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El señor GÓMEZ.-
Señor Presidente , creo que nadie en esta Sala ni fuera de ella puede estar conforme con el Transantiago. Es una situación que nos ha afectado a todos. No se trata de que uno sea de la Concertación y otro de la Alianza o independiente. Da lo mismo.
--(Manifestaciones en tribunas).
El problema es grave.
He escuchado encendidos discursos buscando a los responsables y a quién realizó este contrato, lo que se dilucidará probablemente en la Comisión investigadora de la Cámara de Diputados.
Pero nadie ha reconocido que la primera persona que pidió disculpas al país fue la Presidenta de la República , quien asumió los problemas graves que se produjeron con el Transantiago y tuvo la valentía de enfrentar a los chilenos diciéndoles que este tema lo iba a resolver y que buscaría los mecanismos que fueran necesarios para hacerlo.
Nosotros, los radicales, propusimos al Gobierno que utilizara un mecanismo constitucional, porque sabíamos que al final esta discusión se transformaría en el festín de los políticos. Nos íbamos a convertir todos en expertos en el Transantiago y en el transporte, cuando en realidad ninguno de los aquí presentes puede denominarse experto en transporte.
Al final, los responsables de esta situación tienen que buscar soluciones. Y la Presidenta , en definitiva, está asumiendo esa responsabilidad y le está planteando al Parlamento que su Ministro de Transportes ha informado -lo hemos escuchado ayer y durante los dos meses que lleva en su cargo- que existen cinco pilares para mejorar el Transantiago: más buses, mejor tecnología, mejores contratos, mejores recorridos y más bienes públicos.
Y para hacer eso se requiere un tiempo, durante el cual, y a fin de evitar mayores costos a los afectados por el Transantiago, resulta necesario impedir que suban sus tarifas. Y eso es lo que se solicita a través de este proyecto, nada más.
Y el Gobierno está comprometiéndose -lo ha hecho en las Comisiones- a que todo este proceso se cumplirá en el plazo que ha señalado, es decir, que los 6 mil 400 buses estarán en noviembre instalados en todo Santiago; que las renegociaciones de los contratos se realizarán en los períodos fijados en la discusión de las Comisiones; que se requieren mejores bienes públicos para establecer todos los recorridos, y habrá que invertir los recursos necesarios para cumplir con estos objetivos.
Y en estos discursos encendidos, de búsqueda de responsabilidades, ¿hemos escuchado alguna solución? ¿Hemos escuchado decir "mire, vamos a resolver el problema de esta otra forma"? ¿Es posible volver a los buses amarillos o dejar sin efecto el Transantiago? Porque una cosa es que uno lo diga -y que sea aplaudido por ello- y otra que sea factible hacerlo. Hoy existe un sistema de transporte. Este se encuentra instalado, se han invertido recursos y establecido contratos que deben ser cumplidos. Por lo tanto, no hay modo de dejarlo sin efecto. Y la obligación del Gobierno y de todos los Parlamentarios es que esto se resuelva, y bien.
En consecuencia, pronunciar discursos encendidos no soluciona el problema.
Por eso, a pesar de tratarse de una cantidad gigantesca de recursos, nosotros estamos dispuestos a votar a favor. Porque resulta indispensable que se busque la solución final del problema, y no que se use políticamente una situación que es muy grave. Nadie ha dicho que no lo es. Y el Gobierno tiene necesariamente la obligación de resolverla. De allí que sea importante otorgar los recursos, a fin de dar el tiempo suficiente para alcanzar la solución. Si esto no se cumple, tendrán que asumirse las responsabilidades políticas que correspondan en el momento oportuno.
Pero no se puede pensar que esto se resuelve con discursos encendidos o con búsqueda de aplausos. Eso no soluciona el problema que la gente está viviendo hoy.
Por ello resulta indispensable ser responsable en la discusión y en la votación en general. Porque no estamos hablando de la aprobación en particular del proyecto, sino de la idea de legislar. Posteriormente podemos votar a favor o en contra de los distintos artículos de la iniciativa.
Hemos hablado acerca de Santiago, con lo importante que es la Región Metropolitana para Chile. Pero para nosotros también resulta indispensable que el proyecto de ley establezca criterios de control, a fin de que los recursos -que hoy se pueden aprobar o no- sean invertidos en lo que realmente es necesario para el mejoramiento del Transantiago.
Hago la salvedad de que he dicho con claridad que estos recursos son para que no suban las tarifas. Pero además hay otros contratos que deben ser conocidos por todos los Parlamentarios y por Chile, para ver cómo se está invirtiendo en el desarrollo del Transantiago.
En esa misma perspectiva, la iniciativa considera recursos para las demás Regiones. Y he escuchado decir: "Esto es inaceptable, porque nos pretenden dar una migaja como consecuencia de los errores cometidos". Pero si uno observa lo que significan para las Regiones los recursos aquí establecidos, se da cuenta de que se trata de grandes sumas, que ellas necesitan. Mala suerte o buena suerte que estos recursos vengan unidos a un gran error. Pero para las Regiones son indispensables e importantes. Diez mil millones de pesos para la Segunda Región no son cualquier cosa. Su presupuesto anual es de 24 mil millones de pesos. Por lo tanto, el contar con esas cantidades permite a las Regiones resolver problemas permanentes y que por mucho tiempo no han tenido solución.
Por lo señalado, es indispensable mirar esto no sólo en el contexto miope de una simple definición de si vamos a entregar o no recursos, sino en el contexto global de lo que significa otorgarlos, con los controles necesarios que el propio Senado ha querido establecer, respecto de los cuales probablemente estemos todos de acuerdo, pues no se trata de entregar un cheque en blanco, sino de que el uso de los recursos sea fiscalizado. ¿Pero para qué se otorgan en definitiva? Para cumplir un objetivo esencial para todos nosotros: terminar con la inmensa cantidad de problemas que ha ocasionado el Transantiago a los habitantes de la Región Metropolitana. Y también, por supuesto, se debe considerar que los recursos que se entregarán a la Regiones son importantísimos para su desarrollo.
Me resulta curioso escuchar hoy a algunos decir que no se quieren gastar recursos sin ningún control en Regiones o a través del mecanismo del Transantiago.
Pues bien, yo he presentado un proyecto de reforma constitucional para establecer el criterio de que los dineros provenientes del royalty se distribuyan como corresponde a Regiones. Y, por defender el sistema institucional consagrado en 1980 en la Constitución Política, algunos Parlamentarios van a votar en contra, en circunstancias de que resulta indispensable que las Regiones cuenten con más recursos. Y, por defender un sistema institucional que de ninguna manera se destruye, pues simplemente se establece un mecanismo, algunos que votarán en contra del Transantiago están a favor o en contra. Eso significa, en definitiva, que no hay coherencia en la defensa de las Regiones por parte de quienes las representamos. En dicho aspecto uno debe tener una sola línea. Y esa es la que hemos querido refrendar en esta oportunidad.
Estos recursos sirven para que a la gente de Santiago no se le aumente el valor del pasaje. Y estamos dispuestos a votar a favor porque nos parecería increíble e inaceptable que, además de tener un mal sistema de transporte, les subieran el costo de los pasajes. Por eso, y no por otra razón, vamos a aprobar la iniciativa.
También vamos a votar a favor porque creemos en la Presidenta de la República y en el Ministro de Transportes. Pensamos que será capaz de cumplir los cinco pilares básicos. Y es indispensable que tenga los recursos y la necesaria capacidad para poder resolver los problemas.
Por ello -insisto- éramos partidarios de que se utilizara el artículo 32, Nº 20º, de la Constitución, que permite ocupar los recursos que sean necesarios. Porque esto no es un problema de discusión política en el que ganen unos u otros. Lo que aquí se requiere es que se resuelva el problema del Transantiago y las dificultades que la gente de la capital está viviendo a consecuencia de la mala inversión que se hizo en algún momento. Y esto permite a la Presidenta emplear los dineros que sean indispensables para ello. Y también, por supuesto, entregar los recursos a Regiones, que es lo que nos interesa como sus representantes en el Parlamento.
Por eso, siendo muy claro, vamos a votar a favor del proyecto presentado por la Presidenta de la República, pues no hay otro camino para resolver el problema del transporte público de los santiaguinos.
He dicho.
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