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El señor FARÍAS.-
Señor Presidente , en primer lugar, deseo saludar a la directiva de la Anef presente en las tribunas, encabezada por el señor Raúl de la Puente y, por su intermedio, a los 75 mil funcionarios que se verán beneficiados con la iniciativa en tramitación. Estoy seguro de que si no se aprueba por unanimidad, alcanzará una amplia mayoría.
No deseo referirme en forma directa al proyecto, porque sus bondades fueron expuestas por el diputado informante y por los colegas que me antecedieron en el uso de la palabra, sino a su importancia subsidiaria, que dice relación con la entrega de mayor dignidad y equidad a los funcionarios públicos, y también con su incentivo a fin de que puedan desempeñar en mejor forma su trabajo.
No cabe duda de que la función pública es muy sacrificada y muy poco comprendida. Fui alcalde durante doce años y, por lo tanto, conocí desde ese ámbito esa labor. Por lo general, las personas que concurren a algún servicio público o municipio van con problemas y, por lo tanto, no llegan con el ánimo de felicitar al funcionario que las atiende, sino más bien con el deseo de “aplaudir” su rostro. Eso significa una gran carga emocional para los funcionarios que atienden público, que absorben los problemas de la gente y, dado que son seres humanos y no de hierro, al final se ven afectados. En muchas ocasiones, esos funcionarios intentan dar solución a los problemas de la gente, pero su actitud no recibe algún reconocimiento mediante el aumento de su remuneración u otros incentivos.
Recuerdo que mi gran frustración durante mi ejercicio como alcalde fue que, pese a contar con muy buenos funcionarios, lo único que podía hacer por ellos era tomar su espalda y expresarles lo bien que habían hecho su labor o, a lo sumo, distinguirlos por medio de una anotación de mérito, pero nada más. En cambio, cuando en el sector privado alguien hace bien o muy bien su trabajo, puede recibir aumentos de sueldo, gratificaciones y otros beneficios.
El proyecto es un buen paso, tras la interesante negociación realizada por la Anef. Por lo tanto, los funcionarios públicos serán tratados en forma mucho más digna.
Ojalá se otorgara un trato similar a los funcionarios municipales. En ese sentido, aprovecho de enviar un recado al Senado, a fin de que acelere la tramitación del proyecto de ley que regula las facultades concedidas a las municipalidades por el artículo 121 de la Constitución Política de la República. De esa manera, tal como ahora se hace con los funcionarios públicos, se podrá entregar a los funcionarios municipales alguna mejoría efectiva en su quehacer, mayor capacitación y más herramientas, con lo que podrán responder aun de mejor manera a la comunidad.
Sin duda, se ha avanzado mucho en materia de dignidad y equidad y, aun cuando falta mucho por hacer, hoy se da un gran paso.
Me voy a tomar una pequeña licencia.
Estoy seguro de que el colega Tucapel Jiménez , quien tiene una muy buena relación con la gente de la Anef, estaría feliz de encontrarse presente en esta oportunidad. Sin embargo, debido a una visita oficial a otro país, no pudo hacerlo.
Por eso, en nombre del colega Tucapel Jiménez , deseo saludar a la directiva de la Anef presente en las tribunas. Estoy seguro de que, pese a no encontrarse presente en forma física, sí lo está con su espíritu y con todo el trabajo que ha llevado a cabo con los miembros de dicha directiva.
Finalmente, anuncio mi voto a favor del proyecto, que beneficiará a 75 mil funcionarios públicos que tanto lo merecen.
He dicho.
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