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Señor Presidente , reunido en una actividad social con un grupo de pequeños empresarios, pero en un ambiente que no era de análisis del proyecto ni nada, como tema de conversación aproveché de sondear acerca de sus inquietudes respecto a esta materia y les pregunté qué podíamos hacer nosotros como legisladores para ayudarlos.
Lejos, ¡lejos!, lo que más les preocupa es el pago de facturas.
¡Es lo que más liquida a las pymes!
Segundo, la falta de un código de buenas prácticas.
Se da el abuso de las grandes y medianas empresas contra las chicas, en el tratamiento de sus productos, sus servicios y en el cambio de las reglas del juego. Incluso, cuando empresas grandes negocian, les descargan a las pequeñas o medianas empresas que paguen las diferencias de salarios que ellos acordaron.
Tercero, me pedían asistencia para obtener los permisos e iniciar un emprendimiento.
Señor Presidente , fue curioso: nadie me habló de sindicato. Nadie me señaló que para ellos los sindicatos fueran un problema.
Sus problemas son: el pago de las facturas; la ausencia de manuales de buenas prácticas, de buen trato de las empresas grandes a las pequeñas, o de las medianas a las pequeñas, o de las grandes a las medianas, y los permisos para poder funcionar.
Además, algunos incluían el incumplimiento de fiscalizaciones por parte de la autoridad.
No apareció jamás como amenaza la existencia de sindicalización o de negociación colectiva.
Puede haber sido una casualidad, pero, por lo menos, eso manifestó la gente que negocia en el norte.
--(Manifestaciones en tribunas).
Quiero decir dos cosas y hacer dos observaciones más.
En estas reformas se proponen una serie de medidas en favor del sector.
Hoy día la pyme sale mucho mejor parada de lo que estaba, primero, porque en la reforma se incluyen medidas de capacitación, asesorías, mecanismos de mediación y plazos preferenciales para proteger a la pyme, sobre todo cuando se ha creado una nueva. Actualmente no cuentan con eso.
Y aún más.
En la redacción legislativa en Chile aparecen eufemismos raros, porque el texto señala que pueden constituir un sindicato 8 trabajadores, siempre y cuando representen el 50 por ciento del total de ellos, que es una manera de no decir 16.
Participé en el Comité Propyme, y cuando se propuso subir de 8 a 25, yo no lo suscribí, sino que planteé 16.
Me parece que es sobradamente una buena cifra, porque hay pymes y pymes. Unas son muy modernas, muy eficientes, probablemente de la zona norte, pues son proveedores de la minería.
Pero el número queda finalmente en 16.
Podríamos haber dicho: "Es posible negociar a partir de los 16". Sin embargo, quedó un enredo ahí de 8 trabajadores, pero que sea a lo menos el 50 por ciento. Eso significa 16.
También quiero llamar la atención acerca de un problema grave que nos cruza en la discusión de estos temas: la desconfianza existente en nuestro país.
Aquí hay una actitud contraria al sindicato, como si fuera un enemigo de la empresa. Y no lo ve como un gran colaborador.
En los países donde hay transparencia en la información, reglas claras, buenas relaciones laborales, el sindicato siempre es percibido positivamente.
¿Por qué entonces en Chile no se le ve bien? Porque se esconde la pelota con la información; porque las prácticas laborales son abusivas, y, además, porque hay desconfianza.
En consecuencia, se trata de un problema crónico de nuestro país, que se hace visible todos los días.
¡Aquí campean la desconfianza y el abuso!
Por último, quiero hacer una reflexión.
No puede ser que cada vez que se discute un tema en Chile aparezca esta visión dramática, tremebunda.
En esta misma Sala se dijo, cuando se trató la ley de divorcio, ¡que eso era el fin de la familia!
Se aprobó la ley que igualó los derechos de los hijos, acabándose los hijos ilegítimos. ¡Se señaló que era el fin de la familia constituida formalmente!
Cuando se discutió el royalty, ¡se manifestó que se iban a ir las mineras de Chile!
Y cuando se debatió la reforma a la educación, ¡se dijo que era la muerte de los colegios emblemáticos! ¡Aquí se sostuvo que se moría el Instituto Nacional! ¡Se aseguró hace un año!
¡Por favor!
Cada vez que hay una reforma en nuestro país se derrumba todo. Pero al año siguiente parece que la gente se pone sensata, porque no pasa nada de lo que se anuncia.
Así que sin miedo, con confianza, vamos hacia la aprobación de una reforma laboral seria, en que realmente haya una promoción de la organización sindical; en que se realicen negociaciones con transparencia, con buena fe, con lealtad entre las partes; en que se respete la labor del dirigente sindical, que es parte de la alianza básica de una empresa moderna.
Los países capitalistas inventaron los sindicatos. ¿Por qué a ellos les funciona y aquí no? Porque aquí hay otros problemas que no queremos enfrentar.
En todo caso, señor Ministro , dado el buen espíritu que hay en esta Sala, creo que cae de cajón que vamos a lograr legislación en materia de facturas, de manuales de buenas prácticas, de simplificación de los procedimientos para formar empresas y de mejoramiento de la calidad de las relaciones humanas.
Está de cajón, porque parece que hay unanimidad, si es que atacamos hoy estos temas.
--(Aplausos en tribunas).
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