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El señor ARANCIBIA.-
Señor Presidente, hay un aspecto en que, ciertamente, todos estamos de acuerdo en esta Sala: el Transantiago es un tremendo desastre.
A partir de eso, parecen separarse las aguas en la argumentación. Y algunos han hecho con vehemencia verdaderas odas al valor de la Presidenta de la República por haber asumido la responsabilidad que le cabe por no haber obedecido a su instinto, por haberles hecho caso a sus Ministros y por poner en funcionamiento este gran desastre.
¡Pero si no debía asumir la responsabilidad! ¡La tenía desde el momento en que dio la luz verde! Por tanto, no eran necesarios actos ni gestos en tal sentido.
Y se trata, sobre todo, de una responsabilidad que empieza a dibujarse sin costo. Porque se está planteando aquí, en esta Sala, que la consecuencia más dañina de mantener el Transantiago en los términos en que se halla ahora es la subida de la tarifa a la pobre gente, que "será culpa de la Oposición". O sea, esta ya no es responsabilidad de la Jefa del Estado, quien puso en funcionamiento un sistema nefasto, sino de la Oposición, que no va a permitir controlar el nivel de las tarifas.
¿Y qué hay -¡escúchenme, señores Senadores !- de la responsabilidad de los Ministros que apoyaron la iniciativa pertinente?
Acá se está pidiendo más tiempo. Porque pareciera que el tiempo, en forma milagrosa, va a mejorar el Transantiago. Y, por si no lo mejora, distinguidos colegas han dicho en esta Sala: "En ese momento los Ministros tendrán que poner sus cargos a disposición".
¿Pero qué ocurre con el desastre generado por esos Ministros, el cual implica que la gente deba levantarse las cinco de la mañana para llegar a su destino muchas horas después, tras sufrir grandes penurias en el trayecto?
Los Ministros que impulsaron a la Presidenta para embarcarse en tan lamentable aventura, ¿cuándo van a asumir su responsabilidad? ¿En tres o seis meses más, cuando no se haya podido modificar los contratos? ¡Cuándo!
Yo abrigo dudas respecto a la capacidad de la Concertación para asumir responsabilidades. Y tengo un ejemplo muy próximo.
Aquí, en mi Región, durante las últimas elecciones presidencial y parlamentarias, el intendente, persona de gran locuacidad, tuvo una actuación nefasta y una falta de control absoluta sobre los recursos destinados a mejorar los planes generadores de empleos de emergencia. Denunciado por la Contraloría, sancionado por la Presidenta de la República , se halla en este momento desempeñando un interesante cargo en la Subsecretaría de Desarrollo Regional, en el Departamento de Relaciones Internacionales, lo cual le permite viajar a países amigos. Y, además, fue designado director de una universidad en la Quinta Región.
¿Esa es la responsabilidad?
Sobre el particular, recuerdo que, graciosamente, en cierto momento se hablaba de "las sillas musicales".
¿De qué responsabilidad me hablan cuando tras las sanciones llegan premios en los términos que estoy describiendo?
Señor Presidente , hoy día nos piden 290 millones de dólares para dar más tiempo al Transantiago, otorgarle estabilidad y no subir las tarifas.
Si fuéramos consecuentes, debiéramos escuchar el mensaje que nos mandó el Honorable señor Novoa.
El señor Ministro dijo que, para controlar la tarifa, que iba a aumentar en 20 pesos cada mes, debiera asignarse determinada cantidad de plata. Y el Senador señor Novoa la precisó en alrededor de 50 millones de dólares.
¡Pero nos están pidiendo 290 millones de dólares para no subir las tarifas!
El subsidio a la tarifa cuesta 50 millones. Dejémoslo bien claro.
Ahora, quiero entregar una información adicional, como Senador de la República y de la Quinta Región Costa.
Aquí se implementó un Transvalparaíso que no tiene ningún sentido. Son los mismos buses viejos de antes, repintados. No existen GPS, ni posicionadores satelitales, ni tarjetas bip, ni nada. Funcionan los mismos "sapos" de antes y el mismo sistema de control que ha existido desde siempre. Persisten los mismos inconvenientes del servicio que recibíamos tradicionalmente.
Por eso, aquí no ha habido ningún problema.
Pero quiero informar de una situación vinculada con las tarifas, cuya eventual alza en Santiago tanto preocupa a Sus Señorías.
En mi Región, antes de que se implementara el Transvalparaíso, se pagaban 350 pesos por ir -y voy a mencionar un solo circuito- desde Playa Ancha a Concón. Cuando se implementó dicho sistema, se aumentó la tarifa a 390 (porque aquí, por principio, pagamos más que en Santiago). En abril se elevó a 400, y en junio, a 410. Y esto es aplicable en todos los circuitos.
Parece que somos más pasivos en la Quinta Región, donde por un pésimo servicio, que no ha mejorado un ápice, nos suben la tarifa todos los meses.
Ahora, no sé si mencionar adicionalmente el desastre que se está registrando con MERVAL, que -algunos de los señores Senadores deben de estar enterados- tiene un déficit de miles de millones de pesos, debido, entre otros motivos, a que no cuenta con la cantidad de pasajeros técnicamente prevista y a que no formó parte del eje articulante del Transvalparaíso.
Algunos me han dicho: "Afortunadamente, porque de lo contrario el MERVAL estaría hecho pedazos". Es posible. Pero en este momento el desfinanciamiento del Metro de Valparaíso llega a miles de millones de pesos, situación que va a perdurar en el tiempo, hasta que se produzca un nuevo ajuste.
Señor Presidente , con relación al proyecto en debate, me preocupa -como han dicho aquí en repetidas oportunidades diversos señores Senadores- no ver ninguna señal de que la asignación de recursos que se pide para sostener el sistema, para mantenerlo a flote, vaya a tener algún efecto práctico en su mejoramiento.
De otro lado, concuerdo con los señores parlamentarios que han planteado que la gran solución al problema radica en la redefinición de los contratos. Pero creo que, tal como está estructurado el proyecto que nos presentan hoy, el mantenerlo a flote dificulta precisamente esa salida. Y considero que el Honorable señor Longueira fue particularmente claro al explicitar ese efecto.
Ahora, señor Presidente , quiero ir al aspecto regional.
El sistema de compensación a las Regiones sugerido nos parece una suerte de incentivo grosero para con los parlamentarios que las representamos.
¿Quién va a decir que no frente a mayores recursos? Es un imposible. O sea, se trata de una idea "magistralmente" concebida.
¿Por qué no apoyar el proyecto de ley que deja parte de las ganancias -tal como se planteó específicamente- en los puertos? ¿Por qué ellas no quedan en Regiones? ¿Por qué no favorecen a Valparaíso y a San Antonio los beneficios y las ganancias que generan sus puertos para compensar de alguna manera los mayores costos y las mayores dificultades que tienen por ser ciudades puerto?
Esa iniciativa duerme el sueño de los justos. Mediante ella se entregarían recursos auténticos a las Regiones.
He mencionado dos ciudades importantes: San Antonio y Valparaíso.
¿Por qué no han llegado los fondos correspondientes al royalty II -como aquí se ha manifestado- a las regiones mineras del norte?
Hemos escuchado la intervención de un distinguido señor Senador que pretende incluso aprobar una reforma constitucional para garantizar que el Gobierno cumpla con las disposiciones de la ley y entregue a dicha zona los recursos que le están destinados.
¿Por qué no han llegado a los pescadores los dineros asignados en la Ley General de Pesca -la ley corta- para compensar las dificultades que enfrentarían por la administración pesquera que se estaba configurando?
No vengan ahora con una preocupación regionalista, cuando con las normativas y los proyectos existentes estaríamos legítima, legal y correctamente apoyando el desarrollo regional, y no sobre la base de una suerte de extorsión, que, como dijo un señor Senador, llega a prostituir nuestra acción parlamentaria al sentirse incentivos perversos que apuntan en una dirección incorrecta.
Por ello, porque soy regionalista, porque me molesta que me extorsionen con lo del Transantiago y porque a la circunscripción que represento no le han dado los recursos que justificadamente le corresponden, voy a votar en contra del proyecto, esperando que en la Comisión Mixta se resuelvan los problemas pendientes.
He dicho.
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