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El señor LETELIER, don Felipe (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Aníbal Pérez.
El señor PÉREZ (don Aníbal).-
Señor Presidente, estamos llegando al final de un proceso político-legislativo que ha sido emblemático para todos los gobiernos de la Concertación. Si uno revisa sus programas de gobierno comprobará que este tema, las reformas constitucionales, siempre ha sido un elemento sustancial, valórico y ético de lo que entendemos por democracia.
En cambio, la Oposición, toda la Derecha, sin distinción, siempre negó los votos para aprobar reformas constitucionales, porque está en su esencia y siempre ha querido mantener el actual sistema, basado en el autoritarismo y en la exclusión. Así lo demuestra la historia de estos más de quince años de democracia.
En relación con este tema, voy a leer un fragmento de un artículo escrito hace cuarenta y tres años por un joven chileno. Dice: “En 1936 la misión del Caudillo fue salvar a España del comunismo. En 1942 su misión era crear un órgano legislativo que preservara fielmente al pueblo. Hoy su misión final es consolidar el estado corporativo, para garantizar que, a su muerte, todo se desarrolle por los cauces normales.”.
El caudillo al que se refiere la cita es, por cierto, el general Francisco Franco ; el joven idealista que le escribió esas loas era Jaime Guzmán Errázuriz y el artículo es el ensayo “¡Viva Franco, arriba España!”, que llenó buena parte de la revista escolar de 1962 del Colegio de los Sagrados Corazones.
Creo que ahí está, probablemente, la semilla que germinó casi veinte años después en la Constitución de 1980. Digámoslo claramente: ha existido una profunda animadversión por la democracia y la creencia de que se requiere un gobierno fuerte, autoritario y dictatorial para que imponga disciplina en la sociedad.
Hoy, después de veinte años, los diputados del PPD estamos relativamente contentos y alegres. En primer lugar, porque, de alguna manera, hemos convencido a la Derecha de que estaba equivocada en lo que planteó.
Diría que le hemos doblado la mano, hemos hecho un “gallito” y hoy los tenemos bastante derrotados, porque si vamos a las actas de las discusiones legislativas de hace quince años, el discurso de la Derecha era totalmente distinto del de hoy. Hemos logrado convencerla de que estaba equivocada en sus planteamientos respecto del estado de derecho que quiere el país.
Es verdad que a partir de esta reforma tendremos una democracia de mejor calidad, habrá mejores instituciones políticas para canalizar los anhelos de progreso y cambios de la sociedad.
Hemos terminado, con el apoyo de los colegas de la Derecha, con las instituciones de los senadores designados y vitalicios. Me alegro y estoy contento porque se convencieron de que mantener ese enclave de la dictadura era inadecuado y atentaba contra la soberanía popular.
En segundo lugar, hemos terminado con la inamovilidad de los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas, y agradezco el apoyo de la Oposición, que hasta hace un tiempo, siempre nos negó los votos para aprobar esta reforma a la Constitución.
En tercer lugar, hemos reformulado el Consejo de Seguridad Nacional. También hemos dado categoría constitucional a los pueblos indígenas. Además, hemos aumentado las facultades de fiscalización de la Cámara de Diputados.
Por cierto, hemos avanzado una enormidad, pero, pese a lo anterior, no estamos plenamente satisfechos porque falta enfrentar un tema fundamental para tener un sistema democrático en esencia.
No hemos querido abordar la modificación del sistema electoral binominal, que excluye a muchas fuerzas políticas del país, no porque no tengamos los deseos de hacerlo, sino porque esta vez los estimados colegas de la Derecha no nos han dado la mayoría.
Hasta hace uno o dos años la gente no entendía lo que era el sistema binominal, pero ha sido tanto lo que hemos martillado, que hoy sí lo entiende. Por eso, no comprenden que un 33 por ciento sea igual a un 66 por ciento, cuestión que las personas rechazan, repudian y reprueban.
Ojalá que en un tiempo más, así como se han convencido de las ventajas de reformar la Constitución en los aspectos mencionados, los colegas de la Derecha asuman que están equivocados y nos den los votos para aprobar una reforma al sistema electoral.
El PPD hoy quiere hacer un emplazamiento a esta nueva Derecha democrática que ha surgido en el país, para ver si es cierto que es democrática. El nuevo líder en la centro derecha, Sebastián Piñera , que dice que él es esencialmente democrático, planteó que el sustento de su candidatura presidencial está en que los ciudadanos tienen todo el derecho a optar entre varios candidatos, no sólo de la Derecha o la de Izquierda.
Pues bien, queremos que Sebastián Piñera haga ese planteamiento ante todo el país e instruya a sus parlamentarios, a los diputados y senadores de RN, para que voten a favor del cambio del sistema electoral binominal. De lo contrario, el suyo sería un liderazgo de papel, sin valor alguno. ¿Cómo un líder, con el 70 por ciento de apoyo del consejo general de su partido no va a ser capaz de instruir a sus diputados para que voten de determinada forma en el Congreso Nacional? Queremos comprobar si efectivamente existe un espíritu democrático de esta nueva Derecha, o es la misma de siempre, que dice una cosa pero hace otra.
Por eso, en el PPD queremos que al día siguiente de aprobada esta reforma constitucional no el próximo año ni en algunos meses más los diputados que estemos de acuerdo presentemos una moción para reformar el sistema electoral con el fin de que la soberanía popular se exprese en toda su magnitud, no como ocurre hoy, que queda amarrada a lo que pueden opinar dos bloques políticos por muy importantes que sean.
De esa manera caminaremos hacia una verdadera democracia.
El PPD va a apoyar esta reforma, pero quiero agregar, y lo digo responsablemente, que si no podemos cambiar el sistema electoral en este Gobierno, no les quepa la menor duda de que en el próximo gobierno de la Concertación nuevamente lo intentaremos, pues ahí se reunirán los votos para hacerlo.
He dicho.
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