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- rdf:value = " RECEPCIÓN DEL SEÑOR JOSEP BORREL FONTELLES, PRESIDENTE DEL PARLAMENTO EUROPEO.
-Ingresa a la Sala el señor Josep Borrell Fontelles, presidente del Parlamento Europeo.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Se reanuda la sesión.
Señor Joseph Borrell, presidente del Parlamento Europeo ; distinguida comitiva, autoridades señoras y señores diputados.
Hace cincuenta años, Radomiro Tomic, un político que, como pocos, encarnó nuestra lucha por los pobres en este país, refiriéndose a los pasos iniciales de la Comunidad Europea del Acero y del Carbón, de la Comunidad Europea y el Mercado Común, que superaban las barreras acumuladas a lo largo de mil años de antagonismos, rivalidades y guerras, exclamaba: “Ya se alza en el horizonte la fascinante perspectiva de la Europa Política”. Y agregaba: “Yo no sé si algo más hondo y más hermoso y más puro ha sido creado en muchos siglos por el espíritu humano que el destino común europeo, después de tanta división y tantos odios”.
Hoy, cuando el destino de Europa se perfila nítidamente para nuestro país, en especial para esta Cámara de Diputados, constituye un alto honor recibir al presidente del Parlamento Europeo y a la distinguida comitiva que lo acompaña. Más allá de su historia académica y responsabilidad funcionaria en altos cargos en su país y en la Unión Europea, quiero resaltar su anhelo de la Europa que desea construir, basada en la integración política como única manera de preservar el modelo social europeo en la forma de una sociedad cohesionada en torno a la presencia activa del sector público, que difunda los valores sobre los cuales se ha construido su identidad: la solidaridad, el respeto a la diferencia, la democracia, los derechos humanos, la protección del medio ambiente y la igualdad hombre mujer.
Así también nosotros, después de décadas marcadas por desencuentros, por experiencias que han herido el alma nacional, caminamos no sólo en la búsqueda de mercados internacionales a donde llevar la riqueza que cada día sale de las manos y de la inteligencia de nuestros hombres y de nuestras mujeres, sino también de la transformación de nuestras instituciones fundamentales, a través de un largo proceso de discusión sobre las reformas constitucionales, cuya primera etapa estamos a punto de cerrar en el Congreso Pleno que celebraremos el próximo martes.
Señor Presidente , la relación entre América Latina y Europa hay que entenderla en el marco de la globalización. Es cierto que hace diez o más años este concepto era apenas utilizado en la política, los medios de comunicación o la academia. Más aún, se le confundía con el fenómeno de la internacionalización del comercio o la transnacionalización de la década de 1960, cuando las grandes empresas manufactureras del mundo creaban subsidiarias en los distintos países, buscando mayores ventajas comparativas que las que le ofrecía la exportación.
El problema de hoy no es participar o no en este proceso de globalización, más allá de los estigmas que se lanzan en su contra. El aislamiento no es una opción que pueda jugarse hoy, dada la situación por la que atraviesa el mundo. Cayeron los socialismos reales en Europa y en América Latina los gobiernos dictatoriales. Hoy, las relaciones se dan intensamente entre aquellos países que hace unos años estuvieron enfrentados en la guerra fría y en la guerra efectiva. Son escasos aquellos que han preferido cerrar sus fronteras al proceso de globalización.
En este proceso de vinculación, Chile concitó desde el inicio del proceso de recuperación democrática el firme propósito de los países europeos de concluir un acuerdo de asociación, en los mismos momentos en que también el Mercosur pugnaba por alcanzar este privilegio. Sin duda que los países integrantes de la Unión Europea han valorado de nuestro país su estabilidad macroeconómica, su capacidad competitiva en determinadas áreas, la disminución de la pobreza, su cohesión social, la seriedad de sus dirigentes y la normalidad de funcionamiento de sus instituciones.
Chile, a través de los sucesivos gobiernos democráticos, adoptó el camino de la plena inserción internacional para lograr mayores niveles de desarrollo en nuestra sociedad. La apertura de su economía ha sido el eje de esta estrategia.
Así, ha suscrito diversos instrumentos internacionales tendientes a alcanzar el libre comercio para los bienes que exporta. Por eso, ha firmado acuerdos de complementación económica, en el marco de la Aladi, con prácticamente todos los países de la región; tratados de libre comercio con Canadá y México; tratados de libre comercio con Corea y Estados Unidos, y de Asociación con la Unión Europea.
A juicio de todos los sectores nacionales, la conclusión de este acuerdo con la Unión Europea es, lejos, el más importante instrumento firmado por nuestro país, que abre las puertas a un mercado que hoy supera los 370 millones de habitantes. Esto se ha logrado porque nuestro país es un socio confiable, y todos los chilenos estamos orgullosos de ello, cualquiera sea la perspectiva de nuestras opciones políticas.
En el ámbito político, el acuerdo consagra una relación bilateral basada en la promoción, difusión y defensa de principios y valores tan fundamentales como el Estado de derecho, la libertad de las personas, el respeto a los derechos humanos, la promoción del desarrollo económico.
A partir de este objetivo se instituye, además, la Comisión Parlamentaria de Asociación, que es el foro en el cual los miembros del Congreso Nacional chileno y del Parlamento Europeo, presidida alternativamente por un representante de ambos parlamentos, se reúnen para intercambiar puntos de vista, requerir información al consejo o formularle recomendaciones al mismo órgano.
Próximamente, el Congreso Nacional recibirá en este país a sus pares europeos. De esta forma, el mundo político se convierte en actor fundamental para lograr los grandes propósitos democráticos, humanitarios y sociales declarados en el acuerdo.
Ciertamente, no podemos competir con la historia que se vive en cada ciudad de Europa. Nuestras iglesias, monumentos y construcciones no tienen la magnificencia ni la grandiosidad de esos viejos pueblos. Sin embargo, tenemos mucho que aportar con nuestro afán de competir en distintas materias y nuestros desafíos para lograr que, a través del avance tecnológico que vive el mundo y de las inteligencias que egresan de los claustros universitarios, se abran reales perspectivas para culminar con una mejor calidad de vida para la gente que vive en nuestro país.
Estamos contentos, señor Presidente , con la relación que hemos logrado institucionalizar con la Unión Europea y, en especial, con el Parlamento Europeo. Muestra de ello es que esta mañana despacharemos, con el voto favorable de todos los sectores políticos, el Proyecto de acuerdo aprobatorio del Protocolo Adicional al Acuerdo de Asociación Chile-Unión Europea y sus Anexos, suscrito en Santiago el 16 de diciembre de 2004.
La condecoración “Cámara de Diputados de Chile”, que me honro en entregar a usted, es el testimonio de nuestro afecto y reconocimiento y de nuestro compromiso de posibilitar la construcción de un mundo más humano, respetuoso del medio ambiente y del patrimonio histórico cultural, para consolidar una política de desarrollo sustentable.
Muchas gracias por su visita, señor Presidente .
He dicho.
-El Presidente de la Cámara de Diputados, señor Gabriel Ascencio, condecora al Presidente del Parlamento Europeo, señor Josep Borrell Fontelles.
-Aplausos.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Tiene la palabra el Presidente del Parlamento Europeo, señor Josep Borrell.
El señor BORRELL.-
Señor Presidente , señoras diputadas y señores diputados:
Quiero agradecerles de todo corazón la distinción que me hacen al concederme esta medalla y, sobre todo, al prestarme su atención y acogerme en la Cámara de Diputados de Chile, especialmente, en un momento en que, como el Presidente ha dicho, van a votar una ampliación de los acuerdos de asociación entre la Unión Europea y vuestro país.
Permítanme que me declare enamorado de Chile. Éste es mi quinto viaje a este país. Poco a poco voy conociendo un trozo más de él. Desde las Torres del Paine hasta los desiertos del altiplano, Chile es un país dotado de una hermosura extraordinaria y de una variedad que le hace acreedor del respeto y la admiración de todos.
Las catedrales de Europa son grandes y graníticas, pero las iglesias de madera de Chiloé son también muy hermosas, son parte del patrimonio de la humanidad. Usted ha tenido hoy la amabilidad de regalarme un libro que me incitará a visitar su país la próxima vez que tenga ocasión de hacerlo.
Señor Presidente , sus palabras son muy acertadas: nadie puede hoy buscar refugio en el aislamiento, nadie puede levantar murallas suficientemente altas para protegerse de los demás; solamente en una cooperación con el resto de la humanidad cada uno de sus pueblos puede intentar construir un futuro mejor. Esta es, en el fondo, la razón de ser de la Unión Europea, una unión que, superando las viejas batallas del pasado, nos ha hecho a los europeos los vecinos más cooperativos del mundo.
Hoy, deseamos extender nuestra cooperación con otros países, especialmente con Chile.
Nuestro acuerdo de asociación es el más completo, extenso y global de los que Europa ha firmado con otro país que no sea candidato a la adhesión. Me congratulo de ello y de constatar que, en el breve tiempo de aplicación de este acuerdo, nuestros intercambios comerciales han aumentado, las inversiones europeas en Chile también, pero, en especial, nuestra voluntad de construir un futuro compartido.
Señor Presidente , Europa hoy se encuentra en un momento difícil. En cambio, Chile ha reencontrado plenamente la democracia y superado una larga y ejemplar transición. Es una razón más para sentirme hoy profundamente satisfecho de estar entre ustedes y agradecerles de todo corazón la distinción que me hacen.
Muchas gracias.
-Aplausos.
-o-
El señor ASCENCIO ( Presidente ).-
Aprovecho la oportunidad de saludar a una delegación de la Comisión de Empresas Públicas del Parlamento de Sudáfrica, encabezada por el senador Junus Carrim. Junto a ellos se encuentra también el excelentísimo embajador de ese país en Chile, señor Víctor Zazeraj.
-Aplausos.
-o-
"
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