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El señor ZALDÍVAR (don Andrés) .-
Señor Presidente , a lo mejor, la discusión deberíamos haberla finalizado con la intervención de la señora Ministra . Sus observaciones han sido realmente importantes. Yo la felicito por su perseverancia en la búsqueda de este proyecto, al igual que a las autoras de él, las Diputadas señoras Adriana Muñoz y María Antonieta Saa .
Sentí gran satisfacción por haber trabajado en la Comisión Mixta junto a las Diputadas señoras Isabel Allende y María Eugenia Mella ; y, por supuesto, por la labor desarrollada por los miembros de las Comisiones de Constitución, Legislación y Justicia de la Cámara y del Senado, así como por los de la Comisión Mixta.
Quiero destacar la trascendencia de la iniciativa en debate, aunque ya lo hicieron el señor Presidente de la Comisión y quienes han intervenido en el debate. A mi juicio, la ley Nº 19.325 -que fue buena- constituyó un primer paso en el intento de resolver el problema; pero, sin duda, fue tímido, pues no llegó al fondo de la cuestión como para producir el profundo cambio de tipo cultural requerido para poner atajo a un mal de la sociedad que ha estado oculto por mucho tiempo.
En mi concepto, el proyecto que hoy aprobaremos va en ese camino. Tengo la confianza y la esperanza de que así será. Porque además se advierte una voluntad de la sociedad en su conjunto y de sus instituciones por tratar de impedir, con carácter prioritario, que en nuestro país exista la violencia intrafamiliar.
Es efectivo que en la iniciativa se ha simbolizado más que nada la violencia ejercida sobre la mujer, pero también lo es que aquélla tiene mayor amplitud, pues persigue evitar la violencia al interior de la familia, entendida ésta en el concepto más amplio que se puede dar. Aquí no se excluye a ninguna posible víctima de violencia intrafamiliar, sea contra el hijo propio o adoptado, el conviviente, el adulto mayor, la mujer legítima o ilegítima. En cualquier circunstancia, es el grupo familiar el que pasa a ser protegido por la legislación.
Sin embargo, el proyecto en debate debe agregarse a la normativa jurídica global que hemos ido creando. Tal vez, podría haber tenido sólo carácter declarativo de no regir ya la ley que crea los tribunales de familia, y que empieza a aplicarse el 1 de octubre próximo. Asimismo, no podría haber una eficiente justicia para sancionar delitos de violencia intrafamiliar de no contar con la reforma procesal penal, sin perjuicio de reconocer la necesidad -según la petición de ciertas señoras Diputadas- de una mayor especialización en el nuevo procedimiento procesal penal respecto de tal tipo de delitos.
La futura ley no habría tenido posibilidad de aplicarse en forma eficiente conforme al sistema procesal penal antiguo, así como tampoco habría existido suficiente protección a la familia y a los menores de no haberse aprobado recientemente la normativa que modifica el Servicio Nacional de Menores, la cual dará un entorno de protección a los infantes, muchas veces desplazados de su familia y que al quedar excluidos de ésta terminan cayendo en situaciones irregulares. A ellos se debe amparar y evitarles la violencia que se genera dentro de la sociedad.
Igualmente, no podríamos contar con un sistema que funcionara bien -por eso creo en la importancia de la iniciativa en su conjunto- si el día de mañana no aprobásemos en el Senado el nuevo régimen de responsabilidad penal juvenil, que también tiene una filosofía distinta del actual sistema procesal penal para los jóvenes, pues se tiende más a la recuperación del imberbe y del niño que a la sanción, per se, que merezcan por el delito cometido.
Eso es lo que debemos destacar hoy, como asimismo la relevancia de la ley en proyecto, que constituye un logro determinante en el objetivo de poner término a un flagelo tan lacerante en la sociedad chilena como el maltrato familiar. Y, efectivamente, aunque es en la mujer en quien se simboliza con mayor fuerza tal hecho, son los miembros de la familia completa los que están sujetos a ese tipo de violencia.
El propósito antedicho se inserta en el conjunto del trabajo realizado por todos -¡todos, sin distinción!- en el país. Y nosotros siempre hemos buscado consensos y la unanimidad con los distintos sectores de pensamiento representados en el Parlamento, como también la colaboración de los entes especializados, para elaborar la mejor legislación, con la participación activa del Poder Ejecutivo : el Presidente de la República , la señora Ministra Directora del Servicio Nacional de la Mujer -presente en la Sala- y personeros de la Cartera de Justicia, entre otros. Me felicito de que el Senado se encuentre hoy analizando el informe de la Comisión Mixta sobre esta iniciativa. Y espero que lo apruebe por unanimidad, tal como lo hizo la Cámara de Diputados.
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