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El señor CANTERO.-
Señor Presidente , los parlamentarios de la Concertación, y también el señor Ministro , han hablado de la necesidad de levantar el transporte público en la Capital. Han señalado que existe un punto crítico y que se trata de un servicio deficiente, que está afectando gravemente la calidad de vida de los santiaguinos.
En mi opinión, ese es un lenguaje hipócrita, que esconde la realidad. Lo que aquí se observa es un proyecto pésimamente mal implementado por los Gobiernos de la Concertación. ¡Tal hecho no es obra de la Divina Providencia, sino de la coalición gobernante!
Nos decía un señor Senador -y también trató de afirmar lo mismo el señor Ministro - que la política conlleva responsabilidad. Pero, ¡por favor! ¡Permanentemente, cuando se logra éxito, los aplausos y los méritos son del Gobierno, de la Concertación...! ¡Y cada vez que se incurre en errores garrafales, como el que nos ocupa, y cuando la Alianza por Chile debe salir al salvamento, entonces la responsabilidad es compartida por todos los políticos...! ¡Es algo muy paradójico! Me llama la atención ese estilo de hacer política.
En la cuestión en análisis, la Concertación tiene toda la responsabilidad por haber implementado mal -repito- un proyecto que ha afectado gravemente la calidad de vida no sólo de los santiaguinos. Porque digamos las cosas por su nombre: se están gastando recursos siderales, muchos de ellos ocultos a la realidad nacional. Y eso repercute, por cierto, en la población de Regiones.
El segundo punto que deseo remarcar es que se hace referencia a algunas equivocaciones en los pilares básicos del sistema. Es algo que proviene de una mala aplicación por parte de un Gobierno que no ha tenido un norte claro en la materia.
Se dice que de 5 mil 100 buses hemos pasado a 6 mil 400. ¿Pero qué significa eso, en la práctica? Que se evaluó mal la demanda; que esta se subestimó.
¡Pero parece que tenemos mala memoria! Quiero recordar que estas mismas autoridades y consultoras han cometido el mismo error en todos los proyectos. Y el mismo Ministerio ha incurrido en el mismo error en todos los proyectos de transporte ferroviario. ¡Hoy, esta última empresa tiene un déficit de mil 500 millones de dólares, el cual se incrementa en alrededor de 100 millones de dólares anuales!
Entonces, no se trata de una casualidad, sino de una seguidilla de yerros, radicados siempre en el mismo ámbito y con la participación de casi los mismos actores.
Después se afirma que se pretende mejorar la tecnología. No veo cómo va a ocurrir eso. En particular, me hago eco de lo expresado por la Honorable señora Matthei , porque también me ha llegado la información de que se suscitan serios problemas legales por demandas en la línea que ella ha expuesto.
Se dice, casi con inocencia o ingenuidad por parte del señor Ministro , que se van a arreglar los contratos. ¡Pero estos no dependen de lo él piense, por Dios! ¡Si tienen una contraparte! Y, además, se sostiene que son leoninos. O sea, va a ser muy difícil -y, en castellano, muy caro- corregir el disparate cometido por la Concertación. ¡Y ello, en el evento de que se modifiquen, lo que me parece difícil!
Después, se hace presente: "Tenemos algunos problemas, porque se han creado 200 recorridos nuevos.". ¿De qué nos está hablando el señor Ministro ? El proyecto, en lo sustancial, está mal formulado.
En seguida se asevera que surgen dificultades con los lugares de pago. En definitiva, lo que se consigna es que ha mediado una pésima implementación.
La pregunta que me formulo es qué pasó con las decenas -si no centenares- de millones de dólares pagados a las consultoras que realizaron todos estos estudios. "¡Ah, no! Vamos a formar una comisión investigadora.". ¡Pero, por Dios! ¡Hasta cuándo caemos en descrédito ante la opinión pública! ¡Si todo el país conoce lo que pasa con esas comisiones y la conducta mantenida hasta ahora por la Concertación de echar tierra todas las veces que ha sido necesario investigar! Entonces, algo anda mal.
También, se ha precisado -y con toda razón- que esto va a estabilizar el sistema de transporte público hasta diciembre. ¡En efecto, esa es la realidad! ¡Ninguno de los cinco pilares estructurales se arregla con estos recursos! Simplemente, se evita el alza de la tarifa.
Aquí se advierte un problema muy serio, porque el señor Ministro ha explicado que se va a llegar a un déficit de 13,5 millones de dólares, lo que me parece difícil. En mi opinión, va a ser al menos el doble.
Asimismo, creo que no va a poder corregir los incentivos.
En definitiva, todo indica -o no se está anunciando- que en la Ley de Presupuestos o por la vía de una iniciativa similar a la que ahora estudiamos deberemos ir el próximo año nuevamente al salvamento del Transantiago.
Tengo la impresión de que en el proyecto, al igual que en lo sucedido con la Empresa de Ferrocarriles del Estado, le seguimos dando analgésicos al país.
Quiero insistir en la referencia a esta última entidad: hoy presta el servicio más malo y exhibe la línea férrea con la peor mantención, habiéndose comprado máquinas que son chatarra a un precio muy superior al de las nuevas y habiéndose registrado una disminución de pasajeros que ningún cálculo podía prever.
Me temo que así como van las cosas se llegará a una situación bastante similar. Y no estoy inventando nada. ¡Si este es un hecho de la causa! Es cuestión de preguntar a los propios directores de la Empresa de Ferrocarriles del Estado.
Ahora, se nos dice que tendrá que subsidiarse la tarifa.
Y la pregunta que surge es qué pasa con las Regiones.
Se nos señala que hay que ver esto con altura de miras, porque se trata de un asunto cuya responsabilidad es compartida por la clase política.
No, señor Presidente. Eso no es así. Es de responsabilidad exclusiva de la Concertación.
Asimismo, constituye un error reiterado del Gobierno el no respetar al Parlamento. Porque me parece que proyectos de esta envergadura deberían consultarse al Congreso para su mejor resolución.
Con respecto a la "moneda de cambio" que se pretende al destacar: "¡Ah, pero les vamos a dar fondos a las Regiones!", cabe señalar que, claro, hay fondos, pero empezarán a otorgarse en 2008; son reembolsables -es decir, se van a dar, pero después se quitarán- y, además, no habrá la autonomía necesaria para que las Regiones los gasten en lo que les resulte pertinente.
Pero eso no es lo más grave. Y quiero decirlo en castellano, para que la gente del país lo entienda.
Me parece un disparate, un error, que el Gobierno pretenda usar como moneda de cambio la entrega de plata a las Regiones si se otorgan los recursos solicitados, los cuales se destinarán a un proyecto mal formulado y peor ejecutado. Lo considero una falta de respeto hacia ellas.
Señor Presidente , hemos visto imágenes de parlamentarios -lo digo con el mayor respeto, pero, también, con absoluta franqueza- condicionando su voto a cambio de una "obrita" por aquí o un "proyectito" por allá.
¡Eso se llama "prostituir" la política!
--(Aplausos en tribunas).
Creo que eso es inaceptable.
Además, me parece que el proyecto profundizará el centralismo y la concentración económica, demográfica, industrial y en todos los ámbitos, mostrada por el censo tantas veces mencionado por mí en esta Sala.
Pero, desgraciadamente, vamos de mal en peor.
El subsidio significa aumentar la remuneración a los santiaguinos y es un incentivo para continuar concentrándose en la Capital y aumentar el centralismo en torno a ella. En definitiva, constituye prácticamente una profecía autocumplida: profundizaremos los rendimientos decrecientes, aumentaremos la contaminación e incrementaremos los problemas en Santiago. ¿Por qué? Porque haremos que la urbe siga creciendo en forma inorgánica.
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Tiempo, Su Señoría.
El señor CANTERO.-
Señor Presidente , para redondear, me parece que lo propuesto constituye simplemente un analgésico que agravará el problema.
Llegó el momento de hacer cirugía mayor al Transantiago y dar una solución que permita la convergencia de otros actores. Porque, hasta ahora, el rol jugado por el Estado deja mucho que desear y pone en descrédito a la función pública.
He dicho.
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