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El señor GAZMURI.-
Señor Presidente , como es de conocimiento de la Sala, se acordó que una delegación de Senadores visitara Haití a fin de tener una información de primera mano que nos sirviera de elemento de juicio para el debate y la decisión que debemos tomar.
El 2 de mayo recién pasado viajamos a esa nación con los Senadores señores Arancibia , Valdés , Larraín y Ruiz-Esquide. Nos acompañaron también el Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Baja, Diputado señor Villouta , y el Diputado señor Cardemil , miembro de la Comisión de Defensa.
Durante dos días y medio se desarrolló una actividad bastante intensa. Estuvimos veinticuatro horas en Puerto Príncipe, donde celebramos una larga sesión de trabajo con el Embajador Valdés, encargado de la Misión de las Naciones Unidas en Haití; el General Heleno, de Brasil, quien está a cargo de las Fuerzas de la ONU en el lugar, y los encargados por esa Organización y la OEA de la preparación de los eventos electorales de octubre.
Celebramos reuniones de primer nivel con el Primer Ministro y varios de los miembros del Gabinete; con el Presidente de la República, y, finalmente, con una representación muy amplia de la sociedad civil, organizaciones empresariales y de trabajadores, ONG y de derechos humanos.
En la siguiente jornada fuimos a Cabo Haitiano -capital de uno de los departamentos o regiones en que se divide política y administrativamente el país-, segunda ciudad de Haití, donde está el grueso de nuestras fuerzas, y básicamente el Batallón Chile, encargado allí de la seguridad.
Visitamos los distintos cuarteles; recibimos información directa de los Comandantes de las Fuerzas, y además, de una Compañía de Ingenieros, que cumple una labor muy útil.
Un grupo nuestro más pequeño se entrevistó con las autoridades locales: el Alcalde de la ciudad; el Delegado -equivalente al representante del Poder Ejecutivo en el Departamento-, y el Obispo Arzobispo de la Iglesia Católica.
Finalmente, en Cabo Haitiano tuvimos una reunión informativa con nuestras fuerzas policiales, a cargo de un Comandante de Carabineros. Visitamos también la Unidad de Helicópteros, que opera desde la Capital y que está integrada por aparatos de la Fuerza Aérea y del Ejército de Chile. Y saludamos al Batallón de Ingenieros.
A manera de conclusiones -a mi juicio, ampliamente compartidas por todos-, deseo dar a conocer las siguientes.
Primero, nos quedó la clara impresión de que la intervención de las Naciones Unidas impidió una grave fractura de la sociedad haitiana, la cual habría podido derivar eventualmente en una guerra civil, con un riesgo grave de disolución del Estado.
Segundo, la situación de seguridad, comparada con la existente antes de la intervención de las Naciones Unidas, ha mejorado notablemente, si bien subsisten serios problemas, relacionados, en lo básico, con la acción persistente, sobre todo en la Capital, de varios grupos armados de signo y naturaleza distintos. Eso determina que incluso haya áreas de la ciudad donde prácticamente no existe control de fuerzas del Estado. Hay una incipiente policía haitiana dependiente del Gobierno, pero que, sin lugar a dudas, es incapaz de mantener un mínimo orden.
Tercero, en todas partes recogimos una opinión muy favorable y positiva sobre los resultados de la misión militar chilena, en sus distintos componentes, en especial por parte de las autoridades locales de Cabo Haitiano, es decir, all�� donde el Batallón Chile es la fuerza que garantiza principalmente la seguridad.
Recibimos un comentario muy positivo del Gobierno en cuanto a nuestra Compañía de Ingenieros y, también del Mando Militar Conjunto del General Heleno, que tuvo palabras especiales sobre el apoyo logístico de la Unidad de Helicópteros.
Cabe destacar que nuestras fuerzas, sobre todo en Cabo Haitiano, tienen una relación muy cercana con la autoridad local y la comunidad, lo que pudimos comprobar.
Cuarto, hay la opinión generalizada de que la mantención de la Misión de Seguridad es indispensable, por lo menos en el corto plazo.
Quinto, un acontecimiento decisivo lo constituyen los comicios convocados para octubre a nivel local. En esa ocasión se elegirán autoridades municipales, y en noviembre y diciembre habrá elecciones generales de Parlamentarios y de Presidente . Allí se aplica un sistema parecido al francés, de dos vueltas.
Se supone que de esta elección, si se lleva a cabo -se está trabajando en esa dirección-, podría surgir un elemento fundamental en Haití: un Gobierno legítimo.
Sexto, en nuestra opinión, la crisis estatal, social y económica que sufre la sociedad haitiana es profunda y su superación, sin duda, tomará un tiempo relativamente largo.
Por último, recogimos muchas críticas y observaciones en el sentido de que la asistencia económica y técnica de las Naciones Unidas y de los países más ricos -por así decir-, que tienen responsabilidad histórica o estratégica en Haití, es lenta y burocrática. Por tanto, en general, se opina que el objetivo de la dimensión no militar de la ONU se está cumpliendo de manera insuficiente.
Todo eso nos lleva a pensar que nuestra decisión será la misma que la de la Comisión de Relaciones Exteriores, en cuanto a votar a favor -entiendo que el acuerdo es por un año- la permanencia de nuestras Fuerzas Armadas en dicho país.
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