acceso a internet ofrecen en Chile la llamada “banda ancha” como un
servicio de conexión de alta velocidad, la mayor que se puede obtener en el mercado, aprovechándose de que el concepto “banda ancha” tiene un valor específico en los usuarios, que se refiere precisamente a una velocidad muy por sobre las velocidades de conexión conmutadas o de red telefónica normal que existen desde hace muy poco tiempo. Sin embargo, los estándares que reúne la denominada “banda ancha” en Chile son muy inferiores a los que se encuentran a nivel internacional.
Por lo tanto, los autores de ambas iniciativas consideran que, al utilizar el concepto “banda ancha” en la promoción de ciertos planes de conexión a internet, muchas empresas hacen un uso engañoso de dicho concepto, dando a entender a los usuarios que esas son las conexiones con estándares internacionales y de mayor velocidad que se pueden obtener en el mercado, lo cual no es efectivo, debido a los antecedentes acompañados en la discusión del proyecto.
Del mismo modo, el proyecto señala la obligación por parte de las empresas proveedoras de servicios de internet a publicar una velocidad mínima garantizada, toda vez que en la Comisión se constataron ciertas prácticas de sobreventa en cuanto a la capacidad de la red y, por lo tanto, estarían ofreciendo exclusivamente una velocidad potencial y no la real que se puede obtener en ciertas horas pick del tráfico en internet.
Por lo anterior, fueron incorporados a la ley N° 19.496, que establece normas sobre la Protección de los Derechos del Consumidor los artículos 36 A, que establece una definición de “banda ancha” para efectos comerciales, y 33 B, que establece la obligación para las empresas proveedoras de acceso a internet de indicar en la publicidad de sus servicios la “velocidad mínima garantizada”.
Ambas mociones, refundidas, fueron aprobadas por la unanimidad de los miembros de la Comisión de Economía.
Es cuanto puedo informar.
El señor HALES (Presidente accidental).-
En discusión.
Tiene la palabra el diputado don Marcelo Díaz.
El señor DÍAZ (don Marcelo).-
Señor Presidente , me alegro de que esta Cámara esté discutiendo este proyecto. En una sociedad crecientemente tecnologizada e informatizada necesitamos ir generando legislación que nos permita poner a tono nuestro ordenamiento jurídico frente a fenómenos que probablemente van más rápido incluso que la propia producción de leyes.
Hay una creciente demanda social y ciudadana por acceder a los beneficios de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones. En ese sentido, esta Cámara tiene un desafío muy significativo, en cuanto a la necesidad de establecer marcos regulatorios básicos que permitan posibilitar el acceso de la inmensa mayoría de los chilenos a estas nuevas herramientas y, al mismo tiempo, establecer nuevas garantías para los usuarios como las que se establecen en ambos proyectos refundidos.
Sin duda, uno de los grandes retos que nos presenta la sociedad contemporánea tiene que ver con evitar que se produzca en Chile un fenómeno que ya es de preocupación mundial y que tiene que ver con la analfabetización digital. Ello, porque hay importantes segmentos de la población que hoy se encuentran sin posibilidad de acceder a herramientas que ya no son de esparcimiento, sino que se trata de instrumentos que permiten acceder de mejor forma a las oportunidades del mundo globalizado.
Hoy, internet no sólo permite acceder a contenidos recreativos, sino que también es una herramienta de trabajo. Por lo tanto, el que no cuenta con acceso a dichas herramientas, está en desventaja para hacerse cargo de su propio desarrollo y acceder a las múltiples oportunidades y beneficios que estos instrumentos generan.
En ese mismo sentido, por lo complejo y difícil que resulta la regulación de un fenómeno como es internet, que trasciende las fronteras y que, por lo demás, su fortaleza radica en su naturaleza trasnacional y globalizada, el esfuerzo legislativo debiera estar apuntado precisamente a asegurar que lo que se ofrece a los consumidores ojalá llegue a la mayor cantidad de personas y, al mismo tiempo, en las condiciones en que efectivamente esto se oferta.
Tengo la convicción de que el proyecto está marcando una pauta en esa dirección y va a abrir una línea de trabajo significativa a la que esta propia Cámara se va a tener que incorporar como un actor protagónico en la lucha por disminuir la brecha digital y dar más herramientas a los miles de consumidores y usuarios, quienes, en forma creciente, tienen que hacer frente al mundo de las ciencias de la información y de la tecnología con muy pocos conocimientos.
Como es sabido, las dinámicas de innovación en el campo de la ciencia y la tecnología, particularmente en lo que respecta a información y telecomunicaciones son esencialmente dinámicas, vertiginosas, lo que representa un desafío para los organismos encargados de producir regulación, legislación, porque, sin duda, probablemente, lo que se legisló hoy tenga que ser actualizado en muy poco tiempo. Usualmente, los parlamentos están acostumbrados a legislar pensando en tiempos mediatos, latos, y sin embargo, las nuevas tecnologías en información y en telecomunicaciones más bien nos impulsan a legislaciones que probablemente tengan que ser renovadas con bastante premura y rapidez.
Finalmente, es importante dar una señal -de ahí mi apoyo decidido al proyecto- a los proveedores, a los oferentes de servicios de información y comunicaciones, en el sentido de evitar incurrir en prácticas de publicidad engañosa, que es el fundamento del proyecto. Es el Estado, a través de los cuerpos legales, reglamentarios, quien debe establecer estándares mínimos, señas de referenciación para que todos los usuarios, al contratar ese tipo de servicios, puedan informarse debidamente y, al mismo tiempo, hagan valer sus derechos de manera indubitada. Ello, porque los vacíos que hoy existen en nuestra legislación hacen muy difícil ejercer los derechos establecidos en diversos cuerpos legales, particularmente, los referidos al derecho del consumidor.
Creo que este proyecto va en esa dirección. Por tanto, reafirmo mi posición y mi voto favorable al mismo.
He dicho.
El señor HALES (Presidente accidental).-
Tiene la palabra el diputado don Gonzalo Arenas.
El señor ARENAS.-
Señor Presidente , la tecnología actual permite, a grandes rasgos, el acceso a internet a través de dos sistemas: los de cable y los inalámbricos.
En nuestro país los sistemas de cable representan la inmensa mayoría de las conexiones a internet, los cuales también se pueden obtener a través de dos vías: de las redes telefónicas locales o de los llamados cable modem de la televisión por cable.
En la primera modalidad, en aquellos que se establece la conexión a internet a través de las redes telefónicas locales, tenemos también dos sistemas: el llamado acceso conmutado, donde el computador, a través de una línea telefónica, puede conectarse con un probador de internet o ISP mediante un modem que le permite enviar señales correspondientes a través de una llamada telefónica. El otro sistema, es el acceso de banda ancha propiamente tal, y corresponde a la conexión del PC o del computador a una línea telefónica mediante el sistema conocido como ADSL, en el cual no se requiere hacer una llamada telefónica convencional, porque para el acceso a internet se crea un segundo canal, independiente, lo que permite que las velocidades y la calidad de la conexión sean mejores.
En esta primera modalidad de acceso a internet, es decir, a través de las redes telefónicas locales, en nuestro país la empresa telefónica CTC Chile S.A. tiene una posición de mercado absolutamente desequilibrante, toda vez que posee la propiedad de más del 75 por ciento de las líneas telefónicas a nivel nacional, lo cual constituye la infraestructura necesaria y esencial para tener acceso a banda ancha.
Así también, dentro de los primeros medios, los llamados por cable -como lo mencioné-, se encuentran las empresas de televisión por cable, con la tecnología llamada cable modem, cuya propiedad en Chile se encuentra concentrada en la empresa VTR, que tiene más del 90 por ciento del mercado, con el inconveniente, además, de no contar con una extensión territorial como la de la telefonía local, que es la red de CTC. Por lo tanto, no permite una competencia efectiva en cuanto a mercados objetivos y a extensión territorial.
Por último, la segunda gran familia de tecnología de acceso a internet, que son las inalámbricas, si bien se ven prósperas en su futuro, en Chile aún no se encuentran con los grados de masificación necesarios como para ser una alternativa relevante para la gran mayoría de chilenos.
Por esa realidad -concentración de la propiedad de las empresas y de las tecnologías de acceso a Internet-, nos atrevemos a concluir que no existe un mercado competitivo en todo el territorio nacional. Ello no sólo queda demostrado por la falta de competencia en cuanto a la propiedad de las redes que, como ya dije, no es una competencia ciento por ciento entre ellas, sino que, además, por el producto final que hoy se entrega a los consumidores chilenos como banda ancha.
Voy a dar a conocer informaciones estadísticas con las cuales cuenta el mercado, referidas especialmente al llamado barómetro de la banda ancha en Chile, cuya última versión fue publicada en diciembre de 2006, donde se muestran cuáles son las velocidades que en chile se encuentran contratadas como banda ancha. Ahí nos encontramos con la sorpresa -si bien no compartimos las conclusiones del estudio, pero si utilizamos los datos en forma provechosa- de que se señala, en cuanto a la realidad de las conexiones, que el 9 por ciento de las conexiones de banda ancha son de velocidades menores a 160 kilobytes por segundo; el 18 por ciento son inferiores a 256 kilobytes por segundo; el 32 son inferiores a 512 kilobytes por segundo; el 35 por ciento son inferiores a un megabyte por segundo, y sólo el 7 por ciento de las conexiones vigentes son superiores a un megabyte por segundo.
A simple vista, ¿qué nos dicen esas cifras? Nada, porque debemos compararlas con la realidad internacional, con lo que los organismos especializados internacionales en materia de telecomunicaciones establecen como criterios y calidades básicos para un servicio de banda ancha. Así, nos encontramos con que la Unión Internacional de Telecomunicaciones establece como banda ancha aquella conexión que permite establecer comunicaciones bidireccionales a muy alta velocidad, por sobre 1,5 megabytes y, además, transferencia de voz, datos e imágenes en tiempo prácticamente real, lo que no se consigue con las actuales conexiones existentes en Chile.
En nuestro país, cerca del 93 por ciento de las conexiones que se venden como banda ancha no son tales en países medianamente desarrollados, con los cuales tenemos que compararnos, debido a una manifiesta falta de competencia existente en el mercado de acceso a internet banda ancha. De manera que hoy día se está vendiendo un producto que no existe; se está utilizando un concepto de banda ancha que para los consumidores de internet tiene un valor específico. Así como existen otros conceptos públicos como light o diet, que dan a entender que son bajos en calorías, ocurre lo mismo con el concepto de banda ancha que se ofrece a los consumidores como las máximas velocidades a que se puede acceder a Internet por determinado valor. En consecuencia, se está abusando de un concepto para vender conexiones y productos que son de una calidad muy inferior a la existente a nivel internacional.
Por otra parte, como consecuencia de la falta de competencia, nuestras conexiones a Internet tienen un costo promedio muy superior al que existe a nivel internacional. Es decir, pagamos por un servicio que es lento y, además, caro: tres o cuatro veces superior al que se cobra por cada 100 kilobytes en el mercado internacional. Por ejemplo, los estudios que se presentaron en el Tribunal de la Libre Competencia, en el caso conocido como CTC contra Red Boys, demuestran que por los servicios de televisión, teléfono e Internet de 1 megabyte, en Estados Unidos se cobran, aproximadamente, 50 dólares mensuales; en Francia, 10 dólares mensuales y en Chile, cerca de 200 dólares.
Lo anterior demuestra que estamos pagando un precio excesivamente alto. Y esto se justifica menos aún, si consideramos que los precios internacionales de conexión a banda ancha han bajado drásticamente, lo que no se ha reflejado ciento por ciento en los precios que se cobran a nuestros usuarios. ¿Y por qué no se han reflejado ciento por ciento? Porque no existe -y aquí vuelvo al diagnóstico que hice al principio de mi intervención- una real competencia en el mercado de internet banda ancha.
Es decir, tenemos un mercado que no es competitivo, lo que se refleja no solamente en la propiedad de las empresas que suministran este servicio, sino también, en forma dramática, en la cobertura de la banda ancha, que está concentrada en las grandes ciudades; en la mala calidad del servicio y en los altos precios que se cobran.
Todo esto se ve agravado aún más con ciertas prácticas abusivas de las empresas proveedoras del servicio de internet banda ancha. Me refiero a la sobreventa de la red que tiene, más o menos, la misma lógica que los vuelos aéreos: las compañías aéreas sobrevenden su capacidad de pasajes, porque confían en que no todas las personas van a viajar un mismo día. Con la red ocurre algo similar: uno contrata una velocidad de acceso a internet que es teórica, puesto que sólo se conseguirá si ninguno de los usuarios que comparten la misma red está utilizando, a esa misma hora, el servicio. Por eso no se informa sobre el porcentaje en que se puede compartir la velocidad ofrecida y, por ende, en determinados momentos del día, los usuarios disponen de una velocidad mucho menor a la contratada, sin que puedan efectuar los reclamos correspondientes, porque en gran parte del país sencillamente no hay competencia en el servicio de proveedores.
Entonces, para evitar la sobreventa y la publicidad engañosa relacionada con el concepto de banda ancha y para sincerar el mercado, presentamos este proyecto de ley que regula la publicidad relacionada con la conexión de acceso a internet banda ancha, con el objeto de que los usuarios conozcan la calidad de lo que se les está vendiendo.
Por eso, el artículo 33 A define el concepto de banda ancha utilizada por las empresas proveedoras de internet, disponiendo que se entiende por tal el uso de redes que tienen la facultad de establecer comunicaciones bidireccionales a muy alta velocidad, las cuales permitan transmitir video, audio y datos prácticamente en tiempo real. Asimismo, agrega que las velocidades no podrán ser inferiores al límite menor establecido por la Unión Internacional de Telecomunicaciones.
Por su parte, el artículo 33 B dispone que estas empresas están obligadas a informar sobre la velocidad mínima garantizada a los usuarios de internet, en cualquier hora del día y bajo cualquier circunstancia.
Por cierto, todo esto no solucionará el problema de fondo, es decir, la falta de competencia en el mercado de las telecomunicaciones, sobre todo en la conexión a internet banda ancha, que es de mucho más largo plazo y en la cual la autoridad tiene un papel importante que jugar y que aún no ha jugado; pero sí permitirá, por lo menos, evitar los abusos más graves y manifiestos de que son objeto los usuarios debido a la falta de competencia.
Consideramos que este proyecto entrega las herramientas necesarias y suficientes para que los consumidores sepan realmente qué se les está vendiendo, qué están contratando y cuál es la calidad del servicio que deben exigir, mediante la incorporación de dos nuevos artículos en la ley que establece normas sobre la protección de los derechos de los consumidores. Así, los usuarios de internet podrán hacer valer en mejor forma sus derechos, organizadamente y usando las herramientas que les entregará la ley, mediante las correspondientes acciones legales.
Hoy día, en el mundo de internet, específicamente, en la banda ancha, estamos presenciando una mentira oficial, porque todas las autoridades y las empresas tecnológicas nos mienten al asegurar que en nuestro país la conexión a la banda ancha es buena, amplia, suficiente y que llega a todos los sectores sociales. Esto es de falsedad absoluta, porque la brecha tecnológica, la brecha digital, es cada día mayor, sobre todo, con el inicio del uso de la banda ancha porque, de acuerdo con la actual estructura del mercado, muchas ciudades jamás podrán estar conectadas a este servicio. Gran parte de las escuelas rurales nunca podrán conocer un museo a través de internet, porque no están en condiciones de conectarse a la banda ancha. Es ese sinceramiento del mercado lo que tratamos de buscar con este proyecto, puesto que, a través de monopolios, se está creando una brecha digital y un grave impedimento para nuestro desarrollo tecnológico.
Hay otras materias que deberemos discutir y que están incluidas en otros proyectos, como el principio de neutralidad en las redes, que hace que, en la actualidad, las empresas proveedoras de internet banda ancha impidan el uso de ciertas aplicaciones y, por lo tanto, la consagración del principio de convergencia tecnológica, mediante el uso de internet.
Por lo tanto, espero que el proyecto sea sólo el inicio del establecimiento de un mercado de internet más competitivo, con mayor acceso, con mayor cobertura, de mejor calidad y a precios más bajos; es decir, un verdadero acceso a nivel internacional.
He dicho.
-o-
-El señor WALKER ( Presidente ) saluda y da la bienvenida, en nombre de la Corporación, a una delegación de parlamentarias y parlamentarios búlgaros, encabezada por la diputada Silvia Aleksieva , presidenta del Grupo Interparlamentario Búlgaro-Chileno , e integrada también por el presidente de la Comisión de Asuntos de la Infancia , Juventud y Deportes del Parlamento de Bulgaria, diputados Svetoslav Spassov y por el diputado Erdinch Hadjiev. También saluda al encargado de Negocios de la Embajada de Bulgaria en Chile, señor Emile Samardjiev , que los acompaña.
-Aplausos.
-o-
El señor WALKER (Presidente).-
Por último, tiene la palabra el diputado señor Enrique Estay.
El señor ESTAY .-
Señor Presidente , en la Cámara solemos analizar, debatir y votar proyectos cuyos contenidos parecen complicados y distantes para la ciudadanía.
En el caso de la iniciativa que hoy nos convoca, considerando el exponencial crecimiento del acceso a la red de internet producido en nuestro país durante los últimos años, hasta un colegial de cuarto año básico entendería y estaría de acuerdo con que la aprobáramos.
Hoy, ese niño de nueve años sabe muy bien lo que es navegar en una red de banda ancha y se da cuenta perfectamente bien de que los 512 kilobytes por segundo que le asegura el cibercafé de la ciudad de Lautaro, Victoria o Vilcún , según donde resida, no le sirve para abrir al instante un juego interactivo, bajar un video o simplemente recibir en tiempo real un correo electrónico. Percibe que algo está fallando, que no se cumple el servicio ofrecido.
En el caso de este ejemplo, no bastaría con que el padre de ese niño recurriera al Servicio Nacional del Consumidor, Sernac , para denunciar que a su hijo no se le prestó el servicio ofertado. El dueño del cibercafé también debería invocar la ley del consumidor y reclamar en contra del proveedor, por venderle una banda ancha que se hizo humo y no rindió, ni cerca, lo ofrecido.
Recuerdo a los señores diputados que, según la citada ley, quien ejerce publicidad engañosa arriesga una multa de hasta 750 unidades tributarias, hecho que puede concretarse una vez producido el problema.
El proyecto en discusión es muy eficaz para evitar que se siga repitiendo esa situación. Por una parte, define implícitamente que no podrá comercializarse como banda ancha de internet un servicio de prestaciones inferior a 1,5 megabytes por segundo; y por la otra, establece la publicidad de una verdadera velocidad mínima garantizada. De modo que quien contrate ese servicio tendrá la garantía de que su equipo funcionará efectivamente a esa velocidad y que informando correctamente también puede acceder a una banda ancha de verdad, que le asegure, cuando menos, el mínimo del servicio que requiere.
De esta manera, quien desee bajar textos deberá conformarse con la capacidad de las hoy mal llamadas bandas anchas que se venden en el mercado, algunas de las cuales ni siquiera superan los 200 kilobytes por segundo. Por su parte, quien demande mejores prestaciones, como la realización de una videoconferencia, por ejemplo, deberá buscar un proveedor que le garantice, por lo menos, tres veces esa cifra, es decir, 600 kilobytes de tráfico efectivo.
En la actualidad, el servicio de Internet no se usa sólo para el envío de pequeños textos, ya que por su intermedio se ve televisión, se escucha radio, se transfieren pesados archivos multimedia, se juega y se trabaja. El usuario chileno ya no espera sentado media hora frente a la pantalla del computador para que se abra una fotografía enviada a su correo electrónico. Ahora, exige la capacidad de operar en tiempo real.
Por eso, es importante, aprobar este proyecto, pues el usuario tendrá la seguridad de que al contratar el servicio de banda ancha recibirá dos cosas: una verdadera banda ancha, es decir, una prestación adecuada a su requerimiento y digna de tal nombre, y la garantía de que el servicio contratado le ofrecerá un mínimo de rendimiento predeterminado como apto para su interés.
Por lo tanto, estamos legislando acerca de una materia eminentemente técnica, que afecta la vida diaria de millones de chilenos.
El modesto colegial de Lautaro, Victoria o Vilcún, que mencioné al comienzo de mi intervención, podrá ir tranquilo al cibercafé de la esquina a hacer sus tareas, porque el rendimiento del computador que arriende le servirá para ello.
Al apoyar esta iniciativa, la Cámara de Diputados estará en sintonía con la real demanda de los chilenos del siglo 21. Por consiguiente, anuncio mi voto favorable.
He dicho.
El señor WALKER (Presidente).-
Cerrado el debate.
En votación.
-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el siguiente resultado: por la afirmativa, 92 votos. No hubo votos por la negativa ni abstenciones.
El señor WALKER (Presidente).-
Aprobado.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
Accorsi Opazo Enrique; Aguiló Melo Sergio; Alinco Bustos René; Allende Bussi Isabel; Alvarado Andrade Claudio; Araya Guerrero Pedro; Arenas Hödar Gonzalo; Ascencio Mansilla Gabriel; Bauer Jouanne Eugenio; Bertolino Rendic Mario; Bobadilla Muñoz Sergio; Bustos Ramírez Juan; Cardemil Herrera Alberto; Ceroni Fuentes Guillermo; Correa De La Cerda Sergio; Cristi Marfil María Angélica; Cubillos Sigall Marcela; Chahuán Chahuán Francisco; De Urresti Longton Alfonso; Delmastro Naso Roberto; Díaz Del Río Eduardo; Díaz Díaz Marcelo; Dittborn Cordua Julio; Duarte Leiva Gonzalo; Eluchans Urenda Edmundo; Encina Moriamez Francisco; Errázuriz Eguiguren Maximiano; Escobar Rufatt Alvaro; Espinosa Monardes Marcos; Farías Ponce Ramón; Forni Lobos Marcelo; Fuentealba Vildósola Renán; Galilea Carrillo Pablo; García García René Manuel; García-Huidobro Sanfuentes Alejandro; Girardi Briere Guido; Godoy Ibáñez Joaquín; Goic Boroevic Carolina; González Torres Rodrigo; Hales Dib Patricio; Hernández Hernández Javier; Herrera Silva Amelia; Insunza Gregorio De Las Heras Jorge; Isasi Barbieri Marta; Jaramillo Becker Enrique; Jarpa Wevar Carlos Abel; Jiménez Fuentes Tucapel; Kast Rist José Antonio; Leal Labrín Antonio; León
Ramírez Roberto; Lobos Krause Juan; Martínez Labbé Rosauro; Masferrer Pellizzari Juan; Melero Abaroa Patricio; Meza Moncada Fernando; Monckeberg Bruner Cristián; Monckeberg Díaz Nicolás; Monsalve Benavides Manuel; Norambuena Farías Iván; Núñez Lozano Marco Antonio; Ojeda Uribe Sergio; Olivares Zepeda Carlos; Ortiz Novoa José Miguel; Pacheco Rivas Clemira; Palma Flores Osvaldo; Paredes Fierro Iván; Pascal Allende Denise; Pérez Arriagada José; Recondo Lavanderos Carlos; Rossi Ciocca Fulvio; Rubilar Barahona Karla; Saa Díaz María Antonieta; Salaberry Soto Felipe; Sepúlveda Hermosilla Roberto; Sepúlveda Orbenes Alejandra; Silber Romo Gabriel; Sule Fernández Alejandro; Súnico Galdames Raúl; Tohá Morales Carolina; Tuma Zedan Eugenio; Uriarte Herrera Gonzalo; Urrutia Bonilla Ignacio; Valcarce Becerra Ximena; Valenzuela Van Treek Esteban; Vallespín López Patricio; Vargas Lyng Alfonso; Venegas Cárdenas Mario; Venegas Rubio Samuel; Verdugo Soto Germán; Vidal Lázaro Ximena; Von Muhlenbrock Zamora Gastón; Ward Edwards Felipe.
El señor WALKER (Presidente).-
Por no haber sido objeto de indicaciones, se declara aprobado en particular.
Despachado el proyecto.
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- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/649586/seccion/akn649586-po1
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