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El señor CANTUARIAS.-
Señor Presidente , deseo hacer referencia, en forma muy breve, a una realidad tristemente conocida a lo largo y ancho del país, cual es la situación ambiental de Talcahuano.
No creo necesario caracterizarla especialmente, pero permítaseme decir que, en muchos aspectos, dicha comuna presenta los peores niveles en la materia y, como es sabido, una contaminación del aire, fundamentalmente por los malos olores, que no requiere mayor esfuerzo argumental. Tales emanaciones provienen, sobre todo, de la industria pesquera, aparte de otras fuentes, como el canal El Morro y algunas industrias.
A este respecto, deseo informar a la Sala que está en estudio en la Corte de Apelaciones de Concepción un recurso de protección interpuesto por pobladores del sector Cabo Aroca , de Talcahuano, en contra de industrias ubicadas en las inmediaciones fundamentalmente, las empresas "Petrox" y "Gasco", esta última con una planta de gas en operación, a partir del carbón, por las emanaciones que producen, en especial compuestos de azufre y nitrógeno que contaminan y afectan a la población.
La situación de Talcahuano, en términos ambientales, es realmente dramática. Puedo señalar que hace catorce años, en 1981, se realizó una encuesta entre las organizaciones vecinales de toda la comuna. Y resultó extraño, muy sintomático y conmovedor que incluso los sectores que representaban a los barrios más pobres de la ciudad, con menores recursos y muchas insuficiencias, caracterizaran la cuestión de los malos olores como el peor problema de Talcahuano. Por su parte, la industria pesquera, muy vinculada a la cuestión de las emanaciones, lleva instalada en la ciudad aproximadamente cincuenta años. Y hace apenas poco más de diez que se conoció el nombre del compuesto que producía el mal olor: la trimetilamina, que a los 3,5 grados Celsius es decir, a determinada temperatura ambiental es un gas, lo que hace imposible, naturalmente, manejarlo como líquido, salvo que se trabaje operacionalmente a temperaturas inferiores. Como tal, este compuesto se distribuye por toda la naturaleza, y se produce por la degradación proteica del pescado, materia prima de la industria reductora de harina de pescado.
La contaminación hídrica de Talcahuano también es muy conocida. El borde costero, por la actividad industrial, los servicios públicos, el alcantarillado, la disposición de residuos sólidos, etcétera, es un foco de particular contaminación. No quiero referirme a todo lo malo e inconveniente de ello para esa ciudad. En todo caso, deseo destacar que es necesario hacer un esfuerzo especial...
Perdón , señor Presidente . Estoy tratando de no interrumpir a mis Honorables colegas para no causarles ninguna perturbación en sus diálogos...
El señor RUIZ-ESQUIDE.-
¡Estamos procurando conseguir votos para el proyecto, señor Presidente...!
El señor CANTUARIAS.-
Se lo agradezco mucho, Su Señoría . ¡Por eso deseaba contribuir con mi silencio...!
El señor DIAZ .-
¡Aquí se está produciendo contaminación ambiental...!
El señor CANTUARIAS.-
Continúo con mi exposición, señor Presidente .
El problema de la contaminación de Talcahuano amerita un esfuerzo excepcional de la Administración del Estado y la sociedad organizada. En este sentido, como antecedente, puedo decir que con motivo de la reforma municipal de 1992 presenté una indicación felizmente, fue aprobada en la Comisión, en esta Sala y en la Cámara de Diputados, y hoy día es disposición legal para permitir a las municipalidades tener injerencia en las facultades de fiscalización de todas las normas sobre control de la contaminación vigentes en nuestro país.
Pero, ciertamente, el problema ambiental de Talcahuano requiere un esfuerzo que vaya un poco más allá del que se pudiera pedir o encomendar a la municipalidad.
Un segundo antecedente acerca de esta materia se refiere a la dictación de la ley 19.300, sobre Bases Generales del Medio Ambiente, que contempla una serie de disposiciones. Y, en lo que nos interesa, establece el concepto de "zona saturada", que es aquella en que una o más normas de calidad ambiental son sobrepasadas, y el de "zona latente", que es aquella en que la contaminación se sitúa entre 80 y 100 por ciento del valor de la respectiva norma de calidad ambiental. Cuando ello ocurre, la autoridad está obligada a contemplar planes de prevención o de descontaminación que establezcan restricciones a determinadas actividades emisoras de los contaminantes generadores del problema; que consagren responsabilidades; que otorguen funciones específicas; que permitan la evaluación de programas, y, finalmente, que entreguen herramientas efectivas para controlar la situación. Y es posible llevarlos a cabo reitero en la medida en que una zona haya sido declarada saturada o latente.
Sobre el particular, en Talcahuano han ocurrido dos fenómenos. Primero, hace más de un año en marzo de 1994 se promulgó la Ley de Bases del Medio Ambiente; no obstante, aún no se han dictado los reglamentos que permitan hacerla operar. Vale decir, tenemos un marco legal y los instrumentos necesarios, pero, como no se han dictado los reglamentos, no podemos ponerlos en práctica. Este es uno de los problemas que afectan a esa ciudad.
El segundo aspecto es mucho más difícil de resolver, porque en materia de malos olores, que es el problema que afecta a Talcahuano, en ninguna parte del mundo existen aparatos ni disposiciones de calidad ambiental que posibiliten establecer una escala que diga: "A partir de este punto se está sobrepasando el límite".
En consecuencia, de seguir las cosas así, y aun cuando se dicten los reglamentos, en lo que respecta a los malos olores nunca será factible declarar zona saturada a Talcahuano ni, por ende, hacer que operen las normas de la Ley de Bases del Medio Ambiente que permiten establecer el plan de descontaminación, el cual asigna funciones y atribuciones, y también genera responsabilidades para ciertos organismos públicos. Y todo ello resulta muy complejo para que Talcahuano pueda superar esa situación.
En lo referente a esta materia, me gustaría hacer una última reflexión: si se declarara a dicha ciudad zona saturada, se nos podrían presentar problemas relacionados con nuestra política exterior y, sobre todo, con nuestro comercio internacional. Señalo esto porque para nadie es un misterio que una de las actividades características de Talcahuano es la portuaria, que implica la exportación de mucha mercancía que alcanza mercados a veces sensibles a los temas ambientales. De declararse a Talcahuano zona saturada conforme a determinada medición, es posible efecto no deseado que los productos exportados por Chile a través de un puerto con esa característica tengan una barrera, no arancelaria, pero sí ambiental, que complique su acceso a determinados mercados.
Recuerdo a Sus Señorías que en Talcahuano las exportaciones forestales son muy importantes, con provecho no sólo para la Octava Región, sino también para las Regiones aledañas.
En consecuencia, quiero decir en el Senado, primero, que no obstante la conciencia que todos podamos tener respecto de la situación ambiental de Talcahuano, es imposible hacer pleno uso de la Ley de Bases del Medio Ambiente, por cuanto no existen los reglamentos que permitan aplicarla; y segundo, si ellos estuvieran, sería complicado declarar zona saturada a aquella ciudad, por las razones que mencioné en el sentido de que se afectaría eventualmente el comercio internacional.
Por lo tanto, debemos enfrentar el problema de manera distinta. Y el proyecto de ley en análisis desgraciadamente, en la Comisión de Medio Ambiente del Senado no fue comprendido en la forma como lo estoy señalando se presentó para tratar de conseguir los efectos de la zona saturada sin declararla en el caso de Talcahuano. No declaramos a esta comuna zona saturada conforme a ningún parámetro ambiental, sino que, a través de una ley, disponemos la aplicación de un plan de descontaminación que permitirá controlar, disminuir y, finalmente, hacer más humana la situación de malos olores que sufre desde hace mucho tiempo Talcahuano.
Se propone aplicar un plan de descontaminación, que es la consecuencia y permítanme que lo repita, señores Senadores, según la definición contenida en la Ley de Bases del Medio Ambiente, de la declaración de zona saturada, pero sin que ésta ocurra directamente a través de la ley en proyecto.
Esto no significa una burla a la citada Ley. Conozco algunas opiniones, incluso de institutos, en el sentido de que se estarían vulnerando las normas de ese cuerpo legal. Es exactamente lo inverso: se trata de acogerse a los mecanismos contemplados en ella y de evitar sus inconvenientes.
Por lo demás, así hemos actuado a propósito de otras leyes. Y el precedente es conocido por este Senado. Recuerdo que cuando analizamos la Ley de Pesca concluimos que no podían ser declaradas en plena explotación ciertas especies, por el conocimiento y estudio que se requerían en los preceptos permanentes para declararlas en ese estado, produciéndose los efectos que conocemos en cuanto al acceso a la pesquería correspondiente. Lo que hicimos, entonces, fue declarar en el artículo 1° transitorio que aquellas especies estaban en plena explotación, para cerrar el acceso, sin que hubiésemos cumplido el trámite normal de la ley, como una manera de precaver el tiempo que podía transcurrir y el aumento del esfuerzo en una pesquería que aún se halla en estudio y respecto de la cual todavía no contamos con elementos suficientes para pronunciarnos.
Aquí se trata de algo similar: acogerse a las normas ideadas, consensuadas y resueltas como estrategia en nuestro país para enfrentar los problemas ambientales, simplemente obviando el hecho de que carecemos de reglamentos para hacer operativa la Ley de Bases del Medio Ambiente y teniendo presente que los efectos que producirán aquéllos serán los previstos en este proyecto de ley al establecer un plan de descontaminación.
Por otra parte, daré a conocer dos informaciones adicionales.
En primer lugar, el proyecto en debate, antes de su presentación, fue conversado en la Comisión Nacional del Medio Ambiente. Me reuní con su Director Ejecutivo para intercambiar ideas al respecto. Quedó de estudiar el tema; pero, como no contestó luego de transcurridos tres meses, entendí que no tenía interés en la materia. Por eso presenté la moción.
Más aún, cuando tomé conocimiento de la propuesta denominada "Plan de Recuperación Ambiental de Talcahuano", solicité, mediante oficio número 6.395 enviado por el Senado, al señor Ministro Secretario General de la Presidencia , quien preside el Comité de Ministros a cuyo cargo está la Comisión Nacional del Medio Ambiente, que señalara la forma de financiamiento del referido Plan.
Como suele ocurrir esto ha sido también motivo de preocupación de otros señores Senadores, aquél es uno más de los oficios que no han recibido respuesta de la autoridad pertinente, pese a que fue remitido el 26 de agosto de 1994.
Debo reconocer que sobre el mismo particular, si bien no acerca de dicho Plan, envié oficio al señor Ministro de Obras Públicas y obtuve plena y satisfactoria respuesta en su momento.
En segundo término, debo señalar que la Comisión Nacional del Medio Ambiente remitió a la Comisión de Medio Ambiente y Bienes Nacionales del Senado un informe insólito en cuanto al proyecto, calificándolo de manera inaceptable. Dice en la parte que me interesa destacar: "Es indiscutible que la comuna de Talcahuano, tiene niveles críticos de contaminación atmosférica, hídrica y de residuos, pero el proceso para revertir el curso de este deterioro ambiental y buscar una forma en que el desarrollo y el progreso puedan propiciarse, y conciliarse con la conservación de nuestro patrimonio ambiental, requiere de un enfoque y tratamiento global, que trascienda a medidas efectistas o parciales que puedan tomarse en el corto plazo." (esta última parte la coloca "en negrita" para hacerla resaltar).
Al respecto, deseo señalar en esta Sala y lo dije en la Comisión a los representantes de la Comisión Nacional del Medio Ambiente que no acepto que la CONAMA califique de "efectistas", "parciales" o "incompletas" las iniciativas presentadas por los Senadores. No es la forma como un órgano del Estado debe entenderse con nosotros. Y quiero hacer notar que ello me ha parecido muy inconveniente.
Termino señalando que la Comisión Nacional del Medio Ambiente, frente a la existencia del proyecto en debate, elaboró el Plan de Recuperación Ambiental de Talcahuano, que está siendo financiado por la industria privada, la que fue requerida para tal efecto. A mi juicio, es de suyo inconveniente soy escéptico en cuanto a los resultados que el mismo sector que contamina financie los estudios y equipos técnicos que permitirán hacer los diagnósticos y recomendar las medidas necesarias para la recuperación ambiental. Porque lo más probable es que quien otorga los recursos al mismo tiempo, de algún modo, trate de "imponer la música", lo cual se estrella contra la aspiración de miles de ciudadanos de Talcahuano a tener una ciudad libre de contaminación, conforme lo establece la Carta Fundamental.
Esas son las razones por las cuales pido a la Sala votar favorablemente el proyecto. Se trata de una buena iniciativa para resolver un problema que, increíblemente, ciertas autoridades no han querido enfrentar con el respaldo y la fortaleza de una ley.
He dicho.
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