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El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Proyecto, iniciado en moción de los Honorables señores Pizarro y Ruiz-Esquide, en primer trámite constitucional, que modifica la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza en materia de educación sexual, con informe de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología.
--Los antecedentes sobre el proyecto (4514-04) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley: (moción de los señores Pizarro y Ruiz-Esquide).
En primer trámite, sesión 52ª, en 12 de septiembre de 2006.
Informe de Comisión:
Educación, sesión 72ª, en 29 de noviembre de 2006.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor HOFFMANN (Secretario General).-
El objetivo principal de la iniciativa es incorporar dentro de los deberes que les corresponden a los sujetos partícipes en el proceso educativo (padres de familia, Estado y comunidad toda) el de promover la educación sexual y afectiva.
La Comisión discutió tanto en general cuanto en particular este proyecto, por constar de artículo único, y lo aprobó por la unanimidad de sus miembros presentes, Honorables señores Cantero, Chadwick, Núñez y Ruiz-Esquide. Su texto se transcribe en la parte pertinente del informe.
Cabe tener presente que la iniciativa tiene rango orgánico constitucional, razón por la cual para su aprobación se requieren los votos conformes de 22 señores Senadores.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
En discusión general y particular.
Tiene la palabra el Honorable señor Ruiz-Esquide.
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
Señor Presidente , la razón para presentar esta moción con el Honorable señor Pizarro -y también la de diversos Senadores a quienes he consultado en otras ocasiones- tiene que ver con el debate que se ha producido en Chile durante el último tiempo acerca de las causas del aumento del aborto; de la contagiosidad de ciertas enfermedades llamadas "venéreas"; de la mantención o del crecimiento de algunos niveles del VIH/SIDA, y, también, de algo que hemos estado viendo en el último tiempo: el incremento con mucha fuerza de los delitos sexuales en algunos sectores de la población.
Ahora bien, esto requiere necesariamente que exista educación sexual en los jóvenes. Porque, sobre el particular, la ignorancia de los estudiantes de enseñanza secundaria -y para qué hablar de los de la primaria- es tremendamente alta. No conocen el valor de la sexualidad en sí misma, ni mucho menos los riesgos que ella envuelve y la forma razonable en que debe llevarse adelante.
Creo que uno de los grandes problemas actuales es la ruptura de la familia. Pues bien, esa ruptura tiene que ver, entre otras cosas, con la confusión bastante alta que se registra en muchos sectores de la población en orden a que la familia no tiene mayor valor, pues lo que importa es la sexualidad, en circunstancias de que ambas son absolutamente distintas.
Por lo tanto, era bueno hacer una presentación en esta materia.
Se podría hablar mucho al respecto. Sin embargo, yo sólo quiero señalar una cosa más.
A mi entender, nadie puede rechazar la idea de que debemos abordar este tema. Hubo en el pasado experiencias que no resultaron buenas porque se ideologizaron o porque se produjo una serie de opiniones en cuanto a que la educación sexual podría ser utilizada de mala manera en distintos lugares o en diferentes colegios.
Sin embargo, la visión con que presentamos el proyecto es incorporar una enmienda a la LOCE sólo para los efectos de explicitar que existe una preocupación del Estado en cuanto administrador del bien común. Y no fijamos en él ninguna exigencia ni avanzamos en forma alguna para precisar la manera como se va a concretar esa modificación.
¿Cuál es la intención de quienes presentamos esta iniciativa?
Entendemos que la educación en el ámbito de que se trata debe ser compartida con los padres, con el proyecto educativo, con la sociedad en su conjunto.
Hemos trabajado en la Comisión de Educación en torno de la influencia que tiene la televisión en esta materia.
Además, de algún modo existe relación con el conocimiento de los expertos que pueden ayudar en esta línea.
El tratamiento de estos puntos llama, no a jocosidad, pero al menos a cierta ironía.
Sin embargo, como médico, he visto -y muchos colegas lo saben a través de otras profesiones- que ésta es una de las realidades más duras que afectan a la juventud, lo cual termina provocando, por falta de claridad sobre cómo deben hacerse las cosas, la ruptura de los matrimonios. Éstos se quiebran básicamente -razón insigne- por impotencia en el hombre o frigidez en la mujer, consecuencia de una mala educación, o de una educación mal enfocada, o, en definitiva, de una carencia de mecanismos para enfrentar los problemas más difíciles en esta hora en nuestro país y en el resto de las naciones del mundo, donde el erotismo pasa a ser una realidad objetiva que entra por todos los poros de la sociedad.
Por eso, salgo al paso de una eventual crítica, que ojalá no sea hecha. El proyecto no significa entregar este asunto ni al Estado ni a ninguna de las escuelas o proyectos educativos por sí solos. Aquí tiene que haber una consecuencia, una suma de opiniones, de trabajo en conjunto, con mucha seriedad y fuerza, entre quienes dirigen las escuelas y los padres y apoderados.
Ello tiene que ser -repito- con mucha fuerza. Porque sabemos que allí radica una de las grandes carencias. La inmensa mayoría de las familias no imparten educación sexual a sus hijos; y cuando pueden hacerlo, no siempre están en condiciones de operar con todos los componentes que ella involucra.
Y, naturalmente, hay que considerar el bien común, administrado por el Estado, con todas las limitaciones que las propias leyes imponen.
Por eso, tratándose de un tema muy específico, nos parece que ello es tremendamente importante para ir avanzando -y con esto concluyo-, no sólo en lo que siempre hemos llamado "instrucción formal", sino también en la formación global del joven, que en definitiva tiene que ver con el esfuerzo que es preciso hacer en otras materias y no únicamente con el aprender cosas. Es relevante, entonces, el desarrollo de la emocionalidad, que es parte del desarrollo integral de un muchacho y que se encaja en el concepto moderno de la integralidad de la educación.
Por eso pedimos colocar en tabla este proyecto. Y, con el Honorable señor Pizarro, agradeceríamos el voto favorable de los señores Senadores.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Girardi.
El señor GIRARDI.-
Señor Presidente , me parece que éste es un proyecto importante. Y quiero valorar el esfuerzo de los Honorables señores Ruiz-Esquide y Pizarro en cuanto a traer esta discusión al Senado.
Nosotros deberíamos abordar el problema en toda su complejidad.
La sexualidad en los jóvenes es parte del proceso de desarrollo, del proceso de maduración, del proceso de construcción de pasos desde la niñez a la adolescencia y desde la adolescencia a la adultez.
En todos los países desarrollados del planeta se habla de "salud sexual", componente fundamental de la salud general de la población, tanto psíquica como física.
Los jóvenes emprenden una búsqueda de su sexualidad. El problema estriba en que, cuando uno quiere esconder la cabeza debajo del suelo, esa búsqueda de la sexualidad -que es algo sano, deseable, positivo- se hace con abandono total por parte de la sociedad. Los jóvenes no van a recibir ningún apoyo en la búsqueda de una sexualidad con valores y sólo tendrán una búsqueda finalmente intervenida por los medios, por el marketing, por la erotización.
Si leemos las encuestas sobre sexualidad en jóvenes, nos vamos a dar cuenta de algo dramático. Ellos no se informan o no construyen valores de sexualidad a través de la educación formal o de los padres, sino fundamentalmente mediante amigos, revistas.
Por lo tanto, se nos presenta un doble problema. Los jóvenes están siendo abandonados en su búsqueda de sexualidad o de valores sexuales tanto por la sociedad, a través del Estado, como por sus padres. Son muy pocos aquellos que dialogan o conversan con sus hijos acerca de sexualidad. Y hacerlo sería lo deseable, lo positivo.
Concuerdo en que cada comunidad educativa deberá definir cuál es la manera mediante la que se quiere construir esa sexualidad con valores. Sin embargo, las externalidades de ésta son dramáticas. Ya lo señalaba el Senador señor Ruiz-Esquide . Y quiero poner el acento en ello, porque es un aspecto que no se toca.
El abandono de una sexualidad sana, de una buena salud sexual, provoca que cerca de 20 por ciento de los hombres chilenos sufra de alguna disfunción eréctil, ya sea impotencia o eyaculación precoz. Eso está absolutamente ligado al tipo de educación sexual que recibieron cuando niños. Se trata de situaciones tremendamente invalidantes. Y muchos estudios señalan que dichas disfunciones estarían entre las causas de las malas relaciones y separaciones o rupturas de parejas.
En las mujeres, las disfunciones orgásmicas pueden alcanzar hasta el 40 por ciento y también tienen que ver con los malos aprendizajes o con la falta de aprendizaje.
Yendo más allá, debemos considerar que cerca de 70 jóvenes se infectan de sida semanalmente. Y ello se relaciona asimismo con un inadecuado aprendizaje o abordaje de la sexualidad.
Además, hay una cantidad inmensa de abortos, de embarazos adolescentes. En comunas pobres, cerca de 30 por ciento de todas las niñas menores de 18 años están embarazadas.
Por lo tanto, me parece fundamental que en nuestro país, junto con los padres, con la comunidad educativa -habrá algunos más liberales y otros más conservadores-, se manifieste una preocupación tendiente a impulsar una sexualidad acompañada de valores.
Cada comunidad educativa establecerá los valores que le parezcan pertinentes. Pero lo que no puede existir es el abandono absoluto de los jóvenes en su búsqueda de un elemento deseable, cual es la sexualidad.
Entonces, valoro y apoyo este proyecto, que me parece muy importante.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Muñoz Barra.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Señor Presidente , quiero recordar que desde 2005 el Ministerio de Educación cuenta con una Secretaría Técnica de Educación en Sexualidad y Afectividad, que tiene como propósito implementar un plan para distintos niveles de enseñanza, cuya perspectiva temporal para el logro de objetivos se ha planificado hasta el año 2010. O sea, existe una actitud tendiente al desarrollo de procesos en función del propósito de la iniciativa que presentaron algunos colegas.
Por supuesto, comparto -y creo que también todo el Senado- la finalidad fundamental de la iniciativa y, por ende, la modificación propuesta a la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza. Sin embargo, me parece oportuno hacer algunas reflexiones sobre este tema tan delicado.
Parto por señalar que la sexualidad -como todos sabemos-, además de ser un hecho natural, es considerada parte de la cultura, lo que ha llevado al ámbito científico a generar la disciplina conocida como "sexología".
Es asimismo una verdad que la cultura sexual se ha ido modificando a través del tiempo y se halla sometida a diversos condicionamientos. Chile enfrenta esa realidad. Tales condicionamientos son de tipo moral, religioso, político, económico e incluso tecnológico.
Estas modificaciones de la cultura sexual a que estoy haciendo referencia no son sólo las socialmente compartidas. Existen también -qué duda cabe- manifestaciones culturales de segmentos sociales e individuales que muchas veces enfrentan, analizan o atacan el tema con bastante dogmatismo o con un prisma anclado muy en el pasado.
La educación sexual es, indudablemente, una demanda sustentada en el derecho de los niños, las niñas y los adolescentes. Esa demanda significa recibir información y educación sobre la materia. Y aquí ha estado -todos somos testigos- la gran discusión que durante estos años se ha explicitado a la opinión pública. Por supuesto, resulta evidente que la escuela es un lugar absolutamente privilegiado para acometer dicha labor con la participación de estudiantes, padres, maestros y especialistas, cuyo carácter debe ser, en mi opinión, adecuado a cada etapa del desarrollo de los niños y adolescentes. Debe llevarse a cabo en forma rigurosa y ser abordada desde sus dimensiones biológica, síquica, afectiva y social.
Aquí se presenta un gran problema, porque en las escuelas no se capacita a los profesores para incursionar en una temática de esta naturaleza. Por eso, la comunicación entre el docente y los alumnos en este ámbito es bastante silenciosa o muy sutil. Incluso, los profesores cuentan que evitan abordar estas materias porque corren el riesgo de ser acusados de intenciones que no corresponden. De ahí que creo que los médicos, las enfermeras y otros profesionales de la salud deben tener una presencia relevante en las aulas.
La sexualidad, señor Presidente , es comunicación e interrelación que hacen posible el nacimiento de un nuevo ser. Además, como aquí se ha dicho, constituye una fuente de salud, de placer y, de manera muy importante, de afectividad.
Estando de acuerdo con la propuesta planteada por algunos señores Senadores en cuanto a introducir una modificación legal que dé mayor fuerza al quehacer educativo, siento sin embargo, por mi experiencia como profesor, que la iniciativa, en su forma actual -naturalmente, puede ser corregida en la discusión particular-, es insuficiente.
¿Por qué digo esto?
El positivismo jurídico tiende a comprender que por el solo hecho de promulgarse una ley se cambian las conductas de las personas. Y eso no es así. Las conductas, sobre todo en este tipo de materias, se modifican sólidamente cuando existen cambios culturales que se internalizan como una nueva conciencia. Y esta última no es una tarea que corresponda a la ley -la que manda, prohíbe o permite, según la fórmula consabida-, sino, principalmente, a la educación, en los términos participativos antes señalados.
Señor Presidente , Honorables colegas, creo que la educación sexual es necesaria, entre otras razones, porque, tal como lo han indicado algunos señores Senadores, son las jóvenes las que presentan las más altas tasas de embarazos no deseados o no previstos, y son los jóvenes los que exhiben los más altos índices de enfermedades de transmisión sexual -el sida, por ejemplo-, en comparación con personas de otros segmentos de edad, dato estadístico que, indudablemente, debe conmovernos.
Considero importante la educación sexual, pues constituye un aporte para hacer nuestra sociedad más igualitaria entre géneros y, por tanto, más democrática. Con esto quiero decir que tal formación debe incorporar la dimensión de género, buscando superar relaciones de tipo asimétrico donde es el hombre quien impone las decisiones respecto de cuándo y cómo, incluidos el acoso sexual, la agresividad y hasta la violación de la propia cónyuge, situaciones que permanentemente vemos por los medios de comunicación.
Además, la educación sexual debe vincular esta materia a su entorno o a su contexto sociocultural, contemplando la salud por contagio con algún virus o el estímulo que provocan las drogas, sean éstas el alcohol u otras consideradas más fuertes en la larga gradación que todos conocemos.
Me parece relevante, asimismo, tener presentes los métodos pedagógicos para lograr los objetivos previstos en los programas de educación sexual. Entre otras cosas, pienso que deben superarse los métodos tradicionales, que se limitan a la clase o conferencia magistral, donde se le habla a un grupo sin que éste pueda participar con el expositor. Las conferencias magistrales han de ser complementadas con diversas técnicas llevadas a la práctica en algunos lugares, tales como la dramatización, el análisis de casos, los cortos cinematográficos y otras.
Estimo, además, que la educación sexual debe ser muy respetuosa de las convicciones de cada niño y niña y de los padres, en un marco de consideración a la identidad del otro, abordando los distintos modelos explicativos de la sexualidad y reflexionando sobre ellos, con sus correspondientes valores, normas, e incluso haciendo referencia a las ideologías en que se sustentan.
También estoy convencido de que, con la debida profundidad, la educación sexual no debe omitir analizar las distintas concepciones acerca de la sexualidad humana: por ejemplo, la visión religiosa en la tradición judeocristiana y la concepción hedonista extrema, exenta de afectividad y profundamente individualista.
Para concluir, señor Presidente , creo que la educación sexual es una necesidad que debe involucrar a todos los actores en el proceso educativo, incluidos los padres y apoderados; ser respetuosa de las convicciones de cada cual, y utilizar métodos pedagógicos eficaces.
Por lo anterior, reconociendo la idea de sus autores, anuncio mi voto favorable a la iniciativa. Por supuesto, espero colaborar en cuanto me sea posible durante la discusión particular tanto en la Comisión como en la Sala.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Arancibia.
El señor ARANCIBIA.-
Señor Presidente, luego de leer detenidamente la moción y el debate habido sobre el tema, me manifiesto absolutamente de acuerdo con la necesidad de avanzar en la materia.
Si tuviera que medir la educación sexual que mi padre me transmitió, el resultado tendería casi a cero. Claro que era otra época. ¡Alguien podrá decir "otra era"...!
El señor PIZARRO .-
¡No había sexo entonces...!
El señor ARANCIBIA.-
Había sexo, pero mi papá no era muy proclive a tocar el tema. Y a lo mejor esa situación no ha variado sustantivamente.
Por lo tanto, considero muy conveniente que la sexualidad pase a formar parte del currículum de la enseñanza para nuestros jóvenes.
Lo que quiero plantear es algo muy básico.
Dentro de sus fundamentos, me llamó la atención que la iniciativa indicara que apunta a promover "la educación sexual y afectiva". Para mí la palabra "afectiva" tiene un profundo significado, porque soy capaz de distinguir, en un proceso de educación sexual, entre la sexualidad o lo relativo al aparato reproductor -para decirlo de otra manera- y la afectividad asociada a ello.
En consecuencia, me gustaría que en la redacción del artículo único, a continuación de la expresión "en todos sus aspectos, incluyendo la educación sexual", se agregara "y afectiva", porque así está consignado en los fundamentos de la iniciativa.
Si nos quedamos sólo con la parte sexual, podemos no dar una señal clara respecto de lo que todos compartimos: que éste es un problema más global, más completo y que tiene, como acaba de plantear el Senador señor Muñoz Barra , una serie de aristas, que deben ser consideradas. De lo contrario, el debate se va a orientar en torno a si el proyecto es antiembarazo, antiaborto o antisida. Y me parece que esto es sólo una parte del problema.
Por lo tanto, reitero mi deseo de que se incorporen las palabras "y afectiva" al artículo que se nos propone hoy día.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Pizarro.
El señor PIZARRO.-
Señor Presidente , estimo importante resaltar la discusión de este proyecto. Porque uno de los objetivos que planteamos en la moción, junto con el Senador señor Ruiz-Esquide , fue generar un ambiente positivo para enfrentar, en una sociedad como la nuestra, el desafío de entregar a los jóvenes una educación sexual adecuada, digna y, al mismo tiempo, eficaz.
Sin duda, en nuestro país cada cierto tiempo se produce una discusión sobre la materia y, normalmente, se enfoca desde una perspectiva más negativa, polarizando posiciones o llevando el debate a situaciones extremas, lo que, a la larga, imposibilita el diálogo y la generación de políticas públicas que permitan apoyar el trabajo de información en la educación sexual y, también, de formación valórica afectiva, como aquí se ha planteado.
A propósito de las últimas discusiones sobre la autorización del uso de la "píldora del día después", hicimos presente la necesidad de priorizar la prevención más que actuar cuando ya se han producido las situaciones que pueden conducir a embarazos no deseados. Ésa fue la razón fundamental por la que presentamos la moción.
Me alegro de que se haya generado un debate en el cual distintos señores Senadores, incluidos quienes componen la Comisión de Educación, han manifestado su disposición favorable a legislar sobre este asunto, incluso, haciendo aportes -como se ha señalado- que permitirán mejorar, en la discusión particular, la aplicación de una educación sexual institucionalizada.
Las referencias que hicieron recién los Senadores señores Arancibia y Muñoz Barra son absolutamente razonables y válidas. Ellas fueron analizadas en la Comisión, como lo señala el informe, y deben ser tomadas en consideración. Entiendo, además, que el órgano especializado conoció la opinión de la Coordinadora de la Secretaría Técnica de Educación en Sexualidad y Afectividad de la División de Educación General del Ministerio del ramo.
Por su parte, el Honorable señor Muñoz Barra ha hecho una intervención magistral, apelando a su condición de profesor, de educador de fuste, quien ha ejercido esa profesión durante toda su vida. Como todos sabemos, ha sido un gran maestro. Las generaciones de alumnos de Victoria siempre lo agradecen. Por ello, sin duda con su activa participación, podrá ayudar a mejorar el proyecto en la discusión particular. Sería bueno que Su Señoría se incorporara a la Comisión de Educación, la que no es la misma sin su aporte permanente y lúcido.
Por lo tanto, un tema de esta naturaleza, de por sí delicado, que se relaciona directamente con lo que todos buscamos -que es prevenir, entre otras cosas, los embarazos no deseados- puede perfectamente transformarse en un aporte sustantivo del Senado al debate público, tendiente a generar mayor conciencia en las familias chilenas y, especialmente, en los jóvenes, para asumir una actividad sexual madura, responsable y afectiva, que es a lo que todos aspiramos. De ese modo, no seguiremos en una discusión negativa respecto de este asunto, pues la ciudadanía exige que vayamos más por la vía de las soluciones y no del enfrentamiento inútil que a nada conduce.
Señor Presidente , reitero mi alegría por la buena acogida que ha tenido el proyecto, que, sin duda, en la discusión particular se puede perfeccionar como aquí se ha sugerido.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Horvath.
El señor HORVATH.-
Señor Presidente , no quiero abundar en mayores datos sobre la situación de la educación y formación sexual en Chile.
Sin embargo, pienso que, como se observa en los objetivos del proyecto, en realidad correspondería que en el artículo único dijera "educación sexual y afectiva". Por lo tanto, voy a presentar una indicación en ese sentido.
Lo que da fuerza a este planteamiento es lo siguiente.
Así como en su momento se descubrió que la alimentación de una persona desde que es concebida hasta los primeros cinco años de vida marca su capacidad futura de desarrollo, de igual forma y con más vigor aún sucede en lo afectivo. Si desde los menos nueve meses hasta los tres años la criatura no recibe afecto, esa persona tendrá una pesadísima carga en su desarrollo.
Chile es un país con muy baja autoestima. Pienso que la formación de nuestros niños es muy instructiva -no hacer esto; no hacer lo otro, etcétera-, lo que los transforma en personas muy inseguras y, cuando tienen capacidades, se vuelven muy autoexigentes. Otra característica típica de los chilenos es ser muy "chaqueteros": no crecen ni dejan crecer cuando no se les dan las condiciones. Al final terminamos con una sociedad francamente alienada, lo cual se refleja de forma clara en la sexualidad.
Por lo tanto, insisto en que se debe reforzar el núcleo completo: sexualidad y afectividad.
Desde luego, apoyo la iniciativa de ley presentada por los Honorables señores Pizarro y Ruiz-Esquide , y presentaré una indicación en el sentido que he señalado.
El señor GAZMURI.-
Pido la palabra, señor Presidente.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Arancibia y, luego, el Honorable señor Gazmuri.
El señor ARANCIBIA.-
Señor Presidente , dado que nos hallamos en una estupenda convergencia sobre la materia, sugiero recabar la unanimidad de la Sala para modificar el artículo único, incorporando las palabras "y afectiva". Así obviamos el plazo para presentar indicaciones, que demorará la aprobación del proyecto.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Gazmuri.
El señor GAZMURI.-
Señor Presidente , yo iba a proponer exactamente lo mismo que señaló el Senador señor Arancibia .
Hoy día hemos tenido una sintonía fina. Hemos coincidido completamente en dos oportunidades. ¡Constituye casi todo un récord! Porque se han despachado dos proyecto de ley por unanimidad.
Efectivamente, estimo muy importante vincular la educación sexual con una educación afectiva, para el amor. Porque, si no, la primera queda en una clase de anatomía o de fisiología genital. Y ése no es el punto. La idea es cómo relacionar la sexualidad humana con su destino manifiesto, que es el afecto y el amor. Por tanto, a mi juicio, eso tiene que analizarse en un solo concepto.
Obviamente existen diferencias respecto de la ética sexual humana, las cuales son muy legítimas. Pero toda ética sobre este asunto parte de la base de la distinción entre la sexualidad humana y la del reino animal, sin perjuicio de que la fisiología y la anatomía sean comunes.
Por tanto, aprobar, por unanimidad, la introducción de ese cambio en el texto del proyecto responde a lo que ha sido una dimensión de este debate.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Si le parece a la Sala, votaremos el proyecto al inicio de la sesión extraordinaria citada para las 18, porque no tenemos quórum en este momento. Necesita 22 votos.
El señor LARRAÍN.-
Dejémoslo pendiente, señor Presidente . Además, hay una indicación.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
Así es. Llegó a la Mesa una indicación del mismo tenor de la que insinuaba el Honorable señor Gazmuri, suscrita por los Senadores señores Arancibia, Larraín y Horvath, con el propósito, precisamente, de agregar las palabras "y afectiva".
En consecuencia, todo ello será sometido a votación a las 18.
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Si me permiten los señores Senadores, quiero hacer un solo comentario.
Hace algunos años iniciamos un programa que se llamó "JOCAS". Fue un escándalo nacional. Pidieron la cabeza del Jefe de Estado , de los Ministros, etcétera. Fui denunciado, por ir a los colegios y liceos a hablar de las JOCAS, como un Primer Mandatario que corrompía a la juventud. Hoy día, nueve años después, hay unanimidad a aquel respecto. Me alegro.
El señor LARRAÍN.-
No entremos en detalles, señor Presidente. No eran unas JOCAS cualesquiera.
El se��or FREI, don Eduardo (Presidente).-
Es sólo un comentario acerca de algo que no puedo olvidar.
--Queda pendiente la votación.
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