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El señor ZALDÍVAR (don Adolfo).-
Antes de proceder a fundamentar mi voto, de antemano quiero señalar que si me excedo en uno o dos minutos les pido comprensión a Su Señoría y a la Sala.
Señor Presidente , estamos ante una decisión que no es fácil. En definitiva, creo que nos hallamos, quizás, frente a la mayor crisis social que ha sufrido nuestro país desde que tengo memoria. Me parece que nunca antes se había producido por obra del hombre -de nosotros, y más precisamente, del Gobierno- una crisis de esta magnitud.
En consecuencia, si queremos resolver el problema de la gente, que es lo que nos ha de preocupar por sobre cualquier otra cosa, cada uno de nosotros debe actuar con libertad y plenamente consciente de lo que tiene que hacer.
Yo respeto a todos quienes tienen determinada posición. Pero pido lo mismo para mí.
No me ha sido fácil tomar mi decisión.
Señor Presidente, cuando están en juego situaciones de esta magnitud, hay que proceder en conciencia. Y quiero actuar en libertad, porque para eso fui elegido.
--(Manifestaciones en tribunas).
Vistas así las cosas, mi mayor preocupación, al igual que la de cada uno de nosotros, es la gente. No nos puede ser indiferente lo que ella está sufriendo. La más modesta, los pobladores de Santiago, la clase media, son personas a las que esta decisión de ingeniería social les ha alterado la vida como nadie pudo haber previsto jamás. Quizás mediante un pogromo, allá en la Rusia zarista, pudo haber habido una desestructuración social así. No tengo memoria de que en Chile se haya hecho una cosa semejante y que haya ocurrido entre nosotros.
Y esto, señor Presidente, es lo que quiere saber la gente, esas personas que hoy tienen que caminar veinte a treinta cuadras para abordar una micro que antes encontraban a dos, o que ahora deben viajar durante dos o tres horas cuando antes demoraban solo una en llegar a sus lugares de trabajo. Y al regreso es lo mismo: inseguridad, apiñadas como animales.
¡Cuántos hombres en la actualidad tienen que pensar en lo que les puede ocurrir a sus mujeres, que también salen a trabajar con tanta inseguridad, o a sus hijas menores! Todo eso está sucediendo. Y ello -seamos claros-, porque hemos hecho mal las cosas.
Como se ha dicho aquí -no quiero repetirlo-, se dio inicio al Sistema teniendo muy poco o prácticamente nada. Incluso, se dijo a la propia Presidenta : "Mire, la carga se va a arreglar andando; vamos a hacer ajustes menores". ¡Qué laya de ajustes menores! ¡Llevamos cuatro meses y nada ha mejorado!
Entonces, con razón nos preguntan la gente: ¿Quiénes hicieron esto? ¿Quiénes lo diseñaron? Nadie responde. ¿Quiénes lo implementaron? Nadie contesta. ¿Quiénes llegaron al absurdo de decir que estaba todo listo y ni siquiera había calles ni paraderos? Recién ahora, supuestamente, se están construyendo. No estaba el sistema técnico de apoyo. ¡No habían contado ni el número de buses!
¿Tiene explicación tanta improvisación? No. ¿Quién responde? Nadie. Y ese es el problema.
En mi opinión, señor Presidente , lo primero que debe hacerse para solucionar el problema es que asuman las responsabilidades quienes diseñaron el Sistema, los que lo implementaron, aquellos que lo empujaron, y también, quizás, los que no pudimos impedir su puesta en marcha. Y lo digo porque, como Presidente de mi Partido , traté por todos los medios de que no se llevara adelante. Pero la tecnocracia que nos viene gobernando de un tiempo a esta parte fue abrumadora y no hubo control político. Y hoy lo lamentamos.
En consecuencia, tengo autoridad moral para decirlo aquí. Y lo hago con toda responsabilidad. Porque hicimos todo lo posible para que el Transantiago no se pusiera en práctica. Y sé también que en el Gabinete hubo un Ministro que se opuso a que continuara. Pero fueron los mismos tecnócratas, los de hoy y los de ayer, quienes nos llevaron a esta locura social y ante lo cual hoy no quieren responder.
Yo le quiero creer al Ministro Cortázar. Sé de su calidad personal y profesional. Pero, cuando habla de los cinco pilares -que son muy lógicos-, debería preguntarse: ¿Por qué no lo hicieron nuestros antecesores o mis antecesores si es tan lógico? ¿Para qué implementar esos cinco pilares?
Para que se pueda implementar una solución de verdad, es bueno que quienes tienen responsabilidad la asuman. Y deben hacerlo todos quienes han participado en este Sistema y hoy no desean responder.
Si queremos resolver realmente el problema de la gente, esto tiene que saberse y ser asumido, sin seguir a medias.
Pero aquí no sólo está el problema del Transantiago.
¡Yo también me jugué por principios, por valores! ¡Y el señor Presidente lo sabe! ¡Cuando hubo que defender la libertad y la democracia, no anduve a medias!
--(Aplausos en tribunas).
Y para que eso no vuelva a ocurrir, hay que un principio fundamental en el sistema republicano -aquí no estamos en una monarquía-: la responsabilidad. Los funcionarios tienen que responder por sus actos. De no ser así, no hay sistema republicano. Y aquí no están respondiendo.
¡Yo los demando a que respondan como corresponde, no a medias!
--(Aplausos en tribunas).
¡Pido lógica, señor Presidente!
Ante una crisis producida por una empresa en el río Mataquito, la Presidenta de la República ha señalado que los responsables tienen que pagar los costos. Lo comparto plenamente. Pero pido la misma lógica para con sus Ministros. No sé por qué ellos no han respondido.
¡Exijo que respondan, señor Presidente!
En consecuencia, si no despejamos la situación aquí, no vamos a encontrar la solución.
Tan cierto es lo que estoy diciendo, señor Presidente , que a Su Señoría y a varios otros señores Senadores se les faltó el respeto por haber ejercido el derecho a presentar indicaciones. Se les dijo de todo. Pues bien, eso muestra que lo que nos proponen no es lo correcto -lo sabemos muy bien- ni asegura la solución del problema.
Por eso, estoy convencido de que es fundamental en este asunto reconocer los errores cometidos, asumir las responsabilidades y dialogar entre todos. Porque no tenemos derecho a exigirle generosidad y grandeza a la Oposición, si nosotros no estamos dispuestos a actuar de la misma manera.
Entonces, señor Presidente, en este tema hay que poner las cosas en su lugar.
Esto no nos llevará a ningún puerto. Porque no se trata de más ni de menos recursos, sino de un problema de fondo: el sistema no funciona.
En este caso habría que volver a los recorridos antiguos -tal como lo dijo...
--(Aplausos en tribunas).
...un grupo de Diputados democratacristianos, que no fue escuchado- y, después, paulatinamente, con algunas de las modalidades expresadas aquí, y también con otras, pero sobre todo con buen criterio y con las confianzas restablecidas, solucionarle el problema a la gente.
Eso hay que hacer, ni más ni menos.
--(Aplausos en tribunas).
Pero además, y excúseme que lo diga...
El señor GAZMURI.-
Se ha cumplido el tiempo, señor Presidente.
Que no se abuse de esta Sala.
¡Porque esto es un abuso!
--(Manifestaciones en tribunas).
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Debe concluir su intervención, señor Senador.
¡Silencio, por favor!
El señor PROKURICA.-
¡Déjenlo que hable!
--(Manifestaciones en tribunas).
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
¡Silencio, por favor!
--(Manifestaciones en tribunas).
¡Silencio, por favor!
El señor ZALDÍVAR.-
Yo comprendo, señor Presidente, que puedo haberme excedido en el tiempo.
El señor PROKURICA.-
Siga, no más.
El señor ZALDÍVAR.-
Pero quiero recordarles a algunos que me indican el tiempo, que yo tuve tiempo para defenderlos cuando ellos eran perseguidos.
--(Aplausos en tribunas).
El señor LETELIER.-
¡Defendernos! ¡Eso es una insolencia!
El señor ZALDÍVAR.-
Voy a terminar en unos minutos, señor Presidente.
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Por favor, pronuncie su voto, señor Senador.
El señor PROKURICA.-
¡Escuchemos!
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
¡Silencio, por favor!
El señor ZALDÍVAR.-
Voy a terminar en breve, señor Presidente.
El señor NÚÑEZ.-
¡Ya está bueno!
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Por favor, vote, Su Señoría.
El señor ZALDÍVAR.-
Con este proyecto se nos ha ofendido, señor Presidente, cuando se liga esto con los problemas de las Regiones. Si se les quiere resolver sus dificultades, es muy simple: presenten una iniciativa con este objetivo.
Eso hay que hacer.
Y no mezclar las cosas. Porque ese precedente puede ser funesto para nuestra democracia. No se debe seguir el camino de los ofertones, ni tampoco condicionar los votos.
Ese camino nos conduce a cualquier parte, menos a tener un sistema democrático y de respeto entre nosotros.
Además, señor Presidente , aquí no existe el peligro del alza de tarifas, tal como lo han dicho varios señores Senadores que me antecedieron en el uso de la palabra. En nuestra Constitución se encuentra el artículo 32, número 20º, mediante el cual la Presidenta de la República , con la firma de todos sus Ministros -como lo dijera don Enrique Silva Cimma -, puede usar el 2 por ciento constitucional si es preciso, que son varios millones de dólares más que los que hoy se nos demandan, y entregar a ese servicio tan necesario para el país los fondos que se le han agotado.
O sea, ese problema no existe.
En consecuencia, lo que a mí me demanda, lo que a mí me guía es buscar una solución, es actuar con responsabilidad para resolver este problema y fortalecer las instituciones republicanas democráticas.
Por último, señor Presidente, por los cinco millones de chilenos que han sido humillados, que han sido vejados, voto que no.
--(Aplausos en tribunas).
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