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El señor LEAL (Presidente).-
A continuación, tiene la palabra el diputado Enrique Jaramillo.
El señor JARAMILLO .-
Señor Presidente , se dice que la industria del salmón en Chile, desde que comenzó su expansión, ha sido objeto fundamentalmente de elogios, ya que, por una parte, fue vista como una forma de diversificar tanto la producción como la exportación de productos chilenos y, por otra, atendido su alto grado de calidad, logró posicionarse en los mercados internacionales como un producto altamente cotizado, que ha dinamizado la economía regional al crear nuevas fuentes de trabajo, tan necesarias ayer y hoy, y abierto nuevos espacios al desarrollo científico y tecnológico.
No obstante ser cierto lo reseñado, también lo es que la industria del salmón ha ido generando lo que los economistas denominan externalidades negativas; esto es, consecuencias no queridas que se desprenden de su actividad y que afectan irremediablemente a otros sectores de la economía. Es el caso de la contaminación ambiental.
Para esas externalidades, que debieran preocuparnos a todos, especialmente a la industria del salmón, aunque lento, hemos ido generando un marco legal e institucional. A quienes nos preguntan por qué no hemos adoptado otras acciones legislativas, considerando que somos mayoría, les respondo que nos ha costado, ya que, como bien se sabe, son normas que requieren quórum especiales para su aprobación, como son las leyes laborales y medioambientales.
Con el fin de desarrollar industrias ecológicamente más sustentables, debiera preocuparnos la contaminación ambiental; y a los industriales del salmón les digo ¡preocúpense! puesto que, en la medida en que no lo hagan, necesariamente deberán verse enfrentados a cuestionamientos de orden legal, porque los costos de la contaminación pueden llegar a ser más altos que los beneficios. Pareciera que los costos que benefician no son los óptimos para un país que quiere crecer adecuadamente.
Felizmente, hemos parado algunas especulaciones con los espacios marítimos que el Estado cedía gratuitamente en los canales sureños y que luego eran vendidos, obteniendo suculentas utilidades. Precisamente ahí es donde hoy están instaladas las industrias del salmón, que llegaron -recordemos- con las puertas abiertas.
La industria del salmón me recuerda lo que pasó con el salitre y el carbón. No obstante el enorme potencial de esos minerales y su riqueza intrínseca, significaron nada para Chile, nada para el pueblo chileno. Hoy, la salmonicultura está afectando a los trabajadores, que son siempre los postergados. Por ellos, concuerdo en gran medida con la intervención del colega Fidel Espinoza , porque se atreve a decir verdades.
Por último, desde esta tribuna le digo a los trabajadores de la salmonicultura que aquí, en el Congreso Nacional, tienen gente que los defenderá, hoy y siempre.
He dicho.
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