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- rdf:value = " PRÓRROGA DE PERMANENCIA DE TROPAS CHILENAS EN HAITÍ
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Corresponde ocuparse de la solicitud mediante la cual Su Excelencia el Presidente de la República requiere el acuerdo del Senado para prorrogar la autorización de la salida de tropas nacionales del territorio de Chile, concedida hasta el 1º de junio del año en curso, con el propósito de continuar participando en la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití. Dicha solicitud fue informada por las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional, unidas.
Esta sesión especial fue convocada en virtud de lo dispuesto en el Nº 2º del artículo 67 del Reglamento de la Corporación.
--Los antecedentes sobre la solicitud (S 794-05) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Se da cuenta en sesión 50ª, en 10 de mayo de 2005.
Informe de Comisión:
R. Exteriores y Defensa, unidas, sesión 52ª, en 17 de mayo de 2005.
El señor ROMERO (Presidente).-
Hago presente que los dos Ministros que han concurrido deberán hacer sus exposiciones dentro de un lapso no superior a cinco minutos cada uno.
Seguidamente, daré la palabra al señor Vicepresidente , quien presidió la delegación de miembros de nuestra Corporación que fue a Haití, para que también realice una presentación corta.
La brevedad de las intervenciones obedece a que a las 16 horas comienza la sesión ordinaria.
¿Algún señor Senador desea inscribirse para hablar sobre el tema?
El señor COLOMA.-
Yo, señor Presidente.
El señor BOENINGER.-
Yo también.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Muy bien. Creo que es suficiente con dos Senadores, más las exposiciones de los señores Ministros y del señor Vicepresidente.
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor HOFFMANN ( Secretario ).-
La solicitud de Su Excelencia el Presidente de la República busca obtener la autorización del Senado para prorrogar la permanencia de las tropas y de los medios nacionales en Haití por seis meses, renovables por un período igual.
El Primer Mandatario manifiesta que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con fecha 29 de noviembre de 2004, resolvió prorrogar el mandato de la Misión de Estabilización en Haití hasta el 1º de junio de este año, con la intención de renovarlo por nuevos períodos.
Agrega que la práctica de las Naciones Unidas indica que este Consejo formalizará en fecha muy próxima la prórroga del mandato de la Misión, por lo que el Gobierno de Chile, considerando que la continuidad de las operaciones en Haití requiere relevos sucesivos, solicita al Senado autorizar la prórroga de la permanencia de nuestras tropas en dicho país.
Las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional, unidas, luego de analizar detenidamente esta materia, se pronunciaron sobre la solicitud de Su Excelencia el Presidente de la República y acordaron, por la unanimidad de sus miembros presentes (Honorables señores Canessa, Coloma, Fernández, Flores, Larraín, Martínez, Muñoz Barra y Valdés), prorrogar por seis meses, renovables por un mismo período, la permanencia de tropas chilenas en Haití, estableciendo que esta decisión implica la intención de no prorrogar dicho mandato el 1º de junio de 2006, para reemplazar la naturaleza de la operación por una de cooperación económica y social .
El señor ROMERO (Presidente).-
Ofrezco la palabra al señor Ministro de Relaciones Exteriores.
El señor WALKER ( Ministro de Relaciones Exteriores ).-
Señor Presidente , en la participación de Chile en Haití, junto a otros países de América Latina, se pueden distinguir tres principios y tres dimensiones.
Tales principios confluyen para explicar y justificar nuestra presencia en la nación centroamericana.
El primero de ellos es el regionalismo abierto. Entendemos que la política exterior chilena se hace desde nuestra región: América Latina y el Caribe. Un ejemplo de ello es el Grupo de Río. La participación en Haití es un caso emblemático de lo que constituye este regionalismo.
El segundo principio rector es el multilateralismo, que confluye, junto con el anterior, para fundamentar nuestra presencia en dicho país. En un sentido opuesto, la actitud de Chile frente a la situación de Iraq se debió justamente a la ausencia de multilateralismo en las relaciones internacionales. A contrario sensu, cuando el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas planteó la necesidad de crear una fuerza multinacional en Haití, nuestro país se mostró disponible.
Y el tercer principio es la solidaridad. No podemos permanecer impasibles frente a una situación como la que se vive en esa nación, con un ingreso de 250 dólares per cápita, con dos tercios de su fuerza laboral sin trabajo, con 52 por ciento de analfabetismo.
En consecuencia, señor Presidente , esos tres principios (regionalismo abierto, multilateralismo y solidaridad) son los que explican nuestra decisión de cooperar en aquel país, a menos de 72 horas de la dictación de la Resolución Nº 1.529 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que permitió desplegar una fuerza multinacional provisional tras la caída del Presidente Aristide , el 29 de febrero del año 2004. Dos meses después, el 30 de abril, la Resolución Nº 1.542 creó la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), la cual, como sabemos, es dirigida por el embajador Juan Gabriel Valdés , en calidad de representante personal del Secretario General de la ONU .
Es esta Misión, señor Presidente , la que ha sido renovada cada seis meses en el ámbito del Consejo de Seguridad y, por supuesto, con la autorización del Senado.
Lo que estamos solicitando, en consonancia con lo acordado por la Comisión de Relaciones Exteriores -con cuyos miembros sostuvimos una reunión muy extensa y detallada hace un par de días-, es prorrogar el mandato para que nuestras tropas puedan permanecer en Haití.
Por otro lado, las tres dimensiones de la presencia chilena en dicho país son: seguridad, desarrollo económico y democracia.
Obviamente, el factor seguridad es el que explica los 6 mil 200 efectivos militares en Haití, de una fuerza total de 6 mil 700 autorizada por el Consejo de Seguridad. Constituye una presencia disuasiva que procura imponer el orden requerido por un país que ha sido incapaz, a lo largo de su historia, de darse condiciones de gobernabilidad adecuadas.
Yo diría que este objetivo se halla parcialmente logrado, en el sentido de que se ha evitado una masacre, una catástrofe. Sin embargo, todavía existen amenazas que afectan la seguridad, como es la acción de los ex militares llamados "comandantes" o la de las bandas armadas conocidas como "pandillas".
El propósito final en seguridad es el DDR (desarme, desmovilización y reinserción). Es evidente que se han registrado avances parciales al respecto, insuficientes, pero en la dirección correcta. De hecho, la misión militar chilena ha jugado un rol muy importante en ese sentido.
Y el informe del Consejo de Seguridad, luego de la visita de una misión de la ONU a Haití, del 12 al 16 de abril recién pasado -no me referiré a sus resoluciones o recomendaciones, porque no hay tiempo-, ratifica la importancia de esa presencia.
La segunda dimensión es el desarrollo económico. Mil 400 millones de dólares se han comprometido para hacer frente a los proyectos de desarrollo que doten de legitimidad a la actuación de la comunidad internacional en ese país.
Y la tercera es la democracia. Se celebrarán elecciones en noviembre y diciembre próximos. Hubo un intento inicial de imponer un orden y restablecer la administración estatal en los ámbitos de la justicia y de la policía, y asumió un Gobierno provisional: el actual, del Presidente Boniface Alexandre y del Primer Ministro Latortue . Pero se trata de proporcionar legitimidad al proceso político. De allí los comicios mencionados, que cuentan con un apoyo financiero comprometido de 20 millones de dólares, aportados por Estados Unidos y la Unión Europea.
En consecuencia, no basta con la consideración de la seguridad y del desarrollo; la democratización es realmente el objetivo en el año en curso.
Concluyo, señor Presidente , expresando que no somos una fuerza de ocupación. Existen una resolución del Consejo de Seguridad, que da legitimidad a la acción emprendida, y un documento suscrito por el Primer Ministro Latortue con el General Cheyre, que certifica que la presencia militar chilena es a requerimiento de ese órgano de Naciones Unidas y del propio Gobierno haitiano.
Por lo tanto, esperamos que la solución que nos ocupa -sin duda es de largo plazo- pueda, a través de la presencia militar aludida -no sólo reviste ese carácter: también es de cooperación-, crear las condiciones para la gobernabilidad y la sustentación del proceso político y económico en Haití.
Gracias, señor Presidente.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
El señor Ministro de Defensa Nacional ha pedido autorización para apoyarse en una presentación en PowerPoint.
Si le parece a la Sala, se accederá a lo solicitado.
Acordado.
Tiene la palabra, Su Señoría.
El señor RAVINET ( Ministro de Defensa Nacional ).-
Señor Presidente , complementaré, en forma breve, la exposición resumida del señor Ministro de Relaciones Exteriores .
El trabajo realizado por nuestro contingente desplegado en Haití -como pudieron comprobarlo los señores Senadores que visitaron ese país hace poco- goza de una alta valoración de las autoridades civiles y del Gobierno local, y muy particularmente de la población. Nuestras fuerzas han sido capaces, no sólo de preservar la seguridad, sino también de efectuar un conjunto de acciones que se han traducido en capacitación, educación y obras en beneficio de la comunidad.
Esa presencia, primero, ha permitido que nuestros soldados y oficiales ganen experiencia, especialmente en condiciones más reales. Segundo, ha hecho posible estrenar una fuerza de despliegue rápido por parte de Chile. Y, tercero, el profesionalismo y la alta valoración han ayudado a que ese contingente opere con una efectividad disuasiva importante.
Con su venia, señor Presidente , me referiré ahora al tema económico. Y agradezco que, a este efecto, se haya autorizado a la Comandante Martínez para que me ayude.
El cuadro inicial incluido, por lo demás, en el informe de las Comisiones- muestra los resultados de nuestra fuerza de paz en los primeros seis meses: el gasto en personal fue de 13 millones 858 mil dólares, y en adquisición de equipo y mantención, de 14 millones y medio. En ese período no hubo reembolso por Naciones Unidas, tanto por nuestras dificultades para facturar como por la demora del organismo internacional. De la cifra mencionada en primer término, 11 millones 341 mil dólares se hallaban contemplados en el Presupuesto de la Nación para sueldos de esos funcionarios nacionales, por lo que el déficit fue de poco más de 2 millones y medio, como se ve en la tabla que se está proyectando.
Sin embargo, mejora el panorama para 2005.
En la primera línea se consignan las remuneraciones que se pagarán a las 539 personas desplegadas allá, y en la segunda, el gasto en equipo y mantención, que bajará a poco menos de 14 millones de dólares. Ambos ítemes generan un desembolso de 38 millones 392 mil dólares. Pero se obtendrán ingresos por 20 millones 186 mil dólares, de Naciones Unidas, a lo que se suma el sueldo de los funcionarios nacionales: 7 millones 126 mil dólares. Ello determina que, en este año, se anticipe un pequeño excedente de 2 millones 812 mil dólares.
Si se proyecta esta situación a un año más de operación, a partir de junio próximo, y se considera que en ese mes de 2006 se completarán dos años del despliegue de nuestras fuerzas -se trata de un presupuesto, por lo que necesariamente esto debe ajustarse a los términos reales-, el gasto total en personal, incluyendo las remuneraciones en moneda nacional y extranjera, asciende a 54 millones y medio de dólares por todo el período, con un desembolso en equipo, maquinaria, instrumental y mantención de 31 millones 843 mil dólares, todo lo cual suma 86 millones 415 mil dólares.
Esperamos que Naciones Unidas reembolse en total poco menos de 50 millones de dólares, lo que, unido a los 22 millones 917 mil dólares de los sueldos del personal nacional -que igualmente se pagarían encontrándose éste en Chile o en el extranjero- y a los 8 millones 216 mil que se deben devolver a Hacienda por un préstamo inicial que se solicitó en un momento en que no había caja ni financiamiento del organismo internacional, llevaría a un excedente financiero, al final del período, de 9 millones 915 mil dólares.
Ello significa que los 31 millones 843 mil dólares en equipo se contemplan como un gasto amortizable en el tiempo. Desde el punto de vista económico, yo diría que al cabo de dicho lapso obtendremos un valor residual de probablemente la mitad de ese monto; o sea, de unos 15 millones de dólares. Si esto lo lleváramos, no a términos financieros, sino económicos, podríamos afirmar que el déficit -el menor reembolso de Naciones Unidas, incluido lo que es mantención y equipo, que durará aun más que el despliegue de las fuerzas- es del orden de 5 millones de dólares como costo real para el erario.
Para mantenerme dentro del tiempo, señor Presidente , explicaré el contenido de una de las últimas diapositivas, a fin de mostrar cuál es la situación actual de la facturación a las Naciones Unidas.
Hasta el 16 de mayo hemos logrado facturar 11 millones 352 mil dólares a dicho organismo internacional. En el curso del año esperamos facturar 8 millones 833 mil dólares, lo que hará un total de 20 millones 185 mil. De la cifra mencionada en primer término -esto es, de lo que se ha devengado y mandado cobrar después del atraso inicial en los primeros seis meses-, estamos en condiciones de afirmar en este Hemiciclo que Naciones Unidas ya ha pagado 10 millones 788 mil; es decir, se halla prácticamente al día en relación con lo que hemos facturado.
Señor Presidente, estoy agradecido por la amabilidad de permitirme dar cuenta de esas cifras mediante Powerpoint, como asimismo por la cooperación de la Comandante Martínez.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Gazmuri.
El señor GAZMURI.-
Señor Presidente , como es de conocimiento de la Sala, se acordó que una delegación de Senadores visitara Haití a fin de tener una información de primera mano que nos sirviera de elemento de juicio para el debate y la decisión que debemos tomar.
El 2 de mayo recién pasado viajamos a esa nación con los Senadores señores Arancibia , Valdés , Larraín y Ruiz-Esquide. Nos acompañaron también el Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Baja, Diputado señor Villouta , y el Diputado señor Cardemil , miembro de la Comisión de Defensa.
Durante dos días y medio se desarrolló una actividad bastante intensa. Estuvimos veinticuatro horas en Puerto Príncipe, donde celebramos una larga sesión de trabajo con el Embajador Valdés, encargado de la Misión de las Naciones Unidas en Haití; el General Heleno, de Brasil, quien está a cargo de las Fuerzas de la ONU en el lugar, y los encargados por esa Organización y la OEA de la preparación de los eventos electorales de octubre.
Celebramos reuniones de primer nivel con el Primer Ministro y varios de los miembros del Gabinete; con el Presidente de la República, y, finalmente, con una representación muy amplia de la sociedad civil, organizaciones empresariales y de trabajadores, ONG y de derechos humanos.
En la siguiente jornada fuimos a Cabo Haitiano -capital de uno de los departamentos o regiones en que se divide política y administrativamente el país-, segunda ciudad de Haití, donde está el grueso de nuestras fuerzas, y básicamente el Batallón Chile, encargado allí de la seguridad.
Visitamos los distintos cuarteles; recibimos información directa de los Comandantes de las Fuerzas, y además, de una Compañía de Ingenieros, que cumple una labor muy útil.
Un grupo nuestro más pequeño se entrevistó con las autoridades locales: el Alcalde de la ciudad; el Delegado -equivalente al representante del Poder Ejecutivo en el Departamento-, y el Obispo Arzobispo de la Iglesia Católica.
Finalmente, en Cabo Haitiano tuvimos una reunión informativa con nuestras fuerzas policiales, a cargo de un Comandante de Carabineros. Visitamos también la Unidad de Helicópteros, que opera desde la Capital y que está integrada por aparatos de la Fuerza Aérea y del Ejército de Chile. Y saludamos al Batallón de Ingenieros.
A manera de conclusiones -a mi juicio, ampliamente compartidas por todos-, deseo dar a conocer las siguientes.
Primero, nos quedó la clara impresión de que la intervención de las Naciones Unidas impidió una grave fractura de la sociedad haitiana, la cual habría podido derivar eventualmente en una guerra civil, con un riesgo grave de disolución del Estado.
Segundo, la situación de seguridad, comparada con la existente antes de la intervención de las Naciones Unidas, ha mejorado notablemente, si bien subsisten serios problemas, relacionados, en lo básico, con la acción persistente, sobre todo en la Capital, de varios grupos armados de signo y naturaleza distintos. Eso determina que incluso haya áreas de la ciudad donde prácticamente no existe control de fuerzas del Estado. Hay una incipiente policía haitiana dependiente del Gobierno, pero que, sin lugar a dudas, es incapaz de mantener un mínimo orden.
Tercero, en todas partes recogimos una opinión muy favorable y positiva sobre los resultados de la misión militar chilena, en sus distintos componentes, en especial por parte de las autoridades locales de Cabo Haitiano, es decir, allí donde el Batallón Chile es la fuerza que garantiza principalmente la seguridad.
Recibimos un comentario muy positivo del Gobierno en cuanto a nuestra Compañía de Ingenieros y, también del Mando Militar Conjunto del General Heleno, que tuvo palabras especiales sobre el apoyo logístico de la Unidad de Helicópteros.
Cabe destacar que nuestras fuerzas, sobre todo en Cabo Haitiano, tienen una relación muy cercana con la autoridad local y la comunidad, lo que pudimos comprobar.
Cuarto, hay la opinión generalizada de que la mantención de la Misión de Seguridad es indispensable, por lo menos en el corto plazo.
Quinto, un acontecimiento decisivo lo constituyen los comicios convocados para octubre a nivel local. En esa ocasión se elegirán autoridades municipales, y en noviembre y diciembre habrá elecciones generales de Parlamentarios y de Presidente . Allí se aplica un sistema parecido al francés, de dos vueltas.
Se supone que de esta elección, si se lleva a cabo -se está trabajando en esa dirección-, podría surgir un elemento fundamental en Haití: un Gobierno legítimo.
Sexto, en nuestra opinión, la crisis estatal, social y económica que sufre la sociedad haitiana es profunda y su superación, sin duda, tomará un tiempo relativamente largo.
Por último, recogimos muchas críticas y observaciones en el sentido de que la asistencia económica y técnica de las Naciones Unidas y de los países más ricos -por así decir-, que tienen responsabilidad histórica o estratégica en Haití, es lenta y burocrática. Por tanto, en general, se opina que el objetivo de la dimensión no militar de la ONU se está cumpliendo de manera insuficiente.
Todo eso nos lleva a pensar que nuestra decisión será la misma que la de la Comisión de Relaciones Exteriores, en cuanto a votar a favor -entiendo que el acuerdo es por un año- la permanencia de nuestras Fuerzas Armadas en dicho país.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Debo informar que hay seis señores Senadores inscritos y que, como advirtió la Mesa, sólo tenemos tiempo hasta las 16.
Entonces, pido a Sus Señorías ser breves en sus intervenciones. Después votaremos electrónicamente, para no dilatar el proceso.
¿Habría acuerdo en la Sala para proceder de esa forma?
Acordado.
El señor LARRAÍN.-
Limitemos el tiempo de cada intervención, señor Presidente .
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Ya se fijó la hora de votación. Los señores Senadores ya inscritos disponen de 5 minutos, y quienes se anoten después, de 3.
Tiene la palabra el Honorable señor Coloma.
El señor COLOMA.-
Señor Presidente , como Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores , puedo señalar que, junto con la de Defensa Nacional, conocimos la solicitud del Presidente de República para prorrogar la salida de tropas del territorio de la República con destino a Haití, que fuera concedida hasta el 1º de junio del año en curso, con la posibilidad de extenderla por seis meses, plazo prorrogable por igual período.
De la interesantísima discusión sostenida con los señores Ministros de Defensa Nacional y de Relaciones Exteriores, deseo concentrarme en tres puntos centrales que, a mi juicio, marcan el sentido del debate de una materia compleja como la que nos ocupa. Porque una cosa es que hayamos llegado a un acuerdo unánime y otra distinta no reconocer que tiene esa característica; porque sí es un asunto difícil.
¿Qué deseo plantear?
En primer término, que para la decisión favorable de las Comisiones unidas fueron muy importantes las consideraciones expuestas por el Presidente de la República a los efectos de solicitar la ampliación del plazo, prorrogable por otros seis meses. Y lo fueron en dos sentidos.
Primero, cabe recordar que en la oportunidad anterior hubo una situación de emergencia. Según se planteó, la misión chilena se enviaba porque había que salvar la vida de millones de haitianos expuestos a una segunda Ruanda . Tal emergencia no estaba dada en los hechos. Es otra la situación.
¿Qué dice el Primer Mandatario? Básicamente, que hay una voluntad de contribuir al "proceso de estabilización de dicho país considerando, entre otros elementos, el desarrollo de elecciones que habrán de verificarse entre octubre y diciembre del presente año, cuya materialización requiere de un entorno seguro y estable en el cual las fuerzas chilenas, tal como es de público conocimiento, han contribuido favorablemente en el ámbito de su acción.".
Aquí hay una justificación. No se trata de una emergencia dramática. No. Es lógico que el proceso electoral que habrá requiera un entorno seguro.
El segundo punto central se refiere a una pregunta que seguramente muchos señores Parlamentario podrán plantearse.
La política de Chile en esta materia es actuar en función de los mandatos de las Naciones Unidas. Y lo concreto es que en este caso, hasta el minuto, el mandato no está formalizado.
¿Por qué era importante que apareciera el documento por el cual el Presidente de la República pide la autorización?
Se entiende que esto procede en la medida en que se oficialice el mandato sobre la Misión, lo que sucedería en fecha muy próxima. Pero no se puede esperar, ya que, obviamente, la operación en Haití requiere continuidad y relevos sucesivos. De modo que resulta necesario contar en forma previa con la autorización correspondiente.
Es un punto relevante, porque alguien, con razón, puede decir que la vez anterior el envío de tropas fue por un acuerdo formal de las Naciones Unidas. En este momento estamos a la espera de él. Pero, por la continuidad que se precisa, si llegase un día antes del término del plazo, no habría posibilidad de llevarlo a cabo. Porque t��cnicamente, sin ese acuerdo, las tropas chilenas deberían volver el 1º de junio al país. Y si llegara con posterioridad, tendrían que partir nuevamente, lo que no parece muy razonable.
Ése es el primer punto importante a considerar.
En segundo término, aquí hubo una amplia discusión sobre cuatro elementos centrales. El primero dice relación a que el sentido de las misiones de las Fuerzas Armadas chilenas en el extranjero no es lo normal, sino la excepción. El segundo, a la vocación, las tareas y los límites que supone la paz internacional. El tercero, a qué fórmulas hay para no perpetuar la permanencia de tropas en el extranjero; evidentemente, si se dice que se mantendrán hasta que en Haití se alcance la democracia, difícil es que puedan retirarse, porque faltan años para que su institucionalidad pueda funcionar con normalidad. Y el cuarto, a conocer y acotar los costos que supone este esfuerzo.
Todo ello está explicado detalladamente en las actas de las Comisiones, que pido a los señores Senadores revisar, ya que, por cierto, son parte integrante del debate.
Finalmente -y es lo más relevante de todo-, por haber dudas acerca de este punto, pues se trata de un tema complejo, la unanimidad de las Comisiones accedió a aprobarlo, pero en función de cuatro factores, de los cuales es importante dejar constancia.
Primero, la autorización de prórroga por seis meses, los que a su vez pueden renovarse por igual período, previo informe fundado al Senado -así lo expresaron los señores Ministros que concurrieron a las Comisiones, en el sentido de que ése era el espíritu con que actuaban-, implica la intención de no volver a solicitar dicho mandato más allá del 1º de junio del 2006, tendiéndose a reemplazar la presencia de tropas por un grupo que lleve a cabo un programa de cooperación económica y social, criterio que fue compartido por los representantes del Ejecutivo.
Éste es un principio importante. Hay una intención. Todos sabemos que nadie puede intuir exactamente cómo van a ocurrir las cosas. Pero la intención es no seguir prorrogando la autorización por esta vía más allá de ese año.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Ha concluido su tiempo, señor Senador.
El señor COLOMA.-
Segundo -como Senador informante , me parece relevante señalarlo-, el acuerdo significa no aumentar el número de efectivos que actualmente se encuentran en Haití. ¿Por qué lo menciono? Porque en la actual presentación, a diferencia de la anterior, no se especifica cantidad. Nosotros lo preguntamos. La autoridad nos planteó que la idea era mantenerla sin variación, de lo que quedó constancia en el acta.
Tercero, se explicitó la necesidad de un llamamiento a la comunidad internacional, especialmente a los países más desarrollados, a fin de contribuir en forma más significativa a la reconstrucción de Haití, ya que el aporte mundial es muy desigual en esta materia.
Cuarto, por la naturaleza de la operación, se estimó deseable que a futuro -o sea, desde el 1º de junio de 2006- no debe entenderse que uno se pueda olvidar de Haití, sino que hay que transformar esa misión desde un componente militar a uno de cooperación económica y civil; esto es, colaborar para la formación de instituciones, que es lo que más necesitan países como el que nos preocupa.
Esos elementos fueron centrales para la unanimidad que se dio. No discutimos en este caso por qué se enviaron tropas a Haití. Ahí podremos tener puntos de vista discrepantes. En la votación así se reflejó. Pero lo importante es que, estando los efectivos chilenos en esa nación, se consideró -en función de los elementos que mencioné- la necesidad de extender hasta por un año la autorización, en las condiciones y con las características que he dado a conocer .
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Boeninger.
El señor BOENINGER.-
Señor Presidente , de los principios en que se funda la política exterior del país destacados por el señor Canciller , me parece que dos son absolutamente aplicables a esta situación: el multilateralismo y la solidaridad. En mi concepto, ambos son expresión de lo que estamos haciendo en Haití. El señor Ministro señaló muy bien que esto implica tener tareas concretas para expresarlo. Se refirió a los objetivos de seguridad, desarrollo y democracia, que a su vez tienen fases de desarme, desmovilización y reinserción.
Considero importante destacar que el multilateralismo es parte del rol activo que está desempeñando nuestro país en Latinoamérica. Y una de sus expresiones más señeras del último tiempo fue la elección de don José Miguel Insulza como Secretario General de la OEA . De manera que, en la medida en que Chile asume un compromiso de tal tipo en ese organismo internacional, resulta bastante evidente que la solidaridad hemisférica y la expresión conjunta de América en Haití son una manifestación obvia de ello. Porque nadie podría explicar un retiro desde ese país junto con el compromiso de habernos insertado de la forma como lo hicimos en la OEA.
Por otro lado, considero del caso destacar que lo realizado en ese país es el resultado de una estrecha cooperación y trabajo con Brasil, en su expresión militar y diplomática. Todos sabemos el importante papel que esta nación jugó en la elección del Secretario General de la OEA . En general, estos procesos -el de Haití, el de la OEA y otros- han ido conduciendo a una relación cada vez más fortalecida de Chile con Brasil, cosa que en el cuadro internacional en que vivimos parece de extrema relevancia.
Dicho esto, creo que las motivaciones ya más específicas surgen casi automáticamente del texto del informe.
Es evidente que la crisis de Haití es social y política, y no sólo militar; que el proceso electoral de fin de año resulta clave para el futuro del país; que el afianzamiento de la seguridad es fundamental para garantizar el proceso eleccionario. O sea, pasar de la facultad de desarme y de desmovilización a una de reinserción exige que esas elecciones puedan desarrollarse normalmente, y no hay seguridad de que así ocurra sin la presencia militar.
También resulta trascendente el desarrollo de una policía propia. No sé a qué velocidad ocurrirá, pero condición necesaria es el traspaso a los haitianos de la acción de las fuerzas militares que se encuentran allí.
Además, está claro que las elecciones, específicamente -y así lo dice el informe de las Comisiones unidas-, enfrentan los problemas de las bandas armadas, la inexistencia de un registro civil, la existencia de noventa y cuatro partidos políticos y la carencia crónica de instituciones políticas, de líderes nacionales, etcétera. De manera que el tránsito de aquí a los comicios de fin de año prácticamente es inconcebible sin la mantención de la presencia de las tropas chilenas, brasileñas y otras.
En cuanto al financiamiento, debo decir que está razonablemente bajo control.
Considero muy importante destacar que la experiencia que ha adquirido y sigue adquiriendo nuestro contingente militar en Haití es la expresión de un tipo de misión contemporánea que va a ser cada vez más frecuente en la solución de las grandes guerras mundiales y de los conflictos regionales, subregionales y locales que caracterizan la vida contemporánea, y que las naciones logran enfrentar, canalizar y resolver sobre la base de presencia de contingentes civiles y militares que garanticen la paz y encaucen los procesos. Y la experiencia que recoge nuestra gente destacada allá me parece valiosísima en el contexto de lo que va a ser la futura política habitual en este tipo de situaciones.
Finalmente, creo que el plazo de seis meses es razonable. Que haya una posibilidad de prórroga también me parece evidente, dado que nadie sabe con exactitud, por calendario, cómo se van a desarrollar las cosas. Pienso que fijar un límite o que haya una especie de intención para terminar a los seis meses ejerce alguna presión sobre los propios haitianos a los efectos de que tomen en serio el hecho de que no van a vivir eternamente bajo el amparo de tropas extranjeras en su territorio.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Larraín.
El señor LARRAÍN.-
Señor Presidente , como lo expresó el Senador señor Gazmuri en nombre de quienes viajamos a Haití, creo que las dudas que en su momento existieron en el Senado respecto del beneficio, la utilidad, la conveniencia de nuestra presencia allá quedaron enteramente despejadas para quienes tuvimos la oportunidad de ver en terreno la situación y el rol que han jugado nuestras tropas en su tarea de pacificación y colaboración destinada a alcanzar con mayor seguridad un proceso de institucionalización en dicho país.
Por lo tanto, pienso que se ha actuado bien.
Es más, esta experiencia ha sido buena para Chile. Le ha permitido lograr una proyección internacional que ha sido reconocida, desde luego, no sólo por la misión de las Naciones Unidas, sino también por las autoridades haitianas, incluso por quienes no muestran simpatía por el actual régimen ni por la participación de dicho organismo mundial, pero que se dan cuenta de que la labor desempeñada por nuestras tropas y la presencia de ellas han tenido por objeto colaborar, con mucho respeto, para dar seguridad a la población.
A mi juicio, esta experiencia ha sido positiva para nuestro país.
Asimismo, ha sido beneficiosa para las Fuerzas Armadas. Es bueno decirlo, porque ese reconocimiento les da una proyección internacional extraordinaria. Y para nosotros son motivo de justo orgullo la forma como ellas se han desenvuelto y lo que escuchamos decir sobre su desempeño. Además, su permanencia en dicho país les sirve de aprendizaje, dado que la labor en terreno es muy útil y conveniente en su preparación profesional.
Por ejemplo, la actuación de comandos conjuntos de distintas ramas castrenses que habitualmente no hacen esto en el país los obliga a desarrollar lenguajes y procedimientos comunes. O sea, es una misión que valoriza doblemente el esfuerzo desplegado en Haití.
Por consiguiente, se trata de una experiencia positiva, que debe continuar.
¿Cómo continuar? Me parece que el señor Presidente de las Comisiones unidas ya informó al respecto. Nuestra presencia tiene mucho valor, sobre todo para el momento -llevamos en Haití poco más de un año- en que se desarrollen las elecciones. Todo hace prever que dicho proceso empezará en octubre y terminará en diciembre de 2005, y que el nuevo Gobierno se instalará a comienzos de febrero de 2006.
Por ello, es justo pensar que nuestra presencia esté ligada a la facilidad que debemos otorgar para que el proceso de democratización tenga lugar y para que el Gobierno electo pueda establecerse y definir sus políticas durante los primeros meses, con la seguridad de que contará con nuestra colaboración a los efectos de mantener el orden público.
En tal sentido, parece correcta la prórroga de seis meses, que pueden extenderse por un período similar. Con ello ya podemos pensar en retirar las tropas, para que otros asuman la posta y la responsabilidad correspondiente, y, sobre todo, para que nuestra presencia en Haití no sea estrictamente militar, pues el retiro del personal castrense no significa que Chile se excluya de la cooperación a un país devastado.
La situación de Haití -tal como la describió el Senador señor Gazmuri - es dramática, inimaginable. Y, por solidaridad -como expresó el señor Canciller -, estamos obligados a seguir colaborando en la recuperación de ese país.
En ese mismo sentido, considero lamentable que la comunidad internacional, y en especial las naciones más desarrolladas, no haya respondido hasta la fecha con la misma fuerza de Chile, que incluso carece de recursos suficientes para ello.
Quiero recordar que los mil 400 millones de dólares a que se refirió el señor Ministro de Relaciones Exteriores todavía no se han visto. Y en Haití nos reclamaban por esta situación. La Unión Europea anunció su apoyo, pero no lo ha materializado.
Por eso, las Comisiones unidas piden al Senado -y entendemos que ése es el llamado que debemos hacer- que urja a la comunidad internacional para que cumpla sus compromisos y ayude en este proceso. Personalmente, se lo hice presente al señor Embajador de la Unión Europea en Chile, para que transmitiera esta petición a sus representados, pues aquello resulta del todo necesario. No es admisible que sólo Chile haga un esfuerzo en tal sentido y que no actúe de la misma manera la Unión Europea.
Además, quiero dejar constancia -estoy viendo las cifras involucradas- de que nuestro país está haciendo un gran esfuerzo económico. El costo de la operación se recupera en parte, según el informe. Y por ello en principio se da una cantidad del orden de 10 millones de dólares de beneficio. Pero eso supone que los 31 millones de dólares en gastos y en adquisiciones se recuperan. Y el señor Ministro de Defensa fue muy generoso en sus cuentas...
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Finalizó su tiempo, señor Senador.
El señor LARRAÍN.-
Con esto termino, señor Presidente.
Decía que el señor Ministro fue muy generoso en sus cuentas, porque sostuvo que se podían recuperar 15 millones de dólares. Pero, leyendo las partidas de mantención, de preparación de personal, de traslados, de repuestos, concluyo que eso suma más de 20 millones de dólares.
Por lo tanto, al final la cifra de recuperación nos va a dejar, por lo menos, un déficit de 10 millones de dólares.
Creo que vale la pena que Chile haga este esfuerzo. Me parece importante que asumamos que se trata de una operación que nos prestigia internacionalmente, que les hace bien al país y a las Fuerzas Armadas, pero que tiene ese costo, que yo estoy dispuesto a aceptar y que es preciso que sea reconocido en cuanto significa.
He dicho.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Si le parece a la Sala, se prorrogará por algunos minutos la hora de término de la presente sesión para permitir que intervengan todos los Senadores inscritos y luego proceder a votar la solicitud del Presidente de la República .
Acordado.
Tiene la palabra el Honorable señor Arancibia.
El señor ARANCIBIA.-
Señor Presidente , ante todo, me hago partícipe de todas las expresiones de reconocimiento y admiración por la labor que están desarrollando nuestras Fuerzas Armadas en Haití, que en lo personal no me sorprende. Y es gratificante escucharlas en el seno del Senado de la República.
No obstante que concuerdo en que la permanencia de nuestras tropas en dicho país resulta necesaria y en que el año fijado como límite máximo por las Comisiones unidas es adecuado, me preocupa el tema de los gastos. Y sobre ellos deseo pedir ciertas desagregaciones.
Lo explicaré en los siguientes términos.
Cuando se habla de un gasto de 86 millones de dólares -redondearé las cifras-, en el análisis militar esa cantidad debe dividirse en tres partidas distintas: una es gasto en personal; otra, gasto en material, y la tercera, gastos de operación.
El gasto en personal y el de operación -éste tiene que ver con repuestos o insumos- provienen siempre de recursos presupuestarios. Pero el gasto en material -esto es, el que se requiere para la operación: tanques, camiones, aviones, etcétera- se financia y puede financiarse con los fondos reservados de la Ley del Cobre.
Entonces, dos partidas importantes, la de personal y la de operación, deben solventarse con dineros del Presupuesto. Y lo concerniente a adquisiciones de material, con fondos reservados del cobre.
En tal sentido, me preocupan las gruesas cifras que figuran en el informe.
Conforme a los montos establecidos en dicho documento, en sueldos se gastarán 49 millones de dólares, en el total de la operación.
El señor RAVINET ( Ministro de Defensa Nacional ).-
54 millones de dólares, Su Señoría
El señor ARANCIBIA.-
Perdón. Corrijo la cifra: en sueldos son 54 millones.
En seguida, el informe señala gastos de adquisición de equipo y mantenimiento. A mi juicio, eso debe desagregarse, para que sepamos cuánto se gasta en compras de material y cuánto en operaciones, o sea, mantención e insumos, que debería financiarse con recursos presupuestarios y no con leyes reservadas.
El señor RAVINET ( Ministro de Defensa Nacional ).-
¿Me permite una interrupción, señor Senador ?
El señor ARANCIBIA.-
Deseo terminar, señor Ministro . Si me sobra tiempo, se la concederé.
La diferencia que nos devolverá Naciones Unidas -una parte corresponde a sueldos y otra a los trabajos, tanto en horas de vuelo como en el empleo de la Compañía de Ingenieros- suma 49 millones 786 mil dólares.
Las platas por horas de vuelo tendrían que ser reembolsadas al ítem de la referida ley, porque están dentro de los gastos operacionales. Y, seguramente, hasta el momento el financiamiento ha provenido de los fondos reservados. O sea, no es posible pagar con las platas de horas de vuelo que reembolsa Naciones Unidas los sueldos del personal, porque eso constituye una triangulación inadecuada.
El señor MARTÍNEZ .-
Es ilegal.
El señor ARANCIBIA.-
Mi Honorable colega señala que es ilegal, pero yo prefiero calificarla de inadecuada, para no decirlo con tanta dureza.
Por eso, me gustaría ver cifras más desagregadas, para tener la certeza de que los orígenes y los destinos de los recursos que aquí se especifican se ajusten a la normativa legal chilena, que hemos cumplido tradicionalmente.
Por último, deseo plantear lo siguiente.
Todos estamos conteste en que la misión militar debe terminar dentro de un año, si el Gobierno así lo estima. Por ahora, el Ejecutivo está pidiendo seis meses de prórroga, pero existe acuerdo explícito para extenderlo por un período similar.
Sin embargo, es indispensable dejar en claro -y aquí se ha dicho- que esta misión no puede constituir sólo una acción militar, sino que debe tener una connotación orientada al desarrollo. Así se ha planteado acá.
Nosotros tenemos dos áreas militares que apuntan a este último aspecto: una, el empleo de la Compañía de Ingenieros, la cual no cuenta con material para asfaltar y construir caminos; o sea, no han llegado las platas desde el extranjero.
Y la otra, que es fundamental, se refiere a la posibilidad de desarrollar un proyecto de cartografía. Esto ha sido ofrecido y así quedó establecido. Para un país desorganizado como Haití, resulta esencial que sus habitantes...
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Ha concluido su tiempo, señor Senador.
El señor ARANCIBIA.-
...conozcan la cartografía de su territorio.
Creo que ambos temas son primordiales para el Ministro de Relaciones Exteriores . Por lo tanto, es fundamental apoyar su materialización y conseguir los recursos necesarios sobre el particular .
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Ruiz-Esquide.
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
Señor Presidente , el Senador señor Gazmuri dio cuenta detallada de nuestra visita a Haití.
Recuerdo que la vez anterior votamos recogiendo los antecedentes entregados por el Gobierno, lo cual nos pareció legítimo dentro del marco del diseño de la política exterior chilena. No es del caso referirse a ella ahora, ni existe el tiempo necesario para valorarla y analizarla.
En esta oportunidad estuvimos en Haití. Y me parece que bien vale la pena representar los hechos que consideramos más relevantes para entender que la vez anterior actuamos en forma correcta al votar favorablemente la participación de Fuerzas Armadas chilenas en la reconstrucción de ese país.
Primero, se pudo comprobar que en el momento en que llegaron a Haití tropas provenientes de varias naciones había un nivel de violencia y de inseguridad que exigía la concurrencia de fuerzas de paz.
Segundo, esa situación fue reconocida por la sociedad haitiana en sus distintos niveles. Todas las personas con las cuales conversamos estaban conscientes de que la presencia de personal militar extranjero había contribuido a superar dicha crisis.
Tercero, en todas partes se ha recogido la opini��n -y no es la única razón por la cual se puede estabilizar Haití- de que es absolutamente indispensable reconstruir el aparato político, el Estado haitiano. Y ello exige la presencia de las fuerzas que actualmente se encuentran en ese territorio.
Sin embargo, se entiende que el período de su reconstrucción no durará seis meses ni un año, sino que probablemente se extenderá a cinco, seis y más años. Por lo tanto, es preciso comprender que, así como ahora se recompuso la seguridad, se debe reconstruir dicho país también con la ayuda y la presencia extranjeras, incluso por bastante tiempo. Éste tampoco puede ser excesivo, porque en definitiva terminará siendo la misión de una fuerza de ocupación más que de paz.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Ha concluido su tiempo, señor Senador.
El señor RUIZ-ESQUIDE.-
Termino de inmediato, señor Presidente.
Por último, deseo destacar algo que se ha mencionado aquí: la concepción que hubo acerca de las fuerzas de paz al momento de su llegada no era la que existe ahora. Al respecto, cabe mencionar que se ha valorado en forma muy especial la presencia chilena.
En estas condiciones, teniendo presente que éste es un tema que -como dijo el Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores- bien merecería una discusión bastante más larga, los Senadores democratacristianos vamos a aprobar la solicitud del Gobierno, en el entendido de que se trata de una prórroga de seis meses, renovable por otro período similar.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Muñoz Barra, último orador inscrito.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Señor Presidente, no debemos perder de vista que Chile se ha insertado en el mundo internacional, lo que, sin duda, significa deberes y derechos. Y eso tenemos que aceptarlo. Pertenecemos al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, hecho que por cierto subraya esas responsabilidades.
Un señor Senador preguntó por qué fuimos a Haití, y señaló que sería un tema para otro debate. Chile está inserto en el mundo internacional de la economía, y hemos firmado múltiples tratados de libre comercio que aceptamos en todas sus particularidades. Las sociedades y los países más desarrollados tienen responsabilidades también, más allá de lo económico, con naciones como Haití, que pertenece a nuestro continente.
Dicho país, señor Presidente , señores Senadores , es un drama en cuanto grupo humano: 85 por ciento de cesantía; 45 años de promedio de vida; no existe Estado de Derecho, y en este instante hay más de cien fracciones pseudopolíticas, una gran cantidad de ellas absolutamente armadas, como lo constataron los Senadores de todos los sectores políticos de esta Corporación.
Nosotros representamos hoy día sólo el 10 por ciento de las fuerzas de las Naciones Unidas. ¡El 10 por ciento!
Nuestras Fuerzas Armadas y policiales han sido extremadamente bien evaluadas, porque han actuado en el plano de las necesidades vitales: construcción de caminos, mundo sanitario, asistencia médica, resguardo del orden, etcétera.
Y si tuviera algún costo para Chile, no obstante que las informaciones provenientes tanto del Ministerio de Relaciones Exteriores como del de Defensa Nacional indican que no lo habrá, en buena hora -diría yo- si evitamos una tragedia. Porque si no existe un control por parte de las Naciones Unidas, evidentemente veríamos un genocidio, una masacre humana, como lo hemos observado en otras latitudes del planeta.
Por eso, señor Presidente , respetando el orden y el tiempo por usted establecidos, sólo me cabe manifestar que los votos de los dos Senadores del Partido Por la Democracia serán para apoyar la autorización de permanencia de nuestras Fuerzas Armadas y policiales en Haití hasta por un año.
El señor ROMERO (Presidente).-
En votación electrónica.
El señor HOFFMANN ( Secretario ).-
¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Terminada la votación.
--Se aprueba la solicitud del Presidente de la República (39 votos favorables y una abstención).
Votaron por la afirmativa los señores Aburto, Arancibia, Boeninger, Bombal, Canessa, Cariola, Chadwick, Coloma, Cordero, Fernández, Flores, Foxley, Frei (doña Carmen), Frei (don Eduardo), García, Gazmuri, Horvath, Larraín, Martínez, Moreno, Muñoz Barra, Naranjo, Novoa, Núñez, Ominami, Orpis, Parra, Pizarro, Romero, Ruiz (don José), Ruiz-Esquide, Sabag, Silva, Stange, Vega, Viera-Gallo, Zaldívar (don Adolfo), Zaldívar (don Andrés) y Zurita.
Se abstuvo el señor Ávila.
El señor ROMERO (Presidente).-
En consecuencia, queda prorrogada la autorización para la salida de tropas nacionales.
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