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El señor BURGOS (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado señor René Alinco.
El señor ALINCO.-
Señor Presidente , lamento que los dirigentes de los pescadores de mi tierra aisenina no estén presentes en esta oportunidad para escuchar el debate, porque en la discusión está claro quienes son los diputados que defienden los intereses de los trabajadores del mar y quienes son los que defienden los intereses de los dueños del mar. Me refiero a los pescadores industriales y a los salmoneros.
Nadie está en contra del desarrollo y de la instalación de industrias, puesto que ellas significan trabajo y bienestar para la gente, pero hay que decir que si ganan los empresarios es justo que también ganen los trabajadores. La industria salmonera y la industria pesquera industrial son actividades económicas que perciben grandes utilidades, pero son muy contaminantes, de manera que es lamentable que la ley vigente sobre la materia no sea más estricta.
Algunos parlamentarios de Oposición han dicho que disparamos al voleo, que no damos nombres ni cifras cuando nos referimos a las condiciones -en algunos casos inhumanas- en que se desempeñan los trabajadores de las industrias salmoneras y pesqueras y a los salarios miserables que reciben. Voy a dar algunos ejemplos.
La industria Pesca Chile paga a sus trabajadores aproximadamente 250 mil pesos mensuales; Salmones Antártica, 165 mil pesos; Servicios Integrales, subcontratista de Pesca Chile , 165 mil pesos, en promedio; Salmones Friosur , 172 mil pesos; Alimentos Chacabuco , 180 mil pesos. Son pruebas objetivas de que las millonarias utilidades en dólares que obtienen las industrias pesqueras no se condicen con lo que pagan a sus trabajadores.
Además, esas industrias exponen a sus trabajadores a condiciones laborales riesgosas, a raíz de lo cual registran tasas de accidentabilidad vergonzosas, ocultas tras estadísticas que a veces son manejadas; vulneran la normativa laboral, pero consignan las multas administrativas como centros de costos.
De vez en cuando realizan tímidos aportes a algunas escuelas -cuadernos y lápices-; auspician clubes deportivos, entregan a la comunidad algunos paraderos de micro, luminarias y uno que otro pasaje aéreo para los sectores aislados, como una manera de ganarse la voluntad de las personas a las que tienen sometidas.
La industria salmonera perjudica abierta y prepotentemente a los pescadores artesanales protegidos por la cómplice actitud de algunas autoridades del sector. De hecho, en agosto de cada año sus barcos ingresan a las zonas destinadas exclusivamente a la pesca artesanal, en especial en el sector denominado Filo de Cuchillos, amparados por resoluciones mañosas sobre pesca de investigación, dictadas por la Subsecretaría de Pesca.
No me explico por qué nuestra normativa permite a los industriales efectuar pesca de arrastre, que arrasa con el fondo marino, y que las empresas salmoneras contaminen el fondo marino al utilizar balsas-jaulas que impiden y limitan el selectivo arte de los pescadores artesanales, quienes, contra viento y marea, tratan de sobrevivir con sus familias, a pesar de encontrarse condenados por el aislamiento, las vedas, los bajos precios que manejan los industriales y los cada día más altos costos de operación. A ello se suma la velada manipulación de los empresarios sobre algunos dirigentes del sector industrial, que son inducidos a perseguir a sus pares y a eliminar a los compañeros dirigentes que realmente se la juegan por su clase. Nos hacen creer que están dedicados a obtener mejores condiciones de producción para el desarrollo regional y a crear fuentes de empleo estables y bien remuneradas, pero son lobos de la misma camada.
Esa situación es conocida por los habitantes del litoral, los pescadores artesanales y los tripulantes de las naves especiales y mercantes, pero como esos señores de cuello y corbata hace tiempo que repartieron monedas a algunas autoridades y a algunos medios de comunicación, el silencio campea en nuestros mares.
Por otro lado, los trabajadores de los organismos fiscalizadores de la Dirección del Trabajo y del Servicio Nacional de Pesca claman para que sus responsabilidades se compadezcan con sus remuneraciones, para que se les entreguen los medios necesarios para realizar su trabajo, para tener mayores atribuciones en reformas que sean acordes con su estabilidad laboral y para fiscalizar a los “pescados grandes”, lo que trae aparejadas ciertas dificultades, sobre todo a la hora de las presiones político-administrativas.
No hace mucho, en el Senado se discutió el tema de la incompatibilidad de los senadores Zaldívar con los intereses económicos del sector. Ante el aviso de temporal, el senador por Aisén, señor Adolfo Zaldívar , se fondeó y sólo apareció cuando las aguas estaban quietas. ¿Fue así o no?
Hago un llamado de alerta sobre los verdaderos protagonistas del desarrollo pesquero, sobre los miles de trabajadores que hacen posible las ganancias de unos pocos, los trabajadores del mar. En eso debería estar centrado nuestro interés, no en los dueños.
Además, debemos fijar nuestra mirada en el medio ambiente para asegurar la supervivencia de los trabajadores del mar chileno.
He dicho.
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