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El señor PIZARRO.-
Señor Presidente , el proyecto en discusión establece un Fondo de Estabilización Financiera para el Transantiago, ascendente a 290 millones de dólares, cuyo objetivo es otorgar un subsidio directo para no subir las tarifas a los usuarios y, además, ayudar a financiar el costo de la puesta en marcha del sistema.
Sin duda, se trata de una materia técnica, que ha sido analizada latamente tanto por el señor Ministro de Transporte como por varios colegas Senadores.
Empero, uno debe preguntarse si el problema sigue siendo técnico o ya definitivamente se transformó en una cuestión política y social de nuestro país.
Cualquier lector avezado o cualquier analista se da cuenta de que hace rato el problema es más político y social que técnico.
Es político y social porque afecta enormemente a una cantidad importante de chilenos y, además, porque ha generado una crisis de magnitud en el Gobierno de la Presidenta Bachelet y en la coalición que supuestamente la respalda.
Yo quiero sincerar un poco lo que ha estado en el trasfondo de la discusión habida en esta Sala. Y considero necesario hacerlo.
Tras analizar desde el punto de vista técnico las propuestas que hace el Ministro Cortázar -y lo ha dicho con sinceridad- para avanzar en la solución de los graves problemas que presenta el Transantiago, uno, sensata o razonadamente, tiene que apoyar una iniciativa de este tipo.
Me parece que eso es lo correcto, lo que corresponde: hacer fe de que, a partir del reconocimiento de los errores y de la aceptación de que estamos frente a un sistema con graves dificultades en su implementación, se efectuarán las rectificaciones de fondo necesarias -como las aquí planteadas- en cuanto a cantidad de buses, recorridos, tecnología, renegociación de contratos, infraestructura, etcétera.
Pero hoy día el problema ha derivado hacia una discusión distinta, orientada a ser capaces de enfrentar el desafío como Gobierno y como coalición para corregir un error grave.
La Presidenta de la República y todos nosotros hemos reconocido nuestras responsabilidades. Y yo asumo la mía.
No me gusta cuando en el Senado se hacen afirmaciones tan categóricas como la de que el proyecto pertinente poco menos que salió de la nada, nadie lo conocía, nunca lo intuimos, jamás se planteó, conversó o analizó, porque eso es falso. Y el Honorable señor Novoa lo reconoció, en parte.
Lo discutimos, lo analizamos, lo conocimos y lo vimos en la Comisión de Transportes, no una, sino varias veces. Otra cosa es que algunos hayan sido más iluminados o lúcidos que otros para señalar que sus dudas iban por tal o cual lado.
Desde el punto de vista del acceso a la información acerca de lo que significaba ese proyecto, me parece que no se puede afirmar aquí con tanta liviandad y frivolidad que no se conocía.
Si alguien no lo conoció, es mejor que reconozca que tal vez no estuvo atento a algo que tal vez se iba a transformar en un problema como el que existe hoy.
Me parece, además, que ahora el trasfondo es más político. Primero -deseo ser bien sincero-, porque la capacidad de gobierno ha estado cuestionada, la conducción política del Ejecutivo en esta materia no ha sido la adecuada.
Y eso también debemos reconocerlo como un hecho cierto. De lo contrario, no estaríamos con el problema de que la Concertación, que tiene 20 Senadores, hoy día no cuenta con los votos necesarios para aprobar la iniciativa en debate.
Creo que tampoco corresponde repetir el lamentable espectáculo que se dio en la Cámara de Diputados para conseguir votos y ordenar a la coalición oficialista.
Son múltiples las razones por las que algunos pueden estimar que sus ideas o sugerencias son más luminosas o inteligentes que las de otros. Por lo demás, todas son legítimas. Están mezclados proyectos personales, conflictos internos de los partidos, candidaturas presidenciales y muchas razones, de todo tipo, legítimas. Pero, en la práctica, el problema político que se nos presenta es que hemos perdido la capacidad de darle gobernabilidad al país, y también, la de responder a la gente que votó por nosotros para hacer gobierno con la Presidenta Bachelet. Y eso es lo que está en juego hoy día aquí, en el Senado.
Señor Presidente , con sinceridad -me incluyo responsablemente en este problema-, debo señalar que, si no somos capaces de garantizar una mayoría para aprobar esta tarde la idea de legislar, mal podremos presentar las indicaciones necesarias para lograr un acuerdo mayor en la Cámara Alta.
A mí me habría gustado realizar una sumatoria frente a un problema tan sensible como este.
Mientras más gárgaras se hagan con el sufrimiento de la gente, mayores responsabilidades nos van a exigir en la búsqueda de soluciones.
No podemos andar planteando alternativas no viables desde el punto de vista técnico o que no permiten atender los requerimientos de la gente.
Es imposible volver a los buses amarillos, nos guste o no. No es admisible pensar en estatizar el Plan Transantiago, porque esto requiere mucho tiempo. En definitiva, no se puede dejar de respaldar un proyecto como el que ocupa esta tarde a la Sala, pues avanza en la dirección correcta.
¿Qué corresponde acá, sensatamente?
El Senador señor Novoa manifestó en su intervención: "Cuando uno está en contra de un proyecto de este tipo porque no cree en él, vota que no". Yo prefiero el pronunciamiento en contra, porque es más sano que decir: "Me obligan a votar que no porque quiero llegar a una Comisión Mixta para arreglar el problema".
¡Para arreglar el problema, estimados colegas, hay que aprobar ahora la idea de legislar, y mañana, en las Comisiones unidas, tratar las indicaciones aquí planteadas y las demás que se presenten!
Yo fui el primero en sostener que era sensata la idea expuesta por el Senador señor Longueira -después fue acogida por varios otros colegas; entre ellos, los Honorables señores Ominami , Frei y Flores- en el sentido de entregar los aportes por parte y evaluar el avance del sistema. Y lo hice porque considero necesario respaldar a un Ministro al que hay que rendirle honores por haber sido capaz de asumir una responsabilidad como esta a sabiendas de que no contaba con el apoyo de su coalición y de que nosotros mismos lo único que hacemos todos los días es torpedear su capacidad de contribuir a solucionar los problemas.
Yo le rindo homenaje al Ministro Cortázar , quien está planteando con seriedad, compromiso, fe y convicción las posibilidades que tenemos de avanzar.
A algunos no les va a gustar lo que voy a decir. Por supuesto. Es legítimo.
Aquí se ha preguntado por qué el Gobierno no recurre al 2 por ciento del Presupuesto establecido en la Constitución para catástrofes nacionales.
¡Por favor! Acudir a ese 2 por ciento significaría que tenemos una catástrofe natural...
El señor CHADWICK.-
¡No!
El señor PIZARRO.-
...o un problema de interrupción de un servicio estratégico que va a afectar la vida diaria de las personas en todo el país y su seguridad.
Señor Presidente , lo que tenemos es un servicio de transportes que está funcionando, pero mal; lo que tenemos son errores en su implementación. Eso no es una catástrofe ni una calamidad pública.
Pero quiero decir, también, con responsabilidad: con ese mismo criterio -porque es preciso subsidiar la tarifa, ya que en eso consiste el proyecto-, ¿cuando suba el pan vamos a aplicar igual sistema? En los problemas de abastecimiento de gas ¿vamos a actuar igual? Con las importaciones de petróleo a mayores precios ¿vamos a subsidiar, subsidiar y subsidiar?
Y ni siquiera estoy entrando al tema de fondo, que tendremos que discutir, el cual dice relación a cuántos subsidios estamos dispuestos a darle al transporte público en Santiago y en las Regiones.
En lo personal, declaro desde ahora que soy partidario de seguir entregando tales beneficios, porque creo que de esa manera se favorece a los sectores más modestos. Hoy día, de hecho, con la implementación del Transantiago, se está subsidiando a los más pobres, porque pagan menos por el servicio, aunque sea malo.
Desde otro punto de vista, muchos, lamentablemente, no pagan.
Entonces, es necesario decir las cosas por su nombre. Algunas de las intervenciones escuchadas aquí dan la impresión de que media demagogia o de que se busca una excusa para no votar.
Creo que lo que debemos hacer, como coalición, con visión de país, es aprobar la idea de legislar hoy y trabajar mañana en las indicaciones, en las Comisiones unidas, en conjunto, todos los que puedan respaldar el estudio de soluciones para un problema que, como se ha dicho acá, afecta a millones de chilenos.
Eso es responsabilidad política, señor Presidente ; eso es lo que nos va a exigir la gente; eso es lo que comprometimos cuando le pedimos a la ciudadanía que votara, no sólo por nosotros, como candidatos a parlamentarios, sino también por la candidatura de Michelle Bachelet. Para eso la eligieron Presidenta a ella; para eso nos eligieron parlamentarios a nosotros: para darle gobernabilidad a Chile y resolver un problema que es responsabilidad nuestra.
He dicho.
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