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El señor LETELIER, don Felipe (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Antonio Leal.
El señor LEAL.-
Señor Presidente, es indudable que estamos dando un paso importante en la democratización de nuestra carta fundamental. Una de las bases esenciales de toda sociedad es disponer de un marco constitucional que reúna el consenso en el cual se sientan representados todos los ciudadanos y las ciudadanas de este país.
Así ocurrió con la Constitución de 1925. Más allá de las diferencias que se plantearon en grandes debates nacionales respecto del derecho de propiedad consagrado en su artículo 10 y de las modificaciones introducidas en los años ‘60 a la ley general de elecciones, marcó un hito en el desarrollo institucional de este país, porque el conjunto de las fuerzas políticas y de los sectores representados de la sociedad chilena se sentían parte de ese texto constitucional.
Pero no ha sido así a partir de los años 80 en adelante, pues una inmensa mayoría de chilenos hemos sentido que la actual Constitución no nos representa y que ha sido impuesta por voluntad de la dictadura de Pinochet, e incluso en los años de democracia, cuando se ha reelecto el Congreso Nacional, se ha mantenido como una Constitución que viola la voluntad soberana de la mayoría de los chilenos y no los representa.
Hoy damos un paso para elaborar un texto constitucional que servirá de base para una convivencia democrática, con un conjunto de normas institucionales que sentimos que nos representan a todos, en la medida en que consagra un estado de derecho democrático.
Me parece relevante que, a partir de ahora, los parlamentarios sean elegidos por el pueblo y no tengamos un Senado con senadores vitalicios y con senadores designados, situación que durante todos estos años ha tergiversado la voluntad soberana de los chilenos.
Me parece importante la eliminación del carácter de garante, completamente anómalo, que las Fuerzas Armadas han tenido durante todos estos años de la institucionalidad en nuestro país. ¡Fin a la tutoría militar! Es lo que estamos consagrando al eliminar las funciones del Consejo de Seguridad Nacional o al otorgar al Presidente de la República facultad para remover a los comandantes en jefe de las instituciones militares. ¡Fin a la seguridad nacional!, idea que persiguió la Constitución de Pinochet e hizo que los militares tuvieran la tutoría respecto de nuestras instituciones democráticas.
Conjuntamente con desmontar la carta fundamental que heredamos del régimen militar y que la Derecha se negó a modificar durante muchos años, hoy avanzamos en aspectos que me parecen significativos. Aun cuando me habría gustado que la mención a los pueblos indígenas hubiera sido directamente a sus derechos, me parece que damos un paso importante al hablar de la consagración de los pueblos indígenas.
Si mi amigo y colega el diputado Bayo , lee “La Tercera” de hoy, encontrará una foto bellísima de la Reina Isabel de Inglaterra, quien se reunió con el presidente de la federación de pueblos indígenas de Naciones Unidas. Hago presente lo anterior porque el pueblo araucano ya existía antes que el pueblo chileno por supuesto, cientos de años antes que el diputado señor Bayo y de quien habla, tal como los diaguitas y los alacalufes. Hay pueblos indígenas cuya cultura y tradición han subsistido. En el norte, los aimaras y los collas pertenecen a pueblos indígenas que se reconocen constitucionalmente con estas enmiendas.
Me parece importante la mención que se hace al plebiscito, pero tengo una profunda frustración, ya que sólo está referido a las reformas constitucionales. Es decir, otros temas que estén en la Constitución Política no pueden ser plebiscitados. Sólo está referido al desacuerdo en una reforma constitucional que requiere de un determinado quórum en ambas ramas del Congreso, oportunidad en que el Presidente de la República puede llamar a un plebiscito.
Sin embargo, me parece importante que se consagre en la Constitución Política un principio a la no discriminación. Lo digo porque en la mañana me reuní con el padre del joven Ángelo Pozo Ramírez , asesinado por grupos neonazis hace pocos días, en Quillota. Junto a los diputados señores Eduardo Díaz , Felipe Salaberry y otros colegas de Renovación Nacional, de la Democracia Cristiana y del Partido Socialista, aprobamos esta mañana bajo la sabia presidencia del diputado señor Aguiló , en la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía, el proyecto de ley que establece normas para estatuir la no discriminación, la tolerancia y el respeto a la diversidad. Me parece muy importante que ello quede consagrado en la Constitución Política.
Por último, considero lamentable que no hayamos sido capaces de modificar el sistema electoral binominal mayoritario, el cual dispone subsidios a determinado sectores minoritarios y exclusiones odiosas, las que no hacen que este sistema político sea plenamente representativo. Es una lástima que no podamos elegir a los intendentes y a los presidentes de los consejos regionales, lo que hace que en estas normas constitucionales no haya una verdadera regionalización. Avanzamos a un paso demasiado tímido respecto de lo que quieren las regiones.
Asimismo, es una lástima que no tengamos una región décimo cuarta, porque en un mundo globalizado los cientos de miles de chilenos que viven en el extranjero debieran ser parte de una gran región, de una gran visión de un país que camina hacia el bicentenario, el que también tendría que estar integrado por aquellos chilenos que en la actualidad viven en el extranjero y que lo harán a futuro, muchos de los cuales viajan a Chile en forma constante, porque reitero vivimos en un mundo globalizado, característica que han asumido los textos constitucionales de otros países, pero que no ha sido incluida en esta reforma constitucional.
He dicho.
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