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El señor ASCENCIO (Presidente).-
A continuación, corresponde conocer, en primer trámite constitucional y primero reglamentario, el proyecto de ley, originado en mensaje, que concede la nacionalidad chilena a don Horacio de la Peña.
Diputado informante de la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía es el señor Eduardo Díaz.
Antecedentes:
-Mensaje, boletín Nº 3771-17, sesión 33ª, en 16 de diciembre de 2004. Documentos de la Cuenta Nº 1.
-Informe de la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía, sesión 41ª, en 18 de enero de 2005. Documentos de la Cuenta Nº 9.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado informante.
El señor DÍAZ.-
Señor Presidente, en nombre de la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía paso a informar el proyecto de ley que otorga la nacionalidad chilena, por especial gracia, a don Horacio de la Peña .
El proyecto tuvo su origen en un mensaje de su excelencia el Presidente de la República, con urgencia calificada de “simple”.
La nacionalidad por gracia ha sido concebida como una institución tradicional en nuestro sistema republicano desde la Carta Fundamental de 1828, que atribuía al Congreso Nacional la facultad de otorgar lo que se denominó la “Gran Nacionalidad”. Es una fuente derivada o adquirida de la nacionalidad.
Durante la vigencia de la Constitución de 1925, la nacionalidad por gracia se otorga mediante ley de la República, modalidad que la actual Carta Fundamental ha mantenido en el numeral 5 del artículo 10. No exige la solicitud del beneficiario -cuestión importante de recalcar- ni hace necesaria la renuncia a su nacionalidad de origen. Es una concesión “graciosa” del Estado de Chile, un reconocimiento o un honor público que se otorga por iniciativa estatal a extranjeros ilustres o destacados que han prestado importantes servicios a Chile, a sus nacionales o a la humanidad en general.
El Poder Legislativo tiene la facultad de iniciar o proponer proyectos en esta materia, reservándosele especialmente la libertad de apreciar y ponderar los méritos y condiciones destacados que justifiquen el otorgamiento de tal honor, que es lo que hemos hecho.
La generalidad de las leyes que han otorgado la nacionalidad por gracia ha tenido su origen en iniciativas parlamentarias que, desde luego, han sido acogidas y apoyadas por el Ejecutivo. Sin embargo, en ciertas ocasiones ha sido el Gobierno el que propone conferirla a extranjeros que han puesto sus esfuerzos y capacidades al servicio del progreso, del prestigio, realce o renombre de nuestro país en los diferentes ámbitos sociales, culturales, religiosos, económicos y demás que involucran el desarrollo integral de una nación.
Desde la Independencia hasta 1990, se habían concedido 63 nacionalizaciones por gracia y, desde 1990 a la fecha, se han otorgado 36.
Fundamentos del proyecto.
El mensaje con que se somete a consideración del Congreso Nacional, el proyecto de ley en informe, propone conferir la nacionalidad chilena por gracia al ciudadano argentino señor Horacio de la Peña , y lo fundamenta en su destacada trayectoria deportiva y, en especial, por su abnegado, comprometido y exitoso aporte a Chile en el desarrollo del tenis nacional, que se ha traducido en una concreta y relevante colaboración para la obtención de grandes satisfacciones y logros para el país.
Trayectoria del señor Horacio de la Peña .
El mensaje expresa que nació en Buenos Aires, República Argentina, en el seno de una familia cuyo deporte favorito era el tenis, por lo que a los 4 años de edad comenzó la práctica de dicha disciplina.
A los trece años, en 1983, ingresa a competir en el circuito ATP, siendo sus mayores logros los torneos de Marbella, en 1985; de Florencia, en 1989; de Kitzbuhel, en 1990; de Charlotte, en 1993, de Bari, en 1986, de San Pablo, en 1988; de Florencia, en 1990; de Barcelona, en 1991, de Casablanca y Colonia, en 1992, y de Atenas, en 1993, logrando su mejor ranking en 1987, cuando llega a estar en el lugar 31 del ATP. También integró el equipo de Copa Davis argentino por el lapso de 10 años.
Su trayectoria en Chile se inicia en 1996 como formador y entrenador. Entre sus pupilos figura Fernando González , al que asesora desde septiembre de 2001 a la fecha, a quien, del lugar 197, lo ha llevado a estar entre los primeros 20 del ranking mundial.
Otros destacados jugadores que han sido entrenados por de la Peña son: Franco Squillari, a quien llevó desde el lugar 427 al 11 del mundo; Gastón Gaudio , a quien capacitó desde los 15 años de edad, llevándolo al lugar 190 del ranking. Lo retoma el año 2000 en el lugar 80, haciéndolo llegar al 23; José Acasuso , a quien hizo avanzar desde el lugar 87 al 32; Mariano Puerta , a quien tomó en el lugar 30 y lo dejó en el 16; Gastón Etlis , a quien hizo avanzar desde el lugar 90 del mundo, y a la fecha lo tiene está situado entre los mejores 20 del mundo, en dobles; Martín Rodríguez , a quien tomó en 2002 en el lugar 115, y a la fecha lo ha situado entre los mejores 20; Martín García , a quien hizo llegar al lugar 22, desde el 230, y Lucas Arnold , a quien ha llevado del lugar 35 al 23, también en dobles.
El enorme progreso demostrado en los casos anteriormente citados demuestra la calidad del trabajo del señor de la Peña.
El significativo aporte de don Horacio de la Peña al deporte nacional:
El año 2003 fue designado director del equipo chileno de tenis, puesto desde el cual ha obtenido importantísimos triunfos. El principal de ellos fue en agosto de 2004, en los Juegos Olímpicos de Atenas, en que, junto a otros que aportaron una importante cuota de esfuerzo, actuó como entrenador del equipo chileno, el cual logró una medalla de bronce y dos de oro, preseas que se alcanzan por primera vez en la historia del deporte nacional.
Con ese mismo equipo fue campeón, en Düsseldorf, de la Copa Mundial de Tenis por equipos, durante dos años consecutivos, en 2003 y 2004.
También ganó a Venezuela, Perú , Ecuador y Japón en Copa Davis. Con el triunfo frente a este último, puso a Chile en el grupo mundial de la Copa Davis, junto a otros quince países.
Horacio de la Peña -dice el mensaje- ha demostrado poseer un gran conocimiento del circuito tenístico mundial. Basa su proyecto en la formación de valores tan profundos como la confianza y la honestidad, lo que ha sido reconocido por técnicos, dirigentes, medios especializados y la ciudadanía. Es el técnico deportivo cuyo trabajo ha tenido la mayor repercusión histórica en el éxito de la disciplina tenística.
El mensaje agrega que así como ha dado a Chile muestras evidentes de poner todas sus capacidades al servicio del deporte, logrando colocar a nuestro país en los sitiales más altos en el ámbito mundial, lo que se ha venido a ratificar en estos días, al conseguir, junto con los deportistas que lo integran, que el equipo chileno de tenis vuelva a incorporarse, después de 19 años, al grupo mundial de Copa Davis.
Se hace presente que, en la actualidad, Horacio de la Peña, con el patrocinio de la Federación de Tenis de Chile, dirige el proyecto de desarrollo y proyección del tenis chileno, cuyo principal objetivo es generar la masificación de este deporte en los sectores más amplios de nuestra sociedad. Para tal objeto, se proyecta trabajar con niños, quienes serán los deportistas del futuro, facilitando su acceso a través de becas, fomentando su entrenamiento y competición, a fin de entregarles las herramientas físicas, técnicas y sicológicas que les permitan ser, el día de mañana, el relevo de campeones como Massú, González y Ríos.
A juicio del Ejecutivo, esas virtudes personales y logros deportivos han sido estimadas razones suficientes para considerar a Horacio de la Peña merecedor del honor de concederle la nacionalidad chilena por gracia, por cuanto los servicios prestados al país, en un ámbito tan noble como el deporte, han llevado a una disciplina como el tenis a convertirse en un gran estímulo para la juventud de nuestra patria. Su actuación ha tenido gran significación y trascendencia para nosotros y para las generaciones venideras.
La sociedad chilena desea considerarlo como un ciudadano chileno, así como él nos ha considerado a todos como a uno de los suyos.
Habiéndose encomendado al secretario de la Comisión un estudio histórico sobre la institución del otorgamiento de la nacionalidad por gracia, en relación con el caso en informe, parece oportuno consignar los fundamentos de la primera nacionalización o naturalización otorgada en nuestra vida independiente en 1822, bajo el mando supremo de la nación de don Bernardo O’Higgins, al ciudadano inglés don Diego Thompson , avecindado en Chile por ocho años, a quien se le concedió su carta de naturalización por “el relevante mérito que ha labrado en Chile como director de las escuelas de enseñanza mutua, según el sistema de Lancaster, por los conocimientos que han adquirido los sujetos que recibieron sus instrucciones, las que, propagadas por todo el país, abrirán un camino espacioso a la buena educación de la juventud y a la consiguiente mejora de costumbres en general de sus habitantes”.
A propósito de la investigación histórica referida, también es digno de recordar que, con motivo de la guerra con España, para evitar la expulsión del país de algunos connotados ciudadanos españoles radicados en Chile, se concedió, por especial gracia, la naturalización a veintidós personas, mediante la dictación de dos leyes del 4 de agosto de 1866 y otra del 5 de octubre de 1866.
Es fundamental señalar que las dos situaciones mencionadas confirman el principio de que el legislador tiene la más amplia libertad para apreciar y ponderar los méritos o motivos que justifiquen la concesión de esta gracia. No existen marcos de referencia que señalen, por ejemplo, requisitos de residencia mínima u otros de similares características.
La Comisión informante, en el conocimiento de esta clase de proyectos, ha tenido presente para su aprobación determinados criterios consensuados con anterioridad, tales como, entre otros, el que sólo deberá concederse este beneficio a personas notables o destacadas por haber prestado servicios o entregado beneficios sobresalientes al país, la existencia de una vinculación real del beneficiario con la comunidad nacional, que la actividad ejercida por el extranjero que se desea honrar se traduzca en un beneficio relevante para el país en el ámbito específico de que se trate, que las actividades del beneficiario hayan alcanzado relevancia nacional, independientemente de que se hayan circunscrito a un sector específico de actividad; que sea un líder en la comunidad nacional y que ésta lo reconozca como tal.
El mensaje termina agregando a los conceptos tenidos presentes por la Comisión que el mejor reconocimiento que Chile puede dar a Horacio de la Peña es otorgarle, por especial gracia, la nacionalidad chilena, de acuerdo como lo establece el numeral 5 del artículo 10 de la Constitución Política de la República de Chile. Se le otorga por importantes servicios prestados a la patria que exceden de lo común y como un honor público por considerarlo un gran servidor, en términos coincidentes con los consultados en el numeral 5 del artículo 60 de nuestra Carta Fundamental.
El proyecto fue aprobado en general y en particular por la unanimidad de los diputados presentes en la sesión en que se votó.
Para los efectos reglamentarios, se deja constancia que el proyecto en análisis no contiene normas de carácter orgánico constitucional o que requieran quórum calificado y no necesita ser conocido por la Comisión de Hacienda.
Participaron en la discusión del proyecto la diputada señora Marcela Cubillos y los diputados señores Sergio Ojeda , Fulvio Rossi , Sergio Aguiló , Enrique Accorsi , Felipe Salaberry , Alfonso Vargas , Edmundo Villouta , Gastón Von Mühlenbrock y quien habla.
Es todo cuanto puedo informar.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Ignacio Urrutia .
El señor URRUTIA.-
Señor Presidente, en relación con este proyecto, se han vulnerado dos acuerdos muy importantes.
En primer lugar, la Comisión de Derechos Humanos sesionó la semana pasada sin la debida autorización. La Mesa señaló que sólo las comisiones de Hacienda y de Constitución podían funcionar en forma simultánea con la Sala. Sin embargo, entre gallos y medianoche, se reunieron alrededor de cinco diputados para sesionar y votar el proyecto. Más aún, al salir de la Comisión, el diputado Rossi -me gustaría saber dónde se encuentra en este momento, porque no está en la Sala- declaró a los medios de comunicación, entre otras cosas, que estaba aburrido de que los diputados llegaran atrasados o no asistieran a las comisiones respectivas y después nos preguntamos por qué los diputados estamos tan desprestigiados, y es precisamente por declaraciones de ese tipo.
Encuentro inaceptable lo dicho por el diputado Rossi a los medios de comunicación. No por el afán de salir un minuto en televisión hay que desprestigiar al resto de los diputados.
En segundo lugar, en 1997 se firmó un acuerdo entre diputados y senadores para establecer los requisitos necesarios para recibir la nacionalidad por gracia. En este caso, ese acuerdo tampoco se está cumpliendo, porque la persona a la cual se le quiere otorgar la nacionalidad por gracia no cumple ninguno de los requisitos acordados en ese entonces. ¡Ninguno!
Aquí no se trata de Horacio de la Peña, Juan Soto o José Pérez , no se trata de una persona determinada, sino de si cumplimos o no los acuerdos a los que nos sometemos. Eso no se está haciendo hoy.
El mayor logro del tenis chileno fue cuando Marcelo Ríos alcanzó el número uno del ranking mundial de la Asociación de Tenistas Profesionales. Su entrenador también era un extranjero, pero al Gobierno de ese entonces no se le ocurrió ofrecerle la nacionalidad por gracia. El oportunismo que vemos hoy me parece fuera de todo contexto.
Debido a que no se están cumpliendo los compromisos contraídos, anuncio mi voto en contra de la iniciativa.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Sergio Aguiló .
El señor AGUILÓ.-
Señor Presidente, antes de entregar la opinión formal de los diputados de la bancada del partido Socialista sobre el proyecto, deseo responder, por su intermedio, al diputado que me antecedió en el uso de la palabra, por cuanto no corresponde preguntar dónde se encuentra un diputado en este momento, sobre todo si consideramos que la bancada de la UDI tiene treinta y cinco diputados, pero sólo hay tres en la Sala, es decir, está presente menos del 10 por ciento. ¿Dónde está el 90 por ciento restante?
Por eso, sugiero al estimado colega utilizar la prudencia y una inteligencia mínima en estas circunstancias.
El señor ROJAS.-
¡Que la televisión realice un paneo para que veamos quiénes están en la Sala!
El señor AGUILÓ.-
Exactamente.
Respecto del tema de fondo, a la bancada del partido Socialista le ahorra mucha argumentación el excelente informe entregado por el diputado Díaz . Se trata de un informe extraordinariamente completo, ya que no sólo se refiere a los méritos de Horacio de la Peña para recibir el honor de la nacionalidad por gracia del Estado chileno, sino que, además, ha hecho un recuento muy exhaustivo de cómo se ha desarrollado este tema en la legislación chilena, desde que nuestra nación es independiente. Este honor se ha concedido en otras oportunidades a grandes personas que han realizado aportes relevantes a las artes, a las ciencias, al desarrollo social y espiritual de nuestro país y, en este caso, se pretende otorgar a alguien que ha hecho una gran contribución al deporte nacional.
Somos partidarios de que todos los parlamentarios, en un acto de generosidad y de comprensión, concedan este beneficio a Horacio de la Peña, pues quien más gana con conceder la nacionalidad por gracia, además de él mismo, es el país, ya que recibe en su seno a alguien que, en su nación de origen y en el mundo entero, es valorado como un gran deportista y ser humano, como una persona que ha contribuido no sólo con su calidad técnica al deporte, sino con su forma de desplegar los valores humanos, que son tan importantes en la práctica deportiva, sobre todo cuando éstas se realizan a nivel profesional.
Vamos a votar unánimemente a favor del proyecto de ley; nos parece una buena iniciativa del Gobierno. El desarrollo de Horacio de la Peña como deportista y como figura pública, y los aportes que ha hecho al deporte nacional de nuestro país son conocidos. Además, sabemos que él ha tenido gestos con nuestros símbolos patrios, que son muy importantes, y tiene un cariño especial por Chile. En los recientes juegos olímpicos de Atenas fue uno de los deportistas que llevó con mucho orgullo el emblema de Chile cuando los deportistas salieron al estadio principal donde se inauguraron los juegos.
Por todas estas razones, los diputados socialitas vamos a votar a favor, porque nos parece que el proyecto de ley es una contribución para el deporte chileno.
He dicho.
-Aplausos.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Sergio Ojeda .
El señor OJEDA.-
Señor Presidente, intervengo para solicitar la aprobación del proyecto de ley.
En la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía se han tramitado, desde 1990 a la fecha, 34 nacionalizaciones, por especial gracia. Curiosa y sospechosamente, ésta es la única que ha sido objetada.
El completo informe entregado por el diputado señor Eduardo Díaz me ahorra mayores comentarios respecto de los antecedentes que se acompañaron al proyecto.
El Estado chileno, para premiar a los extranjeros que han prestado grandes servicios a la patria y para testimoniar su reconocimiento, les comparte el beneficio de gozar de lo más trascendente de nosotros los chilenos, compartir nuestros valores patrios, nuestro emblema, nuestros símbolos, y concede para ellos la nacionalidad, por especial gracia, sin renunciar a su nacionalidad, así como lo establecen los artículos 10, número 5º y 60, número 5) de la Constitución Política.
Se trata de un alto honor que se confiere a quienes, avecindados en Chile o representando al país, han realizado labores o actividades que han sido de gran utilidad para el país. Son muchos los privilegiados a través de la historia: botánicos, juristas, etnólogos, historiadores, literatos y representantes de diversas actividades.
El mensaje del Presidente de la República somete a la aprobación del Congreso chileno la nacionalidad chilena, por especial gracia, a Horacio de la Peña, la misma que se concedió a Andrés Bello, Ignacio Domeyko y José Joaquín Mora .
¿Y por qué no se le concede a Horacio de la Peña por haberse destacado en su actividad? Soy partidario de concederle los mismos honores que se dieron a tantos extranjeros privilegiados por esta gracia. Horacio nos dio alegría, ilusiones y días de gran optimismo.
¿Está Horacio de la Peña a la misma altura o nivel de quienes merecieron estos privilegios? Claro que sí, con hechos que trascienden y que aportan al país.
Los tiempos han cambiado y han surgido nuevas instancias y áreas que no se daban antes. Hoy, el deporte es un fenómeno de gran impacto social, de mucha amplitud y alcance y de importantes efectos. El fútbol, el tenis, el básquetbol, etcétera, actividades deportivas que han irrumpido con fuerza, potenciando nuestra cultura y dando espacio a millones de chilenos. Son espacios de recreación y de esparcimiento para la familia chilena.
¿Cuánto y cómo contribuye el deporte? ¿Cómo incide positivamente sobre los niños y los jóvenes? ¡Cómo ha favorecido De la Peña el desarrollo de nuestro deporte, a pesar de ser extranjero? ¿Por qué el tenis ha tenido un efecto altamente positivo? Porque motiva y genera participación de la juventud, distrayéndola de los vicios y desviándola de los malos pasos.
Apruebo el otorgamiento de la nacionalización a Horacio de la Peña por los argumentos que muy bien señala el mensaje presidencial, por su destacada trayectoria deportiva y, en especial, por un abnegado, comprometido y exitoso aporte a Chile en el desarrollo del tenis nacional, que se ha traducido en una concreta y relevante colaboración para la obtención de grandes satisfacciones y logros para el país.
La Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía establece condiciones y exigencias para la concesión de la nacionalidad. De los nueve requisitos que se requieren, sólo uno no se estaría cumpliendo, que es la edad.
¿Acaso queremos que De la Peña tenga 80 ó 90 años para concedérsela? ¡No, señor Presidente! Hay que hacerlo en este momento, porque ahora se lo merece y es el instante en que Chile debe otorgarle este privilegio.
No entiendo los rechazos, tampoco logro comprender por qué se mandan cartas oponiéndose a una concesión honrosa como la propuesta, que surge del corazón de nuestro pueblo, que la propone el Ejecutivo y la resuelve el Legislativo en representación de todo el país. Puede que el ambiente de alta competitividad contribuya a ello. Las envidias, las desconfianzas, las luchas de intereses económicos -a lo mejor, naturales y propias del ser humano en un determinado grupo social- no pueden ocultar o desmerecer los méritos y las virtudes de las personas.
Muchos de quienes firmaron han retirado su firma y se han desistido de esta concesión.
La nacionalización por especial gracia no la piden los beneficiados, sino que la concede el Gobierno sin mediar solicitud previa alguna. Por ello, es injusto que se trabe un debate nacional y un rechazo que, gratuitamente, está recibiendo Horacio de la Peña, que en lugar de favorecerlo lo perjudica y, por qué no decirlo, lo denigra.
¡Qué contradicción, señor Presidente! En la Comisión de Derechos Humanos lo tratamos inhumanamente y con muy poca dignidad, desmereciéndole todos sus honores.
Horacio de la Peña contribuyó y ha contribuido al honor de la patria. Trabajó para que Chile estuviera en lo más alto de las grandes vitrinas, en el podium consagratorio de las Olimpiadas en Grecia, con sus pupilos coronados con laureles, como los dioses del Olimpo. Ha contribuido en forma importante al deporte, estuvo con orgullo representando a un país que no era de él, pero que lo identificó o lo ligó en motivación de objetivos.
Por ello, es justo que se le otorgue la nacionalización, por especial gracia, a este gran hombre del deporte que, aun cuando no es de nuestra nacionalidad, ha vibrado, quizás como ningún chileno, con los triunfos y las prácticas deportivas de nuestros jóvenes deportistas.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Osvaldo Palma .
El señor PALMA.-
Señor Presidente, respecto de la concesión de la nacionalidad chilena, por especial gracia, al señor Horacio de la Peña , quiero dejar en claro que soy parlamentario de Derecha, de Renovación Nacional, y que estoy de acuerdo en otorgarle la nacionalidad chilena, razón por la cual votaré a favor el proyecto.
Parece algo redundante, pero muchas veces en los discursos se manifiesta el acuerdo, y luego se vota en contra. Es algo extraño, pero ocurre.
Después del excelente informe del diputado señor Eduardo Díaz , huelgan los comentarios. Sin embargo, me llama más la atención que algunas personas estén tan organizada y activamente en contra de otorgar esta nacionalidad.
Cualquiera se preguntaría, ¿hay mucho en juego que tanto les va a estos señores para oponerse? Una oposición tan cerrada no será gratis, ¿o lo hacen sólo por cuidar el “fino pedigrí” de la raza chilena?
Una de las grandes alegrías generalizadas en Chile han sido los extraordinarios resultados de los tenistas Fernando González y Nicolás Massú , capitaneados por Horacio de la Peña. Pocos chilenos dejaron de emocionarse con sus triunfos. Esto es destacable, sin duda alguna. Es un hecho notable, sobre todo en este país tan falto de alegrías deportivas.
Creo que si no hay una grave causa en
contra del otorgamiento de la nacionalidad chilena, no habría razón para negarla a personas que se destacan por su aporte a Chile. En este caso, no hay graves causas en contra, pero sí buenas y grandes razones a favor de otorgarla. Este no es sólo mi parecer, así lo piensa la mayoría de los chilenos.
A muchos de los que se oponen les haría bien recordar a varios de sus abuelos o ancestros que llegaron a nuestro país desde otros rincones del planeta, con las mejores intenciones y nada más. Vinieron desde el Viejo Mundo cansados, quizás por su mala suerte, algunos por errores no menores, otros por falta de éxitos y triunfos, plenos de ilusiones buscando otra vía en este Nuevo Mundo. A la mayoría no se les preguntó nada y nadie se opuso a su llegada. Se les abrieron ampliamente las puertas de este país amigable; sin límites hicieron o rehicieron sus vidas y a muchos les fue muy bien en el Chile nuestro, en este país de este planeta de todos. Incluso, a algunos de sus descendientes hasta se les abrió el restringido mundo del tenis.
Quizás a muchos de estos abuelos o ancestros les parecería raro que alguien de su descendencia se opusiera al ingreso o a otorgar la nacionalidad a un nuevo chileno, así como a sus descendientes hoy les molestaría que no hubieran aceptado ayer a sus antiguos parientes.
Chile se enriqueció con la mezcla de nativos e inmigrantes de diversos rincones del mundo. Juntos forjaron la nación que hoy todos disfrutamos. Este país que nos enorgullece fue construido entre muchos y bienvenidos los que vienen a aportar, los que tienen buenas intenciones, los que suman. En Chile deben existir amplios espacios para la gente buena, como han existido también amplios espacios para los chilenos en el resto del mundo cuando lo han necesitado.
¿Por qué hoy cerrar las puertas? ¿Por qué volverse tan puritanos, fundamentalistas y exigentes? Creo que no son los tiempos. Por ello, mi voto como parlamentario de Renovación Nacional y representante del Maule sur es favorable para otorgar la nacionalidad chilena al señor Horacio de la Peña .
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
En el tiempo de la UDI, tiene la palabra el diputado señor Manuel Rojas .
El señor ROJAS.-
Señor Presidente, estamos tratando un proyecto que nos podría dar una alegría mayor que el otorgamiento de esta nacionalidad por gracia, pues se han confundido los temas respecto de esta materia, situación que ha sobrepasado los sentimientos de quienes somos deportistas en cuanto a hacer un reconocimiento como corresponde.
En el epígrafe del proyecto, en el mensaje y en el informe se habla de una concesión graciosa. Hay que reconocer que dicha acción graciosa corresponde al ministro Vidal , porque el señor Horacio de la Peña , no pidió la nacionalidad chilena. Ésta es una acción graciosa del ministro Vidal , hecha en el buen entendido de reconocer y agradecer, en nombre del país, los logros obtenidos en materia deportiva, y que llevó a plasmar en este proyecto la idea de otorgar la nacionalidad por gracia al señor De la Peña . Con posterioridad a esa instancia, se produjeron varias otras situaciones. Por ejemplo, nos preocupa muchísimo lo que ha ocurrido con la familia del tenis.
Hay que reconocer, públicamente, que el tenis es el deporte que nos ha dado mayores éxitos. No es el fútbol, con el tercer lugar obtenido en el Mundial de 1962 que todavía recordamos, sobre todo con una canción. El tenis nos ha permitido obtener los mayores logros en materia deportiva. Por lo tanto, esa situación nos incentiva a apoyar el proyecto en debate.
Sin embargo, debo señalar que el Gobierno no ayuda al tenis otorgando esta nacionalidad por gracia, sino enviando proyectos que apunten al desarrollo de la actividad para que no ocurra lo que hoy, que está basada en dos o tres jugadores. Ojalá que en el futuro el Gobierno ayude al tenis con proyectos claros de desarrollo deportivo.
En un acto de comprensión, valoro la acción graciosa del ministro Vidal , que tuvo la mejor de las intenciones al distinguir a una persona que ha entregado a nuestro país grandes logros deportivos. Por ello, anuncio mi voto favorable al proyecto.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Exequiel Silva .
El señor SILVA.-
Señor Presidente, el modo en que se ha dado la discusión en estos días en torno al otorgamiento de la nacionalidad por gracia a Horacio de la Peña no ha contribuido a mejorar la forma como se deben discutir las cosas en el Congreso Nacional.
No me voy a referir a la situación de forma, a si estuvieron cuatro, cinco o tres diputados en la votación de la Comisión, porque no tiene mayor importancia.
Aunque parezca obvio, en esta discusión ha faltado tener presente que a quien se le concede la nacionalidad por gracia es a Horacio de la Peña y que no es él quien la está pidiendo. Por eso, creo que las cartas a las cuales se hizo alusión son destempladas.
Por otra parte, se ha dicho que no se cumpliría ninguno de los requisitos establecidos por la Constitución para otorgar la nacionalidad por gracia. Los estuve leyendo y, como señaló el diputado Sergio Ojeda , Horacio de la Peña cumple con casi todos ellos y, fundamentalmente, con el que me parece más importante. En estos días hemos visto múltiples debates, foros on line y encuestas sobre el particular y también hemos conversado con mucha gente sobre el tema. Lo que queda claramente establecido es que la mayoría de los chilenos y de las chilenas quiere que Horacio de la Peña sea compatriota nuestro.
En definitiva, si bien él proyecto debe ser aprobado por el Congreso Nacional, en cumplimiento de las atribuciones que la Constitución Política nos otorga, el requisito más fundamental es que la comunidad nacional quiere acoger a Horacio de la Peña como un chileno más, en reconocimiento a sus méritos deportivos.
Aquí se tiende a comparar esta nacionalidad por gracia, como la otorgada a otros grandes personajes, con Andrés Bello. Horacio de la Peña es un personaje de otro ámbito, el deportivo, en un país con escasos logros en esta área y que ha cumplido un rol fundamental en un deporte de gran popularidad como el tenis. Es decir, cumple con los requisitos. Además, el requisito más importante es que la comunidad nacional quiero acogerlo como uno de los nuestros, con el objeto de que pueda desarrollar, ahora como chileno, el plan deportivo que todo Chile ha tenido la oportunidad de conocer.
Creo que en esta materia deberíamos seguir el ejemplo de países desarrollados que, a veces, admiramos desde el punto de vista de su crecimiento económico y de su desarrollo. Ellos han sido capaces de acoger a científicos, a artistas, a deportistas, etcétera para alcanzar los logros que después les reconocemos y envidiamos.
Por las razones expuestas, debemos aprobar la nacionalidad por gracia a Horacio de la Peña, como un signo de acogimiento a una persona que nos ha brindado importantes triunfos, tan escasos en nuestro deporte nacional.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Alfonso Vargas .
El señor VARGAS.-
Señor Presidente, encuentro lamentable que hoy estemos tratando un proyecto que concede la nacionalidad por gracia y no se haya tramitado como todos los que hemos aprobado en la Comisión de Derechos Humanos, Nacional y Ciudadanía, es decir, consensuado y siguiendo el procedimiento en forma correcta.
Cuando a una persona se le quiere entregar la nacionalidad por gracia, no sólo debe prevalecer el consenso popular, sino también contar con un amplio respaldo del Congreso Nacional. Este objetivo no se está logrando porque las cosas se hicieron mal. Creo que, de una vez por todas, la Cámara de Diputados debe hacer lo correcto, en el buen sentido de la palabra, sin olvidar que el país nos está mirando y sin entrar en una serie de pequeñeces que no corresponden.
Digo esto porque, si bien el proyecto aparece aprobado por la unanimidad de los diputados presentes en la Comisión de Derechos Humanos, en la práctica, se aprobó sólo por cinco votos. Sí lo decimos claramente: el proyecto se aprobó entre “gallos y medianoche”, porque, de acuerdo con el Reglamento, a la Comisión no le correspondía sesionar ese día.
A lo mejor, si se hubieran hecho bien las cosas, el proyecto que concede la nacionalidad chilena al señor De la Peña podría haber sido aprobado con diez u once votos favorables -como sucedió en otros casos- y no con cinco.
¡Qué lamentable que las cosas se hagan mal! ¡Qué lamentable que en la Comisión donde se trató este proyecto no hayamos tenido la oportunidad de pronunciarnos sobre el tema de fondo!
La iniciativa comenzó a tratarse un día miércoles. Se escucharon los argumentos del subsecretario de Chiledeportes, señor Ernesto Velasco , y del presidente de la Federación de Tenis. Se leyó la carta -contiene firmas de importantes personajes del tenis; no me pronuncio sobre ella, uno puede estar de acuerdo o en desacuerdo-, pero los diputados no nos pronunciamos en esa oportunidad ni a favor ni en contra del proyecto porque concluyó la sesión.
El miércoles siguiente, en un par de minutos, en una sesión que no correspondía convocar, se votó sin discusión.
Por lo tanto, en la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía nadie pronunció palabras a favor o en contra del fondo del tema.
Si se hubieran hecho bien las cosas, nos habríamos ahorrado todo esto.
Ayer, en uno de los pasillos de esta Corporación, el ministro Vidal me dijo: “Tienen razón, lamentablemente se hizo mal”. ¡Para qué hacer las cosas mal! Es una lástima.
Los diputados de la Concertación saben, porque el ministro Vidal me lo dijo, que esto tiene una alta popularidad. ¿Para qué lo ensuciamos? No puedo desconocer que en la Comisión de Derechos Humanos fui yo quien puso la carta sobre la mesa. Lo hice porque casualmente supe de este cuento. Y no crean que fue por razones políticas ni nada que se le parezca, sino que por otras circunstancias.
Como sabía que esa carta iba a llegar al día siguiente, estimé prudente que se conociera. Eso no significa que yo haya sido el redactor ni que la haya firmado, ni que tenga algo que ver. Es un antecedente que quise poner sobre la mesa.
En el fondo, el presidente de la Cámara, quien ha sido miembro y presidente de la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía, sabe que, generalmente, estas cosas se hacen sobre la base de un gran acuerdo y así podríamos haberlo hecho.
Nadie está en contra, en forma total y absoluta, de conceder la nacionalidad al señor De la Peña. Las cosas no son como se han pretendido mostrar.
Por lo tanto, anuncio que me voy a abstener en la votación, dado lo irregular del procedimiento de la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía. Solamente por eso. No sé cuál habría sido mi decisión si hubiéramos discutido el proyecto y contado con los antecedentes. Aquí se habla del acuerdo entre las comisiones de Derechos Humanos de la Cámara y del Senado, a lo mejor, tendríamos que haberlo revocado, y haber dicho: “Para qué tomamos acuerdos si no los vamos a cumplir?”. Algunos señalan que se cumplen casi todos. Yo les puedo decir -eso es lo que tendríamos que haber discutido- que se cumplen pocos. Además, la Secretaría de la Comisión debe oficiar -esto está acordado- al Departamento de Extranjería del Ministerio del Interior, para recabar todos los antecedentes de la persona a quien se propone conceder la nacionalidad por gracia. Eso tampoco se hizo.
Lamento que en esta Corporación las cosas no se hagan como es debido, porque la opinión pública nos juzga y se da cuenta de que muchas veces la popularidad de los parlamentarios no es la que corresponde y nosotros mismos somos los culpables, por no hacer las cosas bien.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Enrique Accorsi .
El señor ACCORSI.-
Señor Presidente, estamos ante un tema muy importante, sobre todo para el mundo del deporte y para los jóvenes. Lamento que el debate haya sufrido un traspié, pero lo importante es discutir el tema en la Sala y que nos pongamos de acuerdo cómo vamos a salir adelante.
Hago un llamado a la reflexión en un tema que nunca debió politizarse, porque tiene que ver con el mundo del deporte y no con el de la política.
Hago un llamado a las bancadas de la Alianza para que reflexionen sobre la materia y aprobemos el proyecto por unanimidad. Lo ocurrido nos sirve de aprendizaje y no creo que valga la pena seguir insistiendo en si las cosas se hicieron bien o mal; lo importante es que seamos capaces de llegar a acuerdo en la Sala.
A mi juicio, Horacio de la Peña tiene méritos suficientes como para recibir la nacionalidad por gracia y la bancada del Partido por la Democracia votará favorablemente la iniciativa.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Tiene la palabra, por tres minutos, el diputado señor Felipe Salaberry .
El señor SALABERRY.-
Señor Presidente, estamos discutiendo un proyecto -lo digo con mucho respeto- para cumplir un capricho del presidente Ricardo Lagos , tema que no es menor, porque la mayoría de las iniciativas que han concedido la nacionalidad por gracia en nuestro país, originadas en moción, han considerado el gran aporte que han hecho las personas durante toda su vida en nuestro país.
Estoy en contra de la iniciativa, aun cuando reconozco que más del 90 por ciento de los chilenos está a favor.
En aproximadamente 73 oportunidades se ha concedido la nacionalidad por gracia -que se otorga a una persona que no la pide-, en reconocimiento a ciertos méritos que el Congreso Nacional ha acordado a lo largo de su historia.
Lamentablemente, dos hechos han politizado esta discusión: uno, el capricho del presidente por ofrecer al entrenador, en forma apresurada, en una reunión en la que se celebraba el triunfo del equipo chileno en Atenas, la nacionalidad por gracia, comprometiendo con ello la decisión que debe adoptar el Congreso Nacional.
En segundo lugar, la reacción destemplada de un grupo de deportistas de la mal llamada familia del tenis, que denosta los méritos que podría tener el entrenador del equipo chileno.
Desde el punto de vista deportivo, nadie discute los méritos del señor Horacio de la Peña en el cumplimiento de su contrato de trabajo en nuestro país, como la mayoría de los deportistas extranjeros que llegan a Chile, y lo ha hecho bien.
Hace un rato, el diputado señor Silva nos dijo que ojalá siguiéramos el ejemplo de muchos países que acogen en su seno a deportistas extranjeros para mejorar la calidad de la actividad. Un ejemplo es Ghana, país africano que nacionalizó a nueve brasileños para conformar su selección de fútbol.
Podemos discutir si corresponde, por los méritos de una gesta deportiva, entregar la nacionalidad por gracia. Pero lo que no puede discutirse es que se ha actuado con cierto tropicalismo, en forma irregular, porque en la discusión del proyecto de ley no se ha cumplido ningún reglamento. ¡Ninguno! Si no hacemos cuestión de ello es para no abochornar aún más a la persona a la cual se pretende entregar la nacionalidad, y para cumplir el capricho del presidente Lagos, a quien en algún momento se le ocurrió -o alguien se lo sugirió- entregar la nacionalidad por gracia al señor De la Peña .
Ojalá que después de los eventos deportivos que siguen en el cumplimiento de su contrato, el señor De la Peña continúe en el tenis chileno y no ocurra que un deportista, en otra parte, le ofrezca un contrato mejor y deje el cargo en Chile.
Anuncio mi voto en contra, porque, a mi juicio, no se cumplieron los criterios que históricamente el Congreso Nacional ha considerado para entregar la nacionalidad por gracia.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
En el tiempo del Comité de la Democracia Cristiana, tiene la palabra el diputado señor Burgos por tres minutos.
El señor BURGOS.-
Señor Presidente, sin herir ni imputar malas prácticas a nadie y sin contar con muchos antecedentes sobre la formalidad, quiero fundamentar mi voto positivo a proyecto.
En Chile, los extranjeros obtienen la nacionalidad, es decir, se hacen chilenos, por dos vías: la más común, por haber residido en nuestro país por un plazo que establecen ciertos reglamentos. Después de cumplir ese requisito, pueden optar a ser nacionales chilenos. Por esa vía, miles de personas han obtenido la carta de nacionalización chilena.
La otra forma, excepcionalísima, es la que estamos analizando hoy, es decir, cuando, atendidas ciertas circunstancias, se considera que no es necesario recurrir al otro expediente. Incluso más, normalmente en este último caso no se considera el factor tiempo para nacionalizar a un extranjero por gracia, es decir, por ley. Éste es el caso que debatimos, más allá de quién, en un momento de más o menos entusiasmo, haya hecho el ofrecimiento.
Lo concreto es que el señor De la Peña quiere ser chileno. ¿Qué razón tenemos, entonces, para negar su decisión a una persona que quiere ser chilena? Ése es el asunto.
¿Hay alguna ilegalidad o imputación que justifique que ese señor no pueda ser chileno? Creo que no. Todo lo contrario: los antecedentes indican que, incluso, sin ser aún chileno, ha demostrado un especial cariño por la nacionalidad chilena, y quienes seguimos el deporte, más allá de practicarlo malamente, en particular el tenis, nos hemos dado cuenta -no en función de esta discusión, sino porque siempre hemos seguido sus alternativas- de que el señor De la Peña se ha puesto en condición de chileno a la hora de defender los intereses deportivos de Chile. Lo hizo en tres o cuatro copas Davis y en dos copas mundiales llevadas a efecto en Düsseldorf. ¿Alguien podría negar que esa persona ha tenido ganas de representar bien a Chile? Nadie. Y ella -me da lo mismo que haya sido impulsada o no- ha decidido optar por la nacionalidad chilena. A esto debemos responder. No existe ninguna razón para negarle esa posibilidad. Por lo demás, Chile siempre ha sido un país que acoge a gente que viene particularmente de Argentina. Son notables los casos en que por distintas razones, desde los albores de nuestra patria, hemos acogido a argentinos. Generalmente, se ha tratado de personas que han aportado mucho.
No centremos la discusión en la opinión de otros tenistas. ¡Por favor! El señor Patricio Rodríguez fue acogido en Ecuador y fue entrenador del equipo ecuatoriano durante toda la vida. Prácticamente, ha vivido siempre fuera de Chile y ha sido acogido por otros países.
Entonces, debemos responder de la misma forma, con apertura, sin ningún grado de nacionalismo mal entendido y recoger la petición de quien quiere ser chileno.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Ha terminado el tiempo del Partido Demócrata Cristiano.
En el tiempo del Partido Socialista, tiene la palabra, por tres minutos, el diputado señor Fulvio Rossi .
El señor ROSSI.-
Señor Presidente, sólo quiero decir al diputado Salaberry que no se trata de populismo ni de estar de acuerdo con lo que piensa el 90 por ciento de Chile, sino de no guiarse por un nacionalismo trasnochado, obsoleto, que no tiene nada que ver con los tiempos que vivimos. Se trata de entender que hoy estamos en un mundo global, donde existe cooperación, complementación económica e integración. Debemos abandonar ese tipo de chovinismo mal entendido y dejarlo en el pasado.
Más allá de lo que se ha dicho en relación con la cantidad de tiempo que Horacio de la Peña le ha dedicado a nuestro deporte, en particular al tenis, debemos reivindicar al deporte como una expresión de cultura, como parte del alma nacional. Horacio de la Peña ha demostrado con creces su cariño al pueblo de Chile. Además, no sólo ha sido un factor relevante en los éxitos deportivos tenísticos que tanta alegría han producido en el pueblo de Chile en los últimos años, sino que también, según lo dijo el presidente de la Federación de Tenis de Chile, señor
Andrés Fazio , ha cumplido y va a seguir cumpliendo un rol muy importante en la formación de los futuros tenistas de Chile.
Lo que ha querido hacer el Presidente de la República mediante este proyecto es destacar la importancia que tiene el deporte como expresión de cultura, tal como aquellas personas que cumplen un rol destacado en el ámbito académico, de las ciencias o en la vida política. Por eso es tan importante lo que hoy estamos haciendo.
Lamento -lo digo claramente- que algunos colegas hayan sacado mal el cálculo. Al principio de este proceso se dio a conocer una carta de la familia del tenis. Cuando algunos diputados vieron que ese documento lo firmaron destacados tenistas de Chile que se oponían a esta idea, quizás pronosticaron que esta iniciativa iba a ser muy impopular y, por lo tanto, era conveniente poner en el banquillo de los acusados a Horacio de la Peña. ¡Fíjense qué injusticia! A una persona que se le ofrece la nacionalidad por gracia, por los servicios prestados al país en el ámbito deportivo, se lo sienta en el banquillo de los acusados y se recurre a toda clase de descalificaciones mezquinas, menores, que no están de acuerdo con el nivel y la altura con que se deben discutir estos temas en la Cámara de Diputados. ¡Digamos las cosas por su nombre!
Hoy, con los cambios que ha experimentado el mundo, cuando está en discusión una reforma constitucional que acepta la doble nacionalidad, más que nunca debemos ser un pueblo que acoge y no excluye ni descalifica a nadie, porque nosotros mismos, en tiempos difíciles, vivimos la solidaridad y fuimos acogidos en muchos países del mundo.
Estoy convencido de que una gran mayoría de los diputados votará a favor de la propuesta del Presidente Lagos, porque esta iniciativa ubica en un rol importante el deporte nacional. Nuestros deportistas son grandes embajadores de Chile, y Horacio de la Peña ha contribuido a generar un ambiente de mucha alegría. Todos festejamos cuando a Chile le fue bien en Düsseldorf, en dos oportunidades.
A algunas de las personas que firmaron la carta en cuestión se les ofreció ser capitán del equipo chileno para la Copa Davis, pero en ese momento estábamos en los potreros, no en el grupo mundial, ni teníamos dos jugadores de jerarquía internacional, como ahora. Más aún, reconozco públicamente en este hemiciclo la labor desarrollada por Horacio de la Peña. Ojalá abandonemos el nacionalismo trasnochado y el chovinismo que tantos han predicado en estas últimas semanas.
Anuncio que votaremos favorablemente la iniciativa.
He dicho.
-Aplausos.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
En el tiempo del Comité del Partido por la Democracia, tiene la palabra el diputado señor Antonio Leal .
El señor LEAL.-
Señor Presidente, me parece normal el debate suscitado en la Cámara acerca del proyecto, originado en un mensaje, que concede, por especial gracia, la nacionalidad chilena a don Horacio de la Peña .
No deberíamos abrir debate sobre el entusiasmo que se produjo -porque éste fue compartido por todos los chilenos- cuando nuestros tenistas ganaron dos medallas de oro en Atenas. Naturalmente, ese fue un hito relevante en la historia del deporte nacional. Le debemos una enorme gratitud a los que contribuyeron a ese triunfo, en particular a nuestros deportistas y a Horacio de la Peña, cuyo aporte fue significativo para que ello sucediera.
Por tanto, más allá de los errores que se puedan haber cometido en cuanto a los integrantes de la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía que concurrieron a esa reunión, lo importante es debatir el proyecto en su mérito, sin mayores argumentos y sin elementos de politización que resultan nefastos y un tanto agresivos hacia la persona a la cual se le desea conceder la nacionalidad.
Como lo señala el informe, desde la Independencia hasta 1990 se habían concedido nacionalidades por gracia a favor de 63 personas. Desde 1990 a la fecha se han otorgado 36. Esto significa que existe una aceleración que tiene que ver con un fenómeno que es mundial. En el mundo global es cada vez más frecuente, y lo será cada vez más, que las personas tengan diversas nacionalidades. Va a llegar el momento en que, además de ser ciudadanos chilenos, vamos a ser ciudadanos del mundo. Vamos a tener un pasaporte del mundo. En Europa, prácticamente las fronteras ya no cuentan. La gente pasa sin control de identidad de ninguna naturaleza y puede trabajar en cualquier país, si posee un título de alguna universidad europea. Tienen moneda única. El ciudadano es ciudadano europeo; no es sólo ciudadano italiano o español. Eso es muy significativo. Si en América Latina se lograra hacer lo mismo, sería un avance muy importante para cada uno de nosotros y para nuestro país, lo que se traduciría en consolidar la paz, la cooperación y el desarrollo entre las naciones.
El Ejecutivo ha concretado el deseo de Horacio de la Peña de ser chileno. Así se cumple uno de los requisitos básicos para optar a la nacionalidad por gracia. En segundo lugar, se cumple otro requisito, que es el aporte significativo al país, ahora en el ámbito deportivo. Ciertamente, la comparación de la persona de Horacio de la Peña con Andrés Bello o con Ignacio Domeyko no resiste ningún análisis, ya que se trata de hechos, situaciones y ámbitos completamente distintos. Aquí estamos hablando del deporte. En un país que ha tenido escasos resultados positivos, Horacio de la Peña ha contribuido a tener hoy un equipo de tenis que ha ganado dos medallas de oro en las Olimpiadas de Atenas, a enfrentar de manera significativa la Copa Davis, a que nuestros tenistas tengan en el concierto internacional mejor presencia que en el pasado y, además, a entregar una mayor difusión de este deporte dentro de la comunidad nacional.
Por estas razones, apoyo firmemente que se le otorgue la nacionalidad, por especial gracia, a don Horacio de la Peña . Además, esto es tan frecuente que, en Argentina, a varios de nuestros connacionales que viven hace algunos años en ese país, como rectores de universidades, académicos, médicos, directores de hospitales, etcétera, se les ha entregado la nacionalidad Argentina.
Quiero recordar que no sólo en Ghana se ha otorgado la nacionalidad a deportistas relevantes. En el mundial de 1962, la selección italiana tenía siete jugadores oriundos de Uruguay y Argentina, quienes recibieron la nacionalidad italiana sólo porque jugaban fútbol en Italia desde hace mucho tiempo.
En Europa este tema es antiguo. Por ello, no se trata de tropicalismo el que nosotros lo abordemos en nuestro país.
Quiero concederle una interrupción, por 1 minuto a la diputada señora Lily Pérez .
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Por la vía de la interrupción y con cargo al tiempo del PPD, tiene la palabra, por 1 minuto, la diputada señora Lily Pérez .
La señora PÉREZ (doña Lily).-
Señor Presidente, agradezco, por su intermedio, la interrupción que me otorga el diputado señor Antonio Leal .
Sólo para decir que me satisface el que una persona como Horacio de la Peña desee ser chileno y quiera representar a nuestro país como entrenador de tenis.
Me parece que en un mundo tan abierto como el de hoy esta decisión va mucho más allá de temas políticos, donde los argumentos tanto a favor como en contra son considerables, pero todos discutibles. Este tema no puede ser considerado como una cuestión política, sino como una decisión fundada en la autonomía y en la voluntad de cada parlamentario. Por lo tanto, desde ese punto de vista, anuncio mi voto favorable y el de muchos colegas de Renovación Nacional al proyecto.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Recupera la palabra el diputado señor Antonio Leal .
El señor LEAL.-
Señor Presidente, me da un poco de vergüenza conocer los argumentos en contra que se han dado a conocer a través de la prensa, contrariamente a los dados en este debate, que, en general, han sido serios. Respeto las opiniones discordantes. Sin embargo, se han publicado algunas cartas muy chovinistas, donde se refleja un nacionalismo estrecho y de una visión que no tiene nada que ver con el mundo en el cual estamos viviendo.
En consecuencia, solicito a mis colegas votar favorablemente.
He dicho.
-Aplausos.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
En el tiempo del Comité Unión Demócrata Independiente, tiene la palabra el diputado señor Pablo Prieto .
El señor PRIETO.-
Señor Presidente, lamento mucho que el otorgamiento de la nacionalidad por gracia al señor Horacio de la Peña , que votaremos en unos momentos más, se haya alejado del espíritu original de este beneficio.
Ser chileno es un privilegio y un honor que no sólo aquellos que hemos nacido en esta tierra entendemos y valoramos en toda su dimensión. No es exclusivo de los nacidos en esta tierra. A lo largo de nuestra historia grandes personajes extranjeros han optado por nuestra nacionalidad, porque han sentido en sus corazones el llamado de nuestra historia y tradiciones, adoptando a nuestro país como el suyo. Son hijos adoptivos de este país, el cual no los vio nacer, pero sí los vio sacrificarse y entregarse por entero por el futuro y prosperidad de Chile. Personajes tan notables -aunque a algunos diputados no les guste- como Andrés Bello, Ignacio Domeyko , Gustavo Le Paige , Renzo Pecchenino (Lukas), el Padre Baldo Santi , Anacleto Angelini , Claudio Di Girolamo y otros tantos más que en casi 200 años de historia republicana suman más de 80 casos.
De la sola lectura de esta lista de privilegiados, podemos apreciar que se trata de personas que han entregado mucho a nuestro país. Pero ellos no adoptaron esta calidad de chilenos por un decreto que los convirtiera en nacionales, sino que ya eran chilenos de corazón y de alma antes que una ley los reconociera como tales.
Me pregunto ¿por qué al señor de la Peña se le pretende otorgar la nacionalidad chilena por gracia? ¿Por qué el Gobierno se ha obstinado con este proyecto, que repercute en lo más hondo de nuestros valores patrios? Y, lo más importante, ¿alguien le preguntó al señor De la Peña si quería ser chileno?
Con este discurso no quiero que nadie vaya a pensar que tengo sentimientos antiargentinos. Al contrario, tengo muchos familiares que viven hace algunos años en ese país, o que me hago eco de la controversia que esta discusión ha despertado en el mundo del tenis. La nacionalización por gracia a los extranjeros se la han ganado con los años, con su entrega y con su esfuerzo y no por una simple ley o un decreto.
No es mi intención desmerecer los méritos deportivos del señor De la Peña . Esto nunca ha estado en cuestión, ni las grandes alegrías que ha ayudado a conseguir a todos los chilenos amantes del deporte, ni su indudable capacidad para dirigir a nuestro equipo nacional de tenis, pero creo que en esta discusión no se han considerado suficientemente las capacidades innatas de los principales actores en este deporte, que, sin duda, son Nicolás Massú y Fernando González . Dos copas mundiales de tenis, por muy importantes que sean, no son argumento suficiente para otorgar la nacionalidad por gracia, puesto que es un asunto muy importante. Creo que el debate desarrollado a través de la prensa ha contribuido a bajar el nivel de importancia que tiene el otorgamiento de tal honor.
Los méritos deportivos son una cosa, y los méritos para ser chileno, otra muy distinta. En este caso, no veo que ambas cuestiones se topen o que una pueda ser la causa de la otra. Resulta fácil y popular estar de acuerdo con otorgar la nacionalidad por gracia, pero creo que nuestra misión, como legisladores, es liderar a la ciudadanía. No podemos seguir legislando para la televisión; el país merece que lo representemos con propiedad, y creo que este debate no se inscribe en esa categoría, pues se pretende trivializar y politizar un concepto tan importante como nuestra nacionalidad.
Como ex deportista, sé lo que se siente cuando se defiende a Chile vistiendo nuestra camiseta nacional; conozco el sentimiento y la motivación que eso representa; sé que palpita más fuerte el corazón y que los ojos se llenan de lágrimas cuando un estadio lleno grita el “ce hache i”, y sé que ese sentimiento sólo se logra cuando se ha nacido o se ha vivido en este país por un tiempo suficiente como para encariñarse con su gente, con sus tradiciones y con su historia.
Sin perjuicio del resultado de la votación, creo que el Gobierno se ha equivocado al politizar esta discusión. Con este criterio político se puede llegar al absurdo de que, si el equipo de la Copa Davis no le gana al equipo ruso, en un tiempo más estemos discutiendo un nuevo proyecto de ley para quitarle la nacionalidad por gracia al señor Horacio de la Peña .
Señor Presidente, por su intermedio, concedo una interrupción al diputado señor Paya .
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Señor diputado, si le concede una interrupción al diputado señor Paya, el señor Gastón Von Mühlenbrock , que está inscrito, se quedará sin tiempo para hacer uso de la palabra, porque sólo restan 2 minutos y 27 segundos a su comité. Por lo tanto, deben decidir quién intervendrá.
El señor PAYA.-
Sólo usaré 30 segundos, señor Presidente.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Por la vía de la interrupción, tiene la palabra su señoría.
El señor PAYA.-
Señor Presidente, sólo para anunciar mi voto favorable a esta iniciativa.
Espero que la gran torpeza con que el Gobierno del Presidente Ricardo Lagos ha manejado este asunto no se convierta a futuro en un feroz error. Quiero decirle al diputado Rossi que si realmente nos importan los altos conceptos que esgrimió en su intervención, deberíamos preocuparnos de ellos antes, a fin de que se hagan bien las cosas.
Reitero que votaré a favor del proyecto, y espero que la torpeza con que se trató este tema en la forma, en dos o tres meses más no nos demuestre que cometimos una feroz torpeza de fondo.
Gracias, señor Presidente.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Felipe Letelier , en el tiempo que le resta al Comité del PPD.
El señor LETELIER (don Felipe).-
Señor Presidente, las chilenas y los chilenos tienen claro que la actitud del Presidente de la República no es ni pragmática, ni oportunista, ni menos aun frívola. Son las chilenas y los chilenos los que han dicho que Horacio de la Peña se merece la nacionalidad chilena. Y no quiero referirme a las diversas encuestas sobre la materia. Esta decisión no fue tomada al calor de las dos medallas de oro ganadas en los juegos olímpicos.
Como dijo el diputado Fulvio Rossi , son muchos los compatriotas que han obtenido la nacionalidad por gracia en todos los rincones del mundo, algunos, por razones solidarias y humanitarias; otros, por sus capacidades y méritos.
Por eso, llamo a los colegas a que respaldemos esta iniciativa. Nosotros conversamos con los jóvenes en nuestros distritos, y nos dicen que Horacio de la Peña ha hecho un real aporte, no porque en Chile no haya otros deportistas. Tampoco se trata de descalificar a los nuestros. Pero aquí, Horacio de la Peña se la merece, en virtud del numeral 5 del artículo 10 de la Constitución Política.
Por eso, esperamos que la Cámara de Diputados acceda mayoritariamente a esta petición. Tengo claro que al otorgarle la nacionalidad a Horacio de la Pe��a gana nuestra juventud, el deporte y el país. Además, digamos las cosas como son: el tremendo triunfo de Massú y González en Grecia nos remeció y alegró a todos los chilenos. Pero detrás de ellos estaba Horacio de la Peña, un director técnico, un guía, que se la jugó como muchos otros chilenos.
Por eso -reitero-, merece que le otorguemos la nacionalidad por gracia, y sin descalificaciones ni pachotadas, vamos a respaldar esta iniciativa por el bien de Chile.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Tiene la palabra, por un minuto y 45 segundos, el diputado señor Gastón Von Mühlenbrock .
El señor VON MÜHLENBROCK.-
Señor Presidente, en el campo tenemos un dicho: “La culpa no es del chancho, sino de quien le da el afrecho.”
No sé quién fue el creativo, ingenioso y oportunista que sugirió al Presidente de la República ofrecer al señor Horacio de la Peña la nacionalidad por gracia. Al parecer, le cambiaron la cancha de juego al Presidente de la república, y de probar sus dotes tenísticas pasó a jugar, en un momento de euforia, oportunismo y poca seriedad, un partido de ajedrez. Lamentablemente, él ha dado un jaque mate ahogado, porque pienso seriamente que los requisitos exigidos para obtener la nacionalidad por gracia: ser una persona notable, haber hecho una contribución importante al país, tener residencia prolongada en el país, no ser menor de edad o una persona de edad mayor y no hacer uso comercial de la nacionalidad, el señor Horacio de la Peña no los cumple en este momento.
Por otra parte, no es culpa suya que le hayan ofrecido la nacionalidad por gracia, y que, por un error del Ejecutivo haya sido vilipendiado.
Por eso, anuncio mi voto favorable a la iniciativa.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Por último, tiene la palabra, por un minuto y 50 segundos, el disuado señor Carlos Abel Jarpa .
El señor JARPA.-
Señor Presidente, quiero pedir a la Sala racionalidad respecto de este tema.
La definición es muy clara: la nacionalidad por gracia es una concesión graciosa del Estado de Chile, un reconocimiento u honor público que se otorga por iniciativa estatal a extranjeros ilustres o destacados o que han prestado importantes servicios a Chile, a sus nacionales, o a la humanidad en general.
Diversos diputados han señalado los logros obtenidos por Horacio de la Peña para nuestro país. Debo recordar una vez más que Chile se coronó campeón mundial de tenis por equipos, en Düsseldorf, durante los años 2003 y 2004; después de veinte años, logró ingresar al grupo mundial de la Copa Davis y, por primera vez, logró dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos. Creo que estos son servicios destacados e importantes prestados a nuestro país; hechos que justifican que el Presidente de la república haya enviado este proyecto que le concede la nacionalidad chilena, por especial gracia.
Me alegro de que algunos diputados de la Alianza por Chile hayan anunciado que votarán a favor de la iniciativa, y considero que al enviarla el Presidente de la República sólo se ha hecho eco de lo que quiere la mayoría de los chilenos.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Tiene la palabra el ministro señor Francisco Vidal .
El señor VIDAL (ministro Secretario General de Gobierno).-
Señor Presidente, la decisión del Presidente de la República de someter este proyecto a la consideración del Congreso tiene por finalidad incentivar y estimular a la ciudadanía, a partir del más importante triunfo de nuestra historia obtenido por nuestros tenistas.
Desde el punto de vista del Ejecutivo, lamentamos el debate generado, porque jamás planteamos su politización. Creemos que esto es un símbolo de unidad, no de conflicto. Se dice que la familia del tenis está dividida; pero la decisión del Ejecutivo de proponer esta iniciativa es expresión de unidad. Además, surgió en el momento en que fueron recibidos los tenistas que ganaron en Atenas, en un momento en que todo el país se felicitaba por ese triunfo. Se hizo con la mejor intención; ése fue el sentido del mensaje.
De manera que por parte del Gobierno y del Presidente de la República está descartado el oportunismo. Por lo demás, el mismo Horacio de la Peña solicitó la nacionalidad chilena, porque quiere trabajar en Chile, y su otorgamiento no lo obliga a renunciar a la de origen. Si alguien quiere trabajar en nuestro país, lo único que pide el Gobierno es discutir el mérito del asunto, pero sin dividirnos ni politizar la situación, porque, al final, es expresión de incentivo y de fomento al deporte nacional, en el marco del principal triunfo obtenido por nuestro país en un evento olímpico.
Por lo tanto, el Gobierno espera que la votación no esté cruzada por los bloques políticos, pues me consta que muchos parlamentarios de la Alianza por Chile entendieron el sentido último del proyecto.
Gracias señor Presidente.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Cerrado el debate.
Los diputados Cristián Leay , Iván Moreira , Rodolfo Seguel y Nicolás Monckeberg pueden pedir la inserción de sus discursos.
-Con posterioridad, la Sala se pronunció sobre este proyecto en los siguientes términos:
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Corresponde votar el proyecto de ley que concede la nacionalidad chilena, por especial gracia, a don Horacio de la Peña .
En votación.
-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el siguiente resultado: por la afirmativa, 76 votos; por la negativa, 10 votos. Hubo 14 abstenciones.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Aprobado.
Por no haber sido objeto de indicaciones, se declara aprobado en particular.
Despachado el proyecto.
-Aplausos.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
Accorsi , Aguiló , Allende ( doña Isabel) , Barros , Bayo , Becker , Burgos , Bustos , Caraball ( doña Eliana) , Ceroni , Cornejo , Correa, Cristi ( doña María Angélica ), Cubillos (doña Marcela) , Díaz , Dittborn , Encina , Escalona , Espinoza , Forni , García (don René Manuel) , Girardi , González (don Rodrigo) , Guzmán (doña Pía), Hales , Hernández , Jaramillo , Jarpa , Kuschel, Leal , Leay , Letelier (don Juan Pablo) , Letelier (don Felipe) , Longton , Lorenzini , Luksic , Melero , Meza , Molina , Montes, Moreira , Muñoz (don Pedro) , Muñoz (doña Adriana) , Navarro , Ojeda , Olivares, Ortiz , Palma , Paredes, Paya , Pérez (don José) , Pérez (don Aníbal) , Pérez ( doña Lily) , Quintana , Recondo , Riveros , Robles, Rojas , Rossi , Saa (doña María Antonieta) , Saffirio , Salas , Sepúlveda ( doña Alejandra) , Silva, Tapia , Tarud , Tohá (doña Carolina) , Tuma , Uriarte , Valenzuela , Venegas , Vidal (doña Ximena), Vilches , Villouta , Von Mühlenbrock y Walker .
-Votaron por la negativa los siguientes señores diputados:
Galilea (don Pablo) , García-Huidobro , Ibáñez (don Gonzalo) , Monckeberg , Mulet , Norambuena , Prieto , Salaberry , Urrutia y Varela .
-Se abstuvieron los diputados señores:
Alvarado , Álvarez-Salamanca , Álvarez , Araya , Bauer , Bertolino , Cardemil , Delmastro , Egaña , Kast , Masferrer , Pérez (don Víctor) , Seguel y Vargas .
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