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Señor Presidente, señoras Liliana y María Eugenia Silva Araníbar , hijas de don Ramón Silva Ulloa ; dirigentes de la Federación de Trabajadores del Cobre, ex parlamentarios y amigos de don Ramón Silva Ulloa , honorables colegas:
Los partidos políticos y las instituciones cuentan en su historia con figuras señeras, hombres y mujeres que han dejado una huella imborrable por su carisma, capacidad y aporte a la colectividad y a la vida pública.
Son personajes relevantes, líderes que marcan una impronta, que conducen a diversas generaciones, que aglutinan esfuerzos, que vencen obstáculos, que destacan por su aporte, cualquiera sea la tribuna o posición que detenten.
Son personalidades fuertes, no exentas de polémica y de los avatares de la coyuntura, que generan gran adhesión y no pocas veces también cuotas de disidencia, pero respecto de los cuales la historia se encarga, acertadamente, de aquilatar sus logros, de reconocer su valía y de minimizar aquello poco relevante y que sólo queda a nivel de anécdota.
La figura de estos hombres y mujeres suele agigantarse con el paso del tiempo y se van de entre nosotros en medio de un gran pesar y de un reconocimiento generalizado.
Ramón Silva Ulloa fue uno de ellos, de esos hombres imprescindibles, de aquellos líderes de las causas urgentes, de los que postergan el yo por el nosotros, de los que aman entrañablemente a su tierra y a su gente al punto de entregar una vida a su servicio, sin buscar retribución alguna y sin mirar jamás la posición del otro.
Tenaz, consecuente, luchador incansable y con una vocación de servicio público a toda prueba. Su trayectoria está ligada profundamente al socialismo chileno, a la dirigencia estudiantil y sindical, a la minería del cobre y sus trabajadores y a la labor parlamentaria.
Nació en San Francisco de Limache, el 31 de agosto de 1914. Cursó sus estudios en el Instituto Superior de Comercio de Valparaíso, y en 1931 recibió el título de contador general.
Es allí donde realiza sus primeras armas como dirigente, al ser elegido integrante del Centro de Alumnos. Son los años del primer gobierno del general Ibáñez, cuando en todo el país los estudiantes encabezaban la oposición al régimen. Siguiendo el ejemplo de la capital, en esta ciudad puerto se constituye la Federación de Estudiantes de Valparaíso, que agrupa a la sede local de la Universidad de Chile, al Instituto Superior de Comercio y a los dos liceos existentes.
Silva Ulloa recordaría más tarde, respecto de esta época, que sus primeros discursos los pronunció en los cerros de Valparaíso y, más aún, que en mayo de 1931, en medio de ese fragor fue invitado a participar de las reuniones de la Juventud de la Nueva Acción Pública, NAP, una de las vertientes que en abril de 1933 confluiría en la fundación del Partido Socialista de Chile.
“Fui socialista antes de que naciera el Partido”, le gustaba precisar.
Con el mismo esfuerzo que demostraría toda su vida, al tiempo de estudiar y realizar actividades dirigenciales, a los 16 años iniciaba su vida laboral en una oficina de legislación tributaria para ayudar al sustento de su familia.
Posteriormente, tan pronto culmina sus estudios busca obtener un trabajo más estable, el que consigue en la compañía minera Disputada de Las Condes. Allí se empieza a familiarizar con el esfuerzo y sacrificio de los mineros. Por ello, tras cuatro años en dicha empresa renuncia y se dirige al norte de Chile con la intención de conocer el país y, especialmente, las actividades extractivas, decisión que cambiaría radicalmente su vida.
En Chuquicamata encuentra su tercer empleo en la Chile Exploration Company, empresa en la cual se incorporará, también, a la actividad gremial como miembro del Sindicato Profesional de Empleados. Estando allí, formará su familia y también recibirá el cariño, aprecio y adhesión de miles y miles de trabajadores como su representante en este Congreso Nacional.
Don Ramón Silva Ulloa recuerda que la vida en el mineral era muy difícil, de mucho esfuerzo y remuneraciones muy bajas, sólo compensada, en parte, con el sistema de racionamiento de los productos de primera necesidad.
Su innata condición de líder, su conciencia social y su vocación de servicio lo llevaron a trabajar en la organización de aquellos hombres para mejorar sus mínimas condiciones de vida y defender incansablemente sus derechos.
Dicha labor comenzó de un modo modesto y acaso ingenuo, con la creación de un Círculo de Ajedrez en el Sindicato Profesional de Empleados. Con esa actividad de entretención, importante para hacer más llevadera la vida de tantos hombres cuya remuneración no alcanzaba para viajar habitualmente a Antofagasta o a otros centros poblados, fue ganando la confianza de sus compañeros.
Sin embargo, vendrían desafíos mayores. Junto a otros profesionales consiguió información y se abocó a estudiar costos y a comparar las remuneraciones de los trabajadores chilenos con la de los funcionarios de la misma empresa en Estados Unidos, labor que culminó en la solicitud de un sueldo vital justo para todos y que terminó con la antigua escala de empleados y obreros.
Fue el primer triunfo, al que se sumarían muchos más, ya que el señor Silva Ulloa fue dirigente durante 12 años. Primero fue secretario y luego presidente del Sindicato de Empleados, período en el cual, además del señalado, obtendría otro logro de gran importancia: la indemnización por años de servicio. Además, desempeñó el cargo de presidente del Comando Sindical de Trabajadores del Cobre de Chuquicamata y participó en la redacción de los estatutos de la Confederación Nacional de Trabajadores del Cobre de la que fue uno de sus fundadores.
“Siempre he sostenido que si tuviera que comenzar de nuevo, no vacilaría ni un momento en ser dirigente sindical” escribió, al recordar esos años de arduo trabajo, pero también de muchos éxitos y satisfacciones.
Su vida sindical en Chuquicamata culmina con su detención, en 1951, a raíz de una huelga de los paleros, cuando le fue aplicada la ley de Defensa de la Democracia. Tras permanecer privado de libertad en Iquique durante 46 días, es dejado en libertad, pero no es reincorporado a la empresa.
La actividad sindical le dará gran prestigio entre sus compañeros de trabajo, la población del mineral y de la pampa nortina quienes, en 1950, lo elegirán regidor por Calama , y luego, siempre con las primeras mayorías, por cuatro períodos consecutivos, desde 1953 hasta 1969, como diputado por la provincia de Antofagasta. Posteriormente, ese mismo año, será elegido senador por la Primera Agrupación Provincial de Tarapacá y Antofagasta .
Como parlamentario, don Ramón Silva Ulloa trabajó permanentemente en las comisiones de Hacienda y Mixta de Presupuesto, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de la República. Además, participó ocasionalmente en las comisiones de Asistencia MédicoSocial e Higiene, de Economía y Comercio, de Defensa Nacional, de Constitución, Legislación y Justicia; de Policía Interior y Reglamento y de Gobierno Interior del Senado de la República.
Fue autor de numerosos proyectos que se convirtieron en leyes, como el de descanso dominical para empleados y obreros y el que estableció rebajas de pasajes en giras de estudios para estudiantes y docentes de establecimientos fiscales de zonas apartadas. De igual manera, intervino decididamente en la redacción de muchas otras normas que hasta hoy favorecen a los trabajadores, y en disposiciones tributarias y financieras destinadas a dejar en las regiones parte de los ingresos que produce la gran minería.
Ello está contenido en los textos y en las bitácoras de este Congreso Nacional. Sin embargo incluso más importante que eso está aquella otra historia, la que no figura en esos documentos y que habla del sincero aprecio que se ganó entre sus colegas y los funcionarios de esta Corporación, por su amistad y camaradería.
Se recuerda que su elección como senador motivó, al mismo tiempo, un gran regocijo por su éxito personal y una sincera expresión de gratitud y nostalgia por su partida a la cámara alta. Algunos de los funcionarios de la Cámara me han pedido testimoniar hoy este hecho, realzando su sencillez y sincera preocupación por sus problemas e inquietudes.
Desde su escaño parlamentario, Ramón Silva Ulloa fue uno de los impulsores de la nacionalización del cobre. Ya desde la década de los 50, junto a otros legisladores y fuerzas sociales, promovió el traspaso a la soberanía nacional de la riqueza minera del país.
Si bien ello no prosperó en dichos años, sí tuvo éxito en aquella memorable sesión del Congreso Pleno del 11 de Julio de 1971.
Silva Ulloa fue ese día uno de los oradores. En uno de sus pasajes más destacados, señaló: “La nacionalización permitirá que queden en Chile los capitales que actualmente exportamos y posibilitará al Gobierno planificar y movilizar todos los bienes humanos y materiales disponibles, a fin de dar al pueblo salud, cultura, trabajo, vivienda y bienestar.”.
En su exposición se refleja toda su trayectoria, la consecuencia para hacer práctica los ideales de toda una vida, el tesón y la perseverancia para luchar hasta materializarlos y la lealtad para no olvidar, en ese instante, a los trabajadores y provincias mineras que representaba, al procurar disposiciones especiales en su favor. Esta última es una de las cualidades más notables de este destacado socialista y servidor público: no olvidar jamás su rol e ideales.
Ramón Silva Ulloa fue dirigente político y gremial, un trabajador de la minería y parlamentario. Pero no entendió el ejercicio de esos cargos como un período finito de su vida, con comienzo y término, sino que los hizo suyos y siguió ejerciendo dichas responsabilidades aun cuando no detentaba ya formalmente esas investiduras.
En una actitud notable, que le valió el cariño y el aprecio de cientos de compatriotas, entendió que el encontrarse cerrado el Congreso Nacional no le privaba ni impedía llevar adelante la labor de servicio que sentía tan propia y necesaria en esos días. Fue así como a partir de 1973 se dedicó a gestionar documentos, a realizar trámites e instar por las pensiones de muchos compatriotas que permanecían marginados y en el exilio.
Ramón Silva Ulloa no dejó de representar a los suyos, de defenderlos de las injusticias y de hacer oír su voz para reclamar por sus derechos, sin mirar jamás ideas, confesiones religiosas u origen social. Todo ello, al tiempo de participar en todas las instancias destinadas a procurar el retorno del país a la democracia.
No debemos olvidar que también formó parte, junto al ex Presidente Aylwin , del Grupo de los 24.
Así como fue un socialista desde antes de la existencia del Partido Socialista, también siguió siendo parlamentario cuando esta institución se encontraba formalmente clausurada.
Sin duda, es un ejemplo notable de amor al prójimo, consecuencia, dedicación y espíritu cívico que cabe destacar y valorar.
Ramón Silva Ulloa fue un chileno ejemplar, un demócrata de excepción y un socialista de toda la vida. Brilló en todas las actividades que emprendió: en su profesión, como un contador de gran capacidad y preparación; en su eficaz y esforzada labor como dirigente sindical y en su gestión parlamentaria comprometida y valiente. Pero más que eso, se destacó como ser humano por su sencillez, por su calidez, por su sincera preocupación por los problemas de los demás, por su amor a la patria y, especialmente, a ese norte minero y a su gente, por la que tanto hizo y por la que tanto luchó.
Por eso, desde estos escaños, los mismos que algún día le tuvieran como uno de sus más ilustres integrantes, en nombre de la bancada Socialista, expreso el inmenso pesar que nos asiste por la partida de tan destacado servidor público, nuestra solidaridad y fraterno sentimiento de pesar por su partida a sus hijas, nietos, familiares y amigos y, fundamentalmente, nuestra profunda convicción de estar rindiendo homenaje a uno de los chilenos más destacados que haya pasado por este hemiciclo, a un hombre que prestigió la labor sindical y el trabajo parlamentario y que encarnó con coraje y decisión las ideas socialistas, luchando siempre por la dignidad de esta tierra y de sus trabajadores.
He dicho.
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